lunes, junio 30, 2008

Aveprenco: una asociación de vendedores

Había visitado Córdoba en tres ocasiones: dos con mi padre, por asuntos médicos, y otra que me llevaron los curas del colegio donde estaba internado. Pero la primera vez que la pateé a mi antojo fue en 1982. Había sido el año del mundial de España y, en Adra, me compré el chándal oficial con banderita y todo. No es que yo sea muy patriota, es que, finalizado el campeonato, estaba de oferta.

Acampamos varios días en la Sierra de Cazorla y, desde allí, nos acercamos a la capital del Califato. Instalamos nuestra tienda de campaña en la Cerca del Lagartijo y nos fuimos a visitar la ciudad. Eran las 14,10. En la puerta de la Mezquita rezaba un cartel: “Cerrado de 14 a 16 (o 17, no recuerdo)”. Era cuestión de aprovechar el receso para tomar un refrigerio mientras llegaba la hora de apertura. Por los alrededores no había ni un puñetero bar abierto. En una sombra, junto a la Mezquita, un cochero dormitaba.
- ¿Sabría decirnos dónde hay un bar abierto por aquí cerca?
- ¡Hombre de Dioh! Con la que cae a ehta hora, hahta lah lagartihah ehtán echando la siehta. Lo mehoh que podéih haseh ustedeh eh asercase ar Prica.

Y allí fuimos. Media hora antes de que abriesen las puertas estábamos de nuevo junto a la Mezquita. El cochero seguía en el mismo sitio.
- Si ustedeh queréih les doy una vuelta por la ciudad.

Vi que Dalr abría los ojos encantado y decidí darle el capricho. Anduvimos por la Plaza de la Corredera, Cristo de los Faroles, Plaza de Tendilla (allí donde Pepete de Albondón amenazó con tirarse al vacío si no le daban una oportunidad), hasta entrar por una calleja estrecha. Tras nosotros entraron un par de automóviles. El cochero se lo tomaba con calma mientras yo miraba de reojo a los que venían detrás.
- ¡Sooo! Aquí la casa donde nasió (o vivió) Manolete. Podéih bajase a echar unah fotoh.
- Es que vienen coches.
- Uhté tranquilo que ellos se ehperan.
Bajamos deprisa, hicimos un par de fotos y subimos cagando leches. En cualquier momento empezarían a sonar las bocinas. Arrancamos y con nosotros la caravanilla que se había formado. Ni un solo pitido.
Quedé maravillado de la paciencia y civismo de los cordobeses. Aunque me quedó el regomello de pensar que aquello podría no ser producto del civismo sino de la indolencia que siempre se nos ha achacado a los andaluces.

He vuelto otras veces a Córdoba pero ya nada es igual: la Mezquita no cierra a la hora de la siesta, los guiris casi te impiden caminar y hay bares y restaurantes abiertos por todos sitios. A pesar de su indolencia, los andaluces caminan.

Viene esto a propósito de un mail que he recibido y del que me tomo la libertad de publicar un extracto.

... fuí llamado para actuar como conejillo de indias de un proyecto informatico... fuimos testeando y moldeando el programa a nuestro antojo... Por supuesto a nosotros la distribuidora nos envia nuestros ficheros personalizados el día anterior a recibir la mercancia, desde estos mismos ficheros puedes hacer las reclamaciones, modificar servicios, pedir atrasados etc , pero además de venir personalizados se te informa en ellos de publiaciones que has dejado de recibir y que han vuelto a publicarse así como de todas las publicaciones que se han publicado en ese día independientemente de que tengamos servicio o no... Desde la asociación colocamos de forma gratuita equipos informáticos y programas gratuitos en todos los quioscos... además de impartir cursos etc.

¡Qué envidia me dais ustedes, compañeros!

viernes, junio 27, 2008

El Cártel de Cali

Cuando entro la conversación ya está iniciada.
- … entonces si que había movimiento en Can Superwaiter.
- ¿Te acuerdas –dice el Super- cuando aquí éramos 7 camareros?
No entiendo cómo pueden caber 7 personas en el local pero escucho atento.
- Dos en la cocina, dos en el mostrador y uno llevando cafés a las oficinas.
- Eso son 5, Súper.
- Hacíamos turnos. Pero aquí siempre había 7. En esas mesas, 12 tías. ¡Y qué tías!
- Jó, aquella alta, catalana. Tenía las caderas escurridas como todas las catalanas pero ¡estaba…!
- Hay que ver, fulano. Con lo nacionalista que tú eres y nunca te gustaron las mujeres de tu tierra…
- ¡Coño, Super! La patria es la patria y la cama es la cama. Ya aguanté 40 años a una y me hizo sufrir hasta para morirse. Es que las catalanas –se dirige a mí- en la cama son un desastre. Tú, chacha chaca chaca chaca, esforzándote y la tía “Acaba ya, Pep, que mañana hay que madrugar”. Así no hay manera. Cuando murió mi mujer me dije “ahora es la mía” y me busqué una colombiana. Piel dorada. Mire, mire, aquí tengo la foto.

Me la enseña. La chica está bien; como de telenovela. Pero de dorada más bien no; tirando a antracita.
- Está oxidada –me arriesgo-.
- No, es que en la foto se oscurece algo. Bueno, tampoco es que fuese dorada. Bronce viejo. Pero como las colombianas no hay. Suaves, mimosas… Empiezan a dar mordisquitos en el cuello y… me pongo como si tuviera 20 años.
- No jodas –interviene el Súper-. No vengas fardando con setenta y tantos años.
- No fardo, coño. Hablo de lo que hay. Otra cosa es que me quede a medio camino pero para eso está la técnica.
- Joder, ya me enseñarás porque yo la mando que se ponga en posición de firmes y ni caso.
- La tecnología, Súper, la tecnología. Pichas de plástico, vibradores…
- ¡Ah, no había caído!
- Lo malo de esto –interviene otro parroquiano- es que estas tías sólo miran la cartera.
- ¡Qué coño cartera! Vivo con mi pensión de jubilado, ya me dirá usted. De vez en cuando le compro en Zara un conjunto de vestir y por 60 euros he hecho la faena. Ahora tengo otra colombiana de 35 años y el año pasado estuve con ella en Colombia.
- ¿A buscar droga de consumo o entrar en un cártel? –pregunto.
- ¡Bah! Eso son cosas que se dicen. Allí se vive de puta de madre. Lo de los cárteles es para llenar periódicos. Mire, me compré 7 pantalones blancos y alquilé un coche: era San Dios. Fui a buscar a la hija de mi chombi al colegio. La niña tiene 17 años y le llevaba un collar para regalarle. La chombi me dijo que se lo diera luego porque si no las compañeras pensarían que era rico y vendrían en mi busca. Para la cama, claro. Porque las colombianas han aprendido. Antes se liaban con uno como ellas, un desgraciado que le hacía tres hijos y se largaba. Las madres le han enseñado que es mejor un tío mayor que les da pasta y ningún problema. Lo que pasa es que no puedes presumir porque como se huelan que tienes euros lo más fácil es que te secuestren. Los de las FARC o los paramilitares. Estos son peor.
- Entonces si hay problemas.
- ¡Nada, hombre! Es cuestión de tener vista. Y con cuatro chavos vives de puta madre. Fíjese que con mil euros le pague dos años de alquiler a la madre de la chombi… ¡que estaba!... 56 años. Lo intenté pero me dijo que nones, que ella quería mucho a su hija y no le quitaba el chorvo. Es que las colombianas tienen un estilo… No como las niñas de aquí que llevan los vaqueros con agujeros. Visten impecablemente y andan… Yo las conozco por los andares. Voy detrás de una y me fijo en el meneíllo del culo… ¡la leche, oiga!

Salva me llama. Acaba de llegar el repartidor de Sadibarna y tengo que interrumpir la conferencia.

jueves, junio 26, 2008

Planeta y los fascículos


Lara (Planeta) cree que la desaparición de un 20% de los quioscos en España "debilita" la venta de fascículos
Europa Press. Barcelona.- 19/06/2008

El presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, consideró este jueves que existe una "debilidad grave" en el canal de distribución de las colecciones por fascículos debido a que los quioscos han disminuido un 20 por ciento en España.
Asimismo, apuntó a que el tránsito en estos establecimientos también ha caído en un 40%, una cifra que incide de forma importante en las ventas, puesto que los compradores de estos productos lo hacen "por impulso" en un 48% de los casos, explicó Lara.
Esta nueva situación ha llevado al grupo a "renovar y segmentar" el sector de los coleccionables y potenciar otros canales como Internet para llegar al consumidor. "Tenemos que hacer pesca con caña", añadió Lara, que insistió en la necesidad de "evolucionar" e innovar para afrontar el futuro.

D. José Manuel Lara nos muestra un futuro despejado y optimista. Como disminuye el número de quioscos y los que quedan han disminuido sus ventas de fascículos, Planeta busca alternativas para difundir sus colecciones aunque sea pescando con caña. Había una red (quioscos) que se ha ido rompiendo y NADIE ha hecho nada por remendarla.


La duda está en las causas que han producido la rotura:
¿Quizá porque los quiosqueros han estirado más el brazo que la manga?
¿Quizá porque las distribuidoras de productos Platena han disminuido sus porcentajes de descuento a muchos quioscos?
¿Quizá porque los portes (servicios auxiliares) ahogan poco a poco al vendedor?
¿Quizá porque Planeta corta una colección cuando le da la gana?
¿Quizá porque Planeta promete el oro (el moro es para el quiosquero) a quienes se suscriben?
¿Quizá porque su distribuidora no responde con diligencia y el cliente se harta?
¿Quizá porque falla estrepitosamente la periodicidad prometida?
Quizá, quizá, quizá...

Al final los hijoputas seremos los quiosqueros.

miércoles, junio 25, 2008

El año del Señor de 1899

1898 debió ser un año terrible para España: el desastre del 98, fin del imperio español, más se perdió en Cuba… Claro que, aparte de machacones recuerdos históricos, lo que llegó hasta nosotros fue nada menos que la generación del 98 y, sobre todo, 1899.

Desde un punto de vista histórico no sé nada de 1899. Desde cualquier otro punto de vista, tampoco. Me parece que, por entonces, mi abuelo acababa de quitarse el pantalón corto o estaba en ello. Y nada más.

Hasta esta mañana…
He recibido las hojas de devolución de Sadibarna y me fijo en la de “publicaciones fuera de plazo”


¿Dónde busco ahora tales publicaciones?
Aunque, a lo mejor, se trata de un problema informático.

miércoles, junio 18, 2008

Canalkiosk en marcha

Llevamos tiempo esperando y temiendo este momento. Esperando, porque el proyecto podría ser la salvación de muchos quioscos. Temiendo, porque hay dificultades que algunos piensan que le van a impedir concluir con éxito.

Por correo privado varios quiosqueros han pedido mi opinión. Lo siento, esta vez no me mojo. Digo mal, sí me mojo porque individualmente he tomado mi decisión, pero no tengo elementos de juicio suficientes para aconsejar a nadie con garantías de que mi opinión sea la correcta. Sé que hay gente que, quizá, se dejaría influir por mis comentarios y no quiero llevar a nadie al huerto ni por acción ni por omisión.

La información fiable que tengo es la misma que tienen todos:
- Información en dos asambleas consecutivas
- Comunicados de la Junta de la Asociación
- Carta del Ayuntamiento
- Web de la Asociación

He tenido varias entrevistas con miembros de la Junta, que siempre me han atendido y contestado a mis preguntas, e incluso he intentado ponerme en comunicación con Hermes para obtener una explicación técnica del proyecto.
Quizá haga un comentario en El Vendedor de Prensa donde, al ser un grupo reducido y muchos de los participantes “extranjeros”, el peligro de malinfluenciar al personal se reduce.

Es todo.

martes, junio 17, 2008

Faunos en el Eixample

Mi primer contacto con la mitología de verdad fue La Eneida. Me perdí bastante entre los dioses pero más despistado hubiera ido si no fuese por mi afición a los tebeos. Piel de Lobo era un chavalito rubio con cinta al pelo y pellejo de borrego que disparaba unas flechas con más curvas que la carretera de Málaga (la de entonces) y que se codeaba con centauros, caballos voladores, sílfides y otros bichos fantásticos. Los centauros me caían bien. Con el cuerpo de caballo y el torso humano, eran serios, combativos y ayudaban normalmente al héroe. Los malos de la aventura eran los faunos. Cabra o cabrón de cintura para abajo y hombre o cabrón de cintura para arriba. Hasta tenían unos cuernecillos a modo y ejemplo del Moisés de Miguel Ángel. Disfrutaba viendo a Piel de Lobo calentarlos.

Me encontraba colocando las revistas que acababan de llegar cuando oí una voz a mi lado.
- Vanguardia, por favor
Desde mi posición agarré un ejemplar y, mientras se lo alargaba, fui levantando la vista. ¡Coño, PEZUÑAS! El tío no llevaba zapatos; en su lugar, dos pezuñas caprinas del número 45. Y Piel de Lobo no andaba por allí. Me tranquilicé al comprobar que el resto del cuerpo del fulano era normal y las pezuñas sólo eran unas pantuflas exóticas. Me acordé de mi amigo Chema que se empeñó en que su tía le hiciera unos calcetines de lana con dedos y todo.
- Son incómodos para ponérselos pero luego vas de puta madre.

lunes, junio 16, 2008

El taxi lo pagué yo

El miércoles, día 11, ingenuamente me preguntaba: “¿Tendrán la cara dura (las distribuidoras) de cobrarnos al completo los portes semanales?”.
Hoy han empezado a llegar las facturas de la semana y, en efecto, las distribuidoras han tenido la cara dura de cobrarnos los portes al completo.

Analizamos.
Logística de Medios ha traído género cada día pero sólo me ha recogido las devoluciones una vez. Por tanto, al menos en cuatro días, me debería cobrar medio porte. No señor: siete días, siete portes.
Lo de Marina Press es peor. Un día sin servicio y dos sin recogida. Portes completos de siete días.

Ardo en deseos de ver la reacción de ACAD, de ADI, de la Asociación Profesional de Vendedores y de los propios vendedores, porque, ¿algo habrá que hacer? ¿O no?

viernes, junio 13, 2008

El burro y la noria

Los tiempos adelantan que es una barbaridad. Cualquiera que levantase la cabeza 20 años después de diñarla se encontraría un mundo totalmente desconocido al que le sería imposible adaptarse. La suerte que tenemos es que los cambios, aunque rápidos, nunca son bruscos y los vamos asumiendo con relativa facilidad. Pero uno, que ya empieza a gozar de buena memoria en los hechos lejanos, gusta de sacar a relucir viejas historias para explicar sucesos nuevos.

En mi niñez, mis tíos trabajaban una tierra situada en la trasera de mi casa. En la cabecera de la haza había una noria que abastecía de agua todo el contorno. Y no tenía motor. Un borrico, juro que es verdad, se uncía a la rueda de la noria y daba vueltas y vueltas hasta que la alberca quedaba llena (los incrédulos pueden acceder a Wikipedia donde se explica el funcionamiento del artefacto y muestra la fotografía de una de ellas; sin burro). Para que el borrico no se diese cuenta de que caminaba en balde se le tapaban los ojos. Aun así, se paraba. Mis tíos me mandaban a jugar cerca de la noria para que arreara al animal cada vez que se tomaba un descanso. La puñetera burra siempre se detenía en el sitio contrario a donde yo estaba obligándome a dejar el juego para atender a mis obligaciones. Me agencié una vardasca y durante varias vueltas consecutivas le arreaba a la burra el correspondiente estacazo hasta que la jodida, en llegando a mi puesto de mando, arrancaba a correr. A partir de ahí bastaba con darle un palo de vez en cuando como recordatorio.

Viene la historia a cuento porque, hace apenas unas semanas, un colega amiguete hablando del mundo del quiosco me decía:
- Esto no tiene solución, los quiosqueros somos burros.
- Estás equivocado. No somos burros.
- ¿Quieres decir?
Le conté la historia de la noria y la burra.
- ... mientras que los quiosqueros seguimos andando hacia la nada aunque nadie nos pegue –concluí-.
- O sea que somos peor que los burros.
- ¡Ajá!

Lo estamos comprobando durante la semana de huelga del sector del transporte. ADI ha hecho una labor (buena o mala) y abasteció de diarios a sus afiliados. ADI (acertada o desacertadamente) ha mostrado su reconocimiento a las distribuidoras por su empeño en llegar al quiosco y los quiosqueros le hemos saltado a la yugular y, lo que es peor, nos dedicamos a mordernos entre nosotros. Me viene a la memoria la fábula de Iriarte ¿o es de Samaniego?.


Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?»
«Podencos.»
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.» «
Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»«
Digo que podencos.»
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

Mientras los conejos (quiosqueros) discutimos sobre si son galgos o podencos, los perros (editoriales y distribuidoras) nos fagocitarán. Pero nos quedaremos a gusto porque habremos demostrado al mundo qué asociación es la peor.

miércoles, junio 11, 2008

De vuelta a casa

Hemos pasado una semana en un pueblecito de la costa. El objetivo era castigar el cuerpo por la mañana y descansar por la tarde. Cumplimos a medias porque durante el descanso me funcionaba el cerebro y, cuando me funciona el cerebro, pintan bastos. Total, he vuelto guerrero. Encima el paronama que encuentro es desolador: 2 robos de diarios en una semana, cuenta corriente en la UVI, lluvia, huelga de transportes y ordenador haciendo causa común con los transportistas.

Lo del robo de prensa se está repitiendo con demasiada frecuencia. Empiezo a ponerme nervioso y cuando me pongo nervioso me entra la mala leche. Cuando me entra la mala leche suelo tener muy mala leche. Veremos…

La huelga de transportistas me está afectando, no tanto en cuanto a la venta sino en cuanto al espacio. El almamóvil ha superado su capacidad de carga y si esto dura me veo almacenando paquetes debajo de la cama. Las distribuidoras reaccionaron al unísono cuando el cierre de quioscos y nos dejaron sin material. Más o menos ahora han reaccionado también pero no recogen las devoluciones o las recogen poco. ¿Tendrán la cara dura de cobrarnos al completo los portes semanales? Veremos…