METODO 3
2012 fue el año de los viernes negros; no hubo viernes en que el gobierno no nos
diese el fin de semana con recortes en prestaciones sociales o aumentos en
tasas e impuestos. Y ahora que parecía haberse normalizado, 2013 no para en
barras y amenaza con traernos un nuevo escándalo cada día o ampliarnos los
escándalos que ya han estallado. Desayunamos, comemos y cenamos teniendo como invitados a la mesa a Bárcenas, Correa, Mato, Blanco, Urdangarín, los ERE o la
saga de los Pujol (y tropecientos mil políticos, empresarios, titiriteros o
fundadores de ONGs más, que han metido la mano en el cajón o han traficado la
influencia para que sean sus amigos quienes metan la mano en el cajón; ese
cajón que contiene un dinero que, según la ínclita Magdalena Álvarez, no es de
nadie aunque lo hayamos ido poniendo entre todos los españoles).
Lo que faltaba para completar la comedia de enredo era la intervención de una red de espionaje.
Lo que faltaba para completar la comedia de enredo era la intervención de una red de espionaje.
Martes,
19 de febrero. Mientras leo una de las novelas de Julia Navarro, mantengo el
telediario como música de fondo. Hablan de la conversación grabada a Alicia
Sánchez-Camacho (la alumna de mi amiga Ángela) y a Victoria Álvarez (la ex
novia, o lo que sea, de Jordi Pujol Jr.). Al levantar la vista veo el anagrama
de la empresa de detectives que hizo la grabación y posteriormente la filtró;
las letras azules, a medio escribir y como medio borradas, llaman mi atención.
Me
concentro en la noticia. La policía nacional (de España) ha entrado a saco en
la sede de MERCADO 3, adelantándose a la policía nacional (de Catalunya), y
está requisando grabaciones a diestro y siniestro. Ha detenido a Francisco
Marco, dueño de la agencia de detectives, y a tres de sus colaboradores.
-
¡Coooño, a ese tío lo conozco!
Abandono
el telediario y derivo mis esfuerzos a tareas detectivescas: “Documentos y
notas del proceso número 370/09, Juzgado Mercantil 7 de Barcelona. CEMUSA
contra FECACOMPEN y 51 quiosqueros. Documento 29-1” . No es que me sepa de
memoria el proceso 370/09; he visualizado en repetidas ocasiones todo o parte
de la audiencia previa y el juicio oral y he ojeado los cuatro tomos
(tochos-tochos) que componen la instrucción del sumario; algo se me ha quedado.
Tanto es así que, tal vez, algún día me decida a contar la historia con el
único fin de que sepamos cómo se lleva a cabo la administración de justicia y
la poca información, segada y sesgada, de que dispone un juez para emitir un
veredicto. No es de extrañar, pues, que se cometan tantos errores (y no me refiero
al fallo del proceso 370/09, de cuya justedad no dudo).
Apenas
han pasado 1’
y 30” ,
cuando uno de los abogados de la defensa le pregunta:
-
¿Se le entregó por parte de CEMUSA en el momento de encargarle a usted… ese
encargo profesional una copia del contrato?
-
Yo no investigué ningún contrato. Yo investigué cómo se estaba intentado romper
un contrato.
-
¿Me está usted diciendo que usted no tiene copia del contrato y está haciendo
una prescripción de que se iba a romper el contrato? ¿Me lo puede usted
explicar?
-
Yo no necesito ver ningún contrato, simplemente unos señores me dicen que
tienen un contrato firmado ¿vale? y que le están intentando otros que firme un
contrato diferente […]
-
¿Es usted licenciado en derecho para interpretar un contrato?
-
Sí, doctor en derecho.
¡Hostias!
¡El detective no es Philip Marlowe… es Perry Mason!
Quizás
los defectos de redacción sean atribuibles al hecho de que la detective que
hizo la investigación contase al Doctor Marco el fruto de sus investigaciones y éste se
limitara a informar de oído.
Sea
como fuere, la noticia de que METODO 3, Agencia de Detectives que utilizó
CEMUSA para demostrar que un grupo de quiosqueros eran unos criminales, haya
sido requerida por políticos de altos vuelos para investigar a otros políticos
de altos vuelos, me sube la moral: jamás hubiera pensado que un puñado de
indocumentados fuésemos tan importantes, peligrosos y temibles como la citada
empresa de publicidad parece considerarnos.
Aunque sea poco cristiano, no me queda más remedio que reconocer que me satisface que, un individuo que ha colaborado con otro que quiere hacérmelas pasar canutas, ahora esté disfrutando de su propia medicina y a dosis altas; a mí, por lo menos, todavía no me han llevado preso.
A
lo largo de mi vida, a menudo me he acordado de la honesta madre de mucha gente
que me ha tocado los cascabeles pero en muy pocas ocasiones he maldecido a los
agresores; más que nada por no darle más trabajo al Jefe, que demasiado ocupado
anda intentando resolver los pifostios que le armamos en este mundo. Pero de
las siete u ocho maldiciones que he dejado caer sólo me faltaba que se hicieran
efectivas dos.
Ya
sólo me falta una.