Mi primera mensuación
Te lo han contado mil veces, has oído referencias de amigos, incluso hablan de ello por la tele, pero la primera vez siempre te pilla desprevenido. Mi primera mensuación se ha presentado por sorpresa y enseguida he sabido que ya nunca volveré a ser el mismo. Cada mes, hacía el día 21, salen las revistas mensuales. 5 días en que las distribuidoras te bombardean sin piedad con centenares de publicaciones que se amontonan sin que puedas evitarlo por todos los rincones del quiosco. Y lo peor es que muchas de ellas seguirán ahí, inamovibles, todo el mes.
¿Porque se puede alguien creer que vamos a vender veintitantos ejemplares de una revista de música de nombre impronunciable que no conocen ni en su casa a la hora de comer? Y es que tenemos las de informática, las de música, las de diseño y decoración, labores de todo tipo, las llamadas masculinas (que se reconocen por la tía espectacular de la portada), las llamadas femeninas (para todos los gustos y edades, y que se reconocen por la tía espectacular de la portada, normalmente con algo más de ropa), las llamadas infantiles y juveniles (que se reconocen porque en la portada salen jovencitos y jovencitas que algún día serán portada de las revistas llamadas femeninas y masculinas) e incluso las llamadas “para adultos”, que se reconocen… Bueno también se reconocen. En fin, que cada mes vamos a terminarlo con una avalancha de revistas sin ubicación posible, de difícil catalogación, complicado almacenaje e imposible exhibición. Tela con la mensuación.*
*Nota del quiosquero: el pareado final es un accidente. El día que nos pongamos a hacer este diario en verso avisaremos previamente. En caso de duda consulte a su distribuidor de prensa.
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