lunes, noviembre 26, 2007

Un café, por favor

La granja-cafetría-tienda de la calle contigua a la de nuestro quiosco ya se ha convertido en un clásico.

Es costumbre en el barrio cerrar los domingos hasta las cafeterías. Dicho ésto ¿qué vamos a hacer los pobrecitos quiosqueros que estamos en nuestro puesto de trabajo desde el amanecer todos los domingos y fiestas? pues eso: acudir a nuestra cita en la granja y reponer fuerzas para seguir aguantando; amén de aligerar la vejiga que a veces nos hace pasar algún que otro mal rato.

Me explico: cada domingo, a lo largo de la mañana, la susodicha granja se convierte en el punto de reunión de un gran número de vecinos. Casi podríamos darle el rango de pequeño “casino familiar”. Se trata de un establecimiento de no grandes dimensiones, de estilo antiguo y que conserva el sabor tradicional de los legendarios establecimientos del Eixample. Lo regenta una familia que, según me comentó la propia dueña, allí nacieron y allí han seguido al frente del negocio viendo pasar los años.
No es raro que, Quiosquero y yo, nada más traspasar el umbral, empecemos saludando a las gentes de las mesas cercanas a la puerta y terminemos por las del fondo. No en vano, esta familia de quiosqueros, nos hemos hecho ya un huequecito en el barrio y, si me lo permiten (y según algún que otro comentario furtivo) también en el corazoncito de más de un/una de nuestros clientes.

Estamos orgullosos de haber conseguido el cariño de muchos de nuestros parroquianos y, desde aquí, queremos hacerles saber que, una mayoría de ellos, también nos han calado hondo.

Y ahora, para que no pueda parecer que estoy haciendo publicidad, comento la anécdota que me ocurrió hace ya unos meses.

Aparte de las peculiaridades que explico más arriba, ese establecimiento tiene un aseo “diferente” en el cual me ocurrió lo que a continuación detallo.

Era una mañana de domingo de hace ya un tiempo, en la que además de tomarme el cortado de media mañana, decidí hacer un pipí antes de regresar al quiosco.
Pregunté en dónde estaban los servicios y el caballero que servía las mesas, muy amablemente, me dijo que traspasase una puerta interior y que lo encontraría, inmediatamente, a mano izquierda. Tal como me había dicho, encontré la puerta con una doble cartelito de señoras/caballeros y me dispuse a entrar. Pensé que, al igual que la mayoría de lavabos, el interruptor de la luz se encontraría en el interior de éste. Así, pues, a oscuras y tratando de entrar, eché un paso hacia delante al tiempo que buscaba con qué encender la luz y, cuál sería mi sorpresa, al comprobar que mi cabeza se acababa de empotrar en un artefacto que al instante empezó a soplarme en la cara un endemoniado aire caliente. Di un paso atrás entre aturdida y desconcertada y, ya afuera, miré la puerta y vi un tremendo interruptor (lo de tremendo es por las dimensiones del cacharro) en la pared externa. Lo accioné y la luz me permitió descubrir un minúsculo servicio, pintado de color rosa, que se compone de una taza de inodoro bajo el hueco de una escalera, un pequeñísimo lavamanos a la derecha y un secador eléctrico al frente, más o menos a la altura de mi ídem. La anchura del lavabo es justamente la que ocupa el inodoro, la largura escuetamente la necesaria para pode entrar y cerrar la puerta y su altura... pues bueno: casi la necesaria.

Y es que, por apurada que esté una, no es conveniente meterse de cabeza y sin mirar en cualquier sitio. Como buena quiosquera ya debiera saber que en ocasiones hay que hacer virguerías para aprovechar el espacio y al precio que está el metro cuadrado en Barcelona, más aún.

Cuando salí del baño todavía me estaba riendo y Quiosquero, que ya conocía el recinto, no tardó en imaginarse la película. Y así pude disfrutar de mi fantástico cortado con la cara sequita, sequita y un ligero dolorcillo en la frente que me decía, "ya tengo post".

2 Comments:

At 27/11/07 15:07, Anonymous Anónimo said...

Los secamanos te tienen un cariño especial... y no me estraña, te haces querer...

UN B E S I T O!!!!!!!!!!!

eurofer

 
At 27/11/07 17:56, Blogger quiosquera said...

Querida Eurofer:
De secamanos tú y yo sabemos un montón. Podríamos hablar de ellos incluso en fracés. Jajaja... :)

 

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