La Toma de la Bastilla
Tal día como hoy, un martes 14 de julio de algunos años atrás, unos cientos de franceses tomaron al asalto la fortaleza de la Bastilla y levantaron la veda de la caza del noble, muchos de los cuales acabaron por afeitarse en la Plaza de la Concordia. Algunos quedaron.
Desde que hace año y medio, Rajoy se inventó una crisis económica para intentar echar a Zapatero de la Moncloa, el Señor Conde de la Marina Press y Grande de España ha tenido que apretarse el cinturón poco a poco. Como resultado, los almacenes de Marina Press han ido menguando y los pobres han pedido ayuda a los quiosqueros, que vamos sobrados de espacio. Desde hace unas semanas, una parte de los dominicales, mangazines y otras mandangas que acompañan a los diarios los güiquen, entran en el reparto del viernes. Dado que el viernes es día de recepción masiva de promociones, a la parafernalia dominguera no le hago puñetero caso.
Craso error.
El domingo llegamos con tiempo sobrado y colocamos los diarios con calma. Sólo habíamos detectado la falta de un ejemplar del Periódico de Catalunya en castellano cuando Quiosquera empezó a encartar dominicales.
- No han traído los dominicales de ABC.
Cabreo. ABC regala cada domingo una película y si no hay dominical no hay venta de diario. Además de que había algunos encargos. Antes de llamar al teléfono de urgencias, hicimos un repaso visual de dominicales. Faltaba un paquete del Semanal de El País: sólo cuarenta.
La respuesta al teléfono fue rápida.
- Me faltan los dominicales de ABC.
- ¿Seguro? –la voz me sonaba de otras veces-. Es que son parecidos a los de La Vanguardia. Si tiene uno en la mano déle la vuelta.
- ¡Mierda! –lo pensé pero no lo dije; el primero que había cogido era claro: por retaguardia eran idénticos pero, vistos de frente, eran perfectamente distinguibles-. Visto. También me faltan 40 semanales de El País.
- ¿Y ahora lo dice? Debe hacer la reclamación dentro de las 24 horas siguientes a la recepción.
- Sí, pero como los dominicales los vendo en domingo, hasta hoy no los he echado en falta.
- Pues lo siento pero no puedo mandarle ninguno; se los tengo que abonar.
Yo vivo de vender diarios, no de abonar diarios pero hay lo que hay. Cuando vi cómo bajaba la pila empecé a acordarme de la toma de la Bastilla y de los nobles que escaparon a lo que vino después. Quiosquera conserva mejor la calma en situaciones similares.
- Podías ir tú por ellos.
¡Pues claro! Al ritmo que íbamos, igual a las 10 ya no podíamos vender un puñetero País. Volví a llamar. Esta vez no era la señorita de siempre; ahora me tocó un señorito.
- Averiguo si quedan y lo llamo en un momento.
Esperé varios momentos. Hasta me dio tiempo de comerme medio bocadillo y un café con leche (éste último, bebido). Como el señorito no se decidía a llamar, yo me decidí a ir. El trayecto hasta Marina Press fue normal, salvo porque ahora (la verdad es que no sé desde cuándo) han habilitado unos jardincitos que cortan la calle Pedro IV y hay que tomar una chicane para sortearlo.
Aparcaba cuando vi salir una chica de las oficinas. Llevaba en la mano un vaso de café con leche que vertió en un sumidero.
- Mira –pensé-, a ésta también se le ha agriado la leche y no fui yo quien ordeñó la vaca.
Vaciado el vaso, fue a echarlo en el contenedor.
- ¿Viene a por prensa? –era la misma voz del teléfono-.
- No, vengo a ver si puedo rapiñar unos cuantos dominicales del País.
- ¿No será usted el cincuenta y cuatro…?
- El mismo.
- No sé si encontraremos pero se lo miraré –la verdad es que las empleadas de Marina Press ganan mucho al natural; debe ser que el teléfono y los quiosqueros del otro lado de la línea también queman lo suyo-. ¡Fulanito! ¿Quedarán 40 dominicales del País?
- No lo creo, diez o quince como mucho.
No era para tirar cohetes pero más valía eso que un puntapié en la espinilla. Sin embargo, Fulanito apareció con un paquete completo, o sea, cuarenta.
Gracias, Alejandra, con tu ayuda pude salvar el domingo.
Pasa que la crisis afecta de diversas maneras. Y si el almacén de Marina se ha estrechado, al departamento de facturación se le han encogido los descuentos. No sé si todos los quiosqueros reciben los albaranes con idéntica numeración. Me refiero al número 30491461 de 06/07/2009. En mi caso incluye las publicaciones LETRAS LIBRES y LE MONDE DIPLOMATIQUE. En el albarán, ambas publicaciones aparecen con un descuento del 25% (lo habitual). En la factura del 11/07/2009, el citado albarán ha cambiado de importe, importe al que se puede llegar si a las publicaciones mentadas les aplicamos el 20%. ¿Error informático?
¡Hostias lo que hubiera disfrutado el 14 de julio en París
P.D.- 16 horas 20 minutos. Recibo la llamada de personal responsable de Marina Press. Asegura que el lamentable error se soluciona cagando leches.
Desde que hace año y medio, Rajoy se inventó una crisis económica para intentar echar a Zapatero de la Moncloa, el Señor Conde de la Marina Press y Grande de España ha tenido que apretarse el cinturón poco a poco. Como resultado, los almacenes de Marina Press han ido menguando y los pobres han pedido ayuda a los quiosqueros, que vamos sobrados de espacio. Desde hace unas semanas, una parte de los dominicales, mangazines y otras mandangas que acompañan a los diarios los güiquen, entran en el reparto del viernes. Dado que el viernes es día de recepción masiva de promociones, a la parafernalia dominguera no le hago puñetero caso.
Craso error.
El domingo llegamos con tiempo sobrado y colocamos los diarios con calma. Sólo habíamos detectado la falta de un ejemplar del Periódico de Catalunya en castellano cuando Quiosquera empezó a encartar dominicales.
- No han traído los dominicales de ABC.
Cabreo. ABC regala cada domingo una película y si no hay dominical no hay venta de diario. Además de que había algunos encargos. Antes de llamar al teléfono de urgencias, hicimos un repaso visual de dominicales. Faltaba un paquete del Semanal de El País: sólo cuarenta.
La respuesta al teléfono fue rápida.
- Me faltan los dominicales de ABC.
- ¿Seguro? –la voz me sonaba de otras veces-. Es que son parecidos a los de La Vanguardia. Si tiene uno en la mano déle la vuelta.
- ¡Mierda! –lo pensé pero no lo dije; el primero que había cogido era claro: por retaguardia eran idénticos pero, vistos de frente, eran perfectamente distinguibles-. Visto. También me faltan 40 semanales de El País.
- ¿Y ahora lo dice? Debe hacer la reclamación dentro de las 24 horas siguientes a la recepción.
- Sí, pero como los dominicales los vendo en domingo, hasta hoy no los he echado en falta.
- Pues lo siento pero no puedo mandarle ninguno; se los tengo que abonar.
Yo vivo de vender diarios, no de abonar diarios pero hay lo que hay. Cuando vi cómo bajaba la pila empecé a acordarme de la toma de la Bastilla y de los nobles que escaparon a lo que vino después. Quiosquera conserva mejor la calma en situaciones similares.
- Podías ir tú por ellos.
¡Pues claro! Al ritmo que íbamos, igual a las 10 ya no podíamos vender un puñetero País. Volví a llamar. Esta vez no era la señorita de siempre; ahora me tocó un señorito.
- Averiguo si quedan y lo llamo en un momento.
Esperé varios momentos. Hasta me dio tiempo de comerme medio bocadillo y un café con leche (éste último, bebido). Como el señorito no se decidía a llamar, yo me decidí a ir. El trayecto hasta Marina Press fue normal, salvo porque ahora (la verdad es que no sé desde cuándo) han habilitado unos jardincitos que cortan la calle Pedro IV y hay que tomar una chicane para sortearlo.
Aparcaba cuando vi salir una chica de las oficinas. Llevaba en la mano un vaso de café con leche que vertió en un sumidero.
- Mira –pensé-, a ésta también se le ha agriado la leche y no fui yo quien ordeñó la vaca.
Vaciado el vaso, fue a echarlo en el contenedor.
- ¿Viene a por prensa? –era la misma voz del teléfono-.
- No, vengo a ver si puedo rapiñar unos cuantos dominicales del País.
- ¿No será usted el cincuenta y cuatro…?
- El mismo.
- No sé si encontraremos pero se lo miraré –la verdad es que las empleadas de Marina Press ganan mucho al natural; debe ser que el teléfono y los quiosqueros del otro lado de la línea también queman lo suyo-. ¡Fulanito! ¿Quedarán 40 dominicales del País?
- No lo creo, diez o quince como mucho.
No era para tirar cohetes pero más valía eso que un puntapié en la espinilla. Sin embargo, Fulanito apareció con un paquete completo, o sea, cuarenta.
Gracias, Alejandra, con tu ayuda pude salvar el domingo.
Pasa que la crisis afecta de diversas maneras. Y si el almacén de Marina se ha estrechado, al departamento de facturación se le han encogido los descuentos. No sé si todos los quiosqueros reciben los albaranes con idéntica numeración. Me refiero al número 30491461 de 06/07/2009. En mi caso incluye las publicaciones LETRAS LIBRES y LE MONDE DIPLOMATIQUE. En el albarán, ambas publicaciones aparecen con un descuento del 25% (lo habitual). En la factura del 11/07/2009, el citado albarán ha cambiado de importe, importe al que se puede llegar si a las publicaciones mentadas les aplicamos el 20%. ¿Error informático?
¡Hostias lo que hubiera disfrutado el 14 de julio en París
P.D.- 16 horas 20 minutos. Recibo la llamada de personal responsable de Marina Press. Asegura que el lamentable error se soluciona cagando leches.
2 Comments:
Yo no expondria mi cuello en la plaza Francesa por que fuera un error,,,, y si cuela ¿cuantas guillotinas podrian comprar?
Que curioso a mí me ha pasado lo mismo pero con los suplementos de abc, solo dejaban 1.
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