miércoles, septiembre 13, 2006

La buena gente

Un buen día, Quiosquero me confesó que “tengo más fe que el Alcoyano” porque en nuestras primeras andaduras quiosqueriles, menda, siempre con el ánimo de echar una mano, me quedaba alguna que otra tarde sola en el quiosco. No era habitual, pero se daba el caso cuando Quiosquero iba a alguna reunión del Gremio o a hacer cualquier gestión. Realmente, yo no tenía ni idea de precios, títulos o ubicación de las publicaciones pero siempre, con la paciencia de los buenos parroquianos y el móvil como última baza, encontraba lo que me pedían.
Pues bien, ahora que se supone que ya tengo un poco más de experiencia, acabo de encontrarme con mi primer cliente malasombra.

El sábado pasado, al igual que todos los sábados, acudí puntualmente con mi quiosquero a abrir el tenderete. Una vez todo en su sitio, albaranes entrados en el ordenador y periódicos contados (hay que llevar un control exhaustivo porque raro es el día que no falta alguno que otro) me abandonó a mi suerte para ir a tomarse un café y fumarse el purito de la mañana.
Este fin de semana La Vanguardia estaba en huelga y tuvieron que imprimir los periódicos fuera de Barcelona. Los suplementos de la programación de TV que vienen encartados los sábados, nos habían llegado el viernes ya que estaban editados con anterioridad. Como no voy en toda la semana por allí, no sabía cuántos ejemplares del suplemento teníamos; así que, cuando se acabaron los del montón que Quiosquero había dejado junto a las Vanguardias, creí que no había más.
Al despachar a un cliente, habitual comprador de La Vanguardia, no quedaba ya ningún suplemento. Un joven de unos 35 años, que iba detrás, tomó su Vanguardia y me dijo ¿ésta no tiene suplemento? Yo traté de explicarle que no los habíamos recibido a la par y que posiblemente no hubiera más. Él preguntó ¿y ahora qué hago? A lo que yo le respondí: pues tal vez quiera llevarse otro periódico. Él me dijo “Avui” y cuando se lo dí quiso saber si “llevaba algo”. Yo creí que me preguntaba si con Avui salía alguna promoción de libro, CD, película, etc.y le contesté que no lo sabía pero que lo podíamos mirar. Entonces el caballero, con un gesto despectivo me espetó: “pues... si Vd. no lo sabe, lo voy a saber yo!”. No me esperaba aquella reacción y quedé tan sorprendida que sólo se me ocurrió decirle que no suelo estar allí pero que mi marido sí que podría decírnoslo y eché a correr en su busca. Al volver, le dije: "pues no lleva nada que sepamos". Tiró el periódico encima de las revistas, dio media vuelta y se marchó sin decir nada.

Desde aquí quiero agradecer a las buenas gentes que cotidianamente pasan por este quiosco, la ayuda que nos han prestado al soportar pacientemente la ineficacia de nuestros primeros tiempos en un negocio tan complejo. Siempre oí decir que no es fácil tratar con el público. Hasta el momento, puedo asegurar que me ha sido mucho más fácil de lo que esperaba.

Reflexionando sobre la anécdota que acabo de contar, he llegado a la conclusión de que hay un refrán catalán, muy sabio por cierto, que dice que “una flor no fa estiu” (algo así como que la presencia de una sola flor, no quiere decir que haya llegado ya el verano). Así pues, le aplico el cuento y me olvido del tema ya que, afortunadamente, en año y pico, es la primera vez que me tratan así.

Moraleja: clientes de esa índole no merece la pena conservarlos.

9 Comments:

At 14/9/06 11:49, Blogger Antonio Martínez Ron said...

En mi pueblo hay otro dicho: hay más tontos que longanizas. Tú ni caso.

saludos!

 
At 14/9/06 12:11, Blogger quiosquera said...

aberron:
Gracias por tus palabras de aliento.
¡Ah! lo de los tontos y las longanizas me parece muy apropiado para el caso.

 
At 14/9/06 13:44, Blogger dalr said...

A mi lo que más me jorobó del asunto no fue que el señor se fuera enfadado. Lo peor es que el periódico que había cogido lo tiró con desprecio sobre las revistas.

Todo el que cuando puede sale a la calle, el que ha ido a un bar, a una tienda o, por supuesto, a un quiosco, se ha encontrado en alguna ocasión con un servicio ineficiente, ya sea por desconocimiento, incompetencia o lo que vulgarmente llamamos "tener un mal día". Pero eso no nos da derecho ni a faltarle el respeto a nadie ni a responderle de mala manera. Si no te gusta cómo te atienden en un sitio, no vuelvas. Pero a mi madre no le tira el periódico ni Dios!

 
At 14/9/06 17:13, Anonymous Anónimo said...

Sí, aqui tambien tenemos el proverbio: "uma andorinha só não faz verão", que quiere decir lo mismo. No sabés como te entiendo. Yo fui dueña de una libreria por 3 años. Lo que tuve que aguantar! Me quedaba sola por las tardes y no pasaba una semana sin un tarado o un ladron de libros, de eses que entran con un casaco bien ancho y salen "cargados". Lo que me sobró de esa experiencia fue una mayor cultura literaria y algunas deudas...

 
At 15/9/06 00:01, Blogger E. Sierra said...

Quiosquera, ni caso. Lo mismo tenía un mal día y mañana se te presenta con una sonrisa de oreja a oreja...

Saludos!

 
At 15/9/06 10:48, Anonymous Anónimo said...

Aunque no tiene nada que ver con este post, me ha hecho tanta gracia la viñeta de Cuttlas sobre las promociones que os pongo el enlace para que la veais:

http://www.20minutos.es/vineta/509674/0/09/2006/cuttlas/

 
At 19/9/06 13:08, Blogger Abandonalia said...

Sí que merece la pena conservarlos.... En formol. :)

Salu2!

 
At 27/9/06 13:48, Blogger Josep said...

Que lo Pulpe un Follo (como diría una amiga mia) tu ni caso que para Cap_ll_s hay tantos como quieras.
¿Quieres una muestra? mira lo que me pasó a mi hace poco.
http://cabanabona.blogspot.com/2006/09/quiosco-insultos.html

 
At 28/9/06 01:18, Blogger dalr said...

Tremenda historia... A mi una vez un vendedor ambulante de calcetines me amenazó con quemar el quiosco (conmigo dentro) y me pareció menos surrealista que lo que te pasó. Y luego dicen que los quiosqueros somos raros...

 

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