viernes, junio 30, 2006

Agencia Tributaria

Es 30 de junio, 5 de la mañana. Mientras imprimo mi declaración de renta intento entretenerme un rato. Si me pongo a leer me duermo; probemos si escribiendo puedo mantenerme despierto.

Siempre se ha dicho que los malos estudiantes aguardan a estudiar a última hora. No es verdad. Yo pasaba el curso como podía (en clase; bueno, fuera de ella también), me machacaba las dos últimas semanas que pasaba durmiendo un par de horas diarias y manteniendo el tipo a base de café y, encima, sacaba buenas notas. Pero esta noche voy camino de cosechar una calabaza digna de Polifemo.

Me he currado mi declaración desde que D. Adolfo Suárez se la inventó. Cierto que las primeras eran facilitas pero, a medida que cada Ministro de Economía y/o Hacienda, ha metido mano, se ha ido haciendo más complicada. Claro que uno recurría a la declaración del año anterior, copiaba lo que permanecía y se inventaba el resto, leyéndose cuidadosamente si había nuevas deducciones que uno se pudiera aplicar. Así desde el 77 (me parece).

Y esta noche he pinchado en hueso. Cierto es que nunca fui autónomo y ha sido, por tanto, una chulería por mi parte aguardar hasta última hora. Pero uno es quiosquero, ¡coño!, no licenciado en Económicas (Ana, Word me dice que coño no está en su diccionario; a ver si me enseñas a escribirlo en ruso, sueco o japonés para que Word no se ponga colorao). Una declaración que no está al alcance de cada uno es una mierda pinchá en un palo. Está bien que una empresa de verdad necesite que la declaración se la haga un profesional, pero que un pobre desgraciado tenga que pagar 60 euros para decirle al Estado que las está pasando putas, no es de recibo (Aaaana, Word tampoco ha oído hablar del oficio que dicen ser el más antiguo del mundo), aparte de que el que se inventó la forma de calcular los módulos, de matemáticas puede saber un güevo pero no ha trabajado en su vida. Vayamos al grano

Cuando iniciamos esta profesión nos recomendaron que “fuésemos por módulos” porque era más fácil y se pagaba menos. Dónde y cómo pongo lo que me ha rendido el quiosco. ¡Help! Temas de Ayuda, Buscar.... “módulos”... ¡Voilà!
Definición de términos: epígrafe, personal asalariado, personal no asalariado, consumo de energía, dimensiones del local.... ¿Y en qué página está eso? No lo dice. Repaso del impreso hoja a hoja y no aparece la palabra módulo. Otra vez y ahora más despacio. El único sitio que pide epígrafe está en la página de “estimación objetiva”. Traduzco: a ojo de buen cubero.
Personal asalariado: no hay. Personal no asalariado: 1. Horas anuales de trabajo: stop, hay que calcular. Desde mayo a diciembre hay unos 240 días, menos vacaciones y alguna fiesta, lo dejamos en 200 días que con jornadas de 14 horas ascenderían a un total de 2800 horas... piiiii. “No esta permitido trabajar más de 1800 horas anuales”. ¿Cómo es que el cabrón (Aaana) de mi jefe me las exige? ¿O tendré una inspección de trabajo y me multarán por autoexplotarme? Bueno, lo dejaremos en 1800 horas...”Rendimiento neto: 19432,56”. Quieto parao. Ya quisiera yo haber ganado esa cantidad. Además la gestora de la asociación calcula los módulos sobre una ganancia de 16000 euros... Probamos con 1200 horas: “Rendimiento neto: 15934,17”. Mejor.

O sea, que el Ministro piensa que si yo trabajo 14 horas diarias de lunes a domingo, ambos inclusive, es para ser el muerto más rico del cementerio. ¡Imbécil!. Trabajo 14 horas porque si no es así no me llega.

Ya puestos a probar, probé qué pasará cuando tenga que declarar un empleado. ¡La leche!. Salva se acaba de ganar el despido. En su lugar pondré a un “sin papeles” y si algún día un guardia me solicita su contrato diré que ha entrado al quiosco a robar, que como el sin papeles será moro o negro seguro que el guardia se lo traga.
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

¡Mierda! Ya he dado una cabezada. Por la hora que es tendría que salir cagando leches para abrir el quiosco pero el sueño me aconseja que me acueste un rato. Sabés qué. Me voy a dormir y que abra el esclavo. A lo mejor no lo echo porque cuando en la declaración de 2006 me descuente estas horas que estaré durmiendo, con lo que me ahorre lo mismo le pago.

jueves, junio 29, 2006

Los hábitos perdidos

Yo, que nací a mediados del siglo pasado, todavía gozo del buen hábito de la lectura cuando el tiempo me lo permite.
Mi infancia no estuvo marcada por la TV.
Actualmente, ni los jóvenes ni los niños pueden imaginarse un mundo sin el televisor pero lo cierto es que ese tiempo existió y, además, "pudimos superarlo". Todos sabemos que la televisión es ese gran invento capaz de enriquecer los conocimientos del espectador, aburrirlo hasta la saciedad, robarle un tiempo irrecuperable o, simplemente, entretenerlo. El resultado obtenido será directamente proporcional a la elección de los programas y al espacio de tiempo que uno esté dispuesto a concederle.
A aquellos que no puedan imaginarse un mundo sin tele les diré que de niños jugábamos, inventábamos, leíamos y hablábamos con los demás entre muchas otras cosas. Hoy, algunas de estas "actividades" están casi en desuso.
Allá por el año 1969 tuve la fortuna de tropezar con quiosquero y juntos decidimos tomar el mismo camino. Una de nuestras afinidades era, y es, la lectura. No resulta extraño, pues, que “dalr” se iniciara desde su más tierna infancia en el amor a los libros y en la necesidad de saber cada día un poco más de todo. A partir de los 15 meses, su mejor compañero de sueños fue un libro. admiraba una y otra vez las imágenes.Trataba sobre aves y peces. Tenía unas fotografías fantásticas y llenas de colorido. A través de aquellas fotografías aprendió a conocer los colores, supo de esas criaturas que la naturaleza ha creado, y descubrió muchas otras cosas además de aprender también a cuidar y querer a los libros. Por cierto, todavía lo conserva como algo muy especial, aunque el paso de tiempo y su corta edad “dejaron su huella”.
Bueno, tampoco se trata de ponernos medallas porque para eso ya están los políticos. Supongo que más tuvieron que ver los genes (esos pedacitos ínfimos de nosotros mismos que traspasamos de una a otra generación y que, mezclados al azar con los de la pareja, acaban haciéndonos a su antojo), que nuestro empeño por transmitir nuestras inquietudes al benjamín de la familia. Lo cierto es que su afición por la literatura sigue vigente. Siempre encuentra un momento para leer. No importa el lugar ni los medios. Dejó su compañero de sueños en un lugar visible e importante de su librería y ahora viaja con otra fiel compañera: su "pda". Sin comentarios: es cosa del progreso.
Esta larga introducción no tiene otro sentido que hacer una reflexión sobre lo que niños y papás, vienen buscando a su paso por el quiosco.
Bien es verdad que no nos traen demasiado material infantil. La cosa no va mucho más allá de algún que otro cuento clásico (a precio de escándalo), las colecciones de cromos y alguna que otra revista infantil/juvenil a excepción, claro está, de las horteradas como "Hadas", “Princesas”, “Barby”, etc.
Es habitual que los padres y abuelos se gasten a diario algunos céntimos en "chuches" (hábito poco sano teniendo en cuenta que una gran parte de los niños españoles sufren ya de sobrepeso) y, sin embargo, no los inicien en la maravillosa aventura de los libros.
Por todo lo expuesto, ni que decir tiene la alegría que sentí cuando hace unas semanas descubrí que El País lanzaba una colección de cuentos infantiles preciosos, muy bien ilustrados y al módico precio de 1,95 € (más el cupón). Salen los sábados y domingos y van combinando algunos títulos clásicos con otros menos conocidos. Pues bien, no vendemos más de 2 ó 3 de cada. Curioso ¿no?
Coincidiendo en las mismas fechas, La Vanguardia comenzó también una colección de cuentos que salen los domingos. La encuadernación no es tan buena pero son bonitos y pueden resultar amenos para los más pequeños porque viene con unas pegatinas. Quizás de éstos vendamos uno o dos más, pero ya está.
Cuando vi que nadie me los pedía y como si el porcentaje de beneficio que dejan fuera excelente, me puse a promocionarlos cual loca abordando a los papás que se acercaban a comprar el periódico acompañados de sus peques. Pues nada. Ni aún así fui capaz de vender la media docena. Eso sí, más de uno a quienes mostré los cuentos y, después de mirarlos dijeron algo como “ah, sí, está bien pero... otro día”, compraron alguna revista frívola para entretenerse durante el fin de semana.

lunes, junio 26, 2006

El yayo

El yayo es un vejete de sonrisa picarona que, de vez en cuando, se acerca al quiosco apoyado en su bastón, echa un vistazo a la prensa rosa y se larga tan silencioso como ha llegado. Rara vez hace comentarios, salvo para indicar si tal o cual famosa enseña las domingas o se le descubre algún lío.
Pasaron unos meses y el hombre fue cogiendo confianza hasta que un día me preguntó si le podía enseñar alguna revista picantita.
- ¿Qué le gusta? –pregunté-. Clima, Gente libre…
- Eso son guarrerías –me cortó-. Enséñeme el Private.
Private se presenta en dos formatos: revista y DVD. La revista viene plastificada por lo que supongo que su contenido ha de ser de cinco X. Me estiré cuanto pude y le alcancé un ejemplar de cada versión al tiempo que echaba un vistazo a la portada. Lo de siempre: la revista mostraba a una señora maciza y acalorada (por la poca ropa, deduje), y el DVD, un extracto del Kamasutra.
El yayo empuñó los dos ejemplares, les dio un vistazo previo y dejó a un lado el DVD. Se encajó las gafas, enfocó la mirada y se pasó un par de minutos estudiando el relieve. Después hizo lo mismo con el DVD. Cuando acabó la exploración, apartó el DVD y me alargó la revista.
- ¿Se la pongo? Pregunta idiota. El yayo esbozó su sonrisa picarona y espetó.
- No, yo sólo las quería para mirarlas.
Y arrastrando ligeramente los pies se alejó.

A lo largo del año le he ido enseñando Private, Hot Video, Hustler Casting, Jóvenes y Putas, Chicas Guarras…Siempre con el mismo resultado.
Hasta el otro día.

Estábamos Salva y yo más liados que la pata de un romano cuando apareció el yayo. Oportuno. Dentro del quiosco apenas nos podíamos mover de la cantidad de paquetes que teníamos amontonados. Y el yayo venía con ganas de palique. Nos armamos de paciencia y nos dedicamos a atenderlo. Bueno, me dediqué yo porque Salva continuó intentando despejar el panorama. Vano intento.
- Es que este mes tengo la paga doble y quiero comprarle algo a los niños.
- Dígame que quiere.
- No sé. Es para un niño de cinco años. Una revistilla en catalán.
- Tenemos Cucafera, Tiro Liro, Shin Chan…
- No, no. Es una que siempre lleva un juego… ¡Esa, esa!.
- La Revista dels Supers. Pero esta vez no lleva juego, lleva una mochila.
- Vale, esa es la que buscaba… ¿Y para un niño de dos años? Algo de pegar o tipo puzle sencillito.
- Diver Disney que lleva un puzle del Rey León.
- Perfecto, perfecto. Y ahora una revista para el otro niño –saca la sonrisa picaruela y se le nota por dónde va-.
- ¿Qué edad tiene este niño?
- Digamos que 92…
- Algo habrá. Playboy –voy cantándole los títulos-, Primera Línea, Tacones Altos, Chicas 18…
- No, no. Con vídeo.
- Pues me parece que no me quedan.
Salva, que parece que no está y sí está, interviene.
- Señor Quiosquero, penjaus…
Cierto. Este mes Penthouse lleva incorporado un DVD y mantiene el precio. Al yayo le parece bien.
- Póngamela en una bolsa aparte.
- No se vaya a confundir de niño ¿eh?

Se le escapa una risilla de crío que acaba de hacer una travesura y se aleja. Hasta la próxima paguilla extra.

lunes, junio 19, 2006

El día después

Hoy es lunes. Es el día después del domingo y, si bien este domingo me tocó trabajar, el lunes marca el inicio de una semana de trabajo. El lunes es malo. Bueno, y el martes, y el miércoles… El lunes recogen la prensa sobrante de todo el fin de semana y la mayoría de las devoluciones de revistas. Hoy era un día un tanto especial porque Salva y yo hemos pegado una limpieza en profundidad entre sábado y domingo y teníamos unos cuantos paquetes por devolver: 18 de revistas y 8 de prensa. Paquetes tamaño Salva, o sea que si yo intento levantarlos me descoyunto.
Mi becario ha llegado a las 6, duchadito. Yo, a las 6 y 5, duchadito; a las 6 y cuarto ya nos había abandonado el desodorante. Hemos quedado que en adelante utilizaremos Eau d’Eté, ódete se pronuncia. Claro que los que se van a oder son los clientes que se acerquen.
Pero eso sólo ha sido el inicio. No se ha presentado el Ejecutivo. Le teníamos apartado ganado fresco. Empezar un día, y encima un lunes, sin un putiferio que llevarse al cajón es un mal presagio. Y los malos presagios se han cumplido.

Sobre las 8 ha llegado Don Vito a verificar su 6/49. Cincuenta y cuatro euros de premio, casi la cuarta parte de los fondos de inicio de jornada. A las 8,30 el comunicado de una de las distribuidoras de revistas me informaba que mi reclamación de no haber recibido un determinado envío se desestimaba: 38 euros a freír espárragos. A las 9 estaba mareado, he abandonado a Salva y me he ido a tomarme un cortado.¡Coño!, no había dado el primer sorbo cuando el becario pedía socorro: uno de nuestros jugadores habituales tenía dos premios de 136 euros cada uno. Total, que se me descapitalizó la empresa. Y como en este barrio las mujeres pagan a sus maridos el domingo por la noche, los lunes todo dios paga con 50 euros. Para colmo, mamá Chispa no ha venido.

Estaba dándole vueltas al tema cuando ha doblado la esquina La Gallega. No he dejado pasar la ocasión de animarme un poco y la he abordado:
- Empieza a hacer calorcillo ¿eh?
Se ha acercado pero no ha puesto el pie en el estribo. Mala señal: tiene prisa.
- ¡Ay, hijo! En la sombra no se está mal pero lo que es caminando por la calle… Yo quería haberme puesto en casa un aparato desos de aire pero deste oído estoy como una tapia y no quiero que se me escacharre el otro. Y verás. Tenemos una casa en Casteldefel y otra en el pirineu pero el Miguel le ha cogido miedo al coche y no me quiere llevar.
- Pues conduzca usted.
- ¡Ni hablar! Yo no conduzco llevando al cafre ese. Se pasaría todo el camino dándome instrucciones y peleando. Si voy a menos de 110 me dice que si es que vamos paseando y si voy a 120 que si lo quiero matar. Es un machista y ya no tiene edad de cambiar.
- Amordácelo.
- No. Es que el otro día que veníamos de Casteldefel, nos paramos en un semáforo y nos dieron por detrás. Parecía que solo nos había abollado el guardabarros, la pieza esa que vale para que no le pase nada al coche si te das un golpecito, y el tío maricón no vive en Vilasar y nos dio un teléfono de diez, diez números nos apuntó el cabronazo. Y el Miguel no me dejó bajar que si no… Con el golpe se movió el radiador y rompió un manguito y salía un líquido amarillo que negros nos vimos pa llegar al taller. Y el tarugo se ve que ha cogido miedo. Fíjate que hemos ido tantas veces que le dices al bmeuve “al pirineu” y el tío va sólo.. Pero le ha cogido miedo. Y mira que es valiente el tío que le ha salido una hernia y se quiere operar. ¡Con 81 años! Le dará un pasmo y estirará la pata. Yo tengo roto el tendón de este brazo y me querían operar y yo le dije: “Dotor, ¿anestesia local o me duermen entera?” Y me dijo que me dormían, y si yo cierro un ojo y luego no lo abro… Así que voy al gimnasio y hago recuperación. Me duele como un demonio pero…
- ¿Me cobra?
Cuando levanto la cabeza la veo alejarse.
- Hasta la vista, jefe.

Está claro que hoy no tenía ganas de hablar.

viernes, junio 16, 2006

Carné por puntos

Estoy que salto de alegría. Me ha escrito nada menos que el Ministro del Interior para decirme que el próximo 1 de julio las carreteras españolas serán más seguras y podremos viajar con la tranquilidad que da el saber que ya no te encontrarás con energúmenos del volante porque les habrán quitado el carné. Calculan que 6000 al mes. ¡Fíjate! Dentro de unos 400 años sólo tendremos carné el chófer del ministro y yo.

La cosa funciona tal que así:

• Cada carné parte con un saldo de 12 puntos, salvo que tenga menos de tres años de antigüedad, en cuyo caso tendrá un saldo de 8 puntos.

¿Cómo se pueden conseguir puntos?
• Si en tres años no se comete ninguna infracción, el saldo aumenta en dos puntos. Límite: 15 puntos. A partir de ahí hay que cometer alguna infracción leve ya que, en caso contrario, no tiene gracia ser buen conductor.
• Los malos conductores podrán recuperar puntos perdidos haciendo un cursillo de 12 horas, al módico precio de 170 euros.
• Los conductores que hayan perdido el carné por agotar su saldo, lo podrán recuperar mediante un cursillo de 24 horas al precio de 320 euros. En proporción, más barato.

¿Cómo se pierden puntos?
• Estacionar en curvas, cambios de rasante, túneles, etc.: 2 puntos.
• Estacionar en carriles destinados a transporte público: 2 puntos.
• Utilización de aparatos para detectar radares: 2 puntos.
• Circular sin alumbrado: 2 puntos.
• Manipular el teléfono móvil mientras se conduce: 3 puntos.
• No mantener la distancia de seguridad: 3 puntos.
• Conducir sin llevar cinturón de seguridad/casco: 3 puntos.
• Conducir con permiso inapropiado: 4 puntos.
• Tirar colillas por la ventanilla: 4 puntos.
• Velocidad de 40 km/h mayor de la permitida: 4 puntos.
• Velocidad entre 30 y 40 km/h mayor de la permitida: 3 puntos.
• Velocidad de entre 20 y 30 km/h mayor de la permitida: 2 puntos.
• No respetar la prioridad de paso: 4 puntos.
• Incumplir normas de adelantamiento: 4 puntos.
• No respetar las señales de los agentes: 4 puntos.
• Conducir con una tasa de alcohol superior a 0,50 mg/l: 6 puntos.
• Conducir bajo los efectos de estupefacientes: 6 puntos.
• Conducir de forma temeraria: 6 puntos.
• Sobrepasa en un 50% la velocidad máxima: 6 puntos.

Más información en: www.permisoporpuntos.es

¡Ah! En un solo día sólo se puede perder un máximo de ocho puntos.

Poco que comentar de la ley sobre todo si ha de servir para evitar algún accidente, pero le veo alguna deficiencia:
• No hay equilibrio entre la forma de perder puntos y la forma de ganarlos. Llevo conducidos unos 600.000 kilómetros y hace más de 20 años que no he cometido ninguna infracción (con agente a la vista, se entiende). Si no hubiese limitación de puntos, debería tener 25 o 26 pero sólo puedo llegar a 15. Con dos veces y media que me equivoque, y me equivoco, puedo perder el carné en dos días. De nada me habrán servido 32 años de “buen conductor”.
• Bujero en el asfalto: El Ministro de Fomento debería perder 12 puntos.
• Señal de obras, velocidad máxima 30 km/h, ni obra ni puñetas: Pérdida de un punto por cada vez que piten o se acuerden de la madre del conductor que hace caso de la señal.
• Carretera o calle sin señal de preferencia, confluencia con otra calle que le entra por la derecha y tiene señal de ceda el paso o stop: Inhabilitación del consistorio hasta que arregle el entuerto.
• Curva peligrosa, agentes de tráfico camuflados: El Ministerio del Interior pierde 6 puntos por primar la sanción sobre la prevención que resultaría de observar el coche de tráfico.
…..

Cada vez que se acercan vacaciones, la Dirección General de Tráfico, con muy buenas intenciones, hace un loable esfuerzo y se gasta un pastorro en anuncios que nos muestran lo destripados que quedaremos si no cumplimos las normas. Con la intención no basta. Siempre se matan los otros. Cuando agarramos un volante nadie piensa en que puede sufrir un accidente, todos creemos que conducimos de puta madre y que los borricos son los demás. Es como el tabaco: todos sabemos que es perjudicial pero seguimos fumando. Son otros los que se mueren de cáncer.
A veces he pensado si no se podrían hacer otro tipo de campañas. Educativas, por ejemplo.
• En autopista se circula por el carril de la derecha. Los otros carriles son para adelantar o para utilizarlos si el tráfico es muy denso. Mucha gente piensa que el carril de la derecha es para los que van despacio, el de la izquierda es para correr y el de en medio libre. Así no es extraño ver conductores “paseándose” a 80 km/h por el carril central con el peligro que ello conlleva.
• Dónde y cómo deben colocarse los triángulos de avería. La mayoría de las veces se ve antes el coche averiado que la señal.
• Cómo colocar los retrovisores para que dejen el menor ángulo muerto posible.
Y, en fin, cantidad de consejos que nos serían útiles a los conductores y que, a base de machacar, acabaríamos aprendiendo.

Anécdota: Hace unos meses me pararon en un control de alcoholemia. Muy amablemente preguntaron si tenía algún inconveniente para someterme al control y, ante mi negativa, iniciaron los preparativos.
- ¿Ha tomado alcohol?
- Sí –respondí-. Hace como una hora que he tomado una cervecita y un bocadillo.
Soplé. El agente miró la minipantalla, me la enseñó y dijo:
- Cero, cero. Continúe así caballero.
Desde entonces, cumplidor, cada vez que sé que tengo que coger el coche me como un bocata y me bebo una cerveza.

miércoles, junio 14, 2006

Puntos de información en la Ciudad Condal

Bien es verdad que, cuando quieras adquirir la cosa más inverosímil inventada por el hombre -y no sepas por dónde empezar a buscar- debes dirigirte al primer quiosco que veas porque allí tienes muchas posibilidades de hallarla. Pero... de eso a que los quiosqueros seamos el "Punto de Información" del transeunte... hay un trecho.

En nuetra zona, sin ir más lejos, la gente pregunta lo más raro que os padáis imaginar (y también todo aquello que no imagináis)

Los extranjeros, por ejemplo, suelen preguntar por hoteles que, al pronunciar su nombre a su modo, y bajo la influencia del acento impuesto por su orígen, son del todo imposibles de entender. Tal vez piensen, los muy cretinos, que en las "oposiciones a quiosquero" te hacen recitar la Guía de Hoteles del Ministerio para ver si estás lo suficientemente preparado para atender, como se merecen, a los guiris que nos visitan.

La primera vez que me encontré en ese trance, "piqué". Era domingo. No teníamos mucha gente a aquella hora y me metí en Internet para ver si encontraba algún hotel con un nombre parecido a lo que había sido capaz de entender. Pues bien, al ver que yo tardaba en darle la información, me dejó con tres palmos de narices y le preguntó a un transeunte que pasaba en aquel momento. Ya supondréis que el pobre vejete se encogió de hombros y movió la cabeza con gesto negativo. A partir de aquel dia, cuando me preguntan por algún hotel, me hago "la sueca".

Tal como iba diciendo, un quiosco en Barcelona, es un “punto de información ciudadana”. Y... ¿queréis saber qué es lo que más pregunta la gente? Pues... tal como os decía, muchos extranjeros suelen preguntan por dónde cae su hotel (los muy despistados, echan a andar y luego se preguntan a dónde co..(piiibbb) han ido a parar).
También preguntan por la Sagrada Familia, Las Ramblas, Paseo de Gracia o torero (Plaza Monumental).

Pero... a todo esto no vayáis a pensar que los paisanos se quedan cortos en eso de preguntar:si están en la acera de los impares preguntan por los pares y si están en la de los pares, preguntan por los impares. Ya se sabe: sólo por aquello de jod...

Aún no han aprendido que en Barcelona nada es lo que parece y que, por lo tanto, los números de una y otra acera no siempre se corresponden. Llegado el caso, deben de pensar que alguien se los ha llevado y vienen a preguntar al quiosquero/a por si sabe dónde están. Éste, con su habitual sonrisa, le explica que por circusntancias “x”, no siempre coinciden los unos con los otros, bla, bla, bla y los manda para allá a donde quieren ir (en lugar de mandarlos donde a veces los mandaría) porque justo se acercan a preguntar cuando estás repasando una factura, contando monedas o haciendo algo que requiere toda tu atención. Y es que los “preguntones”, vengan de donde vengan, no suelen tener el don de la oportunidad.

Otras preguntas frecuentes son: dónde hay una panadería, un supermercado, la Telefónica, una academia de idiomas, una casa que venden camisetas, una casa que venden colchones y un montón de cosas más. No es por hacerme pesada con el tema pero, después de lo expuesto, y ya que esto es el “pan de cada día,” quisiera hacer una llamada al Ayuntamiento de Barcelona. Sería bueno que éste se replantease el premiar la función ciudadana del quiosquero con alguna gratificación (o exención de impuestos, que tampoco vendría mal) porque, si tuvieran que responder ellos a todas esas demandas de información, habría que dotar a la ciudad de unos cuantos agentes más. Aunque, claro, los agentes están entretenidos poniendo multas a los vehículos estacionados indebidamente en los chaflanes (aún a pesar de que no estorben) y, “eso”, da mucho trabajo.

Y ya para terminar, no quisiera cerrar esta crónica sin antes haceros partícipes de la “Pregunta Estrella”. Ésa que tal vez sólo te hagan una vez en la vida y, por ello, vale la pena recordar ¡Ahí va!

Hace sólo unos días, se presentó una señora y, sin más, nos dijo: - ¿Han visto ustedes a mi marido? Es que lo estoy buscando”

Era un sábado tempranito en que yo estaba ayudando a quiosquero. Nos quedamos helados! Entre tantas y tantas respuestas dadas a lo largo de nuestra vida de quiosqueros, ésta era la primera vez que no sabíamos qué responder; así pues, le dijimos que “no” y la señora, después de darnos las gracias, siguió calle abajo.

¡Hasta dónde tiene que llegar el despiste como para no saber qué ha hecho una con el marido! es que no acordarse de donde lo dejó... tiene tela...

Deseamos de todo corazón que lo haya encontrado y nada, pues... ya sabéis, si en algún momento necesitáis asesoramiento, a preguntar ¡que para eso están los quioscos!

lunes, junio 12, 2006

La cadena

Hay muchas cosas en Can Superwaiter que me gustan. Sobre todas ellas destaca el lavabo. Es un cubículo rectángulo-pentagonal de 1,20 m. de largo por 70 cm. de ancho. En la esquina que forman los lados que cierran el pentágono está el retrete. Me pregunto a veces cómo se las arreglarán los de culo gordo para sacarlo de tamaña estrechura. Yo, que meo de pie y soy un poco ancho de espaldas, tengo que salir marcha atrás por ser incapaz de darme la vuelta. Menos mal que sólo me toca ir dos veces al día porque funciono como los zumos en tetrabric: a base de concentrado pero sin añadir agua.
Lo que mola es la cadena. Cisterna a 2 m. del suelo, tubo de plomo con más bollos que un coche que haya corrido las 500 millas de Indianápolis y cuerdecilla, guita o tomisa para abrir la compuerta. Se da un tironcito y el agua se precipita cogiendo tal velocidad que apenas deja rastros del chocolate pegado en la taza.

Los retretes modernos son una gilipollez. En el mejor de los casos se ha de tirar de una palanquita o apretar un botoncito que hay encima de la mochila. Pero empieza a imperar el interruptor. Empotrado en la pared como los de corriente eléctrica. Al pulsarlo da la sensación de que lo que se quiere hacer es apagar el culo. Y la mochila… Impide que uno se ponga cómodo, retrepado, mientras hace la faena.

Lo más hilarante que he visto fue un retrete en Praga. Entramos a tomar un refrigerio y ya que hacíamos el gasto, aprovechamos para cambiar el agua al canario. Cómo nos vería la vigilante de los lavabos que nos mandó a Quiosquera y a mí al retrete de minusválidos. Parecía un salón de baile de los que enseñan a los turistas en Viena para darle una lección de vals. El problema vino cuando acabamos de cambiar el agua. No había cadena. No había ni tirador ni mochila. Buscamos el interruptor y tampoco lo encontramos. Al fin, bastante lejos de la taza, observé un interruptor del tamaño de una baldosa con un enorme letrero debajo: SPACHOBALLO.
- Parecemos tontos –dije a Quiosquera-. Está clarísimo: “Es pa chobal-lo. Chóbalo, chóbalo”
Y Quiosquera lo chobó. Al instante un torrente de agua inundó la taza y la dejó más limpia que una patena. ¡Estos checos!

Pero me he desviado de la cuestión. Quería hablar de la cadena. Cuando yo era pequeño en mi pueblo no conocíamos el retrete. He contado alguna vez que a los niños se nos enseñaba a mear contra la pared y a favor de viento. Pero las mujeres lo tenían más negro. Y si había que hacer aguas mayores… Los “potentados”, que tenían corral, cuadra o zahúrda, no tenían problema. Pero los menos afortunados o cualquiera que tuviera un retortijón lejos de su casa tenía que recurrir a un cañaveral. Entonces no había televisión que si no, es probable que hubiera aparecido un anuncio con un niño plantado delante del cañaveral frente a un letrero que dijese: ¡DANGER, MIERDAS, NO TRESPASSING!”. Porque era un milagro penetrar entre las cañas y no pisar un par de catalinas. Y el papel… De triple capa. Pedrusco, restregón y a correr.

La primera vez que vi una cisterna fue en casa de Manuel el Cerreño. Manuel, harto de doblar la raspa labrando la tierra, se mudó a la capital (de la provincia) y puso una pensión. Los de mi pueblo y alrededores solían pernoctar allí cuando viajaban. El retrete era eso, un retrete. Al lado había un grifo y un cubo que utilizábamos para dejar la taza medio decente. En uno de los viajes, tendría yo sobre los cuatro años, Manuel quiso enseñar a mi madre los últimos inventos de la capital. Nos llamó a mi madre y a mí y nos mostró el retrete. Todo estaba igual, salvo que no había cubo.
- Bonico –me dijo Manuel-, echa una meadilla.
Me saqué la gurrina por el pernil del pantalón y meé. Entonces, el Cerreño mostró el invento. Agarró una cadena que colgaba de un artilugio enganchado a la pared y tiró de ella. Oímos un ruido como el que se produce al sacar el tapón de una alberca y pudimos observar como el agua eliminaba todo vestigio de mi meada. Pero eso no fue todo. Manuel volvió a agarrar la cadena y, en tono un tanto pedante, nos dijo:
- Y si ahora volvemos a tirar de la cadena no pasa nada.
En efecto, tiró de la cadena, oímos el ruido del mecanismo y no cayó ni una gota de agua.

Eso fue todo. A mí el invento no me pareció mal pero, por más vueltas que le daba, no atiné a deducir cómo aquel aparato sabía cuando yo meaba y cuando no.

viernes, junio 09, 2006

Educa Pokemon

Estamos en la recta final del curso académico y las editoriales se esfuerzan en conseguir que los niños se vayan de vacaciones con sus albumes completos. Ya vendrá septiembre para sacar nuevas colecciones o repetir las ya existentes. Servidor, que ya hace tiempo dejó de coleccionar las caricaturas de futbolistas que venían en las cajas de mixtos, anda un poco perdido con tanto cromo, chapita y demás zarandajas que llevan a los críos, papás y abuelos bastante locos.
De fútbol se puede elegir entre Liga de las estrellas, Megacraks, Derby total, Súper Barça, Fichas de la liga, Flips del Barça… Las chicas revolotean alrededor de Princesas, Witch, Trollz, María Isabel, Bratz… Las más polluditas –Ana, ¡lo que me ha costado escribir polluditas!- (y algún que otro polludito) podrá optar entre Pasión de Gavilanes, Los Serrano y otras series televisivas. No faltan adeptos a Chicken Little, Harry Potter, Ice Age, Tortugas Ninja o Bambi. Pero la palma se la lleva Pokemon: Lamincard de Pokemon, Lamincard advanced Pokemon, Pokemon New Colection, Kraks de Pokemon, Pickerball y, finalmente, Pokemon Metal 1 y Pokemon Metal 2.

El quiosco también puede ser un buen lugar para enseñar educación. No recuerdo si he contado que hay un papá tardío o abuelo temprano que viene casi cada día a comprar el periódico acompañado de su hijo o nieto y lo enseña a comprar. Le da un euro al chico y le dice:
- Anda, pide.
- Déme el Periódico.
- ¿Y qué más?
- Por favor.
Le doy el diario y le cobro.
- ¿Qué se dice?
- Adiós y gracias.
Y los dos se alejan charlando animadamente.
Nada tiene de extraño que, al día siguiente, se acerque el papá o abuelo, coja su periódico, ponga el euro donde pille y se aleje sin decir ni mu. Pero al hijo o nieto lo educa bien.

Pokemon Metal 1 es un sobre que contiene una cadenita, como la que lleva el tapón de goma del lavabo pero más delgada, y una chapa con un bichejo pintado. Pokemon Metal 2, lleva dos chapitas.
Hace un par de días se acercó al quiosco un abuelo con dos de sus nietos. El abuelo le dio un euro a cada uno y se retiró discretamente. Los dos niños se lanzaron como locos hacia la cajita de los Pokemon y se pusieron a remover. Al fin cada cual agarró su sobrecito me dieron el respectivo euro y se largaron sin haber dicho esta boca es mía. No habían pasado tres minutos cuando nuevamente aparecieron los tres. Esta vez la acción la dirigía el abuelo:
- Me parece que ha habido una confusión. Los niños dicen que falta una cadenita.
Le expliqué al buen señor lo de las dos colecciones y que, una vez abierto el sobre, no se lo podía cambiar.
El abuelo se metió la mano en el bolsillo buscando el monedero mientras preguntaba:
- Y ahora ¿cómo arreglamos esto? –se dirigía a los niños.
- Muy fácil –contesté-. De momento cuelgan las chapitas de una cuerdecilla y, cuando aprendan a preguntar primero, se les compra la cadena.
- Este señor tiene razón. Así que, ¡andando!
Dejó caer de nuevo el monedero en el bolsillo y tomaron las de Villadiego.

Acababa de restar dos euros al cajón pero el cuerpo se me quedó de maravilla.

viernes, junio 02, 2006

Misión cumplida

Tal y como prometí ya he leído el Estatuto y estoy en condiciones de decidir el sentido de mi voto. Pero antes me gustaría hacer algunas consideraciones.

Redacción.
Demencial. Me pregunto si los políticos no harían bien en prerredactar las leyes, pasarlas a un gabinete jurídico para evitar contradicciones y, por último, hacer que un lingüista le diese el toque definitivo.

Dice el artículo 3, apartado 1: “Las relaciones de la Generalitat con el Estado se fundamentan en el principio de la lealtad institucional mutua y se rigen por el principio general según el cual la Generalitat es Estado, por el principio de autonomía, por el de bilateralidad y también por el de multilateralidad… “ (cágate lorito). Para agilizar el funcionamiento de una Administración, ésta suele subdividirse en entidades más pequeñas de modo que el gobierno se acerque al pueblo lo más posible. Hablamos de Administración Central, Administración Autonómica y Administración Local, es decir, Gobierno de la Nación, Generalidad y Ayuntamiento. Y todo ello es, por principio, Estado. Sobra, pues, el artículo.

Estamos en plena era de concienciación del trato igualitario de la mujer pero me revientan los discursos que empiezan por “Compañeros y compañeras…”, “Todos los vascos y vascas…”, “Damas y caballeros…”. Pues bien, en un montón de artículos del Estatuto aparece el inicio de la frase: “El Presidente o Presidenta y los consejeros…”. Bien, una mujer puede llegar a Presidenta del Gobierno de la Generalidad pero nunca podrá ser consejera de este mismo Gobierno.

Más aún.
Artículo 15, apartado 2: “Todas las personas tienen derecho a vivir con dignidad…”
Artículo 16: “Las personas mayores tienen derecho a vivir con dignidad…” ¿?
Artículo 19, apartado 1: “Todas las mujeres tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad…”. ¿Los varones, no?
Preámbulo: “…calidad de vida digna para todos los que viven y trabajan en Cataluña”. Tengo bastantes conocidos y amigos a los que no les toca calidad de vida ya que viven en Cataluña pero no trabajan en Cataluña. Son jubilados.

Grandes logros

1. Cataluña es una nación.
Artículo 1: “Cataluña, como nacionalidad, ejerce su autogobierno constituida en comunidad autónoma…”. ¡Agua!
Preámbulo: “El Parlamento de Cataluña… ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación. La Constitución española… reconoce la realidad nacional de Cataluña como nacionalidad”. O sea, como estábamos. ¡Agua!

Digresión. El preámbulo del Estatuto fija la creación de la Generalidad en las Cortes de Cervera de 1359. Por estas fechas las Cortes eran convocadas por el rey cuando necesitaba pasta y estaban formadas por el Brazo Militar (nobleza), el Brazo Eclesiástico (clero) y el Brazo Popular o Real
(representantes de los municipios). Cuando se convocaban Cortes, cada uno de los brazos funcionaba por separado. Las veces en que los tres brazos actuaban juntos recibía el nombre de El General de Cataluña.
Las Cortes de Cervera fueron convocadas por Pedro IV solicitando fondos para mantener la guerra que libraba contra Pedro el Cruel de Castilla. Los representantes en Cortes, que solían serlo por cuna o cargo, aprobaban (o rechazaban) las peticiones del rey a cambio de privilegios que, en un principio, consistían en la cesión de tierras hasta que el rey se quedó pelado. A partir de ahí el pago se hacía en especie: más poder para el señor feudal, más diezmos para la iglesia.... Como las Cortes sólo se reunían cuando las convocaba el rey, era necesaria una institución que administrase los fondos recaudados. En las Cortes de Cervera se crea la Diputación del General o Diputación Permanente formada por representantes de los tres brazos, elegidos por el método de insaculación: Se metían en tres sacos papeletas con los nombres de cada uno de los representantes de los brazos, se sacaban los sacos a la calle y una mano inocente sacaba las papeletas de los afortunados. El primer diputado del Brazo Eclesiástico asumía las funciones de presidente.
La Diputación del General no tuvo funciones políticas aunque sí asumió el gobierno en determinadas circunstancias de necesidad. La Generalidad como centro de gobierno se creó durante la II República española (Marcelo Capdeferro, Otra Historia de Cataluña y Gran Enciclopedia Catalana).

2. El catalán, única lengua oficial.
Artículo 6, apartado 2: “El catalán es la lengua oficial de Cataluña. También lo es el castellano…”. ¡Agua! “… no puede haber discriminación por el uso de una u otra lengua
Artículo 33, apartado 1: “Todas las personas tienen derecho a utilizar la lengua oficial que elijan
Artículo 34: “Todas las personas tienen derecho a ser atendidas oralmente y por escrito en la lengua oficial que elijan en su condición de usuarios o consumidores…”
Yo, como persona, tengo el derecho de expresarme en la lengua que me dé la gana. Yo, como comerciante, estoy obligado a expresarme en la lengua que me exija el cliente.
Las leyes actuales dicen exactamente lo mismo (véase Demosgracia). Para este viaje no hacen falta alforjas.

3. Autofinanciación.
Artículo 204, apartado 1: “La gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los tributos propios de la Generalidad de Cataluña, así como, por delegación del Estado, de los tributos estatales cedidos totalmente a la Generalitat, corresponde a la Agencia Tributaria de Cataluña”. ¡Tocado!
Artículo 206, apartado 1: “…los recursos de la Generalidad serán los derivados de sus ingresos tributarios, ajustados en más o menos por su participación en los mecanismos de nivelación y solidaridad”. ¡Agua!
Parte de los impuestos se recaudarán en Cataluña. El monto total se ajustará en aras a la solidaridad del resto del Estado. Nada que ver con el Concierto Económico Vasco. Igualito que hasta ahora. El Catedrático puede seguir diciendo que los que mejor viven en España son los extremeños y los andaluces.

4. Relleno.
Unos 15.000 artículos empiezan diciendo “Los poderes públicos deben garantizar, promover, facilitar, velar…”
Otros tantos por “Todas las personas tienen derecho a…”
Ninguno de estos artículos dice cómo se podrá conseguir lo que prometen pero, eso sí, garantizan al Gobierno de la Generalitat que meta las narices en todos aquellos asuntos que se le antojen.


Perlas
Artículo 27: "Las personas que no disponen de recursos suficientes tienen derecho a acceder a una vivienda digna... con las condiciones que la ley determine". ¿Se refiere a que podrán pedir una hipoteca a 250 años o a que los que tengan recursos suficientes habrán de vivir en chabolas?
Artículo 67, apartado7: “El Presidente o Presidenta de la Generalitat cesa por… defunción, por incapacidad permanente, física o mental…”. Y a mí que me hace ilusión que me mande un fiambre…
Artículo 68, apartado 3: “Una ley debe regular la organización, el funcionamiento y las atribuciones del Gobierno”. ¡Andalahostia! Y mientras se inventa la ley todo lo que decida el gobierno será, cuanto menos, alegal.
Artículo 144. Medio ambiente, espacios naturales y meteorología. Cuando leí el titulillo me dio un vuelco el corazón. ¡Mira que si ahora el Gobierno decide también cuando llueve y cuando no…! No, sólo se va crear un servicio meteorológico propio. ¿Y por qué no se transfiere el que ya hay y Sanseacabó?

Conclusiones

¡Vingensita, virgensita, que me quede como estoy!

1. Si es usted catalán y nacionalista, vote NO.
2. Si quiere usted dejar de oir hablar del Estatuto durante un tiempo, vote SÍ.
3. Si es usted una persona normal, váyase a la playa y déle gusto al cuerpo.

La chica del cine clásico

Estoy jodido. Lo reconozco. Mi primera intención ha sido ponerme la máscara cínica y decir que no me extraña que los quioscos se estén yendo a tomar viento. Que como las cosas sigan así nos vamos a quedar sin clientes. Pero es que tras lo del panaero, o la señora del Cábala, una clienta a la que no llegamos a ver nunca pero cuya hija compraba cada semana tres revistas de pasatiempos (Cábala, Orión y Quiz), luego dos (mi madre ya no está muy bien y estos le costaban mucho...) y finalmente ninguna (no me la guardéis más que se murió anteayer)... En fin.

Esta tarde, hace un rato, ha pasado por el quiosco una chica que desde hace unos meses se había convertido en clienta habitual. Joven. Dinámica. Muy guapa.

Compraba unos packs de películas antiguas. De esas que en un principio se vendían a 10 euros la unidad, luego a diez euros la pareja y finalmente empaquetaban en un enorme cartón de ocho pelis por quince euros. Eran para los ancianitos del geriátrico en que trabajaba. "Les encantan estas películas -me decía sonriendo-. Mucho más que las modernas. Y por sólo 15 euros los tengo felices varios días".

Cuando descubrió estas películas se puso contentísima. Alternaban géneros y artistas, permitiéndole contentar a todos los abueletes. El gordo y el flaco, Buster Keaton o Chaplin para los amantes del cine mudo. El tercer hombre, Cirano de Bergerac (con José Ferrer) o Juan Nadie, para los amantes de los clásicos. Fred y Ginger para hacer las delicias de los locos por el musical. Cada quince días compraba un pack distinto. Hasta que hace dos semanas me dejó dos apartados. "Pasaré a buscarlo, no se preocupen".

Y esta tarde ha pasado. Ha pasado pero no se ha llevado las películas. Cuando me ha dicho que no hacía falta que se las guardara más, con los ojos humedecidos, inmediatamente me he acordado de la señora del Cábala y del panaero. Una décima de segundo después he pensado que no podía tratarse de la muerte de un ancianito. Las películas eran para todos. ¿Habrían muerto varios? La chica me ha sacado de dudas antes de que me montara una película gore: "Me han despedido. Cambio de dirección y ya se sab...", ha logrado decirme antes de que se le rompiera la voz por el llanto.

Está claro que acababa de pasar. La muchacha llevaba dos semanas preocupada porque no le daban el dinero para poder pasarle sus películas a los viejecitos, preguntándose por qué le costaba tanto a la nueva dirección aprobar un presupuesto de 15 míseros euros para los ancianos... cuando lo que en realidad se estaba cociendo era su despido.

No he visto trabajar a esa chica y no sé si es una gran profesional. Desconozco su preparación o su curriculum. Pero vi su sonrisa cuando descubrió las películas y su satisfacción a la semana siguiente cuando vino a por más tras ver la ilusión que le habían hecho a los ancianos. Y la he visto llorar esta tarde porque ya no les llevaría más.

Entre sollozos aún ha tenido fuerzas para pedirme disculpas. Disculpas por no comprarme las películas después de habérmelas reservado. Disculpas, quizás, por no poder llevárselas a sus ancianitos. Como si fuera culpa suya. Evidentemente le he rogado que no se preocupara por eso y le he pedido que igualmente pasara a vernos de vez en cuando. No sabía que decirle. Creo que he dicho algo similar a "menudos cabrones" antes de un último "lo siento".

Recuerdo haber sentido algo similar cuando la chica del "no me lo digas con flores" (qué queréis que le haga, el comic japonés se llamaba así) nos vino a decir que no le guardáramos más novelas románticas, que no le renovaban el contrato en la peluquería. Aquel día perdimos a una de nuestras mejores clientas y a una de las sonrisas más encantadoras del barrio. No hemos vuelto a verla.

Si estubiera en plan cínico diría que si la gente se sigue muriendo, si la gente sigue perdiendo su trabajo, el quiosco se va a ir a la mierda. Diría que que cada vez que alguien se muere, cada vez que despiden a alguien, además de hacer polvo a sus familiares y amigos están quitándole el pan a su quiosquero. Que si San Pedro y Caldera no cambian las cosas en poco tiempo tendréis que comprar el periódico en el supermercado. Pero no tengo ganas de ponerme cínico. Porque estoy jodido. Y no sé si lo estoy porque soy un cínico de mierda que ha perdido tres euros de beneficio al mes (lo que deja más o menos una venta de 15 euros) o porque debo resignarme impotente a ver cómo la gente que se ilusiona por lo que hace acaba llorando en la puerta de mi casa. O tal vez simplemente estoy jodido porque cada quince días me traerán un pack de películas que me recordarán que ella, esta vez, no vendrá a buscarlas.

jueves, junio 01, 2006

Las mismas cosas, las mismas gentes. No cambiamos!

Ante todo pido disculpas por mi larga ausencia en este blog. El empleo (a jornada completa), los quehaceres domésticos (que siendo esposa de quiosquero que trabaja 16 horas diarias, caen enteros) y los ratitos de refuerzo en el quisco, una no da más de sí.
Hoy quiero contaros una anécdota que me ocurrió meses atrás, cuando sufríamos la escasez de "cartas de Pokémon".
Los peques iban como locos preguntando de quiosco en quiosco, a la espera de que alguien respondiera con un SÍ a su pregunta de "¿tienen cartas de Pokémon?
Como siempre ha ocurrido -y seguirá ocurriendo porque la especie es así-, existen los especuladores. Aquellos que pretenden hacer acopio de cualquier cosa por negocio o, simplemente, por tener de aquello que los demás no pueden tener. Éste último es el caso que nos ocupa: el de un padre que en una ocasión aprovechó el momento de la entrega de una nueva caja de cromos, por parte de la distribuidora, para intentar comprársela "enterita" a su vástago (dejando, por supuesto, a otros niños sin su oportunidad). Imaginaos cómo fardaria el niño en el cole diciendo a sus amiguitos que su papá le había comprado una caja entera de cartas de Pokémon, cuando nadie encontraba en ningún sitio.
Quiosquero, que de "eso" ya entiende un rato puesto que la experiencia bien dicen que es un grado, advirtiendo la maniobra le respondió que eso no era posible; que había muchos pequeñines que estaban esperando los famosos cromos, y que tenía muchos encargos por lo que no podía venderle más de 10 sobres del producto. El cliente, no vamos a decir que se lo tomó con mucha elegancia, pero aceptó el trato.
Una semana más tarde, a última hora me pasé por el quiosco para ayudar en la dura tarea del cierre y, cuando llegué, quiosquero estaba hablando de forma desenfadada con un amable cliente de aspecto afable y bonachón. "Menda", sin encomendarme a dios ni al diablo, me introduje de lleno en la conversación que derivó en una crítica "light" a la forma de actuar de algunos padres en cuanto a la educación de sus retoños. Sin ir más lejos, dije: - hace unos días, se acercó un cliente y, viendo que acabábamos de recibir una nueva caja de cromos de los que nos están sirviendo con cuentagotas, pretendía comprarla entera para sus hijos... - Inmediatamente, recibí un fuerte pisotón por parte de quiosquero. Me pilló de sorpresa y exclamé ¡jolín, me has pisado! Hubo un silencio sepulcral.
No recibí ni tan sólo una disculpa por parte de quiosquero, quien siguió hablando con el muchacho. Aparentemente, no se había percatado de lo ocurrido (habiendo sido él, el autor de semejante "accidente"). No entendí lo que pasaba pero la prudencia llegó a tiempo y no comenté nada más.
Cuando el cliente se marchó, quiosquero sin poder contener la risa ni un momento más me dijo: cariño, sabes quién era ese joven que se acaba de ir?... ji, ji...
He reflexionado mucho sobre el incidente y he podido comprobar, una vez más, que la prudencia es básica en todas cosas de la vida. Mucho más cuando se está de cara alpúblico.
Para terminar, y puesto que estamos hablando de prudencia, seria fantástico que los padres supiéramos enseñar a nuestros hijos a ser prudentes a todos los niveles. Deberíamos enseñarles a no ser ostentosos, sino generosos. Enseñarlos a compartir, no a individualizar. En definitiva, enseñarlos a ser mejores personas; porque mientras nos empeñemos en tenerlo todo aún a costa de que haya quien se queden sin nada, el ser humano seguirá siendo egoista ¡Aprendamos a pensar un poco en los demás!