Banco de Santander: nueva ayuda al quiosco
La economía de mercado tiene como particularidad que el
precio de los artículos en las transacciones comerciales viene determinado por
el difícil equilibrio entre la oferta y la demanda, esto es, un producto será
tanto más caro cuanto más se necesite o menos se produzca, mientras que se abaratará
cuando abunde o poca gente quiera consumirlo. Como pudiera ser que los
comerciantes consiguieran un precio engañoso a base fijar los precios o retener
el producto, las leyes prohíben la existencia de monopolios y trust. Ejemplo:
si Juan tiene una parada en el mercadillo y es el único que vende naranjas,
podrá el precio que le dé la gana; cuando Perico empiece a vender naranjas en
el mismo mercadillo, lo más seguro es que ponga las naranjas un poco más
baratas que Juan para hacerle la competencia. Al final, el precio se irá
equilibrando hasta que Juan y Perico ganen lo justito o uno de los dos quiebre;
pero si se ponen de acuerdo…
En una economía protegida, por el contrario, es el estado el
que fija los precios o determina los canales de venta, de modo que ningún
comerciante se vea perjudicado por competencias extrañas al negocio. Por
ejemplo: si Juan tiene una parada en el mercadillo, es el único que venderá
naranjas; cuando Perico intente vender naranjas en el mismo mercadillo, lo
detendrán los municipales por hacer la competencia a Juan; el estado pone las
naranjas, el precio y el sueldo que ganará Juan. Si el régimen económico es de
ideología capitalista, Juan tendrá un primo que será concejal del Ayuntamiento.
Por lo general, no existen economías de mercado puras;
suelen estar plagadas de excepciones controladas por la Administración. Por
ejemplo: en España, salvo en Canarias, la venta de tabaco está concedida a modo
de exclusiva a los estancos; si alguien pretende vender tabaco, en determinados
supuestos, pedirá y pagará un permiso al Comisionado, estará obligado a comprar
el tabaco en un estanco y lo venderá a un precio superior, fijado por la administración. El estanco gana lo mismo que si hubiera vendido el tabaco directamente al fumador.
Pasa algo parecido con las farmacias, los taxis, el transporte público
privado (¡toma ya!) y otras licitaciones administrativas.
El quiosco es una de ellas. La prensa y las publicaciones
periódicas se compran en un quiosco; si alguien quiere vender prensa, la
comprará en un quiosco y la ofrecerá al público a un precio superior al fijado
para que no lo acusen de competencia desleal.
(Perdón, acabo de levantarme y aún estoy soñando).
(Perdón, acabo de levantarme y aún estoy soñando).
El Banco de Santander me acaba de mandar una tarjetita para
demostrarme que también está de parte de los vendedores de prensa. Se trata de
ofrecer a sus clientes la posibilidad de suscribirse a cualquier revista y
obtener un descuento del 25% durante los 6 primeros meses y del 15% de ahí en
adelante. Estoy seguro que el Banco de Santander comprará estas revistas en el
quiosco de la esquina y las repartirá entre sus clientes abonados, o bien les
dará vales de suscripción para que ellos mismos las recojan en el punto de
venta más cercano.
El Santander también ayuda.
El Santander también ayuda.
1 Comments:
Hola Quiosquero, un placer leerte de nuevo. Descubrí tu blog hace casi 3 años cuando iba a abrir mi kiosco y lo he leído y releeído unas cuantas veces por lo que me alegra que vuelvas a la acción con nuevas entradas.
Por desgracia la competencia desleal está a la orden del día, y muchas veces ocurre entre los mismos miembros del gremio. En mi zona hay un par de puntos de venta que venden prensa y revistas prestadas por otros "compañeros". El distribuidor local, pese a ser también parte afectada, se lava las manos diciendo que no puede hacer nada.
Bueno, un placer leerte de nuevo.
Publicar un comentario
<< Home