Las Sartenes de San Ignacio
SADE, tal como esperaba, ha respondido con rapidez. Si el viernes 21 denunciábamos tres errores, el martes 25 ya habíamos recibido la factura de rectificación. Podríamos decir que, esta vez, eran ellos los perjudicados pero podrían haber aplicado una rectificación a medias: cargo de los libros mal abonados y mantenimiento de portes. No vale. Si cuando se equivocan en mi contra los pongo a caer de un burro, cuando rectifican y hacen las cosas como deben, sea a favor mío o a favor suyo, he de aplaudir y loar su rectificación
A veces, algún colega me ha insinuado si las distribuidoras no me hacen a mí un trato especial para evitar que me meta con ellas en el blog. No, no es por eso. A las distribuidoras les importa un pimiento lo que yo pueda decir u opinar de ellas, aunque reconozco que, en alguna, si me han hecho un trato especial; pero ¿hay muchos vendedores de prensa que protesten una factura porque le devuelven 100 de más? Por ahí va el tráfico de influencias.
En otro orden de cosas, los Ángeles de Dalr se defienden como pueden. Les falta tiempo para introducir los albaranes, las pasan canutas cuando un albarán no les cuadra, mandan revistas al proveedor que no toca (pero que hubo una época en que tocó), el quiosco es un batiburrillo de publicaciones y no tienen tiempo de cuadrar las facturas. Les echo una mano cuando puedo (se entiende que la mano sólo se dedica a resolver problemas administrativos). Esta semana me ha costado Dios y ayuda cuadrar la factura de Logística de Medios. Sobre la forma de trabajar de Logística se podría escribir una enciclopedia de varios tomos y es probable que algún día abordemos la tarea; de momento es suficiente con mostrar cómo queda una de sus facturas después de pasar por mis manos.
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Cada tachadura o anotación en el papel no tiene por qué ser un error, se trata de un punto de posible conflicto que a mí me ha obligado a realizar una labor detectivesca. La última hoja la ocupan las amalgamas, es decir, publicaciones recibidas mediante un solo albarán (lo que envía Logística ¿se puede llamar albarán?) pero que se facturan en ocho semanas distintas, u otras publicaciones que hay que analizar y averiguar qué número de entrega están facturando o abonando.
La estrella de la semana ha sido el cuadre de las sartenes. Conozco la historia de San Lorenzo, mártir cristiano que pusieron a rostir en una parrilla; cuando ya llevaba un rato sobre el fuego y el olor a pinchito se extendía por los alrededores, parece ser que San Lorenzo dijo:
- Ponedme del otro lado que por esta parte ya estoy asado.
Y se achicharró tan pancho.
San Ignacio es más moderno y comedido. A San Ignacio no lo asaron en una parrilla; debieron hacerlo al ajillo y en sartén. En varias sartenes, porque sólo a mí ya me habían traído varios juegos, cada uno de ellos compuesto de sartenes de distintos tamaños: para filetes y costillas, para tajadas varias, y una para hacer tortilla al Sacromonte con los sesos y menudillos del santo.
No es esa la razón de que saque a San Ignacio a la palestra; es que no me cuadraba. Tuve que ir al albarán original: los Ángeles habían cometido un pequeño error y le habían aplicado el porcentaje habitual del 25%. Digo porcentaje habitual porque es una locución que utiliza mucho una de las distribuidoras, y si hay porcentaje habitual, significa que pueden aplicarse porcentajes no habituales. Pues bien, el porcentaje no era el habitual del 25%, ni del 24, ni del 22, ni del 21, ni del 20; el porcentaje era del 20,36%. Y pregunto, ¿por qué exactamente con 36? ¿En base a qué cálculos se establece el porcentaje de las promociones? Si se hubiese aplicado el porcentaje habitual, la ganancia del vendedor de la promoción habría sido de 4,48€ por unidad vendida; aplicando el 20,36, la ganancia se reduce a 3,51€. ¿Le parece a Logística de Medios que ganar 4,48€ en una sola venta puede perjudicar la salud del vendedor activo y del pasivo? ¿Quién, cómo y por qué establece los porcentajes de las promociones? ¿Si hay un pacto previo, por qué algunos quiosqueros no lo conocen?
A Dalr le importa un güevo el euro perdido en el trapicheo (sólo hubo un cliente que encontró adecuado gastarse 20€ en sartenes) pero se están dando muchos precedentes en la modificación de porcentajes a la baja sin que nadie dé explicación alguna del motivo y así “nunca seremos los dueños de nuestro negocio (Dalr)”.