¿Hacia dónde vamos?
Cada día me cuesta más entender el funcionamiento de la economía; sé que si gasto más de lo que gano, acabaré sin poder hacer frente a los pagos, y si vendo más barato de lo que compro, la ruina no se hará esperar.
Recibo una llamada del “grupo Godó” ofreciéndome una suscripción a buen precio durante un año:
- ¿Es usted lector habitual de prensa? –me pregunta.
- Más o menos.
- ¿Qué prensa compra usted?
- No compro.
- …
- Soy quiosquero
- ¡Ah! Eso es un buen disparo. Verá tenemos una oferta de suscripción a El Periódico + Sport (?) con un descuento del 50% durante un año y se puede pagar mensualmente sin recargo, una oferta de suscripción a La Vanguardia con un descuento del 25% durante un año que hay que pagar por adelantado, y una oferta de suscripción a La Vanguardia + Mundo Deportivo con un descuento del 50% durante un año y que también hay que pagar por adelantado.
- Sí, pero para que quiero suscribirme si…
- Usted puede ofrecerle la suscripción a sus clientes o a bares cercanos. Esta oferta es para recoger en quiosco; en ningún caso se les llevará la prensa a casa.
Bueno. Una oferta que, parece ser, no hace competencia desleal. Claro que, si calculo la diferencia entre ingresos y gastos, no me salen las cuentas:
1,30 de El Periódico + 1,00 de Sport = 2,30 que, al aplicarle el 50% de descuento, queda en 1,15€ que es lo que cobra la empresa editora por la venta. A esto habrá que restarle los 2,30 que va a cobrar el quiosquero, lo que daría una pérdida de 1,15€ diarios.
No es tan fácil.
En realidad, la empresa cobra 1,15€ del suscriptor, más 1,84€ del quiosquero, menos 2,30€ que debe pagar al quiosquero, es decir, 0,69€, que es algo más de la tercera parte de lo que ganaría en una venta sin suscripción (al margen, claro, de lo que pague a la distribuidora).
Si los números son correctos, el precio de la prensa escrita podría bajar sensiblemente. Y eso, ¿favorecería o perjudicaría a los quiosqueros? Lo que es seguro es que si la prensa sube, disminuyen las ventas; lo contrario no tiene por qué ser necesariamente cierto.
He celebrado la Fiesta del Trabajo (San José Artesano se llamaba cuando yo era pequeñito) con un fin de semana en tierras de Ángela Merkel y alrededores. Me ratifico en lo que ya he dicho en varias ocasiones: en la Europa seria en los quioscos se venden suvenires, postales, bolsos, bebidas y bocadillos; nada de prensa. En único local de venta lo vi en el aeropuerto de Frankfurt-Hahn y me resultó curioso. Las revistas estaban re-etiquetadas y no pude ver el precio original alemán pero sí vi su traducción en libras (en algunas) y era equiparable:
HELLOU 4,90€
VOGUE 13,40€
INSTYLE 10,15€
INSTYLE MINI 10,15€
COSMOPOLITAN 7,30€
COSMOPOLITAN MINI 7,30€
Y sin trampa ni cartón, quiero decir, sin regalos ni envoltorios especiales.
(Repito: precios re-etiquetados en aeropuerto Frankfurt-Hahn).
¿Podríamos vender en España a este precio? Indudablemente no y mucho menos sin el correspondiente tetrabrik de consomé o el bikini transparente cuando se moja. Pero hay una cosa que me llama poderosamente la atención: la revista normal y la mini tienen el mismo precio.
Seguimos siendo gilipollas.
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