viernes, mayo 30, 2008

¿Tú habla chino?

En mi visita a Pequín comprobé que en muchos lugares las indicaciones estaban en chino y en pinyin y entendí por qué. Intentar moverse por China descifrando palabras requiere una memoria fotográfica, y eso sólo está al alcance de unos pocos privilegiados (chinos aparte). El pinyin es un intento de humanizar el chino representando los sonidos con letras legibles para los occidentales. He explicado en alguna ocasión que un par de jeroglíficos (Ciudad del Norte) se traducen como Beijing y se pronuncian Peichín.

Como es natural, durante mi estancia, apenas aprendí un par de palabras pero les he sacado rendimiento. Años después de mi visita, comía con unos compañeros de trabajo cuando una chinita entró en el restaurante. Vendía radios y otros productos electrónicos. Se empeñó en colocarle una calculadora a mi jefe pero no llegaban a un acuerdo: ella pedía 10€ y él sólo ofrecía 5.
Lo intentó conmigo
- Te compraría una radio pero no entiendo chino.
- No chino, radio habla español.
- A mí no me líes. Yo he viajado mucho y las radios de cada país transmiten en el idioma del país.
Se alejó enfadada.
- Ni jao –le dije a modo de despedida-
Se volvió en redondo.
- ¿Tú habla chino?
Mi jefe compró la calculadora por 6€.

Pero hoy me ha fallado el sistema. La china que me ha abordado creo que no sabía pinyín y no entendí los gestos que me hacía apoyando sus palabras en español. Creo que gesticulaba en chino tradicional.
- ¿Tiene fobia?
- Sí, a las distribuidoras, a algunos clientes, a mí mismo…
- No, no. Fobia…
Y extendía la palma de la mano como si planchase una sábana.
- ¡Faltaría más! Soy un enamorado de la cama y el sofá.
- Fo…to…fobia
- Tampoco. Llevo gafas que se oscurecen con la luz.
Empezó a ponerse nerviosa. Se descalzó la mochila, rebuscó en el interior y empezó a pasar un folio de izquierda a derecha.
- ¿Fotocopia?
- Síiii. Fotocobia.
- Siguiente esquina a la izquierda.

Me molesta reconocer que hay un idioma con el que tengo dificultades.

PD. Suspendo la serie “Marina Press y …”. Me han llamado esta tarde para concederme la entrevista solicitada.

jueves, mayo 29, 2008

Marina Press y la gramática

Esta semana debería estar contento y no lo estoy. Debería estar contento porque hemos tenido cosas positivas: profesionales y particulares.

La primera se produjo el domingo. Tengo un cliente que hace tres colecciones, a saber, Relojes de cuerda y plata, Érase la música y Magic English. Mi cliente viaja constantemente y cada vez que se pasa por el quiosco se va cargadito. Es fiel; hasta ahora no me ha fallado nunca pero siempre que me llega un relojito echo un vistazo a la lista de apartados y se me ponen los pelos de punta: como un día le dé un telele tengo cubiertos los regalos para el resto de mis días. El domingo pasó cuando ya estábamos cerrando, bueno, cuando Dalr estaba cerrando. En ese momento yo contemplaba como Alonso intentaba un adelantamiento imposible y daba al traste con sus ilusiones de hacer una buena carrera en Mónaco.
- ¿Dónde tienes los relojes? –Dalr al teléfono-.
- Tranquilo, no te pongas nervioso –puse la neurona en funcionamiento-. Ponte mirando la pantalla del ordenador. Fíjate hacia dónde apuntan los dedos de tus pies y sigue la flecha. Hay una caja y dos bolsas.
- Lo tengo.
- Trescientos cincuenta y tantos... –respiré aliviado.

La segunda fue el lunes. Otro de mis clientes colecciona Waterloo (piedresita a piedresita) y estamos teniendo mala suerte. Me han cortado la colección tres veces y cada una ha sido una odisea para repescar los números atrasados. Del último corte tenía pendientes los números 107, 109 y 110. Y el cliente estaba nervioso. Dos veces por semana mantenemos la misma conversación.
- ¿Sabemos algo?
- No me han dicho ni mu.
- ¿Ya los va reclamando usted?
- Cada semana.
No es verdad. Aprovecho cuando tengo que hacer un pedido para recordarles que estoy a la espera de tres soldaditos pero esto no sucede cada semana; un par de veces al mes, sí.
- ¿Usted que haría?
- Hombre, hasta ahora, aunque sea con sufrimiento, los tenemos todos. Ahora que sólo faltan seis entregas no creo que nos dejen colgados. Además, en medio de la batalla no creo que se note la ausencia de unos cuantos soldados –esto último no lo dije, lo pensé-.
El lunes Salva me dio la noticia: han llegado. Misión cumplida y cliente contento. Tengo unas ganas de que Wellintong se decida a atacar de una puñetera vez...

Y el martes...
No me dormí. Quiosquera me tiró de la cama.
No olvidé cargar el teléfono. Quiosquera se encargó de recordármelo.
No se me pegó la lengua al cielo de la boca. Aproveché un descuido de Salva y robé un chicle en el quiosco.
La entrevista en “El matí a 4 bandes” no fue brillante. Tampoco lo esperaba. Pero creo que salí bien.
Utilicé de telonero a Artur Más ¡ahí es nada! Claro que me quedó un regustillo amargo: estos políticos aprovechan cualquier circunstancia para salir a la palestra; debió enterarse que participaba Quiosquero y aprovechó el tirón para chupar micro. En su favor he de decir que, durante el rato que lo escuché, estuvo muy atinado.
Lo que más ilusión me hizo fue cuando el director del programa leyó unas frases del blog y acabó hablando de “este quiosquero poeta”. No tiene mayor importancia que las frases leídas no fueran mías sino de Dalr pero ya se sabe “de tal astilla, tal palo”.

Y sin embargo llevo una semana de muy mala leche. Como decía mi amigo Andresillo el Huyo, los tengo chiquitillos y pegaíllos al culo, como los tigres. O sea, que para verlos me tengo que asomar. Esta semana no. Los tengo tan hinchados que parece que estoy con paperas. ¿El virus? Marina Press.
Días pasados afirmé que Marina Press no roba y, para demostrarlo, echaba mano al diccionario. Acudo de nuevo a la Real Academia y tomo la segunda acepción.
Robar: 2. tr. Tomar para sí lo ajeno

El 21 de mayo contabilizamos 733€ reclamados a Marina Press sin que hubiésemos recibido ninguna contestación por su parte. Una semana después hablo de MIL TRESCIENTOS SESENTA Y NUEVE EUROS CON TREINTA CÉNTIMOS. Admito que ha de haber errores por mi parte, admito que parte de lo que reclamo quizá ya me lo hayan abonado, admito que debo de estar equivocándome al hacer la devolución, admito que habrá productos que todavía no han vencido, admito todo lo que se puede admitir. Pero en esa suma está todo lo que he reclamado y no aparece en factura como pendiente.
Si a esto unimos que por dos veces he solicitado mediante fax que se me conceda una entrevista para tratar de estas y otras cosas y no he recibido contestación, he de deducir que algo oscuro hay en el tema. Quizá esperan que diga lo que no debo.
Pues vamos a decirlo.

Soy absolutamente lego en leyes y no sé qué se entiende por robar pero GRAMATICALMENTE, MARINA PRESS ME ROBA.

Volveré (General MacArthur, 1942).

martes, mayo 27, 2008

Tener fe

Tomaba café con Superwaiter cuando sonó el teléfono.
- Diga… No, no, creo que se confunde… No, señora, esto no es un centro religioso… No, yo soy ateo. De derechas pero ateo.

El súper colgó riéndose. A mi lado, una pareja de sudamericanos tomaba café flamenco (café olé que dicen los franceses) y sus correspondientes cruasanes. Él se arranco.
- Entonces usted no cree en Dios.
- Sólo creo en lo que veo.
- ¿No cree en el aire?
- El aire no lo veo pero lo percibo. Si no hay aire me asfixio.
- Tampoco cree en los sueños.
- Tengo mala memoria. Cuando despierto nunca sé si he soñado.
- Ni tiene fe.
- Tengo fe en mí mismo.

Lo estaba acosando. Decidí intervenir y recordé a Noah Gordon en el Rabino.
- ¿Usted –dije- cree que Dios todo lo puede?
- Por supuesto.
- Entonces, ¿Dios podría hacer una piedra tan pesada, tan pesada que ni Él mismo pudiera levantarla?
Dudó un instante.
- Está visto que ustedes no tienen fe.

Mojó el cruasán en el café con leche y se concentró en la faena.

lunes, mayo 26, 2008

Ràdio 4 / RNE


A pesar de los antecedentes profesionales soy un negado desde el punto de vista informático. Cuando en el año 83 aparecieron los PC, tomé la determinación de no entrar en el juego. Como decía Quiosquera, bien estaba pasar el día computando pero lo de computar de noche no me iba. La noche está hecha para dormir o irse de juerga pero con que trabajen los panaderos ya es suficiente.

¡Cuán equivocado estaba! Guillermito Puertas y su Windows han tomado a saco los hogares y hoy no se es nadie si no se dispone de una dirección de correo electrónico. ¡Qué digo una! Una persona de prestigio ha de disponer de varias. Como yo. Tengo cuatro direcciones legítimas y concubinas sin tasa. Un único problema. Como casi todo lo que recibo es ¿spam? (basura) paso días, semanas, a veces meses sin acceder a mi correo y, cuando accedo, se me bloquea el ordenador. De esa guisa he perdido oportunidades interesantes que me han llegado a través de mensajes que leí cuando ya estaban caducados.

El jueves llegué a casa tras una reunión agotadora (no me interesaba nada de lo que se estaba diciendo) y Quiosquera me esperaba limándose las uñas.
- ¿Qué horas son éstas?
- ¡Psee! –me acerqué a saludar-.
- ¡Has tomado algo!
- Vengo borracho, no te fastidia…
- ¿Desde cuándo no abres el correo?
- ¡Ya estamos! Añoro los viejos tiempos cuando un hombre llegaba a su casa y su mujer le llevaba las zapatillas y le encendía la pipa…
- Es que entonces había hombres –me cortó-. Has recibido un correo y lo he contestado por ti.
- ¿Rubia o morena?
- Ràdio 4, animal… Te lo he imprimido.

Radio… ¡Y a mí que me gusta un micrófono más que a un tonto un lápiz! Lo leí mientras le cambiaba el agua al canario. Era un invitación a participar en el programa “El matí a 4 bandes” de RADIO Nacional de España en Cataluña. Estaba fechado el 13 mayo, la invitación era para el jueves siguiente y el calendario marcaba 22. ¡Otra oportunidad perdida!

Sin embargo, esta tarde he recibido una llamada. Mañana a las 9:50 estaremos en el aire. Siempre que:
· No me quede dormido
· Me acuerde esta noche de cargar el móvil
· Llegado el momento no se me pegue la lengua al cielo de la boca

De todos modos, hacer el ridículo no se me da tan mal.

jueves, mayo 22, 2008

Míster Pedo

La primera vez que oí la palabra pedo debería tener 8 ó 10 años. Hasta entonces, y también ahora, digo “peo”. Pedo me parece una locución demasiado fina para un sonido tan basto. Aunque hay gente tan finolis que habla de “pederse”.

Viene la introducción a cuento porque los esbirros del Señor Conde acaban de distribuir unos vasitos, como de yogur, que denominan Mister Pedo. Hace acompañar el artefacto de la pregunta clave: ¿quién ha sido? Aunque el nombre que figura en el albarán es SLIMY, que será el nombre de un cuesco en búlgaro, digo yo. Después del éxito del Saka Moko, Marina Press continúa educando niños al precio de 2,95€. Por 500 pelas yo me como un plato de judías en Can Superwaiter y obtengo mejor efecto. Pero para un niño entiendo que sea más divertido soltar una ristra de slimys y que le rían la gracia, que dejarse ir uno natural y encima le llamen guarro.

Slimys artificiales nos hemos tirado todos los niños. Desde los primeros meses de vida en que nos animaban a hacer pedorretas hasta que, más polluditos, nos ensalivábamos los dedos índice y pulgar, metíamos la mano en hueco bajo el sobaco y presionábamos con el brazo hasta conseguir el efecto. Y era gratis.

Ardo en deseos de conocer la próxima marranada que nos ofrecerá Marina Press.

miércoles, mayo 21, 2008

¿Dónde se mete la pasta?

Para este quiosco abril fue un buen mes. Tres mil euros por encima de la media. Hay que contar que tuvimos Sant Jordi por medio pero mis ventas en libros apenas sumaron mil euros. Lo dicho: un buen mes. Los ahorros, sin embargo, están bajo mínimos. ¿Dónde está la pasta, pues?

La culpa es de Lupita y el gobierno. A Lupita se le ocurrió nacer a primeros de abril y el gobierno concede a los trabajadores una rescisión de contrato de 13 días. Total, que medio mes de abril lo pasé solo y he retrasado el cuadre de facturas. Intento recuperar el tiempo perdido.

He tildado muchas veces a SGEL como desastre. Parece que ha ido a Lourdes porque llevo un tiempo que casi todas las facturas me cuadran y, las que no, la mayoría de veces el error es de Salva o mío. Comprobable por aquello de los históricos en el ordenador. Aunque quizá la culpa de la mejora no se deba a la Virgen sino a Santa Susana. Puede ser.

A Sadibarna y Logística vamos a echarle de comer aparte. Otro día hablaremos de sus facturas. Me centro en Marina Press.

La factura de Marina Press es impecable: caracteres negros sobre fondo blanco, primera página con resumen de albaranes y devoluciones, detalle acumulado de publicaciones y desglose de entregas y retiradas de género. Aun así “cuadrar” una de sus facturas me lleva un montón de horas.
El cuadre de albaranes es fácil. Con el proyecto de factura sobre la pantalla del ordenador sólo hay que ir punteando cantidades. Los descuadres se deben a pequeños errores en las fechas de cargo o algún IVA o descuento que hemos introducido mal. El lío viene en las devoluciones.
De todos modos facturar 46 albaranes el 26/04 y 42 el 03/05 no es moco de pavo si tenemos en cuenta, además, que hay dos entregas diarias como máximo. Pero yo no soy nadie para decir cómo Marina Press ha de organizar sus albaranes. ¿A río revuelto ganancia de pecadores?

Vayamos con las devoluciones.
Para el fin de semana, viernes, sábado y domingo, Marina Press utiliza un solo albarán, que entrega el sábado. Cuando un quiosquero hace el paquete de sobrantes del viernes ha de apuntarlo en un papelillo y, el sábado, trasladarlo al impreso definitivo. Si se equivoca, cagada. Si se le olvida, cólico. ¿Por qué no lo entrega el viernes? O mejor, ¿por qué no hay un albarán para cada día? Como el Misterio de la Santísima Trinidad: tres devoluciones y un solo albarán.
Devolución de cartillas, cupones y vales. Marina Press nos entrega un albarán de devolución para el conjunto. En factura, sin embargo, apareces tres: uno para cartillas y cupones, otro para los vales de El País y otro para el resto de vales. Si el quiosquero rellena un único albarán (con el número asignado por el proveedor, además) ¿por qué tiene luego que andar sumando? ¿Por qué los vales de El País vienen con su IVA desglosado y los otros no? El mismo Misterio pero al revés: una sola devolución para tres albaranes.
Yo Dona es una revista de venta conjunta e inseparable con Mundo de Catalunya. Se recibe junto al diario y se devuelve junto al diario. ¿Por qué aparece su devolución por separado? Esto no es un Misterio, es Dogma de Fe: o te lo crees o te condenas.

Y luego vienen los cargos/abonos por falta de devolución de la promoción correspondiente. Llevo varias semanas, más o menos consecutivas, que no devuelvo ni un solo DVD CINE PUBLICO, ni PUBLICO TE CUENTA, ni GRANDES MAESTROS DE PUBLICO. Al menos es lo que dice la factura. Soy una mina de veintitantos euros semanales en Público.

En resumidas cuentas: en las últimas facturas tengo reclamados, en espera de vencimiento o en el limbo de los justos, la suma de 733€ (a vuelapluma). ¡Joder! Cuando llegue a casa tendré que hacer los números con calma porque con éstos me va a ser imposible dormir.

Pregunta. ¿Me roba Marina Press?
Robar: Quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno.

Por definición, Marina Press no me roba. Si tenemos en cuenta que para robar tiene que haber intención, tampoco me roba.
Simplemente hay desidia. A los que cuentan las devoluciones les importa un comino la situación de los quiosqueros. Aplican, supongo, la ley del mínimo esfuerzo y como consecuencia, el quiosquero se queda sin la pasta o le llega con retraso. En cualquier caso, el cabreo se mantiene álgido y la cuenta sonrojada.

viernes, mayo 16, 2008

Gracias, ELLE

A pesar de lo que se pueda traslucir de mis escritos, hubo un tiempo en que fui mucho más palurdo. Como decía mi padre, más del campo que San Isidro. Si a esto añadimos que en mi pueblo se cecea, todavía tengo dudas en si he de escribir con “s” o con “c” una determinada palabra.
Aterricé interno en un colegio de pago a los 12 años y la primera vez que me sacaron al encerado, Don Salvador Cánovas me preguntó por San Pablo.
- Zaulo era natural de Tarzo… -empecé-.
- ¡Majaero! ¿De dónde has salido tú?

Fue más grave la afirmación que hizo días después el actual alcalde de un prestigioso pueblo Mediterráneo, según la cual San Pedro murió de una “mala indigestión”. Claro, crucificado cabeza abajo, era normal que se le subiese el estómago y acabase con dificultades digestivas. Pero lo del futuro alcalde se arreglaba con estudio. Lo mío era mamado desde muy pequeño y de más complicada solución. Aun así, a base de insistir, algo me refiné aunque todavía, cuando me encuentro a gusto y en buena compañía, se me escapen las zetas.

Hoy ha llegado ELLE con un cesto de regalo. ELLE es una revista que odio, básicamente por su peso, pero con cesto añadido tiene una semana para abandonar el quiosco voluntariamente. En caso contrario, pasados diez días, será debidamente atada y empaquetada y devuelta al remitente. Así y todo le estoy agradecido por sus enseñanzas.

Acababa el repartidor de dejármelas esparcidas sobre el resto de revistas cuando ha llegado una clienta habitual, profesora de Lengua.
- ¡Uy! ¿Qué es eso que lleva la ELLE?
- Un cerete, señora.
Ha manoseado el utensilio.
- Hombre, una mierdecilla sí es pero cerete, cerete…

He quedado pensativo. Era obvio que la señora conocía la palabra pero no con el mismo significado que yo.
www.rae.es
cerete: agujero del culo (bien, en fino, ano de una persona)

En mi pueblo somos muy borricos pero eso de confundir el culo con las témporas…
Serete: sera pequeña
¡Ajá!

Gracias, ELLE.

jueves, mayo 15, 2008

El Tonto Marchena

Hace no demasiado tiempo cada pueblo tenía su tonto. El tonto de mi pueblo era Antoñico Pedro. Se contaban de él mil anécdotas, unas, supongo, reales y otras inventadas. Como la del camión.
Un camionero intentaba aparcar en La Placeta y Antoñico se ofreció a dirigirle la maniobra.
- Dale y curva; dale y curva.
- ¡Buuummm!
- ¡Párate que ya has chocado!

Años más tarde, ya en Barcelona, fui testigo de una maniobra similar. Un camionero intentaba desaparcar pero se lo impedía la circulación. El conserje de un edificio cercano le echó una mano.
- ¡Ahora! Tira, tira, tira…
- ¡Craaasssh!
- ¡Idiota! ¿Es que no has visto que sobresalía el retrovisor del de atrás? –concluyó el conserje.

Antoñico no era más tonto que los que presumimos de normales.

El tonto más célebre de los que he tenido noticia fue el Tonto Marchena. Nunca lo conocí pero debió ser muy, muy tonto porque, por gorda que fuese la tontería que yo hubiese hecho, mi madre sentenciaba: “Le pareces al tonto Marchena”.

Como casi siempre, mi madre tenía razón. Puede que haya quiosqueros tontos pero el tonto Marchena de los quiosqueros soy yo. Después de tres semanas de negociaciones con proveedores de atípicos y quiosqueros, había conseguido (con ayuda) seleccionar un proveedor y juntar un pequeño grupo que, a malas penas, cubriese los 400€ de pedido mínimo que nos exigían. Ayer preparé un pequeño resumen de precios para que el grupo los estudiase y pudiésemos hacer el pedido de lanzamiento. Con la propuesta que presentaba, los 41 cts que a mí me cuesta un paquete de Trident se quedaban en 35 y los 36 cts de un paquete de Orbit se quedaban en 32. Propuesta ventajosa.
Esta mañana me ha llamado una quiosquera amiga.
- Quiosquero, que el Orbit y el Trident a mí me salen más baratos.
- Mujer, si ayer comprobamos los precios…
- Sí pero es que a mí por cada 3 cajas de Orbit me regalan una y por cada 4 de Trident me regalan otra.
- Bueno, a mí me dan bolsas
- Y a mí también.

La conversación me ha sonado a la autopublicidad del Papus, aquella revista de humor de los años 70.
Los europeos llegaban a África a explotar a los negros.
- ¡Mira, negrito! Collares de vidrio.
- No, no. Me los dan los turistas.
- Medicinas para curar.
- Me las da el padresito blanco.
- Comida, comida.
- Me la da UNICEF.
- El Papus.
- ¡Aaaaaahhhh!
Y engañaban al negrito.

Pero yo no tengo un Papus que ofrecer a los quiosqueros, que, dicho sea de paso, se han buscado la vida por su cuenta. Y constato que he nacido en el tiempo equivocado y en el mundo equivocado. Desde que los gitanos se hicieron “gente de bien” (quiero decir, accedieron a un empleo estable y a una nómina), yo pensaba que no existía el chalaneo, excepción hecha de países del tercer mundo, pero en este oficio todavía existe y no estoy preparado para eso.

Ecce Marchenae Stultus.
PD. Me he puesto contento de golpe. ADI anuncia en su web la creación de una Central de Compras para atípicos.
¡Coño, a lo mejor soy menos inútil y tonto de lo que me creo!

miércoles, mayo 14, 2008

¡Seré inútil!

Cuando uno entra a trabajar en una empresa o inicia un oficio nuevo, llega con la ilusión de estar en condiciones de cambiar el mundo, llega con la creencia de que si las cosas van mal es porque los de antes no sabían. El tiempo nos va poniendo a cada uno en su sitio y acaba por enseñarnos que, si las cosas están como están, es porque no pueden estar de otra manera o no hay materia suficiente para que cambien.

He intentado, por activa, por pasiva y perifrástica, que las asociaciones se sentasen a fijar objetivos comunes que pudieran favorecer a sus afiliados: fracaso. He intentado desde el blog pulsar la opinión de los quiosqueros lectores buscando unificar criterios: fracaso. Mi último intento ha sido formar un grupete de quiosqueros para hacer una compra conjunta de chicles y otras chucherías.

El primer paso estaba claro: tocar a los proveedores para ver si entraban en el juego y en qué condiciones. Algunos compañeros me advirtieron de que no conseguiría nada. En efecto, los dos primeros proveedores a los que hice la propuesta me mandaron a donde pican las gallinas. Pero otros dos acudieron al trapo e hicieron sus ofertas. La que me pareció más asequible me aseguraba un rebaje en el precio de compra de unos 5 cts. por paquete de chicle. Sus condiciones: 1) Pedido conjunto 2) Entrega en un único punto de venta 3) Pedido mínimo de 400€ semanales. Hay otra oferta que mejora este precio pero con un pedido de 3000€.

Lo difícil estaba hecho. Ahora sólo faltaba el segundo paso: encontrar un grupito de quioscos cercanos que pudiera llegar a esta cantidad. ¡Si seré inútil que no he sido capaz de formarlo!

He aprendido una cosa: un mismo proveedor tiene precios diferentes para quioscos vecinos, precio que no tiene nada que ver con el consumo. He aprendido otra cosa: estamos como estamos porque somos como somos.

martes, mayo 13, 2008

Es... cossío

Promoción: Dícese, en el argot del quiosco, de todo libro, deuvedé, cedé o cualquier otro adminículo de venta conjunta e inseparable con un diario con el fin de aumentar las ventas (del diario).

Ayer, lunes, fue festivo en Barcelona. Aun así hubo reparto y recibí una remesa de putiferio. Un título me llamó la atención: Supercoños hinchados. Entendí que las protagonistas debían ser o haber sido quiosqueras dado que en esta profesión, la de vendedor de prensa, decimos que tenemos hinchadas las narices cuando, en realidad, lo que se nos hinchan son las partes llamadas nobles.

Ser tonto no es una vergüenza, a lo sumo, una desgracia. Lo que jode es que nos tomen por tontos. Y lo que jode mucho más, es que tomen por tontos a nuestros clientes.

Las promociones son un invento sin el cual los quiosqueros las íbamos a pasar más magras de lo que en realidad las estamos pasando. En algunos lugares, la promoción hace que se vendan más periódicos (Público no se vende ni regalado, pero los viernes, con película de regalo y a doble de precio, casi nos lo quitan de las manos); en otros, se venden los mismos diarios pero la promoción en sí ya supone una venta (Libro CD Ópera de La Vanguardia).

Podemos distinguir dos tipos de promociones: de cupón y de cartilla.

La promoción de cartilla tiene la siguiente mecánica: el domingo, junto al magazine, se compra la cartilla (2 o 2,20€) y de lunes a viernes salen los cuponcitos que se han de pegar en la cartilla (5€). Presentando la dicha en el quiosco, el quiosquero le entregará el adminículo al módico precio de 1 o 2€. Si el cliente es comprador habitual del diario promocionante, por un par de euros habrá obtenido su adminículo. Si el cliente sólo compra el diario por la promoción, estará haciendo el primo porque seguro que en los chinos lo encuentra más barato.

La promoción de cupón es más simple: el cliente compra el diario, el quiosquero le recorta un cacho de periódico y le vende la promoción. Teóricamente, y según reza en el cupón, habrá obtenido un descuento de cagarro. Estas promociones, en su mayoría, son un ¿timo?

Pongamos dos ejemplos.

Bichos.
En la cartoná de 2006 o en la cartonaílla de 2007, RBA lanzó su colección BICHOS. A 7,95 el bichejo, salvo los dos primeros, sensiblemente más baratos.
En febrero de 2008, La Vanguardia lanza su promoción BICHOS (supongo que para colocar los sobrantes de RBA) al precio de 7,95 más el euro del diario: 8,95 el bichejo, salvo el primero que costaba 1+1€. ¿Timo? En absoluto. ¿Tomadura de pelo? A todas luces.

Cossío.
Enciclopedia taurina de 30 tomos. Promoción de El Mundo de Catalunya. Precio: 12,90 + Diario del domingo = 14,80€. Mi cliente, el señor Al-Qantara, la hizo completa por la módica cantidad de 441€. Ahora, Planeta lanza su colección COSSÍO. Precio 12,99 el ejemplar, salvo los tres primeros volúmenes que, en conjunto, salen por 16,98. Total: 367,71. Y, si el cliente se suscribe, obtendrá un juego de cuchillos para cortar queso y un juego de maletas. ¿Cómo convenzo al señor Al-Qantara de que no ha sido víctima de un timo?

Lo dicho, no sé si los supermoños se han hinchado porque les ha picado un bicho o porque el Cossío les dio una corná.

lunes, mayo 12, 2008

¡Serán inútiles!




domingo, mayo 11, 2008

Las cuentas claras...

En todos los quioscos cuecen habas. Quiero decir que nuestras habas las vamos relatando en Pies para quiosquero mientras que otros colegas se las guardan en sus recuerdos. Hace un par de días comentaba con un quiosquera vecina nuestras vicisitudes.
- Hay clientes –me dice- que me animan a que escriba un libro.
- Pues lánzate. Nosotros vamos por el segundo.
- ¿Ah, sí? Te cuento y lo publicas.

“Hace un par de semanas me llegó un señor a que le mirase la Loto. Tenía 3,91 de premio y, mira por donde, me había quedado sin monedas de céntimo y dos céntimos. Le di 3,90.
- Falta uno –por el acento parecía alemán-.
- Es que no tengo monedas de céntimo.
- Falta uno.
- Si quiere pasa mañana y se lo doy.
- Falta uno.
- ¿Quiere que le haga un vale?
- Ya.
Le hice el vale y al día siguiente se presentó a cobrarlo.”

Me acordé de mi primera visita a Alemania. Entrábamos desde Holanda y paramos en un área de servicio. Como locos, todo el autocar enfiló el camino de los urinarios. En la puerta, una matrona, 120 Kg en canal, montaba guardia. Junto a ella, un cartelito: “WC 0,70 DM”.
- Póngame tres –le dije-.
Acabábamos de entrar en el país y estaba sin cambio. Le di 100 marcos. Negó con la cabeza; no tenía cambio. Intenté transmitirle que me estaba meando y no podía aguantar, que ya le pagaría cuando tomase café. Continuó moviendo la cabeza. Tuve que pedirle 2,10 al guía.
- En España se mea de balde, frau.
- Ya, ya.

Pero en Alemania si no llevas cambio no meas. Debe ser por cuestiones de cuadre contable.

jueves, mayo 08, 2008

EX


Julio es una de las últimas víctimas de Quiosquera. Apareció por el quiosco de sopetón y se hizo cliente habitual. Compra El País con Cocina de autor y Teo y se para un ratito a charlar.
- ¿Conoces nuestro libro? –ataca Quiosquera-.
- ¿Qué libro?
Esa es la pregunta clave, la pregunta que nunca debe hacerse a Quiosquera si no se tienen ganas de comprar, porque, a partir de ahí, ella saca el gen comercial y le endosa el libro a un ciego si falta hace.

Julio se llevó “Pies para quiosquero primera temporada”.
- Ya nos dirás si te ha gustado.
- Bueno, la verdad es que no sé cuando lo leeré porque tengo varios en cartera.
A la mañana siguiente pasó empujando el cochecito de su pequeña. En la mano, Pies para quiosquero.
- Me ha enganchado –me dijo sin pararse-. Sólo me quedan ocho páginas.

Tuvo que esperarse a Sant Jordi para poder “disfrutar” la segunda parte a pesar de que me chantajeaba emocionalmente para que le adelantase la primicia.
Una mañana de sábado, con la tranquilidad que da la falta de clientela, pudimos enrollarnos un poco.
- ¿Has visto EX? –me preguntó-.
- No pero no descarto ir una noche de estas.
- Te gustará. El guionista es muy bueno, muy irónico. Bueno, no es una ironía tan ácida como la tuya pero estoy seguro de que te gustará.
- Aprovecharé un fin de semana.
- ¡No! Sábados y domingos la gente va muy encopetada y falta calor. Los mejores días son miércoles y jueves. Con precios populares hay un público más fresco que entra mejor en la función.

Así pues, Quiosquera y yo bajamos ayer del entarimado y ocupamos nuestros asientos en el patio de butacas. Fila 4 y centrados. Hubiera preferido la primera fila pero, en ese caso, hoy tendría tortícolis. Hasta me puse guapo dentro de lo cabe. La primera sorpresa estaba en taquilla: en la cola no había cola. Una vez más el deporte (televisado) le ganaba la partida a la cultura.

EX es una comedia ligera. No llega a eso; es una sucesión de sketchs largos que, en modo alguno, nadie relacionaría con Muriel Robin y Pierre Palmade, sus autores, cuyos nombres no evocan precisamente un humor tan carpetovetónico. Uno, que en sus años mozos, hizo sus filigranas en el teatro, sabe que mantener el interés de una obra con sólo dos actores en el escenario precisa de un buen texto, un buen director y unos buenos intérpretes.

En directo, nunca había visto a Abel Folk ni a Àngels Gonyalons. Folk tiene la osadía de, además, dirigir la función y lo hace dándole un ritmo trepidante, impropio de una comedia con tan pocos actores. En su papel no se permite ningún tipo de adorno: expresión justa, gesto justo, sin estridencias. Humor socarrón.

Una fideuá es un buen plato. Una fideuá con all i oli es un plato sublime. En EX, el all i oli lo pone Àngels Gonyalons: canta, baila y, sobre todo, interpreta. Y muestra todo un repertorio de gestos, expresiones y modulación de voz que desatan la hilaridad del espectador. Vamos que, cuando se jubile, le ofreceré que se venga al quiosco de intérprete. Seguro que con su expresión habla extranjero mejor que yo.

Quiosquero es persona de sonrisa fácil pero muy poco propicio a la carcajada. Anoche me reí. Fueron 90 minutos de distensión muy bien aprovechados. Y como tuve tiempo de ver la última media hora del Madrid-Barça, comprobé que había acertado en la elección de espectáculo.

En resumen, EX es una comedieta sin más pretensiones, que alcanza sobradamente su objetivo: divertir.

lunes, mayo 05, 2008

Tres cruces

El viernes, mientras los pichafredas practicaban el puenting del Día del Trabajo, servidor contemplaba como dos cáncanas tejían su telaraña en el cajón. A media tarde se acercó un guiri, plano de Barcelona en mano. Se arremangó y dibujó con el dedo tres cruces en su antebrazo.
- ¿Charch? –dije-. ¿Sagrada Familia, Cátidral?
- Náaau.
Una chica me pidió fuego.
- Du yuspiquinglis? –preguntó al guiri.
Y se pusieron a hablar. Yo me puse a lo mío: ver el trabajo de las cáncanas.
La chica se despidió con un zenquiu very mach con lo que yo me quedé sin saber quién había sacado de dudas a quién.
- Plis –el guiri atacaba de nuevo-.
Volvió a dibujarse las tres cruces en el antebrazo pero con más rayas.
- ¡Ah, estars, tres estars! Capitanía General está en el Paseo de Colón –le dije mientras me llevaba la mano a la sien-.
- Náu –también se llevó las manos a la sien, pero juntas, mientras entornaba los ojos-.
- ¡A que buscas jótel!
- Yeees, jótel –volvió a dibujar estrellillas en el brazo.
- Y quieres un jótel de tres estars ¿no?
- Yeees. A lítol run –mientras, giraba el dedo en círculo.
A lítol run por aquí cerca… Me acordé de Periquito pero, como no pasaba nadie, acudí a Google.
- Hotel… Barcelona… tres estrellas.
Apareció una lista manejable.
- Pasa p’adentro, compadre.
El guiri no se hizo de rogar y, mientras yo buscaba algo cercano, iba cobrando los periódicos.
Pinché un hotel de Gran Vía.
- Habitación individual…
- Náaau… Tú.
- Habitación doble. Un día.
- Náaau… Tú.
- ¡Coño, ya sé que lo estoy haciendo yo!
Marqué dos días de estancia y pinché “reserva”.
- No hay habitaciones disponibles- dijo Google-.
- No run dispónibol –traduje-.
- Óder.
- Sí, jóder, no hemos tenido suerte.
- An óder.
- ¡Eso iba a hacer, impaciente!
Lo intenté con otro hotel cercano.
- No run dispónibol.
- Jótel –y se marcó las tres estrellas en pequeñito-.
- ¿Jóstal?
- Yeees.
Había uno casi en la esquina pero sin acceso cibernético. Llamé por teléfono y le reservé habitación. Le escribí la dirección y se la marqué en el mapa. El payo me sopló cinco euros.
- ¡No, tío, no hace falta! –le dije mientras echaba el billete el cajón-. Bueno, pues zenquiu very mach.
- Grasias.
Lo dijimos casi a la vez y le hizo gracia que ambos intentásemos el idioma contrario. Se largó riendo.

viernes, mayo 02, 2008

El Dos de Mayo

Hace 200 años que un grupo de madrileños curiosos se reunió en la Plaza de Oriente para ver como los franceses trasladaban a la familia real a su “destierro de Bayona”. Francisco de Paula, benjamín de la familia, se había levantado de mal humor y le jodió que los gabachos intentaran introducirlo en una carroza a pesar de que él no tenía ganas de viajar. Francisco de Paula rompió a llorar.
- ¡Que se nos llevan a los príncipes! –gritó alguien entre la muchedumbre.
Y se armó el “Dos de Mayo”.

En abril de 2004, Natas Sorbes mandó a su General Anthony Martin a reprimir a Quiosquero por haber presentado su candidatura a Príncipe Sindical de la empresa, en unas elecciones que deberían tener lugar el Dos de Mayo. El pueblo no grito ¡que se nos llevan a Quiosquero!, ni apareció entre ellos un Andrés Torrejón cualquiera. Quiosquero partió hacia su exilio permanente en Bayona.

El Dos de Mayo de 2005, con la corbata en los pabullos (o al revés), Quiosquero abría por primera vez la persiana de su quiosco. Hoy, por tanto, cumplimos años.

Tres años de quiosco no es tiempo suficiente para considerarse un experto pero, en nuestra mili particular, hemos jurado bandera. Ha sido un trienio larguíiisimo donde se han alternado el sufrimiento (físico) y la satisfacción (moral), con un rendimiento positivo en el trapicheo, acompañado de un enriquecimiento personal enorme.

Desde transmitimos nuestro agradecimiento a nuestros clientes, que son, en definitiva, quienes nos permiten continuar al pie del cañón, y a todas las personas que nos apoyaron y nos levantaron la moral cuando vinieron mal dadas.