martes, noviembre 28, 2006

Mono de tertulias

Echo de menos las tertulias en Can Superwaiter.
Desde que Salva empezó a espabilarse en el manejo del quiosco, a eso de las 11 me voy a casa, repaso facturas (¡sentado!) y vuelvo comido. Así que me pierdo las tertulias.
Las tertulias de Can Superwaiter deberían televisarse. Por supuesto que se dicen barbaridades pero no mayores que en otros programas de la tele con éxito. Al menos los disparates que decimos no pretenden sentar cátedra (salvo los comentarios del Catedrático) y, encima, tienen su gracia. Ahora tengo que conformarme con esporádicas minitertulias mientras me tomo un café aprovechando una visita al retrete.

El otro día, sin ir más lejos, encontré a Superwaiter sentado en una mesa leyendo el periódico mientras que un único cliente tomaba un cortado en la barra.
- Si no es molestia –dije-, ¿haría el favor de ponerme un café?
- Voy –dijo Superwaiter-. Es que el chico ha salido hace un rato y todavía no ha vuelto (desde que lo conozco, Superwaiter jamás tuvo quien lo ayudara). ¡Y con el trabajo que hay…!
- ¿Te lo hace muy a menudo?
- Cada día. En cuanto llego sale a dar una vuelta y ya no le veo más el pelo en todo el día. Bueno, el último día de mes no se va hasta que cobra.
- Me parece que lo tratas demasiado bien.
- ¡Ya me dirás! Si así y todo me deja solo ¡fíjate qué pasaría si no lo trato bien…! ¿Cómo te las arreglas tú?
- Muy fácil. En cuanto llego le doy dos estacazos. “¡Ay!, me dice, ¿por qué me pega, señor Quiosquero, si yo no he hecho nada”. Le contesto: “¡Imagínate la que te va a caer el día que hagas algo!” Y va como una seda. Es igual que cuando pones una burra sacando agua de una noria. La burra es burra pero no tonta y, apenas nota que su caminar no le lleva a ningún lado, se para. Y si te pones a vigilarla siempre se para en el lado contrario al que estás. Tienes que desplazarte para arrearle. Lo mejor es no moverse de sitio y, de vez en cuando, se le pega un palo al pasar. No se para nunca. Y esa es la táctica que empleo con el esclavo.

El cliente leía el periódico y sorbía su cortado sin prestarle, al parecer, mucha atención a lo que se decía.
- No sé, no sé –continuó Superwaiter-. Quizá tengas razón pero es que los jóvenes de hoy no están hechos a la dureza de la vida y a mí me dan pena.
- Lo que pasa es que los jóvenes de hoy no saben lo quieren. Se pasan el tiempo quejándose de que no tienen trabajo. Yo les daría todo el trabajo que quisieran pero es que los tíos, encima de que les haces el favor, quieren cobrar.

El parroquiano empezó a regullirse en el taburete. Pensé que nos estábamos pasando.
- Hay que ver, Super –intenté arreglarlo-. Cualquiera que nos oiga pensará que estamos chalaos. Menos mal que los que nos conocen están seguros de que andamos siempre de cachondeo…
El tío del cortado levantó la cabeza, me miró y esbozó una sonrisa.
- … lo que no saben es que siempre hablamos en serio.

Esta vez el hombre no pudo aguantar más. Puso un euro sobre el mostrador y pilló la puerta sin dar siquiera los buenos días.

3 Comments:

At 30/11/06 15:17, Anonymous Anónimo said...

Quisoquero, te has pasao! Maltratar es una cosa, y criticar la joventut es otra. No es ético andar diciendo que to se arregla con collejas, y tampoco es estético decirlo en el negocio de otro, que se espanta la clientela. Anda con cuidadin que te van a acusar de dar rienda suelta a la "violencia doméstica", y cuando digo doméstica se lo que digo, porque en definitiva vivimos más tiempo en el trabajo que en el hogar, tratamos más tiempo a los compañeros y clientes de fatigas que a la familia, con lo cual ¿no será más domestico el curro que el domicilio?
En cuanto a esta nueva generación que se incorpora al trabajo, da la impresión que pasan de todo, la palabra responsabilidad se diluye entre unos valores que todavía no comprendo. Quizás alguien tenga una explicación lógica a esta actitud.
Un bso cibernético, de ERF.

 
At 30/11/06 15:51, Blogger alvarhillo said...

¡Es que sois malossss!.
Me he reido un montón, saludos.

 
At 30/11/06 19:20, Blogger Quiosquero said...

¡Coño, ERF! Hacia las 3,15 he sentido como un calambrazo en todo el cuerpo y no sabía a qué era debido hasta que he leído tu mensaje y he comprendido que fue producto de tu beso. En cuanto a las collejas, pregunta a Salva. Hay que mañanas que cuando llega, me dice: "Señor Quiosquero, déme unos cuantos estacazos a ver si me entran ganas de trabajaaar.."
¿Como sigue Ricky?

 

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