lunes, octubre 03, 2005

Eclipsados

El eclipse en su mejor momentoTener un quiosco tiene sus ventajas. Una es que te enteras de los eclipses con un mes de antelación. Bueno, eso de que te enteras es relativo. Hace un mes nos trajeron un puñao de gafas para ver eclipses. Estuvimos a punto de devolverlas pensando que no habría ningún idiota que se gastara 5 euros en unas gafas con montura de cartón para ver algo que pasa cada tropecientos años. Luego nos enteramos que el eclipse era hoy y les dimos más visibilidad. Nadie hizo ni caso hasta hoy. El día del eclipse.

Nos quedamos sin gafasLa verdad es que las gafas nos han durado 20 minutos. Una señora que lo había dejado para el último momento se ha escandalizado al enterarse que la integridad de las retinas de su hija valía 5 euros. Menuda barbaridad. Si por ese dinero puede comprarse el Hola, un paquete de Marlboro light y unos Cleenex... Cuando la niña le ha dicho que en la óptica cuestan 7, ha cambiado de cara. Finalmente ha pagado las gafas y la niña, ataviada con su chandal se ha ido para el cole a hacer la clase de gimnasia. Al final ha hecho ejercicio pero no en el patio. Ha venido corriendo 4 veces más con sendas amiguitas cargadas con 5 euros cada una. Y gracias a nuestra minirelaciones públicas hemos agotado de un tirón nuestras existencias. El resto de la mañana, hasta la hora del eclipse, hemos estado jugando un partido de tenis con el amigo de la óptica (buen cliente). Nosotros los mandábamos para allí a ver si les quedaban gafas y él nos los devolvía. Entre pase y pase hemos vendido algún periódico y él, esperamos, algún colirio.

El tema es que no hemos podido ver el eclipse. Nos hemos conformado con observar los cambios en el color de la luz, las extrañas sombras que proyectaban los árboles... y mañana venderemos un mogollón de eclipses perfectamente impresos en las portadas de los diarios ¿Qué más se puede pedir?


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