lunes, mayo 10, 2010

Los puntos sobre la íes

Yo debería estar tomando el sol sentado en un banco del parque, mirando cómo corren los chiquillos y admirando la paciencia y otras cosas de sus madres. Estoy, sin embargo, frente a la pantalla de un ordenador que pide a gritos que le haga a fondo una limpieza booleana o que compre otro más sencillo y más actual. Y estoy aquí porque podría pasar miles de años en un quiosco y no se secaría la fuente de las sorpresas, ni dejarían de retorcerme las tripas los abusos que las malas personas (ya sabéis a qué acepción del diccionario me refiero) ejercen sobre los pardillos o novatos en el oficio. Dalr lleva 5 años de mili pero para las distribuidoras es un número, un número nuevo y, por tanto, candidato a financiar gratis a las empresas que viven del quiosco o de la sangre del quiosquero.
Hay una cosa que tengo segura: NO SOY QUIOSQUERO EN ACTIVO Y PUEDO DECIR LO QUE SE ME ANTOJE SIN LA AMENAZA PERMANENTE DE UN CORTE DE SERVICIO. Si alguien se considera injuriado puede acudir a los tribunales de justicia y allí nos veremos las caras. Pero de lo demás, punto pelota.

A mi madre le gustaba la radio porque podía ir haciendo la tarea diaria mientras escuchaba a Farina, Antonio Molina, Marifé de Triana, Concha Piquer o al reventao de Antonio Machín. La televisión la agobia; tiene que estar sentada ante el aparato y no entiende la mitad de lo que cuenta. Sin embargo le gusta ver el programa de Juan y Medio en Tele Sevilla, digo Canal Sur, tanto si trata con niños como si trata con adultos, y en su ausencia, es capaz de aguantar La Tarde. Estos días atrás, al llegar del cole, le conectaba Canal Sur y, si ya había acabado Juan y Medio (casi siempre), la mandaba a Antena 3 con Cristina. Uno de esos días tropecé con un intento de entrevista en Zahara de los Atunes a la abuela del presunto hijo del padre de Paquirri (vayan deduciendo parentescos) y me quedé a verla. Reconozco mi pecado: me reí con las expresiones de la vieja. Lo que vino a continuación fue una crítica feroz a Belén Esteban porque había dicho públicamente que “por su hija mata”. No me gusta la susodicha, es más, me repatea los higadillos, pero no encuentro base para meterse con ella por esas palabras. Es lo que haría yo y lo que hace cualquier ser vivo con sentido de la paternidad o maternidad.

La i es el quiosco; el punto, la represalia. La i incorpora su propio punto; mejor no añadirle puntos adicionales.
Si no se entiende bien recomiendo la lectura de El Embargo de José María Gabriel y Galán.

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta.
¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues:
cuidaíto si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
...

2 Comments:

At 10/5/10 21:46, Blogger Norma said...

Precioso

 
At 16/5/10 19:05, Blogger Punto Crítico said...

UN gusto encontrar el blog, dejé mi comentario en una entrada algo antigua porque a pesar de los años parece que el mal de los ojos de linces de los distrubuidores sigue siendo el mismo en todo el mundo...

Salu2 cordiales

 

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