domingo, junio 24, 2007

LA CALLE NOS OFRECE ANÉCDOTAS EN TODO TIEMPO

Hace unos días, cuando iba a echar una mano a quiosquero, a eso de las 15.15, fui testigo de una situación comprometida por parte de una joven madre que cruzaba frente al quiosco cuando yo me iba acercando a él.
Todo sucedió en unos segundos pero la reacción fue muy rápida. La joven iba empujando el cochecito de su bebé, un niño de no más de 1 año, cuando empezó a sonar su móvil. La madre, de forma automática, soltó el cochecito y fue a abrir su bandolera empezando a rebuscar en ella mientras, el carrito, se lanzaba calle abajo sin control. Yo, que estaba viendo cómo se desarrollaban los hechos, me preparé para intervenir (al estilo Superman) con la esperanza de poder controlar el cochecito pero las ruedas iban un poco giradas y el carrito, a medida que avanzaba, se iba desviando hacia los contenedores de la basura. El pequeñín iba tan feliz admirando el paisaje y, por supuesto, ajeno a lo que estaba sucediendo. En aquel momento, la madre se dio cuenta del problema, soltó el móvil y echó a correr en busca de sus bebé. Gritaba y agitaba las manos como alma que lleva el diablo.
Como ya os he dicho, se tarda más en leer lo ocurrido que el tiempo que realmente pasó hasta que la joven dio alance al carrito cuando faltaba poco para que se estampara contra el contenedor.
¿Cuándo se enterará la gente de que el móvil, cuando suena, nos puede hacer perder el control de la situación llevándonos al desastre? Es corriente ver a algunos conductores de vehículos sujetando el volante con una sola mano y sosteniendo, con la otra, su teléfono móvil mientras habla y gesticula prestando, seguramente, más atención a la conversación que al tráfico en el que está inmerso. Si es que, por muchas multas o pérdida de puntos en la conducción, siempre hay quienes conducen de forma temeraria. (Algunas, incluso el cochecito de su bebé)

3 Comments:

At 25/6/07 21:26, Anonymous Anónimo said...

¿Será la misma madre que cuando va a atravesar la calle por donde no debe, aparece entre 2 coches y para ver si viene alguien saca el cochecito hasta media calzada entre la algarabia del querubín que ve en primer plano a los coches lenvantándole el flequillo por el efecto de vacio de la velocidad del vehículo, mientras la madre sopesa la decisión de cruzar o buscar un paso de cebra? Parece que es la misma o su prima de Madrid.

Creo que el problema está mal enfocado: se debería promocionar la venta de coches automáticos para repartir equitativamente las manos: una al móvil y otra para el volante. La palanca de cambios es algo obsoleto y que perjudica la comunicación entre personas.

De los intermitentes no hablo, porque aquí en Madrid los coches, directamente, se venden sin ellos.

Kutuklu.

 
At 26/6/07 14:38, Blogger quiosquera said...

¡Cuánta razón tienes, Kutuklu!

 
At 26/6/07 14:50, Blogger Quiosquero said...

kutuklu, ¿de pequeño no te entretenías en acionar repetidamente el interruptor de la lámpatra del comedor? Al final, si tu madre llegaba a tiempo te templaba el culo y si no, se fundía la bombilla.

Eso mismo pasa con los intermitentes: si hacen chipi-chipi varias veces pueden llegar a fundirse.

 

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