martes, septiembre 12, 2006

Lectores furtivos

Llamamos lectores furtivos a aquellos que pasan por delante del quiosco, se paran y se leen detenidamente las portadas de los periódicos, hojean una revista o se inventan mil trucos para estar al día sin gastarse un euro. Se podrían hacer mil clasificaciones distintas, todas ellas válidas, pero, para simplificar, los hemos agrupado en tres grandes familias: inofensivos, sibilinos y taimados.
Sé que hay quiosqueros que se ponen negros cuando hay epidemia de furtivos. Aquí, salvo a la familia de taimados, los apreciamos porque son lectores que jamás se compran un diario o una revista pero las letras no se gastan al leerlas desde arriba y, ¿quién sabe?, quizá algún día vean algo que les llame verdaderamente la atención y hagan el esfuerzo de rebuscar un euro en sus bolsillos.

Lector furtivo inofensivo
Afortunadamente es el más común. Pasa por delante del quiosco mirando de reojo los diarios, se para, retrocede y dedica un par de minutillos, o una docena, a informarse. Si el lector es un poco vergonzoso, suele ser breve aunque repita la faena varias veces al día. No molesta. Incluso se hace a un lado cuando un lector con licencia se inclina a recoger su periódico.
El máximo exponente en lectores furtivos inofensivos es la Yaya, una viejecita menuda que debe rondar los 90 años. Aparece a media mañana camino del mercado y se culturiza leyendo La Vanguardia. A la vuelta, con el cesto lleno, repite.
El anterior quiosquero tenía su forma de poner los periódicos: cada uno tapaba al anterior de modo que sólo sobresalían los lomos. Menos La Vanguardia que ocupaba un lugar preferente. Esto tenía la ventaja de que, cuando se levantaba viento, bastaba poner un pisapapeles encima de la susodicha Vanguadia para que los diarios no volaran. Pero tenía un inconveniente enorme: la gente tiene la manía de no coger nunca el primer periódico del montón sino el segundo o tercero. De este modo, al tirar de un ejemplar que tiene peso encima, arrastra las primeras hojas del que está debajo y Quiosquero se pasaba el día poniendo bien los montones. Se hizo fabricar una banqueta y los periódicos de más venta (La Vanguardia, El País, El Periódico en catalán y castellano, Avui…) los colocó apaisados y en montón único. El resto, también apaisados, se superponen de modo que se vea la cabecera. Este cambio no gustó a la Yaya que se quejaba continuamente
- El señor de antes los ponía de forma que se leían mejor. Así cuesta más trabajo porque hay que leerlos al través.
La enseñé a leerlos según la nueva posición.
- Mire, usted se coloca aquí y, ¿ve?, ahora puede leer La Vanguardia y todos los demás.
Siguió refunfuñando durante unos días pero ya hace tiempo que no protesta y ha ampliado su campo de opinión.

Lector furtivo taimado.
Peligroso. Es el que se lleva una revista y, al otro día, te la devuelve diciendo que ya la habían comprado en casa. A veces, para disimular, la cambian por otra. El number one de esta familia es la Espeluzná (nunca sabes si acaba de levantar la cabeza de la almohada o si se ha peinado con un tenedor). Cada semana se lleva Elle France (4,20 €) e, invariablemente, te la devuelve porque ya se la ha comprado su hija. De vez en cuando la cambia por Pronto (1 €) y pone la mano para que le dé el cambio. Últimamente se ve que ha aumentado su poder adquisitivo y la cambia por EXTRA PELO NEW LOOK (¡Coño! De ahí el peinado que usa) de 5€..
- Luego, cuando pase, le daré los 80 cts.
Y a la pobre se le olvida.
Salva anda preocupado porque en varias ocasiones le ha llamado la atención por ser lento cobrando.
- ¡Déjamela a mí.
A la siguiente vez, volvió a quejarse.
- Es que en este quiosco son muy lentos cobrando.
- Lleva usted razón, señora –le dije-. Pero todavía somos más rápidos que algunos clientes pagando.
Estoy preocupado. Hace varias semanas que no me “compra”. Como diría mi padre, me ha dado justo en el centro del gusto.

Lector furtivo sibilino
Es el que te pide permiso para echar un vistazo a un diario o revista y comprobar si viene un artículo concreto que nunca especifican. Después de diez minutos, siempre es lo mismo:
- Lo siento. No lo han publicado..
No me molesta que se lean la revista, lo que me jode es que quieran tomarme por tonto. Pero para eso tengo a Mamá Chispa.
El otro día había una señora hojeando una revista cuando llegó Mamá.
- ¡Venga, señora, lea, lea… y cuando acabe esta coja otra!
- Le he dado permiso –intervine-.
- Es igual. Eso no lo he hecho yo nunca. Si quiero ver una revista, primero la pago y luego la leo. Y si no viene lo que busco compro otra.
La señora dejó la revista y salió pitando.

15 Comments:

At 12/9/06 14:23, Anonymous Anónimo said...

Qué coraje me da la gente que te toma el periódico (a veces sin pedir siquiera permiso) lo ojea completo, pasándo las páginas a toda velocidad, y te lo devuelven todo vencido y deformado. Siempre miran lo mismo: la programación de la tele y los deportes. De pequeño también yo lo hacía pero era un chaval que no tenía un céntimo, pero me molesta que lo hace con gente de cierto poder adquisitivo que considera que un euro por eso "es caro".
Algunos son peores aún, se ve que les encanta leer periódicos, pero siempre que sean gratuitos.
A todos ellos, a la hoguera, con los bolsillos bien repletos de periódicos para que prendan mejor.

 
At 12/9/06 16:17, Blogger Unknown said...

Lo confieso: me paro delante de los quioscos, leo los titulares de los diarios, no cojo nunca el primer ejemplar del montón... Pero a veces compro: lo prometo ;)

 
At 12/9/06 16:25, Blogger Quiosquero said...

Los titulares de cabecera de los periódicos están para eso: llamar la atención del posible lector. Por eso los llamo furtivos inofensivos y, como bien dices, David, a veces por un titular compran el diario.
Jode más cuando no se limitan a leer el titular sino que pasan páginas y al final te lo devuelven "esmangarillado".

 
At 12/9/06 19:16, Anonymous Anónimo said...

no hablaste nada de los quiosqueros que ponem por adelante toda clase de revistas con mujeres desnudas en la capa. Por lo menos aqui és así. Dahí que en el dia en que llega Playboy y otras del mismo tipo se pone toda una cola de chicos y hombres no tan chicos "babando" delante del quiosco! Despues, lo que da risa, son los rapazotes haciendo una 'vaca" pa juntar plata y comprar la más guapa. Como sufren estas revistas en las manos destos chicos, che! :)

 
At 12/9/06 20:32, Blogger uncnoun said...

Juas! XD

Me ha encantando este post. Bueno, y el blog en general.
Siempre es divertido conocer los entresijos de otras profesiones.

 
At 13/9/06 03:00, Blogger dalr said...

maray, aquí el ayuntamiento ha publicado una ordenanza municipal para salvar los inocentes ojos de nuestros niños de imágenes tan hirientes para sus mentes en formación como, por ejemplo, un par de pechos. Alguna vez incluso tuvimos problemas con alguna madre preocupada por la portada de Interviu. Pero eso mejor lo explico otro día.

uncnoun, gracias por la visita. Espero que nos sigamos viendo.

 
At 13/9/06 13:24, Blogger Antonio Martínez Ron said...

Magistral.

 
At 13/9/06 20:29, Anonymous Anónimo said...

Yo hacía lo mismo cuando iba al colegio, habñia un estanco-prensa que los ponía todos en un atril, ahí no se superponían y los leías de tirón. En verano que suelo comprar un par de ellos escondo siempre el 2º, pues no hay más cosa que me moleste que un pariente gorrón (que normalmente no compra nunca un periódico) se avalance a coger el otro. Ya lo saben y esperan como buitres a que acabe. Para finalizar la pregunta clave: ¿Guardo el periódico? Yo cuando lo leo, allá donde esté, lo dejo allí... ¿para que lo quiero ya? La gente se lo suele llevar bajo el brazo, paseándolo, ¿para qué? ¿para envolver regalos? ¿para limpiarse el cul****? ¡uy! No veas en la playa lo que lo agradecía el vecino que me tocara al lado... ¡en fin! Leed, leed, aunque sea a Lucía Etxebarría...

 
At 14/9/06 18:06, Blogger Joaquín said...

Estaré atento con este blog fabuloso. Siempre me ha caído bien la gente de los quioscos, entre los que también hay "malages", cómo no.

 
At 14/9/06 18:28, Blogger alvarhillo said...

Al leer este post sobre lectores furtivos me ha venido a la cabeza que cuando yo era un chaval a mi padre no le gustaba que leyera tebeos y si caía alguno de Mortadelo o Asteríx era por reyes o cumpleaños, así que me convertí en lector furtivo de Galerías Preciados y casi me aprendí de memoria las colecciones completas de Tintin, Mortadelo y Asteríx.

Un saludo furtivo.

 
At 14/9/06 21:47, Blogger dalr said...

Joaquin, yo creo que entre los quiosqueros el porcentaje de "malages" es más alto que en el resto de la población. Levantarse cada día antes de las seis y pasarse, llueva o nieve, 14 horas dentro de la garita, durante 30 o 40 años... Uf. Me entra una mala uva sólo de pensarlo... Gracias por tu visita!

alvarhillo, yo me apalancaba en la zona de los Mortadelos del Corte Inglés y se me iban las horas. Luego vinieron los cacharrines esos para escuchar discos. Y antes había sido el gentío frente al escaparate de la tienda de televisores los días de fútbol. El lector furtivo, si es educado, no sólo no molesta sino que me cae bien. Y así hacemos futuros clientes (como las discográficas con las descargas de la mula... ups, se me escapó)

 
At 15/9/06 00:18, Anonymous Anónimo said...

Si no quieren que la gente hojee las revistas, que las vendan selladas en plástico. Todos sabemos que las portadas de las revistas y los titulares de los periódicos a veces son engañosos; de ahí que sea válido hojear un poco para comprobar si de verdad nos interesa y vale la pena comprar la revista. ¿A quién le impedirían abrir la tapa de la caja de los huevos, para ver si no hay uno roto?

El otro día, en un kiosco, revisaba las revistas de música, en busca de ciertas reseñas y noticias. No hay semana que no compre por lo menos una revista de música. Ese día, la empleada me pregunto si "por fin compraría una revista" y que al hojearlas las "estaba maltratando" y que el jefe, que estaba viendo todo por la cámara de seguridad, no quería que "se estropeara la mercancía". Yo le dije "no me jodas, yo siempre compro revistas, sólo estoy hojeando para saber cuál comprar. Si no quieren que las hojeemos, que las vendan cerradas. Y me fui y no volví a comprar una revista ahí.

 
At 15/9/06 01:45, Blogger dalr said...

Hola Luis M.

Probablemente lo que te ocurrió se debe a que fuiste a una cadena o un supermercado de revistas. En los quioscos de verdad no hay jefes observando a través de cámaras de vídeo. Allí hay un señor que, como mucho, te dirá que a leer se va a las bibliotecas o que la sociedad de autores le obliga a cobrarte derechos de autor. Piensa que cuanto más pequeño es tu quiosco más cercano el trato con el quiosquero, para lo bueno y para lo malo.

En cualquier caso, el ejemplo de la caja de huevos no es válido. Una cosa es ojear el género para ver si te merece la pena comprarlo (algo muy lícito) y otro chupar el caramelo a ver si te gusta.

Respecto al plástico, no son los quiosqueros quienes los ponen sino las editoriales (las mismas que, puestos a plastificar, le añaden a la revista un cartón de dos metros y un bote de detergente). Nosotros somos simples intermediarios que vendemos lo que nos traen, tal y como nos lo traen, a cambio de unos centimillos de comisión.

De todas maneras, en mi quiosco sólo tendrías problemas con Mamá Chispa (que mira por el negocio más que nosotros mismos). Yo invito a la gente a que lea cuanto quiera, siempre que deje el género en las mismas condiciones y en el mismo lugar que lo encontró. Y si he leído el artículo en cuestión, incluso se lo resumo o le recomiendo que mejor lea otra cosa. Aunque ahora que lo pienso, quizás por eso no puedo tener una videocámara desde la que controlar a mis clientes y empleados...

 
At 27/9/06 14:04, Blogger Josep said...

si señor es toda la verdad y ademas añadiria yo, los que cada dia te pagan con toda la calderilla que te puedas imaginar, y encima te dicen te lo doy asi por que a ti te irá bien para dar cambio.

 
At 28/9/06 01:26, Blogger dalr said...

Je, je... Todo un clásico. Te recomiendo que leas la presentación de nuestro querido calderillas.

Pero yo casi prefiero a estos que alos que te sueltan un billete de 50 euros para pagar el periódico, como nuestro simpar millonetis. Seguro que la historia te resulta familiar.

 

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