¿Casualidad o mal fario?
De siempre me ha gustado ver mundo y, como ni el tiempo ni la economía me han permitido hacerlo a mi manera, he aprovechado la menor circunstancia para darme un garbeo por España y parte del extranjero. Así podía ir de Barcelona a Alicante, por poner un ejemplo, pasando por Salamanca. Cuando la economía empezó a permitirlo comencé a asomar las narices por el extranjero, la mayoría de las veces, en viajes organizados.
Un buen día, echamos cuentas y observamos que, no siempre, pero sí a menudo, en el país que visitábamos sucedían hechos importantes durante, un poco antes o un poco después de nuestro viaje. Eso sí, habíamos de viajar los tres juntos y fuera de las fronteras porque dentro de España nunca sucedió nada que no fuera habitual.
Este verano hemos participado en un pequeño crucero por el Volga, desde Moscú hasta San Petersburgo. El día 1 de agosto, el telediario de la noche informaba de un robo de 221 obras de arte en el Museo del Hermitage, amén del fallecimiento repentino de alguno de los vigilantes. El 31 de julio, por la mañana, habíamos pasado dos horas y media dentro del recinto contemplando sus maravillas.
El sábado, 26 de agosto, los diarios informaban del incendio que ha destruido la catedral de la Santísima Trinidad dentro del complejo del monasterio Alexander Nevsky, también en San Petersburgo. Conservamos la foto de Dalr y Quiosquera, tomada el 30 de julio, con la citada catedral a sus espaldas.
El año pasado, a primeros de marzo, empecé el máster de quiosquero. Uno de los primeros periódicos que vendí anunciaba la enfermedad el Papa. Cuando vi a Dalr le comenté
- Se nos muere Papá.
- No, le queda un mes más o menos.
No entendí por qué me decía aquello con tanta seguridad hasta que caí en la cuenta que teníamos reserva para pasar un fin de semana en Venecia. En efecto, el día anterior a nuestro regreso, a eso de las 9 de la noche, las campanas de toda Italia doblaban a muerto: el Papa acababa de emprender su último viaje. Y como a la vuelta sobrevolamos Mónaco, a la semana siguiente también nos llevamos por delante a Rainiero.
No han sido las únicas veces.
En 1993, una semana después de que visitásemos Estambul y la Capadocia, cascaba Turgut Ózal, presidente de Turquía, y un mes más tarde varios artefactos explosionaron en el Gran Bazar.
En 1999 visitamos Marruecos. Diez días antes de emprender el viaje, con los billetes ya en el bolsillo, la diñaba Hassan II.
No fue suficiente. Estábamos en Marrakech esperando la llegada del guía que debía hacernos la panorámica de la ciudad y el buen hombre no llegaba. Pasadas las 10 de la mañana, apareció Mohamed vestido de bereber (durante todo el viaje lo vimos con ropas a la europea) pilotando una Vespino. La panorámica se había suspendido porque iba a producirse un eclipse de sol y eso traía malos presagios. El gobierno había prohibido toda actividad y los musulmanes estaban obligados a acudir a las mezquitas a rezar. Al menos pudimos hacer lo que pocos turistas han conseguido: fotografiar la plaza de Djemáa El Fna completamente vacía.
En Portugal hemos estado dos veces. La primera nos limitamos a recorrer al Algarve (no sucedió nada raro).
En la segunda repetimos el Algarve añadiendo Lisboa y sus alrededores. Pateamos el Chiado y por la Torre de Santa Justa accedimos al Bairro Alto. Creo que fue en la Igreja do Carmo, no estoy seguro, donde había una pintada que nos hizo gracia: As putas ao poder (más o menos). Tres meses después de nuestra visita ardió el Chiado y el fuego subió por Santa Justa hasta el Bairro Alto.
Egipto era el sueño de mi vida pero el viaje resulta excesivamente caro para mi poder adquisitivo.
Cuando los islamistas empezaron a atentar contra los turistas extranjeros, los precios cayeron pero la valentía no ha sido nunca una de mis cualidades, así que me abstuve hasta que, durante un par de años, dejaron de producirse atentados. Fue el momento elegido para viajar. Semanas más tarde de nuestro retorno, fue ametrallado un grupo de alemanes junto al templo de Hatchepsut.
Otro de mis viajes soñados eran Israel y Jordania (Petra) pero estábamos en las mismas: los judíos y los palestinos andaban a la greña y no era cosa de meterse en la boca del lobo. Después de la autonomía de Gaza y Jericó se sucedió un periodo sin intifadas ni bombas en Jerusalén. Aprovechando, que es gerundio. Aterrizamos en Ammán. En el hotel, Dalr puso la tele y localizó TVE Internacional. Atentado en Gaza.
- Niño, apaga la tele que Quiosquera nos hace regresar aunque sea andando.
No pasó nada más.
Jerusalén es increíble. Los musulmanes parecen como mas unificados en su religión. Los israelitas son una mezcla rara de ortodoxos, ultaortodoxos, judíos a secas… Y los cristianos, el no va más: Ortodoxos griegos, ortodoxos rusos, católicos, protestantes, coptos, etíopes… En la calle comercial del Rey David, las tiendas de judíos y árabes se sucedían y unos y otros parecía que se llevaban estupendamente. Sólo se diferenciaban porque los comercios árabes exhibían un retrato de Arafat.
Al mes y medio Isaac Rabín era asesinado.
Tuvieron que pasar 5 meses desde que contemplamos Nueva York tomando el fresco en la terraza de World Trade Center (Huerta de Vicente para los sevillanos), para que un ataque terrorista diera en tierra con las Torres Gemelas.
Relativamente divertida fue nuestra estancia en Buenos Aires.
Llegamos en pleno corralito y eso fue meterse en la boca del lobo, pero nos había costado mucho conseguir los billetes y no era cosa de renunciar. En los días que estuvimos allí, Argentina tuvo tres presidentes y medio. Los días eran tranquilos pero en cuanto caía la noche se iniciaba la cacerolada y la gente acudía a la Plaza de Mayo en manifestación pacífica. Una noche, llegábamos de cenar, Dalr puso la televisión. Se veía jaleo por las calles, la policía daba leña y pensamos que eran imágenes retrospectivas.
Dalr buscó otro canal y daban lo mismo; era en directo. Cada 10 ó 12 minutos sonaba una musiquilla similar a cuando empieza una sesión de circo, Chan chachán chachán chachán chachán (después de aquello esperabas oír: Había una vez, un cir-co), y en un tono que parecía la presentación de los trapecistas, una voz en off anunciaba: “¡Intentan linchar a un polisía! ¡Vean las duras imágenes del suseso!”. Y, en efecto, un grupo de manifestantes cortaba una carga policial y la emprendía a golpes con el agente que había quedado aislado. Al final, otro grupo, ayudado por algunos policías, consiguieron sacar al infeliz. Aquella noche asaltaron el Congreso, arrancaron los asientos, los incendiaron y los lanzaron a la calle.
A la mañana siguiente, una pintada en un callejón adyacente a la Plaza de Mayo una pintada rezaba: “Se nos mean y dicen que llueve”.
Pese al lío y a que íbamos mal de dinero porque era “feriado bancario” y no había posibilidad de conseguir pesos, guardamos un buen recuerdo de Buenos Aires.
El broche de oro en esto de las casualidades se lo lleva U.K.
Con la llegada del euro, el primer trimestre de 2002 fue un infierno para los informáticos que trabajábamos en empresas donde no existía la previsión y encima no hacían puñetero caso a los que sabían. Fueron 3 meses de jornadas de 12 ó 14 horas ajustando programas y, cuando llegó Semana Santa, estaba fundido. Entré en una agencia y me apunté al primer viaje que me pareció potable: Londres y ruta por Escocia. Quiosquera me preguntó:
- ¿A quién le toca esta vez? ¿La reina, el orejas…?- La reina madre –dijimos al unísono.
Y emprendimos el camino de Gran Bretaña. En el aeropuerto nos esperaba un sudamericano. Camino del hotel nos fue hablando de las costumbres inglesas y de lo mucho que querían a la reina madre. La señora se mantenía en plena forma gracias a los lingotazos que le pegaba a la botella de Beefeater. “Empezamos bien” –pensé.
Fueron 3 días en Londres y la ruta turística: Oxford, Startford, Liverpool, Glasgow, Edimburgo, Newcastle, York, Cambridge. Cuando subimos al autocar en Cambridge con destino final a Londres, pensé: “Regresamos mañana y la vieja aguanta”. Luego Quiosquera me dijo que había tenido el mismo pensamiento.
Sonó el móvil del conductor y, casi al instante, llamó al guía que andaba por los asientos de atrás. Hablaron entre ellos en protestante. El guía tomó el micro.
- Señores, tengo que comunicarles una mala noticia….
Quiosquera y yo nos miramos. Luego miramos a Dalr que iba sentado un poco más atrás.
- … la reina madre ha muerto.
Sonaron tres carcajadas. La gente nos miraba extrañada y tuvimos que explicar por qué nos reíamos pero que sentíamos mucho la defunción de la buena señora. Supongo que se lo creyeron porque dejaron de mirarnos del través. De los asientos de atrás se adelantó una señora venezolana.
- ¿Tienen ustedes la intensión de ir a Venesuela? Es por si nos pueden quitar de en medio a Chaves.
Aquella noche, desde la puerta del Palacio De Buckingham, Dalr mando un SMS a una amiga.
- Misión cumplida. Volvemos a casa.
La respuesta no tardó en llegar.
- Sois la leche.
Última hora: Juro por mis muertos que no he tenido nada que ver con el traslado de Joan Clos a Madrid.
11 Comments:
jajajaja! Buenísimo!!! Para cuándo el viaje a Cuba? Uno de los mejores post que he leído en mucho tiempo. Enhorabuena!
Sí, sí... Enhorabuena, pero como me cae bien Lula no hay huevos de ir a Brasil, por si acaso... ;-)
Me alegro que te guste, aberron. Yo estoy acojonado.
Tranquilo, Quiosquero.
Sabes que hemos hecho unos cuantos viajes más y no siempre han pasado cosas extrañas. Recurerda, por ponerte un ejemplo, que estuvimos en Eurodisney y todavía no se ha muerto el Pato Donald!!
Para aberron:
Muy agudo, sí señor, pero lo de Cuba ya estaba previsto. Era una de las posibilidades que teníamos este verano aunque, al final, optamos por Rusia (por aquello del fresquito). De todas formas, ya ves: sólo por pensar en la posibilidad de acercarnos a conocer la isla, se nos puso malito...
Saludos y gracias por los elogios al blog. Eres muy amable.
Quien iba a pensar que los tres jinetes del apocalipsis iban a necesitar pluriemplearse.... :)
Salu2!
abandonalia:
Nunca había pensado que se nos pudiera asociar con el apocalipsis pero, visto desde fuera, tiene su lógica: hemos "sembrado" Muerte, "ocasionado" Guerra (terrorismo) y, desde ahora, huirán de nosotros como de la Peste. Nos falta un jinete. ¿Te atreves a formar parte del equipo "representando" el Hambre?
Joder... Hambre, hambre.., la que nos hicieron pasar en Italia cuando se empeñaron en llevarnos a comederos de turistas. Recuerdo las caras de un autocar de estudiantes americanos (criados a base de hamburguesas) que salían enmayaos, incapaces de meterle mano a la minestrone. Hizo falta montar una revolución para que finalmente nos llevaran a comernos unos espaguetis decentes... Eso sí, en el resto del mundo, y en Italia años después, nos hemos puesto como el Quico.
quiosquero:
Sólo si invitas a comer, evidentemente... :)
Salu2!
gracias por alegrarme el dia!!!!! lo q me he podido reir!!!!
hacia dias q no pasaba por aqui. si por algo os he estado esperando todo el verano.
lectora en la sombra
abandonalia:
La invitación a comer es obligada. Un jinete del Apocalipsis no puede pasar hambre pero, eso sí, cada jinete se paga su caballo.
usuario anónimo:
La realidad siempre supera a la ficción. Me alegro que te hayas pasado bien; al fin y al cabo hubiera ocurrido los mismo sin nuestra presencia pero tanta casualidad tiene su auel...
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