¡Qué me dices!
Éramos pocos y parió la abuela...
Hay días en que uno no debería levantarse de la cama. La semana ya se presentaba con tintes de borrasca. El día 11 suspendí a Salva de empleo y, para mitigar la tristeza, el tío se ha largado a las Américas. Ya le dije que la fecha no era la adecuada por si lo confundían con Colón y los indios acababan por comérselo pero no ha hecho caso.
Entre la fiesta patria, el sábado y el domingo nos hemos encontrado con material sobrante como para parar el AVE (aunque aquí, en Barcelona, el AVE se para solo). Las distribuidoras siguen sin enterarse que los domingos y fiestas de guardar la gente abandona la ciudad y continúan inundando mi quiosco de periódicos. El almamóvil estaba a punto de reventar y en el quiosco era difícil moverse. Para colmo, el domingo, tras la siestecita de rigor, me puse a cuadrar facturas y Quiosquera, que aplica el refrán de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, me tuvo casi hasta mañana dando caña al ordenador. Total que nos metíamos en la cama pasadas las 12 (de la noche). Con el trajín me había puesto nervioso y a la una y media seguía con los ojos como platos.
Cuatro y treinta de la mañana. El despertador gime empeñado en que me despierte. Tras varios intentos consigue que me levante a las 5 menos cuarto. A las 5 y 35 aparco en el chaflán y empiezo la descarga de paquetes. Ya sé que esta faena a Salva no le lleva más de 10 ó 15 minutos pero yo no estoy para muchos trotes, así que levanto la persiana a las 6 y 20. Todavía falta sacar a la calle 2 paquetes de Logística y 6 de Marina. También salen a tomar el fresco. A las 7 todo está preparado para recibir a los clientes habituales. Los muy madrugadores ya han retirado sus diarios, comprado su tabaco e invertido unos pocos euros en la Loto Catalunya.
No todo va bien. Desde el pasado verano las distribuidoras de revistas han cambiado sus horarios de reparto. Unas porque se han unido y han recortado gastos. Otras porque les da la gana. Lo cierto es que, antes del verano, cuando llegaba al quiosco me encontraba con los paquetes de SGEL y SADE, amén de los diarios, y DISTRIBARNA llegaba a las 10 como mucho. Ahora todas llegan bastante más tarde.
En efecto, DISTRIBARNA y SADE se presentan pasadas las 10. Hay que colocar Interviú, Nuevo Vale y, sobre todo, Pronto que los clientes llevan más de 2 horas exigiendo.
Una clienta desconocida ataca.
- Ocho Hola, ocho Zero, ocho Mi Casa y ocho No se qué.
Junto lo que puedo porque de algunas no me queda tanto género. Setenta y nueve y pico. Dios aprieta pero no ahoga aunque a veces se le va la mano.
SGEL no aparece hasta después de las 11 cuanto ya he distribuido la carga anterior. Rápidamente, Hola, que ha adelantado su edición por la boda del niño de Tita, pasa a ocupar su puesto en la exposición. Le siguen ¡Qué me dices! Y las colecciones de rigor. Observo que se me ha quedado sin poner El Siglo y, apenas salgo a la acera, se acercan un par de clientes.
- Marlboro.
- Tres diez.
- Y un mechero
- Tres noventa.
Me afloja 5 pavos, me estiro un poco, tomo el cambio y me giro para entregarlo. Del montoncito de revistas que he retirado para devolver, un ejemplar de ¡Qué me dices! se ha deslizado hasta el suelo. Lo piso y la pata tonta se me va un metro hacia delante. Cuando me doy cuenta me encuentro con la rodilla derecha en tierra, la pierna izquierda en Pernambuco y el reloj de pulsera en mitad de la calle. Noto que me he hecho mucho daño.
- Sa fet mal?
- ... –quiero decir “Coño, claro que sí”, pero no me sale la voz-
Me levanto como puedo, o sea a pulso, y empiezo a recuperar el resuello. El dolor me dura 2 ó 3 minutos y creo recobrar la normalidad. Hasta que, aprovechando la visita del representante de Trident, quiero acercarme a Can Superwaiter a echar la meadita de rigor. Es entonces cuando el pie en el suelo. Quince mil agujas me atraviesan la rodilla pugnando por salir todas a la vez. Mientras vuelvo a la normalidad con la pierna en reposo, repaso el incidente (¿accidente?): Talón sobre ¡Qué me dices!, resbalón, mano izquierda intentando sujetar la pierna del mismo lado, hostia de la misma sobre el mostrador y reloj que se va a freír espárragos, rodilla sobre el suelo, mano derecha que se apoya en el suelo y mano izquierda que se apoya en la rodilla tonta y la dobla hacia atrás hasta que toca la moqueta.
Llamo a Quiosquera.
- Creo que me he roto un poco. Me he dado un guarrazo en la rodilla.
- ¿La buena o la mala?
- La mala.
- ¡Menos mal!
¡Contra, estoy de suerte! Y es verdad. Si se me escogorcia “la buena” ahora estaría inútil total. Siendo como ha sido todavía gozo de una cierta movilidad aunque el tiempo de recuperación se va a multiplicar por tres.
Quiosquera se pide unas vacaciones urgentes y hora y media después está conmigo. Para entonces tengo la rodilla como la pelota michana del Barça con un pequeño matiz: el blau ha desaparecido y sólo se observa el grana.
El diagnóstico médico es claro: esguince del ligamento lateral externo y rotura de la espina nosequé de la tibia. ¡Con razón me dolía tanto! La espina dichosa se me iba clavando por todos sitios.
A las 12 de la noche la familia se reunía en cónclave. ¿Y ahora qué hacemos?. El de las ideas brillantes es Dalr.
- Está claro –dice-. Sólo podemos hacer dos cosas: o cerramos o no cerramos. Si cerramos habrá que poner el cartel de “Cerrado por defunción” porque cuando intentemos abrir ya no habrá negocio. Si no cerramos... No tengo ni puta idea de cómo nos las podremos arreglar para no cerrar.
Hay días en que uno no debería levantarse de la cama. La semana ya se presentaba con tintes de borrasca. El día 11 suspendí a Salva de empleo y, para mitigar la tristeza, el tío se ha largado a las Américas. Ya le dije que la fecha no era la adecuada por si lo confundían con Colón y los indios acababan por comérselo pero no ha hecho caso.
Entre la fiesta patria, el sábado y el domingo nos hemos encontrado con material sobrante como para parar el AVE (aunque aquí, en Barcelona, el AVE se para solo). Las distribuidoras siguen sin enterarse que los domingos y fiestas de guardar la gente abandona la ciudad y continúan inundando mi quiosco de periódicos. El almamóvil estaba a punto de reventar y en el quiosco era difícil moverse. Para colmo, el domingo, tras la siestecita de rigor, me puse a cuadrar facturas y Quiosquera, que aplica el refrán de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, me tuvo casi hasta mañana dando caña al ordenador. Total que nos metíamos en la cama pasadas las 12 (de la noche). Con el trajín me había puesto nervioso y a la una y media seguía con los ojos como platos.
Cuatro y treinta de la mañana. El despertador gime empeñado en que me despierte. Tras varios intentos consigue que me levante a las 5 menos cuarto. A las 5 y 35 aparco en el chaflán y empiezo la descarga de paquetes. Ya sé que esta faena a Salva no le lleva más de 10 ó 15 minutos pero yo no estoy para muchos trotes, así que levanto la persiana a las 6 y 20. Todavía falta sacar a la calle 2 paquetes de Logística y 6 de Marina. También salen a tomar el fresco. A las 7 todo está preparado para recibir a los clientes habituales. Los muy madrugadores ya han retirado sus diarios, comprado su tabaco e invertido unos pocos euros en la Loto Catalunya.
No todo va bien. Desde el pasado verano las distribuidoras de revistas han cambiado sus horarios de reparto. Unas porque se han unido y han recortado gastos. Otras porque les da la gana. Lo cierto es que, antes del verano, cuando llegaba al quiosco me encontraba con los paquetes de SGEL y SADE, amén de los diarios, y DISTRIBARNA llegaba a las 10 como mucho. Ahora todas llegan bastante más tarde.
En efecto, DISTRIBARNA y SADE se presentan pasadas las 10. Hay que colocar Interviú, Nuevo Vale y, sobre todo, Pronto que los clientes llevan más de 2 horas exigiendo.
Una clienta desconocida ataca.
- Ocho Hola, ocho Zero, ocho Mi Casa y ocho No se qué.
Junto lo que puedo porque de algunas no me queda tanto género. Setenta y nueve y pico. Dios aprieta pero no ahoga aunque a veces se le va la mano.
SGEL no aparece hasta después de las 11 cuanto ya he distribuido la carga anterior. Rápidamente, Hola, que ha adelantado su edición por la boda del niño de Tita, pasa a ocupar su puesto en la exposición. Le siguen ¡Qué me dices! Y las colecciones de rigor. Observo que se me ha quedado sin poner El Siglo y, apenas salgo a la acera, se acercan un par de clientes.
- Marlboro.
- Tres diez.
- Y un mechero
- Tres noventa.
Me afloja 5 pavos, me estiro un poco, tomo el cambio y me giro para entregarlo. Del montoncito de revistas que he retirado para devolver, un ejemplar de ¡Qué me dices! se ha deslizado hasta el suelo. Lo piso y la pata tonta se me va un metro hacia delante. Cuando me doy cuenta me encuentro con la rodilla derecha en tierra, la pierna izquierda en Pernambuco y el reloj de pulsera en mitad de la calle. Noto que me he hecho mucho daño.
- Sa fet mal?
- ... –quiero decir “Coño, claro que sí”, pero no me sale la voz-
Me levanto como puedo, o sea a pulso, y empiezo a recuperar el resuello. El dolor me dura 2 ó 3 minutos y creo recobrar la normalidad. Hasta que, aprovechando la visita del representante de Trident, quiero acercarme a Can Superwaiter a echar la meadita de rigor. Es entonces cuando el pie en el suelo. Quince mil agujas me atraviesan la rodilla pugnando por salir todas a la vez. Mientras vuelvo a la normalidad con la pierna en reposo, repaso el incidente (¿accidente?): Talón sobre ¡Qué me dices!, resbalón, mano izquierda intentando sujetar la pierna del mismo lado, hostia de la misma sobre el mostrador y reloj que se va a freír espárragos, rodilla sobre el suelo, mano derecha que se apoya en el suelo y mano izquierda que se apoya en la rodilla tonta y la dobla hacia atrás hasta que toca la moqueta.
Llamo a Quiosquera.
- Creo que me he roto un poco. Me he dado un guarrazo en la rodilla.
- ¿La buena o la mala?
- La mala.
- ¡Menos mal!
¡Contra, estoy de suerte! Y es verdad. Si se me escogorcia “la buena” ahora estaría inútil total. Siendo como ha sido todavía gozo de una cierta movilidad aunque el tiempo de recuperación se va a multiplicar por tres.
Quiosquera se pide unas vacaciones urgentes y hora y media después está conmigo. Para entonces tengo la rodilla como la pelota michana del Barça con un pequeño matiz: el blau ha desaparecido y sólo se observa el grana.
El diagnóstico médico es claro: esguince del ligamento lateral externo y rotura de la espina nosequé de la tibia. ¡Con razón me dolía tanto! La espina dichosa se me iba clavando por todos sitios.
A las 12 de la noche la familia se reunía en cónclave. ¿Y ahora qué hacemos?. El de las ideas brillantes es Dalr.
- Está claro –dice-. Sólo podemos hacer dos cosas: o cerramos o no cerramos. Si cerramos habrá que poner el cartel de “Cerrado por defunción” porque cuando intentemos abrir ya no habrá negocio. Si no cerramos... No tengo ni puta idea de cómo nos las podremos arreglar para no cerrar.
En esas estamos. Y con un par de kilos de yeso más.
17 Comments:
Siento lo que te ha pasado, espero que podais arreglaros para tener el quiosco abierto.
Como bien dices, si cerrais el quiosco, cuando volvais a abrir no tendreis casi clientes.
Una solucion seria que cerreis por las tardes, en Madrid lo hacen cada vez mas quiosqueros, ya que es la unica forma de disfrutar un poco de la familia y de la vida.
Te deseo que te recuperes cuanto antes.
Quiosquero: No sé qué habéis hecho, pero lleváis una racha desastrosa, chico... Después de las desgracias de Dalr de la semana pasada, ahora te ha tocado a ti... Bueno, pues sólo me queda deciros que ánimo, que espero de corazón que cambie la racha (un cuponazo, por ejemplo?...) y, sobre todo, que te recuperes pronto...
Quiosquera: Te ha tocado estar ahí, al lado de los tuyos que ahora te necesitan más que nunca... Mucho ánimo para los tres!
Qué voy a decir... ánimo para todos y suerte. Si se os puede echar una mano en algo, podéis contar conmigo.
Si desde Alicante no me pillara tan a contra mano vuestro quiosco me ofrecía a ayudar. Sólo puedo animaros y desearos suerte. Pilar
que "mala pata", espero que encontreis una solución, lo de cerrar por la tarde no es mala idea, así podrías descansar un poquitin.
Ya vereis como en menos de nada todo está solucionado!!!!
ÁNIMO
¡Ánimo! Sólo es un mal momento que ya va a pasar. Cuídate esa pierna, que encima seguro que ya vienen los días fríos.
Muchos deseos de que te mejores y de que las cosas mejoren. Tenednos al tanto.
Señor Quiosquero, mis mejores deseos de una pronta recuperación.
¡Qué lío!
Me parece que la buena suerte va a ser de las mujeres, porque los chicos tenéis la suerte un pelín... distraída.
Besos.
Hola. Buenas noches. Soy la Quiosq... porque ya no me mantengo en pie. Madrugón para abrir, de pie todo el día, médicos, asuntos varios, empujar la silla de ruedas (un poquito yo, otro poquito Quiosquero dando vueltas a las ruedas)en fin, mover muchíiisimos kilos de papel, montar y desmontar quiosco, preparar devoluciones, bla, bla, bla. Mañana será otro día y espero que sea mejor que los dos últimos.
Un abrazo a todos por los ánimos y por preocuparos taanto de estos humildes quiosqueros de pacotilla.
Muchos ánimos!!
Ostía lo he leído y todavía me duele a mi, cuidate chavalote, en cuanto pueda por que ahora no está mi mujer siempre, me paso a verte.
salu2.
Sabes donde estoy para lo que pueda ser.
Muchos Ánimos.
Buenas:
Quiosquero, ante todo te deseo mucho ánimo y una rápida y buena recuperación, y al resto de la familia mi apoyo desde Madrid. Y suerte no os deseo, que eso es para los malos...
Kutuklu
PD: Y digo yo ¿no se puede demandar a las distribuidoras por embalajes deficientes y desproporcionados, como hacen en los telefilmes?
Animo quiosquero, que te recuperes pronto.
Ostras quiosquero que putada.
Te deseo una pronta recuperación y que se enderece un poco esta mala racha.
Un abrazo muy fuerte.
PD. Te vas a librar de los edredones que va a regalar el ABC, entonces si que no cabrías en el quiosco.
Bueno, que más os puedo decir? DE todo corazón y pronta recuperación. A partir de las 15 horas, a vuestra entera disposición. Un abrazo y muchos animos.
Lamento muchísimo lo ocurrido, espero que te recuperes lo mas rápido posible, y no es que no te desee vacaciones (pero no así), y aunque suene a tópico, si necesitas alguna ayuda hecha una voz por esta ventana y en la medida de lo posible se te ayudara, de corazón.
jo que pena estar lejos y no poder ayudar...espero que el señor quiosquero se recupere pronto...mientras tanto, animooo
De verdad que es una faena y lo siento, espero que te recuperes pronto y sin mas complicaciones.
Esto me hace pensar que esta situacion u otra parecida le puede pasar a cualquiera y en el momento mas inoportuno.
Se podria crear una especie de empresa de trabajo temporal, pero cualificando al personal,para disponer de ayudantes cuando se necesiten cubrir vacaciones , enfermedades, accidentes , etc..
Mejorate y si en alguna cosa se puede ayudar no dudes en decirlo.
Un saludo.
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