SOCIEDAD ANÓNIMA DISTRIBUIDORA EDICIONES
Del contenido de los tropecientos últimos post llegará
el lector a la conclusión de que aquí sólo sabemos quejarnos y nos limitamos a
denunciar todo aquello que a nosotros nos parece mal. Es cierto, pero no es
menos cierto que apreciamos las medidas que las distribuidoras van tomando en aras
de mejorar nuestra relación; tentados por el diablo, es seguro que pensaremos que
tales medidas no se toman precisamente para favorecernos, sino para controlarnos
mejor, pero, en todo caso, el resultado es el mismo: cuando una distribuidora
mejora su gestión, esta mejora también beneficia a los vendedores.
Hace mucho tiempo, antes de que nos declarasen
inútiles totales, SGEL implementó el método de doble pasada en el control de
devoluciones y quienes nos acogimos al nuevo sistema salimos ganando en el
sentido que lo que decían las facturas se parecía cada vez más a los paquetes recibidos y devueltos, y, aunque
perdimos la posibilidad de reclamación, yo, particularmente, salí ganando.
Desde que he vuelto a implicarme un poco en la
marcha del quiosco, observo la enorme mejora en el funcionamiento de una
distribuidora a la que, sarcásticamente, denominamos SADIBARNA por haber
conseguido aunar en una sola empresa los defectos que aquejaban a SADE y DISTRIBARNA. En este tiempo
SADE ha cambiado. Da gusto cuadrar una factura de esta distribuidora; podemos discrepar
de la forma de hacer, pero de lo que no cabe duda es que la diferencia entre
la factura que nos mandan y la que propone nuestro sistema informático apenas supera unos pocos céntimos. Y cuando estas diferencias son sustanciales, muchas veces
podemos comprobar que el error ha sido nuestro. Por si fuera poco, las
reclamaciones que enviamos suelen tener una respuesta rápida y positiva.
Yo, por lo menos, estoy de enhorabuena.
Dicho esto, prosigamos…
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