lunes, julio 03, 2006

Sor Mortadela y la novicia Filomena

Me inicié en la lectura a muy temprana edad. Recuerdo que lo primero que leí, al margen de la escuela, fue un tebeo del Guerrero del Antifaz, justo el episodio en que conoce y libera a Fernando que, más tarde, sería su escudero. Siguieron las aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín y El Capitán Trueno. En mi pueblo no había quiosco, bueno, en mi pueblo no hay quiosco; el que se encargaba de traer los tebeos era el barbero y había que ajustarse a lo que llegaba. Así que, sin darme cuenta, me encontré leyendo TBO (el que dio nombre en España a este tipo de historietas), Pulgarcito, Tío Vivo, DDT…y a familiarizarme con Carpanta, La Familia Ulises, Dª. Urraca, Zipi y Zape, D. Ángel Sí Señor… Una de las colecciones incluía en la última página “13, Rue del Percebe” y, en páginas interiores, “Mortadelo y Filemón, Agencia de Información”, ambos del mismo autor: Francisco Ibáñez. Confieso que Mortadelo y Filemón no me hacían mijita gracia.

Hubo un cambio de tercio y el barbero trajo nuevas colecciones: Pantera Negra, Apache, Bengala, El Jabato, El Corsario Sin Rostro… Los críos nos repartíamos las colecciones y nos cambiábamos los tebeos. De este modo, sólo nos gastábamos 6 reales y accedíamos a 10 ó 12 tebeos diferentes. Fue algo más tarde cuando atacamos las Novelas del Oeste de Clark Carrados, Silver Kane, Zane Grey y, cómo no, Marcial Lafuente Estefanía. Este último nunca fue de mi agrado y eso que llegué a leer algo de Carlos de Santander, Corín Tellado y Guillermo Sautier Casaseca.

Mi primer libro serio fue La Eneida. A partir de ahí empezaron a caer otros de Baroja, Blasco Ibáñez, Pereda… Por influencia de mi hermana, tres años mayor que yo. Y cuando me internaron en un colegio redescubrí a Mortadelo. Era distinto. Mortadelo y Filemón ya eran agentes de la T.I.A. a las órdenes del intendente Vicente y el profesor Bacterio andaba haciendo de las suyas. Me aficioné. Descubrí a Pepe Gotera y Otilio y, luego, al botones Sacarino. Francisco Ibáñez se merecía el Nobel.

Cuando llegué al quiosco eché en falta material.
Mucho comic de superhéroes, que apenas se venden porque no gusta a los papás, y algún Mortadelo antiguo, que no se vende porque no gusta a los niños. Es una de mis múltiples asignaturas pendientes y eso que Mortadelo ha ido ocupando los lugares más visibles de la exposición.

Por eso el viernes pasado salí contento. Ibáñez ha editado un par de episodios relacionados con el mundial de 2006. La portada del primero presenta un partido entre España y el Vaticano y se ve como un angelito le clava un golazo a Filemón, portero titular de nuestra selección.
El viernes aparecieron por sotavento una monjita y una novicia. La monjita, de uniforme. Cofia, vestido camisero hasta la pantorrilla y abotonado dos dedos más abajo del cuello. La novicia, también. Sin cofia, falda hasta un poco más debajo de la rodilla y camisa abotonada dos dedos más arriba de la regatilla. La monja era joven; la novicia también. Pero, Dios me perdone, la monja estaba de mucho más buen ver.
- ¿Tiene comics?

- Superhéroes, Batman, Spiderman, Marvel… y Mortadelos.
- Mortadelo, Mortadelo. Me llevaría dos o tres.
- Hermana, coja el del mundial y luego le echa un vistazo a los otros.
Agarró el del mundial, lo dejó sobre el mostrador y empezó a hojear los otros. La novicia empezó por leerse la portada.
- Mire, hermana, mire. Juegan un partido contra el Vaticano y Mortadelo dice “Jefe, le dije que estos tienen mucha influencia…”
Sor Mortadela pareció no hacerle mucho caso y eligió dos tebeos más. Pagó y las dos empezaron a caminar. La novicia le iba mostrando la portada y le señalaba el angelito.
- Este por lo menos es San Pedro.

Mientras se alejaban las oía desco… reírse a carcajadas.

4 Comments:

At 4/7/06 17:26, Anonymous Anónimo said...

jejeje, se reia porque iban ganando los suyos, que si no.......

 
At 4/7/06 18:00, Blogger dalr said...

Pues sí, porque si tiene que esperar a reir cuando ganen los nuestros...

Quiosquero, menuda mano tienes con el sector eclesiástico y el ocio. A ver si la próxima semana les colocas el SuperHumor especial mundiales. Y de paso, la enciclopedia del Sudoku a Sor Paciencia...

 
At 4/7/06 19:09, Blogger quiosquera said...

Uf, qué tiempos aquellas! Sería allá por el año 1970. Yo trabajaba en una empresa de servicios informáaticos (de las primeras que existieron en Barcelona), cerca de calle Príncipe de Asturias. Comía todos los días con mi compañera Ma. Dolores en el Restaurante "La Roda"y, por aquellos andurriales, estaba la Editorial Bruguera. Algunos de sus empleados solían comer allí también. En ocasiones, llegamos a compartír mesa con Vázquez y algún otro compañero suyo. Aún recuerdo el día en que éste se presentó disfrazado de pastorcillo... ¡fue todo un espectáculo! A Ma. Dolores y a mí nos llamaban "las vecinitas de al lado" porque a menudo acababan en nuestra mesa o en la contigua. Lo que no recuerdo es si llegué a conocer a Ibáñez, pero supongo que sí.

 
At 5/7/06 15:31, Blogger Quiosquero said...

pequepichona, no olvides que los suyos, como Hacienda, somos todos. Para eso somos hermanos...

Dalr, estudié en colegio de curas y estos de monjas saben un rato

 

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