miércoles, septiembre 20, 2006

El retorno de la chica del cine clásico

Ha vuelto. Casi cuatro meses después, la chica del cine clásico ha vuelto a pasar por nuestro quiosco. Ya no está triste. Tampoco está contenta. Evidentemente, ya no es la chica del cine clásico. Ha llegado junto a un chico y no ha abierto la boca. Él ha comprado el periódico y, mientras le daba el cambio, la he visto. Me ha sonado su cara. Por un momento he creído que era una vieja amiga, de esas que a veces pasan ante el quiosco y se quedan atónitas al ver que quien les sirve el paquete de tabaco o la revista es aquel compañero de clase del que hacía tanto que no sabía nada. Por un momento no te ubican. Es el último sitio donde esperaban verte (si esperaban verte) y acto seguido empiezan los rápidos intercambios de información para resumir en dos minutos los años que nos han llevado a cada uno de los dos extremos del paquete de Camel. No, aquella no era una vieja amiga. Había sido la chica del cine clásico. Y ahora sólo es la chica callada que acompaña al chico que compra el periódico.

No he podido retener mi emoción y la he saludado efusivamente. Ella ha esbozado un tímida sonrisa. Le he preguntado si ya se solucionó todo y me ha dicho que sí. No me considero excesivamente perspicaz, pero los años de tratar con gente me han enseñado que una débil sonrisa y un monosílabo no son, ni mucho menos, una invitación a una animada charla. Le he dicho que me alegro y me he despedido del chico del periódico con amabilidad. Él ha devuelto el saludo y ambos se han marchado tan silenciosamente como llegaron.

Ahora no tengo muy claro qué significa que ya se solucionó todo. He querido interpretar que encontró un nuevo trabajo, que está feliz y ya no necesita acordarse de sus ancianitos ni del quiosquero que le vendía 8 películas clásicas por 15 euros. Tal vez ella se pregunta a qué diablos me refería yo con la pregunta. Tal vez aquel instante hace unos meses en el que me emocionaron sus lágrimas dejó más huella en mí que en ella. Es evidente que tenía más cosas de las que preocuparse que yo...

De cualquier modo, el quisco también tiene estas cosas. En ocasiones se crea un momento mágico con un cliente. Por las circunstancias que sea depositan en ese señor que siempre está ahí una confianza inusitada y vuelcan en tus espaldas ensanchadas por la carga de cartones y las horas al raso sus frustraciones, alegrías, pequeñas tragedias. Y a las doce, con la última campanada, el confidente se transforma de nuevo en quiosquero. Supongo que es mejor así. Pero espero que el dios de los quiosqueros me perdone por preferir a una chica del cine clásico que no compra nada pero hace especial un día cualquiera, que a mil chicas colgadas del chico que compra periódicos que te hacen preguntarte qué coño has hecho tres meses preocupado por alguien que no sabe que existes.

7 Comments:

At 21/9/06 10:11, Blogger quiosquera said...

Cierto como la vida misma.

 
At 21/9/06 16:33, Blogger Juan said...

Y no solo cierto además indescriptible. Cuando sufres un episodio de esta clase completamente descatalogada del universal catalogo de las emociones no la puedes nombrar. No puedes expresar con palabras lo que sientes especificamente. Entendemos lo que sientes pero has necesitado todo un post y debería bastar con una palabra. Inventemosla!!!

 
At 21/9/06 17:13, Blogger dalr said...

Muchas gracias por tu comentario, Juan. Quizás lo mejor de las emociones es precisamente que no puedes encerrarlas en una palabra. Gracias a eso hemos tenido que inventar la poesía o la música. Pero como me gusta el juego podríamos inventar que todo aquello que te desespera al tiempo que te abre los ojos tras lo que no fue sino un sueño... podría llamarse "despertación". Y el que lo sufre está "desespertado". ¿Te hace?

 
At 27/9/06 19:47, Blogger alvarhillo said...

Me gusta la palabra,dalr. Cuanta gente desespertada haymos por el mundo y lo malo es que la despertación la sufrimos no una sino varias veces en la vida.
Repito, me encanta la palabra, un saludo.

 
At 28/9/06 01:04, Blogger dalr said...

Pues nada alvarhillo. Aquí todo es Creative Commons, así que puedes utilizarla libremente mientras no lo hagas con fines comerciales (en cuyo caso tendrás que pagar derechos de autor en forma de suscripción a las colecciones más estúpidas).

A mí lo que me cabrea de la despertación es que el que me desesperta soy yo por haber sido tan gilipollas. Y eso jode...

 
At 3/10/06 17:15, Blogger cerdeiros said...

Que alegria!!!, te aseguro que me he acordado de esa chica muchas veces, cuando vuelvas a verla, si no te pone cara muy rara dedicale una sonrisa de mi parte....

 
At 3/10/06 18:00, Blogger dalr said...

Cuenta con esa sonrisa autista. Lo que sería más complicado es darle recuerdos de tu parte. Sería algo así como... "Hola ex-chicadelcineclásico. Te mando recuerdos de autistaanonimo que se quedó bastante preocupado cuando se enteró de que te habías quedado sin curro en un weblog de quiosqueros del que nunca has oído hablar y del que no pienso darte la url aunque te haría ilusión leer tu historia..." Uf. Qué complicado es esto del anonimato a veces, ¿no crees? ;-)

 

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