sábado, enero 29, 2011

Factura, que algo queda

Reconozco que cada día paso menos por el quiosco (de lo cual yo también me alegro) y noto cómo mi “frágil salud de hierro” se hace menos quebradiza. El cardiólogo insiste en resaltar que la visible mejoría se debe exclusivamente a las píldoras que me recetó el Ministerio de Trabajo e Inmigración allá por el mes de marzo. Tal vez tenga razón.
Aun así, de vez en cuando contesto a las llamadas de socorro de los Ángeles de Dalry y entonces sufro una ligera recaída. La última ha sido a primeros de año; el 3 de enero para ser exactos: los Ángeles me llamaron con el miedo metido en el cuerpo; se les estaba cayendo estrepitosamente el saldo. Perro viejo, traté de animarlas y les transmití que eso es normal en junio y diciembre, ya que las distribuidoras solicitan un pequeño adelanto a sus colaboradores para hacer frente a la paga extra de sus empleados. Luego, las cosas se van equilibrando y la cotización de la libreta alcanza niveles de normalidad próximos al Ibex 35. Inexpertas ellas, no me creyeron. Total que fui a hacerles una visita e hicimos una somera valoración de existencias; resultado: el quiosco estaba a reventar. Procedía una devolución masiva; de las publicaciones que no se venden y de los excedentes, por supuesto.
De paso, me comentaron que tenían problemas con una factura de SGEL. Cargaban un montón de albaranes que ellas no habían recibido. Volví a tranquilizarlas: los repartidores de SGEL son tan buenos que, muchas veces y para evitar que se produzcan dificultades a la hora de estibar el stock, entregan el lunes o el martes albaranes que deberían haber llegado el viernes anterior. Y así fue. Un par de días después llegaron un montón de paquetes que sirvieron para cuadrar la factura. Y me la han traído para que lo compruebe yo mismo; sólo que no era problema del repartidor. Es que ahora SGEL ha inventado una nueva fórmula de facturación: incluir en la factura del 02/01/2011 los albaranes librados los días 3 y 04/01/2011. A eso se le llama ser diligente, a pesar de que el vencimiento de la factura sea el día 9/01. Se empieza por facturar antes de la entrega, y lo de cobrar por adelantado ya se andará.
Sospecho que como SGEL sigue (y va para un año) haciendo el reparto diario entre las 12 y las 14,30 h. (salvo algún miércoles en que han tenido no sé si huevos o uebos de llegar a las 10,30), factura unos días antes para compensar.

Nota: El documento sobre el que trabaja el gobierno para redactar la nueva ley de distribución, dice que las distribuidoras no tienen contrato con los quiosqueros porque se basan en el principio de mutua confianza.
¡Hay que ser desgraciaos!

miércoles, enero 19, 2011

Códigos de identificación únicos I

Un verano llegué de vacaciones a casa de mis padres y encontré a mi madre preocupada: había llegado una carta, dirigida a nombre de mi padre, donde le reclamaban el pago de las cuotas de la seguridad social de no sé cuántos años atrás y amenazaban con mandar a la Guardia Civil si no hacía efectivo el importe reclamado. Por entonces mi padre llevaba unos cuantos años jubilado, de modo que las fechas de las mensualidades reclamadas eran posteriores a la fecha de su jubilación. Llamé al teléfono que figuraba en el membrete de la carta y se me puso una señora o señorita:
- Verá usted, tengo en mis manos una carta en la que reclaman a mi padre una deuda y debe ser un error.
Me pidió el nombre del interfecto.
- No señor, no se trata de un error; yo misma llevo el expediente.
- ¿Y está usted segura de que hablamos de la misma persona?
- Por supuesto.
- Digo yo que, además del nombre, tendrán ustedes el número del carné de identidad o de la tarjeta de la seguridad social.
- Por supuesto.
- ¿Y sería tan amable de darme uno estos números? El que más rabia le dé.
- Mire, el DNI es 23XXXXXX.
- Señorita, salvo los dos primeros, no ha dado usted ni uno.

Y es que en aquella zona había por lo menos un individuo que se llamaba como mi padre. Por eso los gobiernos se inventaron el número de DNI, el de la seguridad social y, parece, que hasta la huella digital. Por eso las publicaciones tienen un ISBN o ISSN que ha de ser único. Por eso el código de barras de cualquier producto debe determinar ese artículo sin posibilidad de error. Eso (sin por) no se cumple en el mundo del quiosco donde, bien la editorial, bien la distribuidora, asignan los códigos a boleo y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
De las 9825 publicaciones catalogadas en nuestro quiosco, hay 756 códigos de barras que se repiten, tripiten e, incluso, se cuatripiten; y estos 756 códigos afectan a 1845 publicaciones.

Como era de esperar, el 85% de estas publicaciones (1556) corresponden a colecciones de la cartoná y promociones que se repiten en otro o el mismo diario en un tiempo sensiblemente corto, de modo que dos ediciones coexisten en el quiosco con el posible lío que se puede armar con las devoluciones.

Aquí tampoco hay sorpresas: la reina del cartón, SADE (Grupo Logista) se lleva la palma. Como hemos contado en artículos anteriores, dos ediciones de una misma colección se distinguen entre sí por el adendum: la primera edición vendrá marcada con los números de serie 1, 2, 3, etc.; la segunda por 10001, 10002, 10003, etc.; la tercera por 20001, 20002, 20003, etc.; y así sucesivamente. El único cirio se arma o se puede armar con Logista puesto que, tanto en el albarán electrónico como en el albarán en papel, los números de serie son siempre 1, 2, 3, etc., independientemente del número de edición, y no corresponden al código de barras. Kiosnet lo sabe y genera un chorro de códigos, alguno de los cuales coincidirá con el código de barras.

El cacao maravillao se forma con las promociones y con las películas que se distribuyen 14 veces. Es bastante normal promocionar ENCICLOPEDIA LAROUSE, GRANDES DICCIONARIOS o PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD con La Vanguardia y que el Señor Conde de Godó ceda los sobrantes al Señor Marqués de Luca de Tena para que los coloque con ABC, por supuesto antes de que la promoción haya finalizado en La Vanguardia. Lo más divertido son las promociones de “vajilla de” y “cubertería de”, que van saliendo plato a plato y tenedor a cuchara. Todos los platos llanos tienen el mismo código de barras y todos los tenedores también (los platos con los platos, los tenedores con los tenedores). Pero el sufrido quiosquero ha de cuadrar las cartillas o cupones según número de entrega cuando no hay manera de distinguir un plato hondo de la primera entrega de un plato hondo de la séptima o un tenedor de la tercera entrega con un tenedor de la octava.

Las películas en DVD también tienen su gracia. Pongamos, por ejemplo, Australia. La primera edición llega en su doble versión de expositor (que es un cartón así de grande) y película pelá. Ambas, como debe ser y según reza en los distintos albaranes, con el mismo código y el mismo precio 19,99. Por si acaso, Kiosnet genera las entregas 1 y 19001 para la película pelá y 1 y 13001 para la película con cartón. La película, claro está, no se vende o se vende poco; meses después, como artículo diferente (recordemos el código interno dado por la distribuidora), en el quiosco se reciben las mismas dos películas (pelá y con cartón) al precio de 11,99 y, quizás (sólo quizás) con adendum 29001 y 23001. Y unos meses más tarde, la misma historia a 8,99€.

Pueden pasar varias cosas:
a.- El quiosquero las devuelva en cuanto llegan. Si el envío es de SADE (Logista), la película llegará a origen antes de que los registros de pedidos hayan pasado al departamento de devolución y, de nuevo, se pueden presentar dos casos.
a.1.- Si la entrada se hace por código de barras, SADE no paga la película y la devuelve con una nota que dice: NF (No fondo). La enviamos la próxima semana y aquí paz y después gloria.
a.2.- Si el que repasa las devoluciones es un buen profesional, buscará la película por título o código interno y le saldrá AUSTRALIA 1ED que estará fuera de plazo o tendremos tantas unidades devueltas como recibidas; en ambos casos se quedan la película y no la pagan.
b.- El quiosquero intenta venderlas y al final las devuelve. Es difícil que se produzca rehúse por NF pero hay que tener ojo con el fuera de plazo ya que no hay manera de saber si el lector cogerá bien el adendum o no y, si en caso de cogerlo, los registros de la distribuidora tienen el código de barras impreso en el cartón o el número de entrega que aparece en el albarán.
c.- No pasa nada de lo anterior. Póngale una vela a Santa Rita (dos velas en caso de que haya vendido la película), patrona de los imposibles.

(CONTINUARÁ)

sábado, enero 15, 2011

Funcionarios

Corría el mes de marzo de 1994 cuando decidí cambiarme de coche y, como la cuenta corriente no estaba para tirar cohetes, di mi utilitario como entrada. Por entonces la gente ya se había espabilado y pedía el recibo del último pago del impuesto de circulación, impuesto del que yo estaba exento; y si no impuesto, tampoco recibo. Tuve que personarme en las oficinas de hacienda municipal para que me diesen un certificado que acreditara estar en paz con la administración. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el funcionario me dijo que el certificado tenía que pedirlo en el Ayuntamiento de Sant Boi. ¿Mande? Claro que aquello no era nada para lo que vino después: mi coche no era mío. Le enseñé el permiso de circulación y la ficha técnica pero, aun así, el funcionario me aseguró que no podía darme el certificado; tenía que traerle un justificante que me darían en la Delegación General de Tráfico. Obtenido tal certificado que daba fe de que mi coche era mi coche, me personé de nuevo en el Edificio Vela, junto al Puerto Olímpico y me fui derecho a mi funcionario.
- Vale, pero este coche no ha pagado el impuesto desde hace 4 años.
- Claro, estoy exento. Vea el documento que lo justifica.
-Ya, tiene usted razón pero yo no le puedo sacar el justificante mientras el coche tenga una deuda. Páguelo y luego hace un recurso.
Eso es algo en lo que piqué una vez y todavía estoy esperando que el Ayuntamiento conteste, así que pedí ver a su superior.
- Si no tiene hora, no lo puede recibir.
- Bueno, yo me quedo aquí hasta que me reciba o me saque la policía a rastras.

El funcionario movió el culo y me trajo a una señora con cara de mala leche que resultó ser la mar de amable. Me dijo que no me preocupase, que ella me lo resolvería pero que tardaría un buen rato. Me acompaño hasta una mesa vacía y me señaló la silla de las visitas para que esperase sentado. Me senté, saqué el periódico y me puse a leer. No había pasado mucho rato cuando se me acercó un señor mayor, trajeado y embutido en una elegante gabardina.
- Buenos días, yo venía a sacar…
- No, verá, es que yo no soy el funcionario –le corté-.
- ¡Ah, disculpe! –torció la boca en una sonrisa pícara-. ¡Como lo he visto leyendo el periódico!

Pues bien, esa es la idea que la mayoría de personas tenemos de los funcionarios: llegan al trabajo, bajan a desayunar y después se dedican a leer el periódico. Aunque parece que también hay funcionarios que trabajan; probablemente la mayor parte de ellos. Recientemente he necesitado acudir a una oficina de la administración del estado a revisar un expediente y obtener unas fotocopias; expediente abultado y con una redacción apta como para sorprender a Federico Trillo. Hablando en plata, me he pasado bastante tiempo manoseando el mamotreto sin encontrar nada. Hasta que ha aparecido Santa Funcionaria y, como a Dante en la Divina Comedia, me ha conducido por los vericuetos del expediente, ha buscado y encontrado lo que yo no veía y sacado fotocopia de todo lo necesario. Casi dos horitas me dedicó. Y encima no había periódico sobre su mesa.

Muchas gracias, Funcionaria. Ahora entiendo la adoración de Dante por su amor platónico.

jueves, enero 06, 2011

Código de barras en libros

Iniciamos el año con suavidad y nos adentramos en el código de barras que utilizan los libros. Entendemos como libros aquellos que llegan al quiosco de forma individual y no forman parte de la cartoná ni de las promociones de los diarios.

En el diagrama adjunto puede verse que los libros constituyen un apartado especial dentro de las publicaciones que se venden en un quiosco y, como es fácil de deducir, ello se debe a que los libros, además de venderse en los quioscos, también se venden en las librerías y los libreros forman parte de una categoría humana muy por encima de los quiosqueros. Por eso, y dado que incorporan un código obligatorio susceptible de ser transformado en barras, los libros vienen identificados por su ISBN (códigos de barras que empiezan por 978). En el caso que estudiamos, 519 de 601 (87%) libros catalogados se identifican por su ISBN. Otros 50 libros (8%), que seguramente formaron parte de una promoción o de la cartoná, utilizan un EAN13 Nacional (códigos de barras que empiezan por 84x), y un pírrico (que, aunque lo parezca, no es un gol marcado por Pirri en el último minuto) 1% recurre al ISSN (Pies para quiosquero y Decúbito supino incluidos). El resto, 27 libros, se nos suministra sin código legible.

Con estos datos podría decirse que en los libros se utiliza bien la normativa. ¡Pues no, tampoco! La mayoría de libros procede de SADIBARNA, híbrido de SADE y DISTRIBARNA, que heredó gran parte de los defectos de ambas distribuidoras (y alguna de sus virtudes) como, por ejemplo, el sistema informático. Este sistema informático es el desarrollado por otra empresa del grupo Logista, padre, madre y amante del KIOSNET, y en este punto, precisamente, no acaban de concordar ambos programas.
Quienes no utilicen KIOSNET o no se bajen albaranes electrónicos están de enhorabuena. O casi. Cuando reciban los albaranes de Logista, se limitarán a dar de alta los nuevos artículos y si les llega LOS PILARES DE LA TIERRA, pongamos por caso, introducirán el código de barras (ISBN) y añadirán la publicación. LOS PILARES DE LA TIERRA se llamará siempre LOS PILARES DE LA TIERRA. Sólo hay que hacer una puntualización: a la hora de cuadrar las devoluciones, LOS PILARES DE LA TIERRA no estarán en el lugar que habría de corresponderles al aplicar el orden alfabético sino que ocuparán el lugar de COL. DEBOLSILLO, editorial responsable de su impresión y distribución. Problema éste que podemos considerar mínimo si tenemos en cuenta la multitud de trabas (zancadillas) con que se encuentran los vendedores.
Si en el quiosco está instalado KIOSNET y los albaranes electrónicos se bajan automáticamente, el problema se complica un poco, mejor dicho, el problema se moverá en un arco de intensidad que va desde una pequeña molestia hasta el caos más absoluto. Entendemos que una publicación entra en caos absoluto cuando no somos capaces de identificarla por su código o por su nombre.

Intentamos explicar por qué se puede producir el caos y qué debemos hacer para impedirlo.
Paso 1. Llega el albarán REP00004839. En una de sus líneas aparece LOS PILARES DE LA TIERRA, código de barras (ISBN) 9788499080284 y código interno de proveedor 81092 (madre del cordero). Al ser una publicación única (978), no debería existir el número de entrega o ser 1. LOS PILARES DE LA TIERRA corresponden al número de entrega 988.
Paso 2. Si consultamos, vendemos o mandamos a devolución unos de los ejemplares recibidos de LOS PILARES DE LA TIERRA, comprobaremos con asombro que lo que acabamos de consultar, vender o mandar a devolución es 1 ejemplar de la entrega 988 de COL. DEBOLSILLO.
SADE ha recodificado todos las publicaciones de DEBOLSILLO tal como si fueran una colección (cartoná), sólo que en el albarán viene impreso el título particular de la entrega (libro) en vez del título genérico de la publicación (editorial). A KIOSNET no le llegan estos datos o, si le llegan, los ignora, motivo por el cual jamás encontraremos este libro si lo buscamos por su título (por ejemplo, después de recibir la llamada de devolución). Bien, es cuestión de colocar los libros más o menos juntos para darles un repaso de vez en cuando y controlar sus plazos de devolución; accederemos al programa pertinente a través de su código de barras. ¡Error! En circunstancias aún no determinadas, el programa de recepción de albaranes electrónicos no actualiza la tabla de códigos de barras y, de vez en cuando, hay un código que se queda colgado. Cuando se sabe a qué publicación se refiere, es muy fácil arreglarlo: se accede al albarán correspondiente y se modifica (sin modificar nada) la línea que contiene el código perdido. ¡Ya está! La dificultad estriba en encontrar tal albarán.
Queda intentar buscar el libro por el título de la colección: DEBOLSILLO. Claro que no hay nada que nos diga que la entrega 988 es en realidad LOS PILARES DE LA TIERRA.
Paso 3. Factura de SADIBARNA. Cuando devolvemos algún ejemplar de LOS PILARES DE LA TIERRA, en la lista de publicaciones devueltas aparece LOS PILARES DE LA TIERRA (no es coincidencia), sólo que en nuestro albarán dice COL. DEBOLSILLO entrega 988. Es un problema pequeño puesto que en la factura de SADIBARNA no encontraremos LOS PILARES DE LA TIERRA en la letra L sino en la letra C de COL. DEBOLSILLO.

Quienes trabajen con KIOSNET tienen dos formas de solventar el problema sin crear un caos mayor.
Primera forma: Introducir manualmente todos los albaranes que contengan libros, aunque sea uno solo. Esta solución necesita de los siguientes controles.
a.- En el artículo creado para el libro debe dejarse en blanco el código interno del proveedor (81092 en nuestro caso) so pena que, en adelante, todas las publicaciones de la editorial COL. DEBOLSILLO asuman el nombre LOS PILARES DE LA TIERRA. En su día ya dijimos que, tanto para el programa que utiliza SADIBARNA como para KIOSNET, el código interno asignado por el proveedor es el que define una publicación. Si no queremos perder el control de cada libro habrá que suprimir este código.
b.- No debe darse al albarán el número que le ha asignado SADIBARNA. Nuestro albarán REP00004839 deberá introducirse como REPX0004839, por ejemplo. El motivo es que, durante varios días (no hemos tenido paciencia para determinar cuántos), la recepción de albaranes electrónicos comprueba que se hayan recibido bien los anteriores y, si no coinciden, los vuelve a bajar machacando nuestro trabajo. Sucede lo mismo si eliminamos el albarán original.
c.- Cuando nuestro albarán manual REPX0004839 haya sido facturado, podemos eliminar el albarán electrónico REP00004839 y comprobar que al día siguiente no se vuelve a recibir.
Segunda forma. Es algo más laboriosa pero más segura.
Paso 1.- Se crean los artículos que correspondan a los libros que contiene el albarán teniendo cuidado en que el código interno asignado por el proveedor quede en blanco.
Paso 2.- Se crea un albarán teórico, con idéntico vencimiento al original, en el que las líneas que corresponden a libros se introducen en negativo utilizando la publicación COL. DEBOLSILLO entrega 988, y en positivo utilizando la nueva publicación LOS PILARES DE LA TIERRA. El importe de este albarán ha de ser cero.
Paso 3.- A la hora de vender o devolver el producto aparecerán dos publicaciones en pantalla. Seleccionaremos la línea LOS PILARES DE LA TIERRA.
Paso 4.- En la factura de SADIBARNA aparece el albarán REP00004839 tal como originalmente se recibió. Si hemos devuelto algún ejemplar de LOS PILARES DE LA TIERRA, aparecerá en el lugar que le correspondería si se llamase COL. DEBOLSILLO.
En la factura que genera KIOSNET habremos de incluir el albarán fantasma que hemos creado (con coste cero). LOS PILARES DE LA TIERRA aparecerán en el lugar que corresponde a su clasificación alfabética.

Total que de entrar suavecito, nada. Si alguien se aclara con lo dicho, enhorabuena. Para quien no se haya enterado intentaré dibujar un esquema. Pero eso será otro día. Mientras tanto ¡MUCHO OJO CON LOS LIBROS!