Colonización moderna
En el año del Señor de 1492 Cristóbal Colón y unas decenas de echaospalante cruzaron la Mar Océana buscando el camino más corto que les llevara a la India. De los innumerables errores que cometió el Almirante, tanto en la planificación como en la ejecución del viaje, el más grave fue sin duda su falta de documentación. Bastaba rebuscar entre las viejas fotografías de los que hacían la ruta de las especias o haberle preguntado a su coetáneo Vasco de Gama para no confundir a los seres de piel cobriza que encontró, con los indios de piel mucho más negruzca que buscaba. Tanto abundó en el error que el cachito de tierra, que casi va del Polo Norte al Polo Sur, pasó a denominarse América. Seguiremos, no obstante, llamando indios a sus habitantes autóctonos para diferenciarlos de los verdaderos americanos (ingleses, galeses, escoceses, irlandeses…) que aún no habían llegado al Nuevo Mundo.
Tras Colón vinieron los colonizadores. ¡También es casualidad lo de Colón-colono! Y como todos los invasores impusieron su lengua, semiesclavizaron a los invadidos y se picaron a sus mujeres. Hasta que apareció Fray Bartolomé de las Casas, apóstol de los indios, reivindicado el alma de los susodichos para las huestes de Dios. Afortunado en su defensa, demostró que el indio no había nacido para el trabajo, al contrario del negro que estaba mejor dotado. Como consecuencia, las pateras con su carga de esclavos subsaharianos, emprendieron el camino de América. Resultado: los indios ya no eran necesarios y, ¡pobres!, unos contagiados de gripe y otros de la vieja enfermedad de 25 cm. de acero la fueron palmando hasta la casi total extinción de la especie.
Cortés, Pizarro, Aguirre, Garay, Mendoza, etc. tomaron buena cuenta de lo sucedido en el Caribe y en sus expediciones se hicieron acompañar por curas que se preocupasen más de las almas y menos de los cuerpos. El más célebre de todos fue Fray Vicente de Valverde quien durante el encuentro entre Pizarro y Atahualpa en Cajamarca blandió su Biblia ante el Inca tomando posesión de la tierra en nombre de Dios. Atahualpa arrojó la Biblia el suelo y el cura grito ¡sacrilegio! La escabechina de indios fue de las que hacen época. Pero todo hay que decirlo. En Méjico y Perú la población indígena o mestiza es mayoritaria. Si Valverde hubiera seguido el ejemplo de Fray Bartolo, en Chiapas sólo habría negros.
Durante 300 años los colonos españoles engrandecieron las Provincias de Ultramar a base de chuparles la sangre a los indios. Construyeron catedrales, mansiones, aduanas y otros edificios que hoy forman parte de la riqueza arquitectónica de estos países. Se habían perdido el románico, el gótico y el renacimiento pero nadie es tan rico en edificios “estilo colonial”.
Hoy las tornas han cambiado. Si antaño eran los colonos españoles los que cruzaban el Charco para explotar a los pobres indios, ahora son los indios pobres los que hacen el camino inverso. Dejan sus tierras y vienen a España a seguir trabajando para los colonos, a la vez que le evitan la molestia de tener que desplazarse a tierras tan lejanas. Y entre los inmigrantes llega de todo: los que vienen a ganarse la vida con su trabajo, los que vienen a ganarse la vida trapicheando y los sudacas, que éstos son otra historia.
Yo también me he convertido en colono y tengo un ayudante de allende los mares.
Mi mansión colonial es inmensa. Cuatro de metros de ancho por dos y medio de profundo con un magnífico porche. Delante se extiende un prado de casi dos metros de acera.
Aseguro que si en las huestes de Moctezuma o Guatemoc hubiera habido muchos como Salva (es el nombre actual de mi ayudante) otro gallo le hubiera cantado a Hernán Cortés. Lo cierto es que ahora empiezo también a conocer el racismo. Hay algún cliente que sólo compra si estamos Darl o yo. Otros esperan que el esclavo les alcance el periódico y me dan a mí el euro. La mayoría, menos mal, lo ha acogido bien y el chico se lo está ganando con grandes dosis de amabilidad y educación, Y, como a veces comento con Superwaiter, he abierto la exportación porque, si antes ya tenía un buen mercado latinoamericano, ahora los de allá compran más en el quiosco donde trabaja su paisano.
Salva se nos apareció como un chico serio y tímido pero o eso era fachada o se ha contagiado del aire del quiosco porque va sacando la chispa. Transmite el buen humor que suele imperar en el recinto y va teniendo sus detalles con el público. Tengo la sensación de que en breve seremos más compañeros que jefe y empleado.
Por cierto. Desde que Salva está conmigo casi no noto el lumbago. No puedo decir lo mismo de las plantas de los pies.
Bienvenido, Salva.
5 Comments:
Joés cómo te enrollas, colega. Lo que tienes que hacer es ponernos ya alguna de las fantásticas aventuras del Salva para dar a conocer a la lectoresca cuán aguerrido y desfacentuertos es. Algo así como, de Cómo nuestro héroe ganose el afeto de la vecindad, o Las aventuras y desventuras de don Salva de Ultramar, de su maestría en el gobierno quiosqueril y su implacable control sobre raterillos y otros malhechores.
Bienvenido Salva. Que hable, que hable...
Buenos días:
Sólo quería hacer una pequeña puntualización. Creo que la foto de la catedral que ilustra esta entrada corresponde a la catedral de Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria, en las Islas Canarias, y por tanto no pertenece exactamente a los territorios de los que se habla en ella. Sin embargo, las Islas Canarias también fueron parte de un proceso colonizador similar al de América y tienen numerosos ejemplos de arquitectura colonial, como esta catedral, que se parecen a los de distintos países de América Latina, por lo que la confusión es comprensible.
Una imagen de la catedral en la página web de turismo de Gran Canaria se puede ver aquí: FOTO.
Por último, espero que a Salva le vaya muy bien en el quiosco y me alegro de los clientes con dos dedos de frente sean mayoría, aunque siempre queden especímenes de los que avergonzarse.
Saludos,
Ana.
Uaaaa! Menuda vista! Es que la tierra es la tierra. Muchísimas gracias. Ahora mismo se lo digo al quiosquero.
Respecto a los comportamientos deplorables de algunos clientes, haberlos sigue habiéndolos, pero debo reconocer que con Salva más de uno nos ha sorprendido positivamente. Les habíamos visto alguna actitud, digámosle preocupante, en el pasado, y sim embargo a los dos días ya lo quieren más que a mi :-(
Es que el Salva es mucho Salva. :-D
Aunque lo que me tiene alucinado es lo de los que le aceptan el periódico pero no le dan el euro y buscan al jefe para apoquinar. En fin. Que hay de todo.
Muchas gracias por tu comentario. Espero que nos sigamos viendo por aquí.
Gracias, Ana, por tu puntualización. Sucede que normalmente escribo de oído y errores como este seguro que se producen a menudo. Como penitencia me impongo el castigo de visitar la isla a medio plazo ya que sólo conozco Lanzarote. Por supuesto que me fotografiaré ante la fachada de Santa Ana.
La verdad es que me parecía un poco pedante poner el comentario anterior, pero no lo he podido evitar. La tierra es la tierra, sí, qué le vamos a hacer. :-D
Por supuesto que nos seguiremos viendo por aquí. Y en cuanto a visitar las islas, ya quisieran muchos un castigo como ése... Lanzarote es una isla preciosa, pero todas tienen su encanto, así que yo recomiendo venir y verlas todas.
Saludos
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