martes, enero 12, 2010

Eau de cologne

Fue Dalr el primero que me habló de la venta por impulso. Cuando acabó su perorata, entendí que ya sabía yo de qué iba aunque ignorase su denominación técnica. El mensaje era claro: si veo, compro.
Por eso mi primera decisión al adquirir un quiosco fue ampliar la superficie de exposición. En la Asociación me dieron el nombre de la empresa que se dedicaba a construir quioscos y accesorios: EPIMA, sita en la calle Almirante Oquendo de San Adrián del Besós. Quedé un poco perplejo porque, justo enfrente, había pasado gran parte de mi horario de trabajo entre 1988 y 1996 y no me había dado cuenta que existiese por allí una empresa constructora de quioscos.
Una tarde cogí a Quiosquera y me fui a pasear. Acabamos en Almirante Oquendo, frente a una persiana metálica que cerraba el acceso a un vetusto almacén. No recuerdo si pulsé el timbre o golpeé la persiana; en todo caso con la seguridad de que allí no había nadie. Me equivoqué. A los pocos segundos nos abrían la puerta y nos invitaban a pasar a una pequeña oficina donde se amontonaban los papeles. Sobre un folleto elegí las mejoras, se me pusieron los pelos de punta cuando oí el precio y desestimé lo prescindible y aquello que, quizá, yo mismo me lo podría fabricar (acabó siendo Gepetto quien hizo los arreglos pertinentes y a un precio más razonable).

Además de la persona que nos atendió, había otro señor en la oficina que no intervino hasta que ya había finalizado la operación.
- Es hora que nos presentemos. Yo soy Epi –dijo ofreciéndome su mano derecha-.
- Y yo Blas –contesté sin pensar-.
- No, no. Soy Epi de verdad. Me llamo Epifanio Martínez.
Estaba claro: EPI de Epifanio y MA de Martínez. Me llevó al interior de la nave; en medio del almacén había una carcasa de quiosco, modelo Condal, vacío por dentro.
- Cuando ganes mucho dinero lo que tienes que hacer es cambiar el quiosco y poner este nuevo modelo. Pasa, pasa, que te lo enseño.
El suelo del armazón estaba pintado con tiza, indicando la nueva distribución. Epi me fue explicando dónde iba cada cosa.
- … aquí irá la nevera y esto es el meadero.
- No irás a decirme que este modelo lleva retrete…
- No, hombre, no. El meadero es la esquina posterior donde se mean los borrachos nocturnos. Y para el quiosquero puede ser una salvación. Entre la esquina y los coches aparcados queda bastante discreto.

EPIMA hizo en su día un loable esfuerzo para que los trasnochadores tuviesen un lugar adecuado para mear pero con mi quiosco pinchó en hueso. Los borrachos que se mean en las proximidades de mi quiosco no utilizan el meadero de Epi; mis borrachos se mean en la puerta y apuntan para ver si consiguen llegar al interior a través de las rendijas. Y a fe que aciertan. Debe ser que, con la borrachera, les tiembla la mano y apuntan para todos sitios a la vez; y uno de esos sitios es la rendija que da a la sala de estar. El estropicio de la calle tiene fácil solución: un par de cubos de agua de una fuente cercana (menos mal) y medio paquete de serrín. El charquito del interior tiene más mala leche; vamos, concentrado de orines que te abofetean al abrir la puerta y, aunque se friegue el suelo, mantiene sus efluvios hasta media mañana. Aun así, el domingo que encontramos el quiosco libre de meadas es como si fuera menos festivo.

Quiosquera se queja de que sólo la saco de casa para trabajar en su día de descanso; es verdad. Por eso el día 4, cuando me acerqué a la Asociación para llevar las papeletas sobrantes de la Lotería del Niño, la invité a que me acompañara. A la Asociación voy siempre con el Ferrari, entro por la Calle San Pablo, esquina Liceo y aparco en un callejoncillo cerca de la sede. Cuando bajé y me quité el casco, note el tufillo.
- Huele a quiosco.
- ¡Lo que huele es a letrina! –contestó quiosquera-.
- ¿Y a qué huele nuestro quiosco los domingos por la mañana?
- A meados.
- Equilicual. Fíjate si estamos compenetrados con la Asociación que hasta utilizamos la misma colonia: Eau d’été.

1 Comments:

At 12/1/10 22:21, Blogger kioskero said...

Si a mí me dejasen, a todos estos elementos que se les cogiese infraganti en sus artes mingatorias, les podría, la proxima vez que salesen de casa, un caperuzo pegado con cianocrilato en la punta; ya veriamos como disminuye esa afición regatoria.
Un saludo y pon un bote por que tendras que comprar Zotal para desinfectar los alrededores.

 

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