
¿Hacia dónde vamos?
Cada día me cuesta más entender el funcionamiento de la economía; sé que si gasto más de lo que gano, acabaré sin poder hacer frente a los pagos, y si vendo más barato de lo que compro, la ruina no se hará esperar.
Recibo una llamada del “grupo Godó” ofreciéndome una suscripción a buen precio durante un año:
- ¿Es usted lector habitual de prensa? –me pregunta.
- Más o menos.
- ¿Qué prensa compra usted?
- No compro.
- …
- Soy quiosquero

- Sí, pero para que quiero suscribirme si…
- Usted puede ofrecerle la suscripción a sus clientes o a bares cercanos. Esta oferta es para recoger en quiosco; en ningún caso se les llevará la prensa a casa.
Bueno. Una oferta que, parece ser, no hace competencia desleal. Claro que, si calculo la diferencia entre ingresos y gastos, no me salen las cuentas:
1,30 de El Periódico + 1,00 de Sport = 2,30 que, al aplicarle el 50% de descuento, queda en 1,15€ que es lo que cobra la empresa editora por la venta. A esto habrá que restarle los 2,30 que va a cobrar el quiosquero, lo que daría una pérdida de 1,15€ diarios.
No es tan fácil.
En realidad, la empresa cobra 1,15€ del suscriptor, más 1,84€ del quiosquero, menos 2,30€ que debe pagar al quiosquero, es decir, 0,69€, que es algo más de la tercera parte de lo que ganaría en una venta sin suscripción (al margen, claro, de lo que pague a la distribuidora).
Si los números son correctos, el precio de la prensa escrita podría bajar sensiblemente. Y eso, ¿favorecería o perjudicaría a los quiosqueros? Lo que es seguro es que si la prensa sube, disminuyen las ventas; lo contrario no tiene por qué ser necesariamente cierto.

HELLOU 4,90€
VOGUE 13,40€
INSTYLE 10,15€
INSTYLE MINI 10,15€
COSMOPOLITAN 7,30€
COSMOPOLITAN MINI 7,30€
Y sin trampa ni cartón, quiero decir, sin regalos ni envoltorios especiales.
(Repito: precios re-etiquetados en aeropuerto Frankfurt-Hahn).
¿Podríamos vender en España a este precio? Indudablemente no y mucho menos sin el correspondiente tetrabrik de consomé o el bikini transparente cuando se moja. Pero hay una cosa que me llama poderosamente la atención: la revista normal y la mini tienen el mismo precio.
Seguimos siendo gilipollas.
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