viernes, agosto 31, 2007

¡Ya empezamos!

Un quiosco estándar en Barcelona mide, a ojo de mal cubero, 4,70 m de ancho y 2,90 de profundo cuando está desplegado. Lo del cubero es porque lo he medido contando las baldosas de la acera. El espacio interior pierde unos 70 cm. cuando se cierran las puertas abatibles que sirven de exposición a los periódicos. Todo el morro frontal es una gran exposición de revistas escalonada que finaliza en el mostrador. Total: 120 cm. La parte posterior la ocupan 4 filas de estanterías para revistas y dos repisas, de 30 cm. de profundidad, para lo que haga que falta. En resumen, entre la repisa posterior y el mostrador quedan 70 cm mal contados para el trasiego del quiosquero. Si en alguna ocasión, Salva y yo hemos de cruzarnos, uno de los dos ha de salir al descansillo para cederle el paso al otro, so pena de que nos quedemos atascados. La maravilla queda culminada por dos mordiscos laterales, en la parte posterior, de 60 X 80 cm. No sabemos si por ingenio del diseñador o por ingenio de las normas municipales. En el suelo, el mostrador retrocede 20 cm, con lo que el parqué se amplía. Debajo del mostrador y el gran expositor quedan un par de huecos que utilizamos para almacenar los paquetes de devolución, las revistas que estás por devolver y, en mi caso, las revistas mensuales que vienen con cartón y las infantiles. Estas dos últimas, suponiendo que el cartón no mida más de 50 cm. de altura porque los editores parece que han calculado que la altura idónea del cartón debe ser de 1 o 2 centímetros más.

Reviso el interior de mi quiosco.
Mostrador de izquierda a derecha. Máquina de tabaco, nevera minibar, loto rápid, chicle, maní, caramelo, un espacio libre de 40 cm para tener algún sitio donde dejar algún papel, puerta, teclado del ordenador, zapatófono de una compañía, mando a distancia de la máquina del tabaco, zapatófono de otra compañía, monitor de 14”, monstruito máquina loto Catalunya y minitorre del ordenado ¡Fiuuuu!
Bujeros bajo mostrador. Zona inaccesible (la que corresponde a los mordiscos laterales posteriores): Cubo para fregar o mear en caso de extrema necesidad, zafa y balletas de limpieza, botiquín, chubasqueros para cuando llueve, matabichos y cables, cables, cables…( ADSL, radio loto Catalunya, impresora, impresora de tiques, zapatófonos…). Zona accesible: Cajas para revistas caducadas y revistas encartonadas, además de otra caja para reservas que nunca me vendrán a recoger)
Repisas y otros huecos aprovechables: Revistas voluminosas que no caben en ningún expositor, promociones de los periódicos y otras fruslerían que no sé donde meter.
Altillos: Cartones, cartones, cartones… más cartones.

O séase, disponemos de un espacio de 300 X 90 cm2 = 2,7 m2 para movernos y acumular el resto de trastos sin ubicación determinada.

La cartoná ha empezado fuerte este año: 59 colecciones en 2 semanas. Y Vanguardia y Periódico lanzan sendas promociones: Vajilla de Vilguá la Vanguardia y Batería de cocina el Periódico. La Vanguardia hizo el reparto de platos el jueves (¡pobres! se las han de quitar de encima porque ocupan mucho espacio). El Periódico repartió el viernes. 8 cajas de 45X45X45 y 2 de 60X80X20 (más o menos)… para vender el domingo. Esto ya se parece a un Todo a 100. Y lo peor es que en ambas promociones me van a faltar unidades y mucha gente acabará cabreada.

Nosotros invertimos 21500€ en el almamóvil (bueno, el almamóvil lo compró Quiosquera que, en definitiva, es quien nos mantiene) y gran parte de la mercancía se pasea ufana por Barcelona pero ¿cómo se las arregla el quiosquero que no tenga un espacio adicional cercano? A mí no me salen los números.

Con el tiempo uno va ganando en experiencia, a la cartoná me refiero, y cada año hace inventos nuevos. Una de las innovaciones de la temporada ha consistido en separar del cartón lo que lleva pegado (minúsculo en relación al soporte) y así obtener una mejor estiba. Concretamente, a la colección Cantinflas le he sacado las películas, he puesto una fotocopia en su lugar para colocar en la calle y, tanto películas como cartones, ocupan el espacio justo. Claro que el quiosco es una especie de auto servicio. La gente “remena”, coge lo que le interesa y luego te dice:
- ¿Me podría quitar el cartón? No lo necesito.
- Yo tampoco –pienso.
- ¿Me daría una bolsa?

Ayer un cliente me entregó un cartón. Precisamente el de Cantinflas, el de la fotocopia.
- Póngame este. Y le quita el cartón.
Ni corto ni perezoso agarré el cartón, arranqué el fascículo y se lo di al cliente.
- Cuatro noventa y cinco.
- ¡Oiga que aquí no hay película!
- ¡Coño, es verdad! Como me lo ha dado tan convencido…
Volví a coger el cartón, le pegué nuevamente el fascículo y se lo di al individuo.
- Haga el favor de ponerlo donde estaba mientras yo busco las películas.

Lo puso… Y hasta me parece que se fue cabreado. Pero éste no coge un cartón de la pared de enfrente en su vida.

jueves, agosto 30, 2007

Quiosquera y el humor

Los tópicos sólo son eso: tópicos. Pero todo el mundo da por supuesto que un andaluz ha de ser simpático y que en Galicia llueve siempre. Pero cuando el río suena… No es lo mismo que un gaditano te diga “Pisha, me cago en tu puta madre” que “La mara que’t va parí” en boca de un catalán. Del gaditano no se sabe si lo dice en serio o en broma y del catalán, aunque lo diga sonriendo, suena duro. Y es que la simpatía se aprende.

En Andalucía, desde muy pequeños, escuchamos a menudo lo que llamamos los golpes o caías de la gente, esto es, la frase (simpática) justa en el momento oportuno. Y de tanto oír las memorizamos y aprendemos a utilizarlas. No sólo eso. Llegamos a desarrollar el ingenio para inventar caías nuevas.

Cuando conocí a Quiosquera, me pareció una chica agradable, educada, cultita para los tiempos que corrían, sensata, inteligente, lista… Me enamoré de su cabeza. Por supuesto, también de su culo. Con el tiempo fui descubriendo que, además, tenía carácter, no se fiaba ni de su padre y podía ser francamente desagradable si se le ahumaba el pan. Luego todo quedaba en agua de borrajas.
Pero Quiosquera es como el buen vino: mejora con la edad. Ahora empieza a entender si hablo en broma o en serio, sabe sacarle punta a las cosas que nos ocurren y tiene caías. Por eso no me ha sorprendido la gracia de su post “Si La Vanguardia pudiera hablar”. Catalana por varios costados, acabó de educarse en salero en el rinconcillo andaluz que le monto en la cocina, la habitación o el comedor cuando vuelvo del trabajo. En nuestra casa son frecuentes esperpentos como el que relato.

Un día cualquiera. A las siete de la mañana el despertador hace su segunda llamada. Salva abre hoy y no tengo excesiva prisa. Unos toquecitos a Quiosquera para que no se duerma (al fin y al cabo es la que trae a casa las habichuelas) y me doy media vuelta en la cama. Me despierto cuando ella se sienta en el borde y empieza a vestirse. Ataco por el flaco derecho.
- Te tengo dicho que a esta hora no me apetece que me toques las tetas –dice mientras me suelta un sopapo en la mano libidinosa.

Mientras emprendo una humillante retirada, la mano izquierda ataca por el otro flanco. Ahora no hay sopapo pero Quiosquera da un salto y sigue vistiéndose de pie. Cuando abandona la habitación oteo sus pertenencias. El reloj de pulsera descansa sobre la mesita de noche y lo pongo bajo su almohada.
Vuelve con prisas. He empezado a vestirme. Mira en la mesita, rebusca en los cajones y acaba trasteando entre las sábanas.
- ¿Qué coño haces que no me dejas dormir?
- Estoy buscando el reloj.
- ¿Has mirado bajo la almohada?
- ¿Por qué me haces esto? –dice entre enfadada y dolida.
- Como no me dejas que te toque las tetas te tendré que tocar los güevos, ¿no?
- La madre que te…

En otros tiempos se hubiera ido cabreada. Ahora, cambia el humor, se ríe y sale cagando leches.

miércoles, agosto 29, 2007

HOUSE: El tauró, Dalí y el sexo

En mi época de universitario llevé una vida bastante normalizada. Cenaba temprano y siempre encontraba un amigo para compartir entrada en la sesión de 9 a 11 (siendo socio del SEU, con un boleto teníamos derecho a ver la película dos estudiantes). Un cafetito después del cine y cada uno a su casa. Yo empezaba la jornada de estudio. Cuando me cansaba, que solía suceder pronto, me ponía a leer. Total que apagaba la luz entre las 6 y las 7 de la mañana.
Al incorporarme al mundo laboral, hube de cambiar de costumbres. Lo de dormir lo llevaba mal por no estar habituado a hacerlo de noche. Recurrí a los barbitúricos. Hasta que descubrí a José María García. Tenía entonces un programita de media hora en la Cadena Ser. Suficiente para quedarme roque. Pero en 1982 el reportero pasó a Antena 3 y, por entonces, yo no disponía de FM. Tuve que volver a la química para conciliar el sueño. Y un buen día Quiosquera decidió que poníamos una tele en el dormitorio. Medicina santa: muy rara vez tengo problemas para dormir. Bueno, sí, los martes. Dalr me descubrió a House y ahora los martes lucho para poder acabar el episodio. House es el tipo de malafollá simpático, valga la paradoja, que a mí me gusta.

El House de mi quiosco no tiene nada que ver con el de la tele. Mucho más modesto (¿?) pero es un simpático malafollá.

Viernes, 24.
La cartoná ha empezado fuerte. En 5 días tengo en el quiosco 32 títulos diferentes luchando entre sí por hacerse con un espacio. Salva está haciendo una semana de vacaciones y, para evitar fundirme, cierro a las 3. Apenas tengo tiempo para colocar los cartones y preparar las devoluciones; a mansalva para no ahogarme. En medio del quiosco dos enormes cajas, ataúdes parecen, con las últimas colecciones de Distribarna. Llamo a Quiosquera.
- Hoy no cerramos por la tarde. Cuando salgas del trabajo te vienes a echarme una mano.

Aparece sobre las tres y media y se pasa por Can Superwaiter a buscarme un bocadillo. A esa hora tengo el estómago en los talones y ataco con fruición. No me he tragado el primer bocado cuando aparece House. Alto, voluminoso, semicalvo y con melena. No lleva bastón.
La conversación se produce en catalán pero, para evitar el karaoke, transcribo a mi manera.
- El Periodic en castellá. Parlo normalmente en catalá pero prefiero leer en castellá. ¡Homa! Y Discovery Salut. Señora –se dirige a Quiosquera-, la mayoría de las cosas que cuentan estas revistas no son verdad pero, justamente esta, es aceptable en un 20%. Yo soy metcha, medicina interna, y de esto entiendo bastante.

Hojea El Periódico.
- ¡Mire estos socialistas! No tenían bastante con el tauró y ahora se inventan lo de la raya manta. Claro, en Tarragona gobernaba Convergencia y ahora estos necesitan notoriedad. Lo del tauró es de tebeo. Y dice la ministra que vienen por la calidad de nuestras aguas. ¡La muy imbécil! Que espante ahora a los turistas porque en España hay tiburones. Somos el cachondeo del mundo. ¿Ha visto usted como lo sacaban del agua y lo trasladaban? Tinc sixanta cuatra años y trabajé con Custó y mi admirado Rodríguez de la Fuente porque, además de médico, también soy licenciado en Biología Marina. Nada de esa merda de Ciencias del Mar que se han inventado ara y que sólo vale para cuidar peceras. Cuando van a atrapar al animal avisan a la Cruz Roja. Yo soy un jefe de la Cruz Roja. Mire la placa. Bueno, esta es de otra cosa pero vea esta… esta. Y la Cruz Roja está para decir “No se bañen ahora que hay tiburones”. Pero ¿vio al chico que le pasaba el brazo al tauró por el morro? ¡Claro que no es peligroso! Pero el animal té pó (está asustado) y si te agafa el brazo te lo arranca.

Miro de reojo el bocata que se va enfriando y, con mala leche, a House. Prosigue.
- Y el traslado es de coña. Dicen que se les ha muerto. ¿Cómo coño -en español en el original- no se va a morir. El tauró no tiene branquias y para respirar necesita nadar sin parar para que el agua le pase y pueda obtener oxígeno. Lo meten en una piscina donde no puede nadar y se lo traen a Barcelona. Al acuario… En el camino se asfixia. Normal… A nadie se le ocurre levantar el teléfono y llamarme. Yo sí sé lo que hay que hacer.

Un cliente nos interrumpe. Hace un amago de marcharse y empiezo a alargar la mano hacia el bocadillo.
- Como no saben, tampoco se les ocurre preguntar –es Quiosquera que le da cuerda.
- Mire, señora. Yo estoy mol agrait al Francu. ¡Era llest el cabró! Se inventó el acceso a la Universitat a los mayores de 25 años. Que no lo hizo por mí ni por ningún pobre, que conste. Lo hizo para que los de la Brigada Social entrasen en la Universitat para vigilar, porque al dictador no le interesa que el pueblo tenga cultura. Le interesa que no piense: fútbol y prostitución. Sólo se puede pecar de cintura para abajo. Pero esa ley me abrió las puertas. Tenía 29 años y me presenté. Hice un examen brillante pero cuando salieron las listas de admitidos yo no estaba. Me fui a secretaría para preguntar qué pasaba. “Usted no tiene quien lo avale”, me dijeron. Y yo le respondí: “Mi aval son las 36 asignaturas que tengo que superar y este examen”

Extiende la palma de la mano derecha para que lo comprobemos.
- “Chico, me dijo, sin alguien que te apadrine es imposible que entres”. Me fui a hablar con el rector. Que luego estuvo conmigo en la autopsia del Puch Antic. Don Fulano me confirmó que sin padrino no tenía nada que hacer. Pues me fui a Port Lligat a ver al Dalí y me recibió. Molt intelillent el tiu. Cuando le conté mis cuitas levantó el teléfono y marcó un número: “Fulano, dentro de hora y micha te quiero aquí”. Y el rector perdió el culo por ir.

Se toma un respiro mientras mete en la cartera de mano El Periódico y el Discovery.
- Cuando llegó, el Dalí le dice: “Yo apadrino a este chico que quiere ser metcha”. Y Don Fulano se cuadró. “Muchacho no me has entendido. No hay ningún problema para que puedas estudiar”. Y sin bachiller ni nada me saqué Medicina. He pasado la tira de años trabajando en el Clínico en medicina interna y he visto de todo. Mire –y mira a derecha e izquierda-, los peruanos no son peligrosos porque tienen las mismas enfermedades que nosotros pero los africanos… Traen enfermedades que desconocemos y tenemos que empezar a estudiar otra vez. Y lo peor es que ellos suelen tener remedio porque su cuerpo está acostumbrado pero cuando la pilla uno de aquí… En fin, que vive uno más tiempo en el Clínico que en casa.
- Su señora estará contenta -interviene Quiosquera.
- No me he casado.
- No encontró su media naranja…
- Ni la he buscado, señora. A mí me va el cambio y eso que digo que la mejor lotería que le puede tocar a un hombre es una mujer que lo estime. Porque la mujer estima de cuello para arriba y el hombre de cintura para abajo.
- Si, ya… Dalr dice que lo de la monogamia es antinatural.
- Pues dígale que lleva toda la razón. La naturaleza nos ha hecho así y el macho tiene que descargar. Además, en familia uno acaba por caer en la rutina y como la mujer sólo tiene que ponerse así –hace ademán de tumbarse panza arriba-, el único que tiene desgaste es el hombre. ¿No ve usted qué pocos viudos hay?
- Hombre, eso era antes porque ahora… -Quiosquera entra reivindicativa.
- No va por ahí –le susurro.
- No, no, no… A la mujer se la foten y ya está. El que gasta energía es el tiu. Y luego ellas… que si les duele la cabeza, que si tienen muchas cosas por hacer… Lo mejor es una amiga. Te la fotes y cada uno a su casa. Las mejores son las divorciadas con hijos. De 40 a 45 años que ya vienen enseñadas; es una lata tener que enseñar a una tía a echar un polvo. “Me acabo de divorciar” No, nena. Llámame dentro de dos años. Las recién divorciadas no funcionan: todavía están pensando en los hijos y el marido. Pero al cabo de dos años… Ve, las viudas no sirven porque, por cabrón que haya sido el marido, lo tienen en un altar y parece que el muerto siempre está en medio. Divorciadas con hijos…

Quiosquera y yo nos miramos. El bocadillo sigue en el plato, más tieso que la mojama.
- Me dice un tío: “Doctor, es que no se m’ acheca”. Y le digo “¿Vusté estimaba a la seva dona cuando se casaron?”. “Claro, doctor. Tenía unas mamellas… (tetas) y un cul…”. Pues eso es lo que pasa ¿cómo coño quiere que se l’ acheque si las mamellas se le han descolgado? Una altra tía es lo que necesita.

Una racha de clientes viene en nuestra ayuda y House se despide. Son las 4 y 20, el bocata está como la suela de un zapato y se me han pasado las ganas de comer. Aún así me lo trago.
- Disculpi, señora. Con tanto charrar me he dejado aquí el Discovery.
- No señor, lo ha metido en la cartera –contesta Quiosquera con el “rabo de choto” (la coleta) levantado.
- No, no, señora. Miri, miri. Sólo está el diario.
Quiosquera mete la mano en la cartera y le hace la autopsia. Cuando la saca (la mano), empuña la revista… 45 minutos desaparecida.
- Perdoni. Estaba ya cuatro manzanas más arriba… Y la he buscado ¿eh?... Perdoni, perdoni…

Esta vez se va definitivamente.

martes, agosto 28, 2007

Si "La Vanguardia" pudiera hablar

El ciclo de la vida continúa. Hemos llegado a la luna, hemos inventado los ordenadores y, con ellos, la prensa digital. Hemos cambiado las lámparas de aceite por la luz eléctrica y un largo etcétera, pero hay cosas que jamás cambiarán.

Ésta ha sido mi reflexión tras venderle el pasado domingo, cinco Vanguardias a una señora.

Veréis:
Recuerdo que, cuando yo tenía 3 ó 4 añitos, en casa se compraba La Vanguardia todos los domingos. Mi casa era uno de tantos hogares humildes de la época y a mí, niña precoz, me dio por pensar en por qué sólo la comprábamos los domingos, si todos los días vendían periódicos.
Como nunca me podía estar callada, se lo pregunté a mi padre y él fue quien me hizo ver la luz. Me confesó que los periódicos eran caros y que, por lo tanto, nosotros no nos podíamos permitir comprarlo todos los días. También me dijo que por eso siempre escuchaba el Diario hablado por la radio (entendí por qué no podíamos gritar y jugar a los indios mi hermano y yo cuando él escuchaba el parte : estaba leyendo el periódico). Además, siguió, cuando ya lo hemos leído, como es el que lleva más hojas nos permite envolver los bocadillos de toda la semana y, el resto, son esos papelitos que hay colgados en el water. Quedé maravillada de lo que era capaz de dar de sí un periódico.

Sigo:
El domingo llega una señora y me pide 5 Vanguardias. Se las entrego y le pregunto si quiere que le haga factura.
La mujer me contesta:
c : gracias, señora, es Vd. muy amable pero no hace falta; son para casa
q: ¿las cinco?
c : sí
q : ¿quiere llevarse algún País ?
c : no, no, prefiero La Vanguardia que, hoy domingo, lleva más hojas
q : (con cara de boba) Ah,
c : verá, es que estoy criando 5 perritos y los estoy enseñando a hacer el pipí donde yo quiero.
q : Ah, ya
c : bueno pues, nada adiós y que pasen un buen día
q : adiós

Quiosquero y yo nos miramos y le dije: ¿lo ves? y encima hay quienes quieren hacernos creer que la prensa escrita tiene sus días contados... no le des más vueltas. Es el ciclo de la vida. Al final, todo acaba allí donde empezó.

Quiosquero me miró con ojos pícaros y me espetó: pobres perritos, no querrás que intente enseñarlos a mear sobre los bits.

domingo, agosto 26, 2007

De chorizos y pedigüeños

Ayer, sábado, nos levantamos con mal pie.
Salva está de vacaciones y hemos tenido que abrir nosotros los 7 días de la semana. Además, el tiempo está muy variable y los 18 cartones enormes que apoyamos sobre la pared del frente han tenido que ir saliendo y entrando del el quiosco a capricho de la lluvia. Bueno, cuando ellos entraban nosotros salíamos porque juntos era imposible. La convivencia no resulta satisfactoria cuando falta el espacio y, no sé por qué, pero ellos (los cartones) siempre ganan la partida. Cuando te caen desde el altillo (bien sea en la cabeza o la espalda) puedes apreciar en lo que vale la venganza de la cartoné. Si a todo lo expuesto sumamos que ya se me acabaron las vacaciones y que, al salir del curro a las 15 h. todos los días compraba un par de bocadillos por el camino y “comíamos” Quiosquero y yo juntitos, pero de pie en el quiosco, podréis imaginaros de qué talante me pude levantar.
Al llegar ¡sorpresa! Nos habían robado. El repartidor había pasado de madrugada dejando los paquetes en el portal que hay delante. Algún piii ... se había llevado varios periódicos y revistas, además de un CD de carreras de motos, etc. Lo que quedaba estaba esparcido por la acera y los albaranes iban y venían a su aire por la calzada. Quiosquero y yo dijimos: para empezar el día, no está mal; esto promete.
A media mañana, cuando caía un euro en el cajón se estrellaba. Cariño, me dice Quiosquero, hoy no sacamos ni para pagar la luz que estamos gastando. Dicho esto, se acerca un joven de unos 30 y tantos años desmelenado, con barbas, bastante mal vestido (pero no con aspecto de indigente) y me suelta::

- “Señora, deme Vd. 1 €, que es lo que me falta para poder irme a casa. Es que llevo rato pidiendo y nadie me da”.
-Le contesto: pues chico, hoy no es tu día de suerte. Aquí tampoco te vamos a dar nada.
-Me insiste en que está cansado y ya tiene ganas de llegar a su casa.
- En ese momento ya me disparo:
- Mira ¿ves este a hombre? (Quiosquero) pues mírale bien las piernas y piensa que, si tú estás cansado, cómo estará él. Llevamos desde las 6 de la mañana de pie y , a esta hora, también estamos cansados, pero de TRABAJAR. Además, para poder darte 1 €, tenemos que vender cinco periódicos y, por si fuera poco, esta mañana nos han robado; así que no nos toques más las narices
- Da media vuelta y suelta un “Joooderrrr...”. Entonces, como si me hubieran apretado un resorte, salgo del quiosco brazos en jarras y le grito ¿Joder, QUÉ? ¿Pasa algo? (todavía no sé cómo me he puesto de esa manera. Soy una persona muy comedida, tanto en el lenguaje como en el tono en que hablo.
El muchacho me contesta : no, no, nada, yo lo decía por lo poco que se ganan, jolín, bueno pues... nada que tengan un buen día, lo siento adiós amigos, adiós.
Quiosquero y yo nos echamos a reir y me dice: yo iba a intervenir pero tal como te he visto, he pensado que te las arreglabas bien tú solita.
-

miércoles, agosto 22, 2007

Revistas con regalo

Recién llegado de vacaciones vi un reportaje en televisión sobre los regalos que acompañan a las revistas mensuales. Había de todo; desde la señora que odia el regalito hasta la que la revista le importa un pimiento, pasando por aquellas que se hacen el ajuar a golpe de revistas mensuales. El reportero insistía en que, la mayoría de veces, el valor del regalo supera el precio de la revista. La directora de nosequé de Cosmopolitan explica la jugada: la pasta la sacan los editores con la publicidad y ésta se paga en función de la tirada, que no de la venta.
- La cuestión es mantener la tirada. Si hace falta hasta podemos regalar con la revista un novio en polvo.
Que digo yo: si le echan el polvo el la revista ¿para qué quieren el novio?

Zapatillas, bikinis, camisetas, gafas, botes de detergente, caldo de pollo… En una revista mensual cabe casi todo. Y los números no me salen:
· El regalo vale más que la revista
· De la revista vivimos unos cuantos
· Las empresas editoras ganan dinero
· Las distribuidoras, los repartidores y los quiosqueros, también
· Un buen porcentaje de revistas no se venden
· El pagano (anunciante) lo hace por tirada, independientemente de que la revista se venda o no
· El pagano recupera la inversión en la venta de su producto
Luego…
· El que compra el producto anunciado es el que carga con todos los gastos

¿Somos imbéciles los consumidores?
Rotundamente, sí.

Hay que reconocer, sin embargo, que muchas veces una revista mensual nos puede sacar de un apuro.

A primeros de julio se acercó una señora al quiosco.
- ¿Tiene alguna revista que regale bikinis?
- Ragazza
Me quedaban dos: bikini negro y bikini naranja.
- Verá, es que voy a tomar un rato el sol y a lo mejor me apetece darme un remojón.
- …
- ¿Cuál cree que me quedará mejor?
La miré como si fuera un experto y pensé en preguntarle si era rubia o morena de bajos pero no me atreví.
- Yo diría que le va a sentar mejor el naranja pero mi mujer se llevaría el negro.
- ¿Por qué?
- Porque cuando se moje es probable que se transparente la melena.
- ¡Claro! Es usted un encanto. Si todos los hombres fueran iguales…

Que le pregunte a Quiosquera…
Se llevó el negro.

domingo, agosto 19, 2007

Planeta DeAgostini

¡Se acabó lo que se daba! Hoy, domingo, debutamos tras las vacaciones. Ayer me pasé por el quiosco para recoger albaranes, facturas y otros documentos de la última quincena que habrá que revisar. Entre los papelajos había uno que me llamó la atención. Planeta DeAgostini ofrece novedades para la cartoná que se inicia el 20 de agosto.

Nos hemos quejado en muchas ocasiones de la “dichosa hojita de suscripción” que acompaña los primeros números de las colecciones. Nos hemos quejado de ser los mamporreros de las editoriales haciendo el trabajo de lanzamiento de sus nuevos productos mientras que, a través de la hojita, ellas informan a los posibles clientes de las ventajas que obtendrán suscribiéndose directamente. Nos hemos quejado de que, al final, los quiosqueros quedamos como imbéciles.

Planeta DeAgostini anuncia un nuevo sistema: servicio de reserva garantizada a través del quiosco. Funciona, más o menos, así:
· El posible coleccionista hace la reserva en su quiosco favorito
· El quiosquero activa la reserva llamando a un número específico de teléfono y envía el cupón rellenado por el cliente.
· En el quiosco se reciben los ejemplares reservados con la etiqueta que identifica al cliente que los reservó.
· Las reservas se pueden cancelar en cualquier momento.
· El quiosquero puede devolver las reservas no recogidas por su cliente.

No tenemos ni idea del nivel de éxito o fracaso del nuevo sistema, pero podemos asegurar que las colecciones que lance Planeta DeAgostini en la inminente cartoná van a gozar de un lugar privilegiado en la exposición de este quiosco.

jueves, agosto 09, 2007

Almería: publicidad y quioscos

Las vacaciones son como el dinero: se pueden gastar, invertir e, incluso, ahorrar. Ahorrar las vacaciones es una tontería porque ni producen intereses ni se pueden acumular; una vez ha pasado el año, Hacienda (empresario) las expropia. Quiosquera y yo tenemos por costumbre invertirlas. En salud física y mental (descanso, cambio de costumbres, desconexión), en cultura (lectura y viajes) y en afectividad (familia y amigos). Este año, sin embargo, yo simplemente las estoy gastando. Aunque Salva está a punto de obtener la licenciatura, todavía tengo que resolverle determinados temas desde la distancia Y descubrir gazapos en facturas y albaranes atrasados. Y planificar la próxima temporada para que, al menos, se mantenga el índice de "beneficios".

En Aguadulce el calor aprieta y ahoga y, casi cada día, nos acercamos a Almería. No es que allí no haga calor pero durante los veinte minutos que empleamos en el desplazamiento vamos fresquitos con el aire acondicionado a tope. Paseamos un rato por la ciudad y volvemos. En estos paseos vamos observando cómo proliferan los quioscos del tipo Kioskator y nos paramos a examinar su distribución y a envidiar al colega de turno detrás de su mostrador acristalado para que no se desperdicie ni una gota de aire fresco. Y admirar a los clientes que utilizan el self service y, en rigurosa cola, se acercan a la ventanilla a pagar sus compras.

Anteayer, Quiosquera se enrolló con una joven quiosquera, M.J., que nos estuvo explicando, por encima, el modo de funcionamiento en cuanto a publicidad y trato con las distribuidoras.

En Almería hay dos distribuidoras: Distribuidora almeriense (o algo parecido) que sirve los periódicos y SGEL (vieja conocida) que se encarga de las revistas. Hay problemillas en las facturas:
- SGEL, seguro –aventuré.
- ¡Qué va! SGEL funciona de maravilla. Es raro que alguna de sus facturas dé problemas. Y cuando se producen nos acercamos a sus oficinas y, la mayoría de las veces, se resuelven a satisfacción.
- ¿Cobran mucho de portes?
- ¿Portes? Que yo sepa no se paga nada (M.J. es empleada).
- Lo que tiene que ser un cacao es guardar los paquetes de devolución hasta el día que pasan a recogerlos.
- ¡En absoluto! Cada noche dejamos en el buzón los periódicos que nos han sobrado y, cuando llega el repartidor por la mañana, recoge su paquete y nos deja los diarios nuevos.
- ¿Todos los días?
- Todos los días, incluso fines de semana y festivos. Y las revistas las entregan a quiosco abierto. El repartidor me da sus paquetes y retira los que hemos preparado para devolver.
- ¿Todos los días?
- No. Los festivos, como no reparten, tampoco retiran.
- ¿Pagan bien la publicidad?
- Me parece que son 200 € al mes…
Un intermedio, pensé, entre lo que paga CEMUSA y JCDECAUX en Barcelona.
- … por cartel.
- ¡Coño! –se me escapó-. Todo esto lo gestionáis a través de la asociación ¿no?
- Aquí no hay ninguna asociación. Vamos por libre.

Hablamos de más cosas: de la cartoná, de la venta de diarios, de la educación de los clientes, de porcentajes… No nos pudo contestar a todo porque muchas cosas no pasaban por sus manos, pero empezamos a hacernos una idea de los quioscos almerienses. Como resulta, además, que M.J. cumplía años aquel día, Quiosquera se acercó al almacén ambulante y le regalamos "Pies para quiosquero".

De vuelta a Aguadulce íbamos comentando la jugada. ¡No podía ser! Es imposible que en Almería se pague la publicidad mejor (qué digo, mejor; muchísimo mejor) que en Barcelona. Invadí el ordenador de mi hermana y recurrí a mi amigo Google. No encontré referencias a la Asociación de Vendedores de Prensa de Almería. Sólo una nota que indicaba que había sido absorbida por la de Granada.

Volvimos al día siguiente y mantuvimos una larga conversación con el dueño de Kioskator. Resumimos.

Publicidad
· Los quioscos de Almería tienen entre 6 y 8 Mupis. El modelo actual consta de 3 Mupis traseros, 2 en un lado y 1 en el otro. El espacio que sobra en este último lado está ocupado por el buzón.
· Cada Mupi se paga a 200 € mes, independientemente de la ubicación del quiosco. La empresa de publicidad pasa religiosamente por el quiosco cada mes a pagar.
· La contratación de la publicidad se ha hecho en trato directo entre el quiosquero y la empresa intermediaria. Los quiosqueros llegaron a este acuerdo sin intervención de asociación alguna.

Distribuidoras
· Hay 2. Una para diarios y otra para revistas.
· Se pagan portes.
· Las diferencias de género se resuelven por teléfono o en trato directo, nunca a través del repartidor.
· Las distribuidoras tantean a los quiosqueros. De vez en cuando, con testigos, sirven género de más. Quien devuelve el género sobrante goza de credibilidad en sus reclamaciones y no suele tener problemas.
· Los diarios tienen un descuento del 20%; las revistas, del 25%. Hay revistas con descuento del 30% pero no supieron aclararme si sólo se trataba de las infantiles o había otras.

Asociación de vendedores
· Fenecida por incompetencia.

Canón del ayuntamiento
· 1.800 € anuales en un solo pago (Kioskator, ubicado en la calle principal de la ciudad) frente a los 2.940 que se pagan en Barcelona (calles secundarias).

CONCLUSIONES

Publicidad
En Barcelona hay tres empresas que proporcionan publicidad a los quioscos:
· CEMUSA. Sobre los 100 € mensuales.
· SOPORTES URBANOS. Sobre los 400 € mensuales.
· FERCACOMPEN. Sobre los 550 € mensuales.
Antes de levantar la persiana, un quiosco de Almería con 6 Mupis (lo normal) habrá ingresado 811 € mensuales (650 de publicidad y 161 de canón) más que el quiosco mejor pagado de Barcelona.

Portes
· En Barcelona nos sirven género 5 distribuidoras. Redondeando, se traduce en un cargo de 100 € semanales en "servicios auxiliares".
· En Almería, por el mismo servicio, se pagarían 40 €.
· En un mes, un quiosco en Almería tiene 260,4 € menos de gastos en portes que uno de Barcelona.

Sólo en Publicidad y Portes, los quioscos de Almería sacan una ventaja de 1.071,4 €/mes a los de Barcelona, que se irían a 1.521 € si el quiosco barcelonés tiene la publicidad con Cemusa. Y sin asociaciones…

Cataluña se ha considerado siempre como el motor de la economía española y Barcelona su cabeza de puente. La esposa de un altísimo cargo de la Generalitat de Catalunya dijo en una ocasión que no tenía previsto pasar sus vacaciones en Andalucía porque no le seducía visitar el tercer mundo. Parece que están cambiando las tornas. A menos que el señorito andaluz haya cambiado el cortijo por quioscos y los quiosqueros barceloneses seamos subsaharianos.

viernes, agosto 03, 2007

Cerrado por vacaciones

Pues eso. Que este blog estará de vacaciones hasta finales de agosto, en que despertará para sucumbir a la pesadilla de una nueva cartoná. Nos vemos.

Los quiosqueros