Il n’y a pas Pyrénées
La semana de la rentré está llegando a su fin y poco a poco va remitiendo el trauma post vacacional; la verdad es que parece que ha pasado mucho tiempo desde que volvimos y, si no fuera por el calor que paso en el quiosco, casi podría decir que estoy funcionando a buen ritmo. Ayer mismo, el señor de las Cuevas se extrañaba al verme chorreando en sudor.
- ¡Caray, cómo suda!
- No sudo, es que me ducho hacia fuera.
- Han dicho que este fin de semana van a bajar las temperaturas.
- ¡No, que no bajen! Lo mejor que pueden hacer es quedarse donde están que aquí abajo ya tenemos suficiente calor.
Me refresco imaginando que sólo llevo puesto el mini vestido que regala Elle o el vestido entero que acompaña a Cosmopolitan: poquita ropa y vaporosa.
Eso me hace recordar cuando, a primeros de diciembre pasado, Quiosquera me obligó a pasar unos días en un hotelito cerca de La Seu d’Urgell. Nos acercamos un par de veces a Andorra y pude observar que allí no hay quioscos; al menos yo no vi ninguno en las calles por donde suelen pasear los turistas. Como mandan los cánones, entramos a Les Pyrénées a comparar precios y nos tropezamos con el quiosco: todas las revistas de periodicidad mensual que habitualmente recibimos, expuestas al público. En español y francés; igualicas. Bueno, igualicas no. La versión española iba en un macro cartón e incluía el regalito habitual. La versión francesa aparecía perfectamente empaquetada y en tamaño casi estándar. Recordé la frase atribuida a distintos autores (entre ellos a Louis XIV) “Déjà il n’y a pas Pyrénées” y la traduje a la realidad actual: “Encore il s’y a pas Pyrénées”.
Y esta mañana, una francesita me ha demostrado que, en efecto, Les Pyrénées están cada día mejor aposentados alejando a los quiosqueros españoles de la civilización europea. Un poco más abajo de mi quiosco hay una escuela de idiomas donde vienen bastantes extranjeros a mejorar sus conocimientos de español y es habitual que me compren alguna revista o periódico para hacer prácticas. Hoy han llegado dos chicas y le han pegado un repaso a las revistas de moda: Marie Claire, Telva, Elle, Cosmopolitan…
- Quiego una guevista mè no quiego cadó –me ha dicho una de ellas-.
- Se ne pa posibl. Tut lè gueví port cadó.
La compañera le ha dicho algo que no he entendido.
- Mè ye ne vé pa le cadó.
- Il y a in solisión –he intervenido-. Vusacheté la gueví e vu yeté le cadó dan la papieguiè (a ver cómo diantre se dice papelera…).
Se ha llevado Cosmopolitan. No he querido ver si tiraba o no el vestidito en la papelera.
- ¡Caray, cómo suda!
- No sudo, es que me ducho hacia fuera.
- Han dicho que este fin de semana van a bajar las temperaturas.
- ¡No, que no bajen! Lo mejor que pueden hacer es quedarse donde están que aquí abajo ya tenemos suficiente calor.
Me refresco imaginando que sólo llevo puesto el mini vestido que regala Elle o el vestido entero que acompaña a Cosmopolitan: poquita ropa y vaporosa.
Eso me hace recordar cuando, a primeros de diciembre pasado, Quiosquera me obligó a pasar unos días en un hotelito cerca de La Seu d’Urgell. Nos acercamos un par de veces a Andorra y pude observar que allí no hay quioscos; al menos yo no vi ninguno en las calles por donde suelen pasear los turistas. Como mandan los cánones, entramos a Les Pyrénées a comparar precios y nos tropezamos con el quiosco: todas las revistas de periodicidad mensual que habitualmente recibimos, expuestas al público. En español y francés; igualicas. Bueno, igualicas no. La versión española iba en un macro cartón e incluía el regalito habitual. La versión francesa aparecía perfectamente empaquetada y en tamaño casi estándar. Recordé la frase atribuida a distintos autores (entre ellos a Louis XIV) “Déjà il n’y a pas Pyrénées” y la traduje a la realidad actual: “Encore il s’y a pas Pyrénées”.
Y esta mañana, una francesita me ha demostrado que, en efecto, Les Pyrénées están cada día mejor aposentados alejando a los quiosqueros españoles de la civilización europea. Un poco más abajo de mi quiosco hay una escuela de idiomas donde vienen bastantes extranjeros a mejorar sus conocimientos de español y es habitual que me compren alguna revista o periódico para hacer prácticas. Hoy han llegado dos chicas y le han pegado un repaso a las revistas de moda: Marie Claire, Telva, Elle, Cosmopolitan…
- Quiego una guevista mè no quiego cadó –me ha dicho una de ellas-.
- Se ne pa posibl. Tut lè gueví port cadó.
La compañera le ha dicho algo que no he entendido.
- Mè ye ne vé pa le cadó.
- Il y a in solisión –he intervenido-. Vusacheté la gueví e vu yeté le cadó dan la papieguiè (a ver cómo diantre se dice papelera…).
Se ha llevado Cosmopolitan. No he querido ver si tiraba o no el vestidito en la papelera.
Por cierto, ayer a última hora una chica, que había comprado Clara y se había probado las chanclas, se llevó todos los ejemplares que me quedaban. Me comentó que le quedaban perfectas y que eran muy cómodas.
1 Comments:
Suelo viajar a Francia y me ha resultado simpático leer tu texto
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