
El R-25 de Fernando Alonso

Renault R25 en Salvat
Vivencias de un quiosquero de Barcelona sin tiempo para sentarse
Peaso palacio para ir montando, presentado en un peaso cartón más grande que el maletero de mi coche. No sé si las ganas que tengo de venderlos todos es por el pastón que valdrá la colección completa o por quitarme de enmedio esos cartonazos que no hay por donde colocar. La cuestión es que nos han traido 5 ejemplares en dos entregas y aún no se ha vendido ni uno. Así que, pofavó, si tienes un alma caritativa crómpame un palacio de muñecas para que pueda meter en el altillo.., qué sé yo... Un par de cajas de cerillas.
Palacio de muñecas de Planeta de Agostini
Situación tras una semana... No se ha vendido ni uno ¡y han traído tres más!
Situación tras dos semanas... ¡¡¡Se han vendido dos!!!
Si bien los personajes son importantes, el verdadero protagonista de la cartonà son el cartón en sí, y muy especialmente la chorrada que va pegado en ellos, también conocida como "la cosa".
Debería estar prohibido volver de vacaciones. Es que no puede salir nada bueno de algo tan horrible. No sólo nos hemos tenido que enfrentar a un vendaval de repartidores abarrotando el quiosco de cartones, coleccionables atrasados y revistas de las que ya nos habíamos olvidado. No sólo hemos tenido que pasar una panzá de horas, con este calor, de pie.., para que resulte que media ciudad sigue de vacaciones y la otra media pasa de leer el periódico. Para colmo de males, un hijodesumadre (y no me disculpo con la madre porque seguro que algo de culpa también tiene) ha aprovechado un momento de despiste mientras colocábamos unas revistas para llevarse la caja de las monedas. Teniendo en cuenta el movimiento de estos días, el simpático chorizo se ha llevado los beneficios de un par de días. Dicho de otro modo: el muy cabrón se ha llevado en 1 segundo el resultado de unas 20 horas de trabajo. Nosotros hemos aprendido que hay que estar más atento a la caja y que hay mucho cabrón por el mundo. Agradecemos la lección al chorizo al que le deseamos alegremente que lo disfrute gastándoselo en boticas para las hemorroides.
Y yo decía que me gustaban los quioscos en Almería. ¡Eso es porque no había visto éste! Menudo señor quiosco, qué digo quiosco.., ¡Superkiosko! se ha montado este colega. Los clientes pueden pasearse dentro mirando las revistas bien ordenaditas y repartidas por todas las paredes del local (sí, sí.., LOCAL); el quiosquero puede quedarse tranquilamente en su garita con aire acondicionado; cuenta con un superalmacén arriba al que accede con una escalera; tiene máquina de tabaco totalmente legal con la legislación de enero (ya iremos hablando de eso); por tener, tiene hasta sitio para que la gente dé vueltas alrededor de los cartones, cante jotas y juegue al golf. Mirad y llorad...
Viajar es lo que tiene. Uno se cree que está de vacaciones y ha desconectado porque no piensa agarrar un periódico ni por asomo, y entonces se da cuenta de que el susconciente (qué pasa, leo Mente Sana, Psychologies, Cuerpo Mente y Psicología práctica todos los meses...) sigue trabajando.