martes, noviembre 08, 2005

Crónicas cartónicas I: lo que septiembre se dejó

Como sabrán perfectamente los lectores más fieles de Pies para quiosquero, la cartoná es uno de los momentos más emblemáticos del año en el turbulento mundo del quiosco. Lo que quizás ignoran es que la cartoná, si bien empieza claramente al acercarse septiembre, no tiene una fecha de finalización clara. Uno sabe cuándo empieza, pero no cuando acaba.

Los cartones que no caben se sacan a la calle... si no llueveDe hecho todavía hoy, en pleno més de noviembre, llegan números 1 de diversas colecciones casi cada semana, y siempre pegados a imponentes cartones. Ha disminuído, eso sí, el ritmo endiablado. Pero la afluencia de cartón al quiosco seguirá con altibajos hasta la minicartoná de la cuesta de enero. Y es que cartoná y cuesta van de la mano. La cartoná es la respuesta de las editoriales a las cuentas vacías de los clientes. Tras el verano y las navidades, cuando nos hemos pulido todo lo que teníamos y ante nuestros ojos se abre casi medio año de curro, curro y curro, sólo hay una cosa que pueda calmar nuestra depresión y que podamos permitirnos: alguna que otra chuchería que cueste menos de un billete. El quiosco es, por tanto, el espacio ideal para colocar productos de bajo coste que se hacen entrar por los ojos pegándoles un cartón enooooooorme. El truco es que llame la atención y parezca barato.

Sin embargo, la cartoná encierra multitud de sombras que desde este espacio hemos ido desvelando. Ha llegado el momento de ir desenmascarando el lado oscuro del cartón. Todo lo que ocultan las grandes editoriales sobre la cartoná aquí, en Pies para quiosquero. Empiezan las Crónicas Cartónicas.