Millonetis
El quiosco no es el Banco de España pero actúa como si lo fuera: aquí se acercan todos los comercios del barrio a buscar cambio, los automovilistas que necesitan monedas para pagar el Área Verde, las amas de casa faltas de calderilla y los señores a los que su señora le acaba de asignar la correspondiente “semanada”. Y eso que enfrente hay tres sucursales de las cajas de ahorros.
Eso sí, reconozco que la mayoría paga su comisión correspondiente. Cuando necesitan cambio te compran, al menos, un chicle de 5 cts.
Como decía mi, a menudo, recordado taxista sevillano “esto es la Universidad de la Vida”. Por la forma de manejar el monedero ya sabes como te van a pagar. Aunque hay diferencias sexológicas.
Las mujeres abren el monedero y buscan y rebuscan “intentando” juntar el importe exacto. Desde lo alto de la tarima ves asomar la puntita de un billete de 20 o 50 euros y empiezas a tomarle cariño: “Billetito ven con papá” y abres el cajón para preparar el cambio. Al fin, la señora hace un mohín de disgusto y te alarga el billete despacito, como disculpándose.
Los varones son más directos. Mano al bolsillo, lo agitan y con las mismas sacan la cartera, normalmente del bolsillo izquierdo de la chaqueta, agarran billete y extienden el brazo con decisión, como el torero cuando entra a matar. ¡Que se vea que tienen pasta!
Cada mañana solemos empezar con el mismo cambio pero hay días, lunes y principios de mes, que podemos pasarlo francamente mal. Son los días en que tres o cuatro clientes seguidos te pagan el diario con un billete de 50 y te dejan el cajón temblando. Menos mal que Murphy aprieta pero no ahoga y poco a poco consigues recuperarte.
El record Guinness lo tiene el señor Millonetis. Millonetis es un caballero maduro tirando a la jubilación, sonriente y, casi se puede decir, simpático pero cuando lo veo venir un cosquilleo me recorre el duodeno, el yeyuno y me salta hasta el ciego, o sea, se me nubla la vista. Aparece puntualmente los lunes y, puede ser, el viernes. Pide CANVI (es el único que vendo a la semana), a cuyo consejo de administración perteneció, y te larga un billete verde gallinaza de 100 euros.
Mientras le doy el cambio intercambiamos unas cuantas frases:
- ¿Qué CD sale con la Vanguardia?, pregunta
- Me parece que el jueves toca Chopín
- Shopan, se dice Shopan. Es francés –y dibuja una sonrisa conmiserativa.
- ¡Ah, sí! Ese que era maricón y estaba liado en Mallorca con George Sand.
- No, hombre, no. George Sand era el pseudónimo de una mujer.
Le podría haber dicho que era Aurora Dupín pero no quise oir: “Se dice Dipan”.
Y se va. Supongo que a tomarse un café porque media hora más tarde vuelve a acercarse al quiosco y ahora compra TRIANGLE. Sin ningún disimulo te endiña los 50 euros que hace media hora le diste y con su sempiterna media sonrisa te dice: “Así se saca usted calderilla de encima”.
He pensado en preparar bolsitas de 97 y 47 euros en moneditas de céntimo para “sacarme calderilla de encima” pero… ¿y si no vuelve?
3 Comments:
Le puedes decir de mi parte al millonetis de las narices (el tío siempre pasa cuando yo no estoy) que su francés es cojonudo pero que Chopin nació en Varsovia. Y como, por políglota que sea, no creo que domine el polaco, a ver si tiene huevos de demostrarte que se dice "shopan" y no "chopín", "chupén" o "chanpú".
Respecto a su desinteresada afición por endosarte billetes grandes, lo que pasa es que no lo has pillado. Es su manera de que te quede claro que viene a buscar el "canvi". El día que conforme se acerca por la esquina le tengas la revista sobre el mostrador, la bolsa de 97 leuros en céntimos, factura de todo lo que se lleva, certificado de medio ambiente conforme no se ha dañado ningún árbol centenario para producir el ejemplar en cuestión y, por si acaso, acta notarial de que en la bolas hay exáctamente, ni una más ni una menos, exáctamente 9.700 mondedas de un céntimo... Ese día lo mismo se lleva el Playboy pa celebrarlo y pa tocarte las narices. Qué coño.
Sólo un detalle:
Chopin no era francés, era polaco.
Y en polaco sí se pronuncia "chopin".
Un saludo.
Ja ja .. Que bueno .. y es que de gilipollas está el mundo lleno y a nosotros nos toca aguantarlos.
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