
La están peinando
El médico ha sido claro: tal como vino se irá pero como yo había ido a visitarlo se sentía en la obligación de recetarme algo y me ha dado un mejunje para atacar la sintomatología.
A Salva lo veo poco pero me comenta que el quiosco va mejorando. Marina Press sigue llevando el jueves las promociones del fin de semana; sólo que ahora, en vez de recoger los restos el martes, los recoge el miércoles. ¡Pobrecitos! Mientras tanto, el Señor Conde de la Marina Press y Grande España come con sus colegas quioscófagos en Zalacaín para poner el pan barato; o la prensa en las panaderías ¡qué sé yo…! Lo que me jode es que Logística me ha traído el Pirex el día miércoles. Si la única distribuidora que no me da problemas graves se arregosta me veo construyendo un zulo en los sótanos; para guardar material…
Y entre todo este ajetreo me toca visitar al Carpintero. El Carpintero es el médico que se encarga de mantenerme los huesos aunque sea en tenguerengue. Esta vez iba por una tontería: severo STC bilateral de predominio izquierdo.
- Nada -me dice el Carpintero-, síndrome del canal carpiano.
- ¿Y?
- Primero se te duermen los dedos, luego se te duerme todo el brazo, después te empieza a doler la muñeca, el dolor que se va extendiendo a todo el brazo, y al final, se te caen las cosas de las manos. ¿Por qué fase vas?
- Dolor que se va extendiendo a todo el brazo.
- Eso es lo que dice aquí: severo. Ya sabes la solución: amputar.
- ¿Por dónde?
- Anestesia local, un tajo desde aquí (señala justo el inicio de la palma de la mano) hasta aquí (5 centímetros más abajo, hacia el codo), se suelta en nervio, se cose y a casa. Y entonces… Imagina que estás cortando jamón, se te escapa el cuchillo y te pegas un tajo hasta el hueso. Pues bueno, lo que tardaría en curarse esa herida es lo que va a tardar en curarse la que yo te haga.
- ¿Y con eso ya estoy listo?
- No. Cuando eso se cure faltará hacerte lo mismo en el brazo derecho.
- Ya.
Total que esta mañana he ido de análisis, radiografías y electros. La chica del mostrador me ha cogido los papeles y me ha mandado al final del pasillo para el análisis de sangre. Había bastante gente en la cola del vampiro pero, por lo visto, chupaba rápido: se movía. Aun así la señora que tenía a mi lado estaba inquieta; cada vez que la señorita salía a llamar a alguien le preguntaba cuándo le tocaba a ella. Me fijé que tenía dos números menos que yo. Al final ha entrado… y ha salido.
- Señorita, señorita…. ¡mire lo que me ha hecho!
Ha vuelto a entrar en el cubículo del vampiro dejando un reguero de sangre tras de sí.
- ¡Señora, le he dicho que se apretara aquí durante 4 minutos!
- No, señorita. Su compañera me ha dicho que ya está.
- ¡Claro! Ya está. Ya le ha sacado sangre pero ahora tiene que apretar aquí.
Entre que sí o que no y que han fregado el suelo se han pasado unos minutillos aderezados por continuos apagones de luz y un ligero olorcillo a plástico quemado.
- ¡Quiosquero!
Me levanto y paso a la sala de extracciones.
La señorita del “le he dicho que se apretara aquí” me enfoca con sus gafas de concha oscura y me espeta con una cierta malafollá:
- Yo no lo he llamado.
- No sé quién me ha llamado pero me han llamado. Soy Quiosquero.
- Sí –se reafirma-, es el siguiente. Pero yo no lo he llamado.
- Usted disculpe hermana.
Y me salgo al pasillo. Tengo problemas de oído, es decir, estoy medio sordo, es decir, la mitad de las cosas no las oigo. Lo que no me suele pasar es oír lo que nadie ha dicho.
- ¡Quiosquero!
Otra vez con alucinaciones. La señora de enfrente me señala la otra punta del pasillo. Resulta que me estaban llamando en estereofónico y yo me había equivocado de altavoz. En la otra punta me esperaba el electro. El olor a plástico quemado se iba intensificando.
Mientras me despelotaba de cintura para arriba pregunté:
- El olorcillo que se respira ¿no será porque el anterior paciente se ha electrocutado?
- No, no –me ha contestado la enfermera como muy seria-. Huele porque ha habido un cortocircuíto pero ya está arreglado.
La operación ha ido bien. Mientras me vestía me ha llegado el sonido desde el otro altavoz.
- ¡Quiosquero!
Me he acordado de la frase favorita de una buena amiga.
- Un momento que lo están peinando –he respondido mientras sacaba la cabeza.
Nota: Si sabe usted o ha oído hablar de cualquier lesión o malformación de huesos, tendones o nervios, le agradecería enormemente que me lo comunicase. Estoy haciendo una lista de las posibles intervenciones quirúrgicas que todavía no he tenido el placer de experimentar.