viernes, mayo 15, 2009

San Isidro... labrador


Uno de los dichos populares de la zona en que nací es “ser más del campo que San Isidro”. Sin embargo, San Isidro no es conocido por ser el patrón de varios de los pueblos vecinos al mío, sino por ser el patrón de Madrid. Y Madrid y San Isidro suenan mucho a corridas de toros y salidas por la puerta grande.
Por eso, cuando el profesional que cuida mis huesos, mis tendones, mis articulaciones y, en definitiva, mi estructura corporal, me dijo que fijaba la segunda operación de túnel carpiano para el 14 de mayo, me negué.
- ¿Por qué?
- Porque si me opero el 14 no voy a estar en condiciones de torear en San Isidro.
- ¡Ah, que también eres torero!
- No, ¿pero y si me da la vena?
Fue igual. Fijamos la operación para la víspera del patrón.

Quiosquera hace tiempo que insiste en que me saque un quiste que tengo en el sobaco derecho y que, cuando llega el verano, me las hace pasar canutas en la sauna del quiosco; con el sudor y el roce se me escuece y, aunque me aplico Halibut, la pomada no me hace el mismo efecto que si se aplica al culito de un bebé. O sea, que pasé por el dermatólogo que, ya puestos, me dijo que por el mismo precio eliminaría un lunar que tengo en el omóplato derecho y que no le hacía mijita de gracia. Mandaría eliminar, porque me mandó al cirujano plástico. El tal cirujano era un cachondo chino, japonés o filipino, que no acabo de distinguirlos. Amarillo pero de aquí. Le dije que el día 14 pasaba por el quirófano y cuando supo que tomaba Plavix y que suspendía la medicación una semana por cuestiones de hemorragias y tal, decidió intervenirme en la fecha más próxima posible a la operación ya programada.
- ¿Qué tal el mismo 14?
- ¿A qué hora?
- A las 4.
- Va a ser que no. A las 4 me cortan la mano.
- ¡Vaya! Y como también es la derecha, lo tenemos complicado para trabajar los dos cirujanos al mismo tiempo.
Quedamos para el lunes 11 a las 4.

El día de autos observo que tengo dos papeles de ingreso distintos: uno dice de debo estar en la Clínica Platón a las 15 y 30; el otro me cita en la Clínica Mir Mir a la misma hora. Busco en la guía y observo que una está ubicada en la calle Platón, mientras que la otra tiene su domicilio en Descartes. Paralelas. Al salir a la calle chispea ligeramente y me acojo a la Ley de Murphy: vayamos donde vayamos la dirección correcta será la otra; así que pido al taxista que me lleve a la Platón ya que el camino hasta la Mir Mir es de bajada. En efecto, tras bajar en Platón, llegamos a Descartes a las 15 y 35.

A las 16 ya estaba panza arriba en el quirofanillo. El filipino está de buen de humor.
- Llevo las gafas del instituto.
- ¿Qué? –es la ayudante-.
- Que ayer se me rompieron las gafas. Bueno, que las perdí y, mientras las buscaba, me senté en sofá y me las he cargado y como las de repuesto las llevo en el coche, me he venido con las gafas que llevaba al instituto.
- ¿Cómo anda usted de tacto? –pregunto acongojado-.
- ¿Por qué lo dices?
- ¡Hombre, porque el sobaco es mío!
- No hay problema, el pulso lo tengo firme. –Pienso que el tajo será de profesional pero ¡a saber dónde!-. ¿Qué lunar es el que te tengo que quitar?
- El dermatólogo me dijo que el más negro.
- Es que todos son negros. Y si tuvieses cuatro o cinco los quitaba todos, pero en tu espalda hay por lo menos quinientos.
Me lo imaginaba… Con las gafas del instituto es capaz de distinguir los lunares pero no puede precisar la tonalidad.
Me repasó un poco la zona y acabó decantándose por uno. Algún día me enteraré si acertó o no.

El quiste no ocasionó dudas. Del tamaño de un huevo de perdiz, era imposible que pasase desapercibido. Pero antes de rajar me hizo la depilación a navaja.
- Mire por donde esta es la primera vez que me decido a hacerme un tratamiento de belleza y resulta que acabo en cirugía estética.
- Pues no te va a servir de nada porque por lo menos este verano no te puede dar el sol.

Dos días de descanso y volvía a estar en quirófanos. Y, esta vez, de verdad. Lo de ser veterano tiene sus ventajas porque uno no se sorprende de nada, pero le resta emoción a los eventos. Las mismas caras detrás de las mismas máscaras; salvo el ayudante del doctor que, en esta ocasión, era la.
- Tienes que notar que te tocamos pero nada de dolor. Si te duele es que el anestesista no ha hecho bien su trabajo.
Un par de veces noté el filo de la cuchilla trasteándome por la mano pero se podía aguantar.
- Mai havia vist nada igual (bilingüe) –era el doctor Mesa dirigiéndose a su colega-.
- ¿Pero en qué trabaja usted?
- Porta crosses (muletas) –el doctor no me dio tiempo a contestar-. Esto está fatal.
Me acordé del chiste.
- Pues anda que si le llego a enseñar el gordo… -lo pensé pero no lo dije-. Esta era la que molestaba menos.
- Bueno, tenía menos síntomas pero estaba mucho peor. No entiendo cómo has podido aguantar tanto.
- Porque no me dolía y porque nunca había oído hablar del túnel carpiano.
- Pues ya no hay túnel carpiano. Ahora tienes los túneles del Garraf. Y menos mal que no eres un ciempiés porque si no tenía la faena asegurada hasta la jubilación.

Total, que me perdí la feria de Sevilla y ahora me he perdido la de San Isidro. Pero para San Fermín…

¡Que no me pase ná!

3 Comments:

At 18/5/09 10:30, Blogger Jose(Quiosquero Noubarris) said...

Para San fermin vacaciones quiosquero que hace mucho calor y para las operaciones no va muy bien espero que te recuperes pronto y sigas poniendo tu nota de buen humor a nuestras vidas.

 
At 21/5/09 22:35, Blogger Norma said...

y por San Fermín... cuidado con las montoneras!!!! ;)

Un abrazo

 
At 27/5/09 21:15, Blogger alvarhillo said...

Quiosquero eres un crakc. El día que te jubiles tienes que escribir un libro con tu vida, que seguro que es un exito.
Un saludo de los alicantinos.

 

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