viernes, marzo 30, 2007

Publicidad y quioscos

Algo se mueve en el mundo de la publicidad. En los últimos 10 días he recibido unas cuantas visitas o llamadas telefónicas ofreciéndome cambiar los toldos y la publicidad de los MUPIS. Soy bastante crédulo pero, cuando se trata de firmar un documento, me escagarrucio. Así que me puse en contacto con la asociación a la que pertenezco para ver por dónde van los tiros. Por lo que me contaron y por otras informaciones que me han ido llegando, hago una composición de lugar que resumo.

· En un quiosco hay tres espacios publicitarios independientes. A saber, MUPIS (paneles lateral y posteriores), toldos y máquina de tabaco. Cualquier otro tipo de publicidad está expresamente prohibido por las ordenanzas municipales (Barcelona).
· Las asociaciones tienen suscritos contratos, en nombre de sus socios, con las empresas de publicidad. Estos contratos obligan a los quiosqueros que de alguna manera los firmaron.
· Un grupo de quiosqueros no tienen contrato o lo tienen por libre.
· Empresas del ramo de la publicidad están ofreciendo, de forma individual o colectiva, contratos que hacen bailar la bolilla de los ojos a quiosqueros que no tienen publicidad o que la tienen a un precio irrisorio comparado con las cifras que se manejan.
· Las asociaciones negocian la revisión de los contratos en curso.
· En este mundillo hay mucho garfio y parche en el ojo tuerto (apreciación personal).

Creo que es importante que, en el caso de recibir alguna oferta, se actúe con calma y no se firme nada a la ligera. Es conveniente informarse antes en la asociación a la que cada uno pertenezca o en la competencia que, a buen seguro, también estarán encantados de poner sus conocimientos a nuestro servicio.

miércoles, marzo 28, 2007

¡DIEZ A VODAFONE!

Tiempo atrás os comenté mis experiencias como punto de información ciudadana a través del quiosco.
Hoy me voy a referir al caso concreto del pasado sábado cuando, a media mañana, Quiosquero me dejó un ratito sola mientras él iba a Villabragas a tomar un cafetito. Al momento se acercó una señora mayor y, sin decir tan siquiera buenos días, me soltó: “10 a vodafón”. Jamás he pisado una sala de juego pero sí he visto películas en las que la gente apuesta a la ruleta y vienen a decir frases muy parecidas a esa.
Como soy avispada, entendí que me estaba pidiendo una recarga de móvil y solícita le pregunté a qué número. Cuál sería mi sorpresa, cuando con aires de enfado me contestó: ah, pues, no sé; su marido es quien tiene el número. Supongo que con cara de póquer le dije que me temía mucho que se iba a tener que esperar a que volviera porque, a pesar de que ella insistía en que mirara por allí para ver dónde lo tenía apuntado, no veía posible que lo fuera a encontrar. Dicho esto, retorciendo un poco el hocico (como diría Quiosquero) me cantó el número con bastante soltura. Yo, lógicamente le hice la recarga, cobré y me despedí de ella.
Cuando Quiosquero volvió le dije “bueno y ¿tú qué, vas de servicio a domicilio?”
Se echó a reír y me contesto que eran cosas de Salva que tiene a las abuelitas de la zona demasiado mimadas.
Señores, esto ya no es un buen servicio al ciudadano sino mucho más.
¿Os ocurren estas cosas también al resto de los quiosqueros? ¿O es que tenemos cara de “buena gente” y aquí cuela todo?
Aparte de la anécdota, tengo que confesar que tenemos un vecindario “entradito en años” pero, generalmente, son una pasada. Tienen un nivel cultural elevado para su edad, son muy educados y fuera de las excepciones que confirman la regla, un verdadero encanto.
Tiempo atrás hablé de los peques que viven cerca del quiosco pero me quedó la asignatura pendiente de los abuelos del barrio. Hoy, aprovechando el comentario he querido hacer constar mi alegría por estar rodeados de esas gentes mayores que, todavía, tienen mucho que enseñarnos a otros más jóvenes.

lunes, marzo 26, 2007

Mambrú se fue a la guerra...

¡Maldito sea el día que decidí irme de maniobras!
Hasta ese día detectaba errores en los envíos de las distribuidoras, echaba a faltar género en las devoluciones y, de vez en cuando, me cabreaba porque me traían el doble de género del que necesitaba.
Desde que empecé las maniobras las distribuidoras deben pensar que ya estoy en guerra y me atacan de frente y por retaguardia. Claro que puede ser que yo me haya vuelto más observador. Pero se da una curiosa circunstancia. A medida que Salva hace más horas, con el consiguiente aumento de sueldo, y yo estoy menos tiempo en el quiosco y más tiempo repasando albaranes y facturas, el quiosco sigue igual. Aumentamos los gastos pero seguimos llegando justitos a final de mes. Y no vendo más que antes. ¿Por qué será?

Tengo algunos clientes que me echan en cara el que maneje el quiosco como si fuese una multinacional. Pregunto: ¿y qué tiene una multinacional que no tenga mi quiosco? Vendo, compro, cobro, pago y los números han de cuadrar. Las multinacionales manejan millones y el quiosco unos pocos miles. Por lo demás… Sólo es cuestión de volumen. Si a una multinacional le facturan 181,18 € por un paquete que no ha recibido, a parte de que recuperan el importe indebidamente cobrado, les da risa. Si a mí me cobran los mismos 181,18 € me hacen un desgraciado. O sea, que tengo que hilar más fino que las multinacionales.

Aun dando por supuesta la honradez de las distribuidoras, aun en el caso de devolver a saco todo aquello que el quiosquero piensa que no va a vender, al final de mes aumenta el monto de las facturas. Tú devuelves, yo te mando más. Tú reclamas, yo rehúso. Tú te pones chulo, yo te corto el servicio.

La última.

Desde el último verano, El País ha caído en picado. Vendo menos del 80% de lo que vendía antes. Guillermito Puertas ha lanzado su nueva versión de Windows y El País saca su curso de Windows Vista. Estoy vendiendo entre 4 y 6 ejemplares al día (del coleccionable). Empezaron trayendo 20 y han llegado a ajustar los envíos a 8. Planificación. Pero el viernes pasado me trajeron la friolera de 89 ejemplares.
- Debe ser un error –pensé-.
Hoy traen 90. Para redondear.
Voy a pasar una semana dando vitaminas a la cuenta porque cuando llegue la factura se va a quedar temblando.
Siendo crédulo, la explicación es fácil de entender: al teclear los 8 ejemplares que me tocan a la persona encargada se le fue el dedo y apretó a la vez el 8 y el 9. Pero ¿teclean todavía los albaranes?
Pensé que hoy me reiría cuando recibiese 45 o 50 ejemplares de El País para colocar 89 Windows Vista. Pues no. He recibido 90 ejemplares de El País. ¡Viva la Pepa! En vez de ajustar las promociones a los periódicos, ajustan los periódicos a las promociones.

Si los burros volaran…

viernes, marzo 23, 2007

Toi odío

Llevo 10 días que ando como el tiempo: con frío y revuelto.
Lo de la revolución debe ser por mor de las pruebas que vamos haciendo a Kiosnet. Cuando se produce un error y trato de documentarlo, la mayoría de las veces, no tengo manera de reproducirlo. Eso me pone nervioso. No hay error más difícil de solucionar que aquél que se produce de forma esporádica.

Lo del frío es interno. Cada noche llego a casa, me pongo el termómetro y el tío se empeña en decirme que tengo fiebre. Utilizo remedios antiguos: aspirina, café (descafeinado) y tiesto de coñac. Luego me paso la noche tiritando y bañado en sudor. Lo curioso es que durante el día no tengo fiebre. Quiosquera me dice que debe ser porque no me pongo el termómetro. Quizá.

Menos mal que Quiosquera es experta en remedios caseros. Cuando llego a casa me administra un besodilatador que lo que se dice curar, no cura, pero da ánimos y energías para seguir un día más. Hasta el próximo besodilatador.

domingo, marzo 18, 2007

Toi contento

Y acohonao.

El pasado miércoles decíamos seguir sin noticias de Cyberpoint. El jueves nos llamó su técnico en Barcelona para proponernos instalar la nueva versión en estado Beta, o sea, no probada suficientemente. Se me pusieron blancos los pelos del bigote. No me gusta hacer de conejillo de indias. De hecho, siempre he preferido instalar las novedades cuando ya han dejado de serlo y he permitido que sean otros los que se peleen con los errores que, matemáticamente, arrastra toda nueva versión. Pero en “Informática y Quioscos: Cyberpoint” me ponía a disposición de la empresa para ayudar en lo que pudiese, básicamente en el puteo de programas para sacarles las tripas al sol. No podía, en consecuencia, negarme y no me he negado. Desde el viernes estoy trabajando con la nueva versión, a sabiendas que las voy a pasar más putas que Caín y que voy a acabar soñando con Cyberpoint y la madre la parió.

Estoy contento porque, funcione o no, el que la nueva versión esté en mis manos (en mi ordenador) significa que Cyberpoint tiene las pilas puestas y anda dispuesta a acabar con un año de hibernación cibernética. Y estoy asustado porque sé que, de momento, voy a tener más problemas de los que tenía hasta ahora, por mala que fuese la aplicación. Además, tengo la responsabilidad de, en el más breve plazo posible, provocar y sacar a la luz el mayor número de fallos que pueda. En un futuro próximo, si la aplicación continúa funcionando mal, yo tendré mi parte de culpa por no haber detectado los fallos o no haberlos sabido transmitir.

A bote pronto, hay tres cosas que ya me han gustado:
· La base de datos ha migrado a un tipo de archivo menos inestable.
· El doble IVA, que tantos problemas nos ha ocasionado, pasa a ser atributo de cada número de revista en lugar de ser atributo del título como hasta ahora.
· Al solicitar las publicaciones pendientes de devolución ya no se muestran las que no tienen stock. El listado obtenido es mucho más manejable y, ni a Salva ni a mí, nos quedan excusas para devolver fuera de plazo.

Y otras cuantas que me han gustado menos:
· Las selecciones se han hecho más lentas. La venta de una publicación tarda 0,5 seg. desde que se pasa por el lector de códigos y su aparición en pantalla.
· En particular, el módulo de aparición de revistas es más lento que un desfile de cojos.
· Los atípicos (chicles, caramelos, etc.) deben tener códigos distintos según el proveedor.

Para empezar, mañana enviaré la primera lista de errores. Son 5 páginas de nada. No se me asusten. Suelo documentar los problemas y las notas incluyen la reproducción de las pantallas que los ilustran.
Y me voy a la cama antes de que mi móvil empiece a dar la lata con la retahíla de “ Son las... cuatro horas... cincuenta minutos. Es hora de levantarse”.

miércoles, marzo 14, 2007

De Madrid… ¿al cielo?

En nuestro último post, al alcance de la mano, hablamos de nuestro viaje a Madrid y las esperanzas de mejora que había suscitado la presentación a la que asistimos. La Mosca, en comentario crítico, nos advertía. Y estoy seguro que su advertencia va en la buena dirección ya que demuestra estar enterado del asunto.

En efecto, el proyecto lo lleva Credimática y está basado en la plataforma FANDE que ya funciona entre editoriales y distribuidoras. “Sólo” habría que añadirle la interfaz necesaria para pasar información entre distribuidoras y quioscos.

Lo bueno de la plataforma es que ya está hecha, es que es el medio que da confianza a las editoras y es que sería abierta a cualquier tipo de programa. Si esto se cumple, cualquier fabricante de software puede desarrollar sus aplicaciones o adaptarlas a la nueva fuente de datos.

Y esa es la idea con que salí de Madrid. Pero La Mosca, con sinceridad meridiana, me informa de los aspectos políticos y, encima de que “mosquea”, consigue que uno se vaya haciendo otras preguntas.
Somos recién llegados a la profesión y todavía soñamos con pájaros preñados aunque, en el poco tiempo que llevamos, ya hemos detectado acciones que nos indican que el mundo del quiosco no es precisamente un dechado de virtudes.

Ahora se me ocurren preguntas.

Para que Credimática se meta en el berenjenal tiene que contar con el beneplácito de las editoras. ¿Qué sacan éstas a cambio de ofrecer sus datos a los quiosqueros? La Mosca responde: información de ventas en tiempo real. No es suficiente. A mí, usuario de cualquier aplicación, nadie puede obligarme a facilitar un dato que no me interese. Pero es un objetivo. Quiosqueros muy implicados nos vendieron la idea (¿o se la habían vendido a ellos?) de que se intentaba que las distribuidoras funcionaran como almacenes intermedios y fueran sirviendo el género a medida que se iba agotando en el quiosco.

Las editoras están implicadas directamente en el proyecto y, es de suponer, interesadas en que todos los quioscos implanten la plataforma. ¿Por qué, entonces, no estaban representadas las asociaciones mayoritarias?

No hay respuesta. Me aseguraron que, en el momento en que TITAN sea potable, me enviarán un juego de prueba para que lo analice. Si se da el caso, informaremos.
Esto me recuerda que, tiempo ha, dije que para finales de marzo podría hablar de la nueva versión de Kiosnet. No será posible. Cyberpoint no ha respirado.

Soy crédulo. Todavía pienso que en unos meses podamos decir lo de “de Madrid al cielo”. Pero estoy preparado para dejarme acompañar por Dante y ser uno de los personajes de su “Jodida Tragedia”.

Al tiempo.

viernes, marzo 09, 2007

Al alcance de la mano

Ayer, en viaje relámpago, estuvimos en Madrid. Íbamos invitados por Covepress como expertos en informática. El motivo: la presentación de una plataforma que permita la informatización de los quioscos haciendo la vida de los quiosqueros un poco más fácil.

La presentación se realizó en IBM Forum y fue una gozada ver en la misma sala a editores, distribuidores, fabricantes de software y quiosqueros. El proyecto, todavía en pañales, fue presentado en 3 partes.

I.- Creación de una base de datos común, alimentada por las empresas editoras, dónde el quiosquero pueda encontrar cualquier publicación, portada incluida.
Sobre esta base de datos, única, las distribuidoras prepararían sus albaranes de envío, facturas, situación de pedidos pendientes y comunicados a los quioscos.
Los quioscos, a su vez, tendrían acceso para descargar estos datos y depositar sus albaranes de devolución, pedidos y reclamaciones.
Opcionalmente, se podría mantener un registro de stocks que indicara a las distribuidoras si había necesidad o no de reposición.
Esta base de datos sería abierta y transparente que modo que las empresas constructoras de software pudieran desarrollar sus aplicaciones partiendo de un formato común.


II.- Desarrollo de software para quioscos. La presentación se hizo sobre un programa concreto pero cualquier aplicación existente puede crear la interfaz necesaria para alimentarse de la base de datos común.


III.- Terminal punto de venta. Se presentaron los modelos IBM 545/565 y 544/564 con pantalla táctil, lector de tarjetas y demás zarandajas magnéticas. Un cacharro compacto que ocupa poco sitio y es de manejo fácil.


Como digo, el proyecto es sólo eso: un proyecto. Pero ilusionante. Pensar que todas las partes podamos ir de la mano nutriéndonos de una base común no lo había imaginado en mis mejores sueños. Queda mucho camino por andar, muchas dificultades por vencer, pero vi un equipo con ideas y con muchas ganas de llevarlas a la práctica. Soñar no cuesta dinero.

miércoles, marzo 07, 2007

La hojita de suscripción

Escuchar enriquece. A veces se aprende más oyendo una sola conversación que empollándose una enciclopedia entera. Sobre todo si el que habla lo hace desde el punto de vista de su experiencia.

A las pruebas me remito.

Hace unos días charlábamos varios quiosqueros y, cómo no, comentábamos las distintas maneras en que nos putean tanto distribuidoras como editoras. Alguien sacó a relucir las dichosas hojitas de suscripción que se incluyen en los primeros números de las colecciones. Uno de los tertulianos, con cara de buen tío pero que si te mira al través te pone la carne de gallina, comentó:
- Yo llevo años haciendo lo mismo. Acumulo las hojas de suscripción que puedo, pongo “25% para el quiosquero” y, como son a franquear en destino, las mando.


No es que valga para mucho pero, como decía el gallego del chiste, es por joder. Claro que... no voy a decir aquí que en adelante yo piense hacerlo. Ni tan siquiera se me ocurriría aconsejar a otros que lo hiciesen pero ¿imagináis lo divertido que sería si todos los quiosqueros lo pusiésemos en práctica?

domingo, marzo 04, 2007

Putiferio y mujeres

Algunos de nuestros lectores se preguntan y nos preguntan cómo se comportan las mujeres a la hora de comprar una revista o video porno y, la verdad, es que no tenemos elementos de juicio para opinar.

Desde que estamos en este negocio (¡anda, ya!) apenas se han parado tres o cuatro chicas a interesarse por el tema. Salvo Botijín que, por cierto, ya no viene casi nunca a cargar sus móviles, de lo cual yo también me alegro.

Pero hace unos días me abordó una chica que apuntó directamente a la Sex Zone y, con la mejor de sus sonrisasl me dijo:
- Déme esa
Hustler Collection X. Se la di.
Continuó dando un repaso a la exposición.
- ¿Qué tal es esa de de Anime X Hentai? –señaló un DVD de Manga porno-.
- Si quieres que te diga la verdad…
- ¡Uy! – me cortó.
- ¿Por qué dices uy?
- Por la manera que me ha contestado es que no le gusta.
- No. Lo que te quería decir es que si quieres que te diga la verdad, a mis años no me seduce la idea de aprender a cardar en dibujos animados.
Se rió, compró Hentai y se fue más contenta que unas pascuas.

Da la sensación que las mujeres, con porno o sin porno, van más directas al grano que los varones.

viernes, marzo 02, 2007

Los quiosqueros también ríen

Tras unos cuantos días de malos rollos, creo que es un buen momento para tomarnos un breve descanso y dedicar un post a las alegrías que da el quiosco, que también las hay. Si los ricos también lloraban, los quisqueros también ríen. Y normalmente lo hacen de la mano de algunos clientes que con el paso de los años acaban por formar parte de la familia quiosquera. Hemos hablado en varias ocasiones de Superwaiter y sus parroquianos, de las alegres habitantes de Villabragas o de la simpar gallega que cuando sus achaques lo permiten viene a darnos el parte de cuanto se cuece por el barrio.

Algunos clientes asumen muy rápidamente la figura del quiosquero como un elemento más del barrio y de ahí a ser un servicio público hay un breve paso. Empiezan por dejarte el periódico para recogerlo cuando vuelven de la plaza. Luego te dejan las bolsas de la compra para que la pollera no vea que han pasado por la comptencia. Más tarde te dejan al crío para que le eches un ojo mientras se tiñen y hasta nos han llegado a dejar una bombona de butano o al marido.

Todos estos "servicios" que no siempre nos hacen gracia pero que cuando podemos no tenemos problemas en asumir, nos los pagan generosamente con sonrisas y fidelidad. Una señora llegó a estamparme un beso en la mejilla tras un tremendo achuchón (su marido me miró mal y todo) un día que le hice un favorcillo. También hay quien con la confianza se va dejando llevar y al final le remueve la conciencia. Entonces se descuelga por Navidad con una botella de vino o un crismas.

Sin embargo son las muestras espontáneas de cariño las que más apreciamos. Como no es cuestión de hacer una lista (que la verdad no llevamos la cuenta), compartiré con vosotros dos muestras excepcionales que nos han llegado de la mano, no de clientes, sino de lectores de este blog. La mayoría nos ilustrais con vuestras experiencias de bastantes años en la brecha, algo que a unos novatos como nosotros (creo que siempre nos sentiremos así) nos resulta de una enorme utilidad. Otros nos mandan ánimos y, algunos, incluso se inspiran en nuestra labor para inspirarse y nos convierten en protagonistas de su arte.

Éste es el caso, por ejemplo, de nuestra amiga Norma, una freaki de letras de cuyo blog somos fieles seguidores. Allí organiza concursos literarios e ilustra sus pensamientos con bodegones que poco a poco nos van mostrando su mundo interior. Hace unas semanas tuvo a bien hacernos el mayor honor que puede alcanzarse en su blog. Nos dedicó un Gurbi: una mascota virtual en la que refleja la visión que tiene de sus nuevos amigos cibernéticos. Éste es el Gurbi del quiosquero:

Gurbi quiosquero

Como veis, no le falta de nada. Un gurbiquiosco completito hecho a mano que hago extensible a todos los quiosqueros que nos seguís por la red.

Siguiendo con los amigos virtuales, hace una semana me escribió Gotomax, Goto para los colegas, que desde hace meses nos lee con cariño. Goto lleva una doble vida. De día es un emprendedor empresario que trabaja de sol a sol para mantener a flote sus negocios. De noche, se pone una bolsa en la cabeza para que nadie lo reconozca y es un blogger insomne que reparte carcajadas a diestro y siniestro por la red. Aunque, como buen superhéroe, no puede desvelar su identidad secreta ni siquiera en su casa, el otro día se arriegó a hablarle de nosotros a una de sus hijas. Ella nos ha regalado un dibujo que podría ser el logotipo de este espacio y que paso a compartir con todos vosotros.

Regalo de una admiradora

No he podido resistir la tentación de colgar también la foto de la artista, la Gotita. Esos preciosos ojos son los de una lectora de mañana a la que su padre, jugando, ha enseñado a estimar los quioscos y a los quiosqueros.

La Gotita

Y sin más, gracias a todos por seguir ahí. Descansemos de cabreos un par de días y, si eso, volveremos a la carga el lunes. Como decían dos genios, la próxima semana hablaremos del gobierno.

jueves, marzo 01, 2007

¿Son las distribuidoras un monopolio?

Mi amigo de la infancia, el doctor RR, es un amante de la frase precisa en el momento oportuno, sobre todo si quien la dice emplea un tono chulesco. Por eso me ha relatado un millón de veces la escena de una película en la que el malo pregunta:
- ¿Es una amenaza?
Y Giuliano Gemma, héroe del Spaguetti Western, contesta:
-No. Simplemente una advertencia.

Pues bien, amenaza o advertencia es lo que vino a transmitirme el inspector de Distribarna. Si no depongo mi actitud crítica e insultante… me cortan en servicio.
En el fax que inicia la controversia (Distribarna y olé) intenté dejar traslucir mi enfado pero puse mucho cuidado en utilizar disyuntivas y condicionales para no afirmarmeen el insulto. Erré. Dalr, que en todo caso estaría de mi parte, cree que para no ver insulto en la misiva se ha de hilar demasiado fino y si él, en una lectura normal, observa que lo hay es que lo hay. Por tanto debería disculparme, pero ya ¿para qué?

Lo curioso del caso es, que en dos años de quiosco, la primera visita que reciba de un inspector sea para amenazarme o advertirme. Y que llegue sin haberse leído el fax porque lo primero que dijo es que mi reclamación vendría regulada en la siguiente factura cuando el primer párrafo indicaba bien claro que el género que reclamaba ya había sido recibido y que, por tanto, mi reclamación quedaba sin efecto. Eso sí, me pareció ver que las líneas insultantes venían subrayadas.

No tiene la menor importancia. Lo importante para mí es ¿puede Distribarna cortarme el servicio? Nada que se le parezca figura en el contrato firmado, pero sí, Distribarna puede, unilateralmente, cortar el servicio a quien le plazca, dada su condición de monopolio. Digo mal. Ni Distribarna ni ninguna de las distribuidoras es un monopolio según afirman algunas sentencias judiciales. La revista X es distribuida en Barcelona por la empresa Y y en Tarragona por la empresa Z. Nadie impide a un quiosquero pedir a la empresa Z que le suministre la revista X. No hay monopolio. Claro que traer el género desde Tarragona, digan lo que digan los jueces, no resulta muy factible.

Ateniéndonos a la 5ª acepción que la RAE concede a la palabra, 5. m. Situación de mercado en que la oferta de un producto se reduce a un solo vendedor, a mí nadie me convence de que las distribuidoras no sean un monopolio.

Uno, que ya ha dado muchos cabezazos por la vida, ha comprobado que en el comercio funciona bastante lo de “el cliente siempre tiene razón”. En prensa y revistas, por el contrario, la sentencia justa es “el proveedor siempre tiene razón”. Y se practica.

Nosotros seguiremos comentando las incidencias con nuestros proveedores pero intentaremos escribir en frío no sea que nos corten el servicio.

¿Quién decíamos que tiene la sartén por el mango?