Pulsera Zajira
Ser imbécil no es un defecto. Ser imbécil es una desgracia de la que el afectado no debiera avergonzarse dado que se lleva en los genes. Se es imbécil por la misma razón que se es guapo o feo; lo que pasa es que es menos evidente; para el imbécil, claro. Cuando cualquier persona se mira al espejo, basta con poner un poco de espíritu crítico para verse tan feo como Picio; no se aprecia la imbecilidad, sin embargo. Lo que para los demás es obvio, el imbécil no lo ve nada claro y puede pasarse la vida pensando que se trata de una persona observadora, perspicaz y hasta sutil. Por eso en una pena alcanzar el momento en que uno puede, desapasionadamente, analizar y determinar que siempre ha sido imbécil y lo va a seguir siendo mientras viva. Y es que las personas estamos preparadas (o podemos llegar a prepararnos) para asumir nuestra propia imbecilidad aunque nos joda que nos lo demuestren.
Este fin de semana largo, La Vanguardia ha lanzado al mercado su promoción “La pulsera Zajira” y lo ha hecho con señorío: en vez de utilizar el método de contraprogramación, y dado que El Periódico saca su pulsera Alma los martes, jueves y sábados, utiliza el método de complementación y la nueva pulsera se distribuirá lunes, miércoles y viernes. Menos el primer número que se hizo extensivo a sábado y domingo, ambos inclusive.
Aunque el sábado es el día de curro de Salva, me he sentido magnánimo y, para que una vez en su vida haga tres días seguidos de fiesta, le he cambiado su sábado por mi próximo domingo. Así es que he hecho el fin de semana completo.
La pulsera ha tenido un buen arranque y, salvo alguna señora que ha venido a que le explique si lo que iba dentro de la bolsita de ante (o de despué) era la cola de ratón y la niña, no ha tenido ninguna trascendencia. Eso sí, el domingo por la noche puse el correspondiente fax de reposición a Marina BCN, no vaya a ser que las unidades que me faltaron se me consideren como pedido y me vuelvan a cobrar el diario como suele ser habitual.
El lunes hubo más problemas. Reconozco que no leí la descripción que del artículo se hacía en el albarán, aunque, dada mi imbecilidad, hubiera dado lo mismo. La primera señora que observó la anomalía fue una suscriptora (de las que le llevan el diario a casa); el recorte de La Vanguardia decía Corazón y yo le había dado un Tonelillo. Rebusqué por los rincones donde Salva suele guardar los artículos de pequeño volumen y no encontré nada. Investigué la base de datos del ordenador y sólo aparecían dos entregas. Imbécil de mí, imaginé el resto.
- Debe ser que a última hora han cambiado el orden de entregas. No se preocupe; el miércoles dirá Tonel y entregaremos Corazón.
Y así veintitantas veces; tantas como tonelillos.
Esta mañana no me tocaba quiosco pero como ayer me lo tomé con calma, hube de llevarme a casa el albarán de devolución de Marina BCN y buscar (en el ordenador) las publicaciones que tenía para retornar. Y a primera hora (primera hora de empresario pudiente, o sea, las nueve y media) estaba en el chiringuito. Veo menos que un gato de yeso, pero me ha deslumbrado nada más entrar. Frente a mí, junto a los sobrantes de tonelillos de ayer, se amontonaban varias cajitas de tonelillos idénticos a los del lunes. Se me han cruzado los cables.
Llamada número 1: Teléfono que yo denomino de urgencias; el de los problemas del día y el único que funciona en festivo. Por la voz, creo que me atiende Alejandra.
- Es problema de distribución. Tienes que llamar al número general y marcar el 5.
Marco y espero que una voz bien modulada me lea el menú. Selecciono el 5. Cuento el problema y me desvían a reposiciones. Nueva llamada, repetición del menú y nos vamos por la opción 4: contestador automático. Me niego a hablar con máquinas. Además, la máquina no me va a contestar a las preguntas que necesito hacer. Al cuarto intento espero a que me conteste la operadora que, muy amable y acertada, me manda de nuevo al departamento de reposiciones pero, supongo, a un nivel de mayor preparación.
- A ver… Dígame qué dicen los albaranes del viernes.
- No los tengo aquí.
- ¿…?
- Pero si lo que necesita es el número, se lo busco en ordenador… Albarán XXX… pulsera Zajira… entrega 1… 34 unidades. Albarán XXY… pulsera Zajira… entrega 2… 27 unidades. Y el de hoy que lo tengo a mano: 72 PULSERA ZAJIRA-LA VANGUARDIA TERCERA PIEZA.
- ¡Ahí lo tiene! Tercera pieza. Hoy ha recibido la tercera pieza que es la que se debe entregar mañana.
¡Seré imbécil, con lo claro que está! Tercera pieza… Y yo entregué la tercera pieza ayer, cuando el albarán decía… ¿segunda pieza?
- Claro, señorita, usted tiene razón. El problema es que las personas que ayer retiraron el tonelillo me temo que quieran mañana el corazón… -sumiso como corresponde a un imbécil que sabe que lo es-.
- Bueno, según me dicen, quizá hubo un problema de distribución. Yo le paso reposición de la pieza número 2 y usted recorte el cupón que corresponde.
Menos mal que hay gente con sentido común. El miércoles no tendré corazones y tendré que pasarme la mañana explicando a todo el mundo que soy imbécil pero, tal vez, pueda salir airoso. Sobre todo ahora que me he enterado que en mi zona nadie recibió corazones.
¡Ah! Un detalle que se me olvidaba. Como el día fue tranquilo, me dio tiempo de hojear El Triangle y parece que al Señor Conde también le gusta la Música.
Este fin de semana largo, La Vanguardia ha lanzado al mercado su promoción “La pulsera Zajira” y lo ha hecho con señorío: en vez de utilizar el método de contraprogramación, y dado que El Periódico saca su pulsera Alma los martes, jueves y sábados, utiliza el método de complementación y la nueva pulsera se distribuirá lunes, miércoles y viernes. Menos el primer número que se hizo extensivo a sábado y domingo, ambos inclusive.
Aunque el sábado es el día de curro de Salva, me he sentido magnánimo y, para que una vez en su vida haga tres días seguidos de fiesta, le he cambiado su sábado por mi próximo domingo. Así es que he hecho el fin de semana completo.
La pulsera ha tenido un buen arranque y, salvo alguna señora que ha venido a que le explique si lo que iba dentro de la bolsita de ante (o de despué) era la cola de ratón y la niña, no ha tenido ninguna trascendencia. Eso sí, el domingo por la noche puse el correspondiente fax de reposición a Marina BCN, no vaya a ser que las unidades que me faltaron se me consideren como pedido y me vuelvan a cobrar el diario como suele ser habitual.
El lunes hubo más problemas. Reconozco que no leí la descripción que del artículo se hacía en el albarán, aunque, dada mi imbecilidad, hubiera dado lo mismo. La primera señora que observó la anomalía fue una suscriptora (de las que le llevan el diario a casa); el recorte de La Vanguardia decía Corazón y yo le había dado un Tonelillo. Rebusqué por los rincones donde Salva suele guardar los artículos de pequeño volumen y no encontré nada. Investigué la base de datos del ordenador y sólo aparecían dos entregas. Imbécil de mí, imaginé el resto.
- Debe ser que a última hora han cambiado el orden de entregas. No se preocupe; el miércoles dirá Tonel y entregaremos Corazón.
Y así veintitantas veces; tantas como tonelillos.
Esta mañana no me tocaba quiosco pero como ayer me lo tomé con calma, hube de llevarme a casa el albarán de devolución de Marina BCN y buscar (en el ordenador) las publicaciones que tenía para retornar. Y a primera hora (primera hora de empresario pudiente, o sea, las nueve y media) estaba en el chiringuito. Veo menos que un gato de yeso, pero me ha deslumbrado nada más entrar. Frente a mí, junto a los sobrantes de tonelillos de ayer, se amontonaban varias cajitas de tonelillos idénticos a los del lunes. Se me han cruzado los cables.
Llamada número 1: Teléfono que yo denomino de urgencias; el de los problemas del día y el único que funciona en festivo. Por la voz, creo que me atiende Alejandra.
- Es problema de distribución. Tienes que llamar al número general y marcar el 5.
Marco y espero que una voz bien modulada me lea el menú. Selecciono el 5. Cuento el problema y me desvían a reposiciones. Nueva llamada, repetición del menú y nos vamos por la opción 4: contestador automático. Me niego a hablar con máquinas. Además, la máquina no me va a contestar a las preguntas que necesito hacer. Al cuarto intento espero a que me conteste la operadora que, muy amable y acertada, me manda de nuevo al departamento de reposiciones pero, supongo, a un nivel de mayor preparación.
- A ver… Dígame qué dicen los albaranes del viernes.
- No los tengo aquí.
- ¿…?
- Pero si lo que necesita es el número, se lo busco en ordenador… Albarán XXX… pulsera Zajira… entrega 1… 34 unidades. Albarán XXY… pulsera Zajira… entrega 2… 27 unidades. Y el de hoy que lo tengo a mano: 72 PULSERA ZAJIRA-LA VANGUARDIA TERCERA PIEZA.
- ¡Ahí lo tiene! Tercera pieza. Hoy ha recibido la tercera pieza que es la que se debe entregar mañana.
¡Seré imbécil, con lo claro que está! Tercera pieza… Y yo entregué la tercera pieza ayer, cuando el albarán decía… ¿segunda pieza?
- Claro, señorita, usted tiene razón. El problema es que las personas que ayer retiraron el tonelillo me temo que quieran mañana el corazón… -sumiso como corresponde a un imbécil que sabe que lo es-.
- Bueno, según me dicen, quizá hubo un problema de distribución. Yo le paso reposición de la pieza número 2 y usted recorte el cupón que corresponde.
Menos mal que hay gente con sentido común. El miércoles no tendré corazones y tendré que pasarme la mañana explicando a todo el mundo que soy imbécil pero, tal vez, pueda salir airoso. Sobre todo ahora que me he enterado que en mi zona nadie recibió corazones.
¡Ah! Un detalle que se me olvidaba. Como el día fue tranquilo, me dio tiempo de hojear El Triangle y parece que al Señor Conde también le gusta la Música.
2 Comments:
tranquilo no acaba todo ahi, hoy la han cagado con el pais, la peli que trajeron ayer es la de mañana.
Igual la de hoy la traen mañana.
tila, mucha tila.
A 1 de marzo, aún no me he repuesto de los problemas con las entregas de la pulsera Zajira, y
ahora tenemos la charm, y yo todavia no he aprendido y me lo
cobran todo con periódico incluído, así que podría comprarme la pulsera entera, pero de oro con diamantes.
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