Marchelo
Esto de estar de baja laboral es una lata. Estoy bajo de moral, estoy bajo de fondos, estoy bajo la tutela de medio mundo y, lo que es peor, estoy bajo de anécdotas. Echo una mirada retrospectiva al blog y me da pena. Hemos pasado de unos artículos llenos de frescura, optimismo y buen humor a los últimos post que rezuman mal estar, cabreo y mala leche. Se nos está haciendo carácter de quiosquero malcarado. Así que nos ponemos las pilas y rescatamos hechos que en su día pasamos por alto por exceso de temas. Empezamos por Marchelo…
Corría el mes de junio. A la salida de la caja donde deposito diariamente el importe de las ventas, oí que alguien pitaba con insistencia. Levanté la cabeza. Aparcado en doble fila un señor me hacía señas. Auto sin mota polvo, individuo exquisitamente peinado, con traje oscuro y camisa y corbata a juego. Me sonreía. ¡Y qué sonrisa!
Me acerqué.
- ¿Parla italiano?
- Bambino, arriverchi, chao, vietato yogare al pallone… (lo había leído en un cartel junto a la torre de Pisa).
- Bene. Parliamo españolo. Hotel Princesa Sofía…
- Da la vuelta a la manzana y tira hacia arriba…
- ¡No, no! ¿Conoce Armani?
- ¡Hombre, Yoryio! Via del Corso, chento metri más abajo de Café del Greco.
- ¡Cherto! Tenemos una esposichione en Hotel Sofía y han sobrado prendas. Regalo este abrigo de piel. ¿Casado?
- ¡Cherto!
- Otro per la sua mullera.
- Grache tante. Arrivederchi.
- ¡Picolo, picolo momento! Cuesta pieza vale due mile euri. Io necesito due chento per arrivare a Milano.
- He ahí un banco…
- Es que domenico estuve con una putana española y me robó tuto.
- Te presto el móvil para que llames y te pongan un giro.
- No puedo llamar. La mia mullera… ¿capichi?
- Claro que capito pero menda y la parienta somos fogosos y no necesitamos pieles, aparte de que estoy más chupao que la pipa un indio.
Me arrebató los dos abrigos de piel de rata y me alejé sonriendo. Olvidé el tema hasta septiembre. Salía de la caja de ahorros cuando oí que me tocaban insistentemente el pito. Levanté la cabeza y allí estaba.
- ¡Coño, Marchelo! ¿Todavía no has arribato a Milano?
Corría el mes de junio. A la salida de la caja donde deposito diariamente el importe de las ventas, oí que alguien pitaba con insistencia. Levanté la cabeza. Aparcado en doble fila un señor me hacía señas. Auto sin mota polvo, individuo exquisitamente peinado, con traje oscuro y camisa y corbata a juego. Me sonreía. ¡Y qué sonrisa!
Me acerqué.
- ¿Parla italiano?
- Bambino, arriverchi, chao, vietato yogare al pallone… (lo había leído en un cartel junto a la torre de Pisa).
- Bene. Parliamo españolo. Hotel Princesa Sofía…
- Da la vuelta a la manzana y tira hacia arriba…
- ¡No, no! ¿Conoce Armani?
- ¡Hombre, Yoryio! Via del Corso, chento metri más abajo de Café del Greco.
- ¡Cherto! Tenemos una esposichione en Hotel Sofía y han sobrado prendas. Regalo este abrigo de piel. ¿Casado?
- ¡Cherto!
- Otro per la sua mullera.
- Grache tante. Arrivederchi.
- ¡Picolo, picolo momento! Cuesta pieza vale due mile euri. Io necesito due chento per arrivare a Milano.
- He ahí un banco…
- Es que domenico estuve con una putana española y me robó tuto.
- Te presto el móvil para que llames y te pongan un giro.
- No puedo llamar. La mia mullera… ¿capichi?
- Claro que capito pero menda y la parienta somos fogosos y no necesitamos pieles, aparte de que estoy más chupao que la pipa un indio.
Me arrebató los dos abrigos de piel de rata y me alejé sonriendo. Olvidé el tema hasta septiembre. Salía de la caja de ahorros cuando oí que me tocaban insistentemente el pito. Levanté la cabeza y allí estaba.
- ¡Coño, Marchelo! ¿Todavía no has arribato a Milano?
5 Comments:
Muy bueno tu post, Quiosquero... Así me gusta; que recuperes ese instinto irónico-sardónico... Que ya verás cómo las cosas vuelven a su cauce, y tu recuperación será un hecho muy pronto en todos los sentidos, incluyendo el olfato...
P.D. Tendrías que mirar de mejorar tu italiano... ja ja ja...
¡Qué mala suerte la de Marchelo!
¡Qué cara tuvo que poner!
Como hace mucho que no aparece por aquí verso alguno; que nuestros poetas parece que se han declarado en huelga (¿tan mal les pagas, quiosquero?), pues nada, que se me acaban de ocurrir algunos, así que allá van. Para continuar con aquel reto de hace tiempo, aquí va un soneto con estrambote. Espero que os guste...
EL SONETO…
Llevo unos cuantos días preocupado
por mis buenos amigos los quiosqueros.
Parece que unos hados puñeteros
mal, pero que muy mal, les han mirado.
La cosa empezó con un resbalón
que sufrió Don Quiosquero en su garito,
un accidente estúpido y maldito
que casi le destroza el esternón.
Al bueno de Dalr se le quema el coche,
y uno de los tobillos de Quiosquera
se fastidia. Esto sí que es un derroche
de desgracias y suerte puñetera
Y a todo esto, Salva no aparece,
¿Pues no será que hoy es martes y trece?
… Y EL ESTRAMBOTE
Un deseo aquí querría añadir:
que pronto acaben esos galanteos
con esa mala suerte y sus meneos…
… y en “piesparaquiosquero”¡a escribir!
Que bueno... y el final de peli independiente. ¿Como es que volvisteis a encontraros?, ¿qué no ha conseguido salir de España, o es que se fue, y volvió a visitar a la putana?
por cierto se me ha escoñado el nombre de usuario y la contraseña , así que mi floreta no la veras hasta que el técnico de la casa me lo mire, o se entienda con estos de blogger.
Vaya, vaya, Eurofer; porque... eres tú ¿o no?
Léete lo que antes has escrito y dime si no suenan mal más de una de las palabras del párrafo, si las lees por separado
"por cierto se me ha escoñado el nombre de usuario y la contraseña , así que mi floreta no la veras hasta que el técnico de la casa me lo mire, o se entienda con estos de blogger".
Pues eso, que entre "la escoñamenta", "la floreta" y eso de que si la queremos ver, primero te la tiene que "mirar el técnico", el texto da para malas interpretaciones sobre todo a mentes calenturientas.
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