martes, julio 08, 2008

Marina Press y la tecnología

En teoría estoy de vacaciones. En la práctica ando con la oreja pegada al móvil y los dedos al teclado pero desconectado de Internet.

Hace un par de semanas tuve mi esperada entrevista con personal de Marina Press. Iba preparado para la batalla pero no hubo tal: sólo faltó que sacaran unas cervezas y unos taquitos de jamón para que la reunión pudiera considerarse perfecta. Ya se me había abonado un 70% de lo reclamado y hubo una muy buena sintonía para seguir trabajando el resto. Más aún. Al repasar la factura en que se me abonaba ese 70% me encontré que aparecían partidas que no correspondían y otras que estaban duplicadas. Dudé. Pero si trato de establecer una relación de mutua confianza no estaría bien que fuese yo quien la rompiera. Llamé a mi contacto para darle la información correspondiente. ¡Bingo! Ella también se había dado cuenta. Una vez más he comprobado que el choriceo a pequeña escala no es rentable; la verdad sí lo es.

El problema, ya lo sabía, viene de mi forma de enviar las devoluciones y de su forma de tratar mis datos. Hemos llegado a un acuerdo: yo intentaré ajustarme en lo posible a su impreso de devolución y ellos, en contraprestación, tratarán con cariño mis datos cuando encuentren cosas extrañas.
Agradecido a las dos personas que me recibieron de tan buen talante (o tatrás).

He vivido de la informática durante 30 años; mis amigos no me entienden cuando digo que al primero que enchufó un ordenador debió darle tal calambrazo que no quedase arregostado. Los colegas me transmiten que no es posible que yo tarde 4 horas en cuadrar una factura de Marina Press siendo como es el impreso más completo y claro de cuantos recibimos. La explicación es sencilla: cuadro con ordenador. Los datos de Marina Press están preparados para el cuadre manual. Y la regla de tres es infalible: Marina Press trabaja con programa cerrado, Quiosquero trabaja con programa cerrado, programa de Marina Press no hablar mismo idioma que programa de Quiosquero, luego... ¡pifostio!

Acudí con cuatro propuestas.
1.- Datos de la devolución clasificados por orden alfabético: se ne pa posibl, el programa no lo permite y, aunque así fuera, los quiosqueros manuales podrían tener problemas.
2.- Todas las publicaciones devueltas en un mismo albarán deben generar un único albarán de devolución: se ne pa posibl, el programa no permite mezclar artículos con distinto IVA. Regresión a 1986 cuando el ITE era único.
3.- Quiero pagar al contado, es decir, que cada semana se me facture TODO lo que he recibido: se ne pa posibl, la fecha de pago la determina el artículo.
4.- Cada entrega de fin de semana debe tener su hoja de devolución o la hoja conjunta que se entregue el viernes. ¡Coño, no es mala idea!

Lo dicho: ¡la madre que parió al que inventó la tecnología!