sábado, enero 31, 2009

Canalkiosk.tv

Ayer tarde alguien me preguntó si había visto la web de ADI; publicaba una entrevista que no tenía desperdicio. Llegué a casa tarde y cansado y me fui a la cama sin leer tan importante noticia. Hoy tocaba pelado y renovación del DNI y, hasta mediodía, no he vuelto a acordarme del tema. He entrado en la web de ADI y me he encontrado con la entrevista a Theodor Trujillo, director general de Hermes Publicidad, empresa encargada de desarrollar Canalkiosk. A medida que leía se me iban poniendo los pelos de punta: Trujillo no sólo culpa a Pedro Collado de que el proyecto no haya llegado a buen puerto sino que lo acusa de haberlo saboteado.

La salida a la luz pública de un tema como éste nunca es oportuna pero, en este caso, la inoportunidad es doble puesto que estamos en campaña electoral y, quiérase o no, va a influir, no sé si decisivamente, en el resultado de las votaciones.
Dada la gravedad de las acusaciones, sería de agradecer que ADI obtuviese y publicase algún documento que diese mayor consistencia si cabe a las declaraciones de Trujillo porque, de ser cierta la noticia, Collado quedaría deslegitimado para encabezar una candidatura. Por el bien de los que nos dedicamos a este oficio y creemos en el proyecto, un proyecto en el que hemos invertido 1600€, esperamos de la actual Junta Directiva una explicación plausible, clara y fiable de la situación actual de Canalkiosk y de su futuro próximo. Por supuesto, antes de la celebración de las elecciones.
Para tal fin, pongo las páginas de Pies para quiosquero a disposición de la Asociación Profesional de Vendedores de Prensa y de todos aquéllos que tengan que aportar algo interesante sobre el tema.

miércoles, enero 28, 2009

Yes, you can

Viernes 16. Tengo un día con la agenda muy apretada: lo normal para un quiosquero en situación de baja médica, más sesión de fisioterapia, visita al traumatólogo y cita vespertina con el técnico que ha de solucionar los problemas del ordenador de casa que se me queda catatónico cada vez que le mando hacer algo.
Después de la paliza fisioterapéutica, me paso por el quiosco y encuentro a Salva más nervioso de lo normal.
- Señor quiosquero –me suelta nada vez echarme la vista de encima-, ¡mire usted lo que nos manda Logística! Y el repartidor me ha pegado una bronca porque dice que cómo se nos ocurre enviar esto…
Son seis o siete Periódicos en catalán. Los mismos cuya devolución había reclamado porque no figuraban en la factura. Salva les da la vuelta y observo el código de barras: todos llevan un pegote de tinta que los invalida.
- El repartidor dice que estos periódicos son de regalo y que nosotros los hemos devuelto como si fueran buenos. No me fijé cuando los trajeron pero nadie los ha tocado delante de mí y yo no he puesto ninguno que viniera de otro sitio.
Le recuerdo la racha de robos que tuvimos en verano y que pienso que deben ser los mismos que ahora cambian diarios buenos por otros chorizados en polideportivos y otras instituciones. Parece que se queda tranquilo pero a mí la jugada me deja mosqueado, así que le echo el teléfono a mi inspector de Logística. Le cuento más o menos lo que ha pasado…
- … y lo que más me jode no es que pueda quedar como un chorizo, que ya me molesta bastante; lo que más me jode es quedar como un idiota, porque habría de ser idiota para vender los diarios buenos y pretender que me abonen los “gratuitos”.
Lo entiende. Creo que en Logística, por esta vez, no quedaré marcado como quiosquero imbécil con pretensiones de pícaro.

Las 11,34 me pillan en el ascensor subiendo a casa en busca de las radiografías y otras yerbas que he de llevar al médico. Suena el móvil; es la musiquilla de “tiene usted un mensaje” y no le hago caso hasta haber traspasado el umbral. Dos llamadas perdidas desde el mismo el teléfono. Devuelvo la llamada pero no está disponible. A las 11,43 vuelve a sonar el móvil: es el mismo número de las llamadas anteriores. El comunicante es miembro de la actual Junta Directiva de la Asociación y me cita para entrevistarnos esa misma tarde. Tengo bastantes cosas que hacer pero quedo con él en vernos sobre las seis.

Llego a la cita sobre las 18,15. Me reciben Miguel Gutiérrez y Carmen Prada. Van directos al grano.
- Ayer la Junta decidió convocar elecciones y queremos presentar una candidatura lo más representativa posible. Sabemos que hay mucha gente que te sigue (me lee) y consideramos que tú tienes que formar parte de esa candidatura.
Me sonrío. Esperaba que me pidiesen colaboración para sacar adelante el tema del programa informático pero no la propuesta que me acaban de hacer. Y mucho menos que se hubiesen convocado elecciones.
- Hay al menos dos razones por las que debo decir que no. La primera es mi vinculación con ACAD y la segunda es que todo el mundo pensará que he utilizado el blog como plataforma para conseguir esto que ahora me ofrecéis.
- Tú situación en ACAD ya la conocemos –es Miguel- y claro que mucha gente pensará lo que dices pero ser criticado va implícito en el cargo.
- No es lo mismo que yo esté afiliado a todas las asociaciones que ser miembro de dos juntas distintas –Carmen asiente-. Además creo que me sobrevaloráis: no es lo mismo predicar que dar trigo. Desde el blog yo puedo pensar lo que escribo, dejarlo para otro rato cuando esté más inspirado o simplemente callarme la boca. Para ser miembro de una Junta hay que ser rápido de reflejos, negociador hábil y saber un güevo y no tengo ninguna de las tres cualidades.
Fueron casi 40 minutos de charla para, al final, quedar en que lo pensaría durante el fin de semana aunque yo tenía muy clara la respuesta.

Quiosquera es de igual opinión, si bien sus razones son distintas. Le preocupa más mi salud y el cuadre de mis facturas que los problemas del resto de quiosqueros y, además, me conoce. Sabe que me implico en los temas y teme que no ponga la atención debida a los problemas propios; y sabe que soy confiado en exceso.
Dalr, en cambio, me sorprende.
- Habrás dicho que sí…
- He dicho que no.
- No puedes.
- ¿Por qué?
- Te quejas de ineficacia, te quejas de la multitud de problemas que hay, te quejas de que las asociaciones no se hablen entre sí… Y tienes un montón de gente que te lee, que pide que la informes y hasta han escrito Quiosquero for president. Moralmente tienes la obligación de aceptar y ser la voz de tus lectores en la Junta.
- Dalr, no tengo puñetera idea de cómo se mueve este mundillo, no tengo contactos, todo el mundo dice que se hace lo que marca el núcleo duro de la Junta, no…
- Mira –me corta-, una de las cosas que siempre has criticado en Sant Pau es la falta de un medio de información eficaz al quiosquero. Ahí ya tienes un tema que requiere tiempo y dedicación; no genera dinero para el quiosco pero puede evitar errores innecesarios. Y en el quiosco los errores se traducen en pérdidas.

Paso nervioso el fin de semana sin saber a qué atenerme. El lunes hablo con el presidente de ACAD, Pedro Medina, que ni me calienta ni me enfría, la decisión debo tomarla yo. Deja en el aire la disyuntiva de “o mucho han cambiado las cosas en San Pablo o Quiosquero tendrá poco que hacer”. Me tomo la tarde de reflexión y esbozo una serie de condicionantes (no condiciones) cuya discusión sería necesaria antes de dar un sí definitivo; es evidente que no se trata de un programa de gobierno sino, más bien, de una lista de temas relacionados con el quiosco en los que creo poder aportar algo; en primer lugar, por supuesto, mi gran sueño: ver sentados en la misma mesa a representantes de todas las asociaciones buscando puntos en común en vez de hablar de divergencias. Continúo con las dudas: ¿cambio o más de lo mismo? Entre quienes me leen hay gente encuadrada en ambos grupos y yo no sé quién tiene razón. Siempre he creído que vale más bueno por conocer que malo conocido pero no sé si es el caso.
Y en estas se precipitan las cosas…

Los que creen en mí me animan a que presente una candidatura propia y, a la vez, aparece una alternativa que me pide que me ponga en contacto con ellos. En el ojo del huracán sólo tengo clara una cosa: no puedo liderar una candidatura porque, además de mis limitaciones, no conozco a 15 ó 20 quiosqueros que sean de mi confianza. Pero tampoco conozco a la totalidad de los que van en las listas que se están formando.
Confío mis cuitas a Superwaiter y me da los mismos consejos que me he dado a mí mismo.
- … pero como eres burro y acabarás arrimando el hombro, si quieres mantener una cierta independencia, cuando te ofrezcan un sobre no lo cojas.
- Hombre, depende de lo que haya dentro ¿no?
- ¡Ahí, ahí…!

Han sido 11 días de reflexión; 11 días de contactos con ambas candidaturas y con los dirigentes de las otras asociaciones; 11 días en los que he pasado de ser el Obama Quiosquero a “Obama” bin Laden.
Y al final…
Al final, un problema “técnico” me impide formar parte de ninguna candidatura y en consecuencia no estaré ni en la próxima Junta Directiva ni en la oposición.

Agradezco, desde aquí, a Miguel Gutiérrez-Carmen Prada y a Jordi Rizo su ofrecimiento para que formase parte de sus respectivas candidaturas. Agradezco a los responsables de ADI y ACAD sus consejos y sus intenciones de colaboración siempre que se cumpliesen unas condiciones mínimas de representación y transparencia. Y agradezco a todos los que creyeron en mí que me hicieran llegar sus muestras de apoyo y confianza. Y, desde este momento, ofrezco mi colaboración a la Junta que salga elegida el día 15 de febrero en todos aquellos temas donde Quiosquero tenga algo que aportar.

Y ahora, me tomo la libertad de hacer unas cuantas reflexiones.

Hace poco más de un año, cuando ofrecí estas páginas a la Junta Directiva de Sant Pau como medio de comunicación entre quiosqueros, fui aplaudido, elogiado y santificado. Aquella acción me puso en el punto de mira de las distribuidoras que me han puteado insistentemente hasta hacerme pasar por el aro. Pero a fuerza de ir con la verdad por delante hoy se me respeta en todas ellas y saben que puedo equivocarme pero que JAMÁS intentaré engañarlas (tampoco se dejarían).
Aprovechando el tirón del blog, mes y medio más tarde, concretamente el 6 de marzo publiqué “Política y debates” donde me confesaba públicamente y manifestaba mi intención de abrir un foro donde recoger las inquietudes de los quiosqueros con la idea de presentar un dossier a las asociaciones para que lo utilizaran según su saber hacer. Este foro está en marcha y tiene vida propia, es decir, avanza sin mí que, por las circunstancias de salud por todos conocidas, le estoy haciendo poco caso. Paradójicamente en el foro participan menos miembros afiliados a asociaciones de Barcelona que de fuera. Quizá por eso mismo la vida asociativa de otras provincias es más intensa. La publicación de mis señas de identidad hizo que las cañas se volvieran lanzas: se me demonizó, se me tildó de traidor y se me acusó de engañar a los quiosqueros. Me preguntaba entonces en qué momento los engañé. ¿Quizá cuando dejé de vender determinadas publicaciones? ¿Quizá cuando cerré en protesta por el corte de servicio a otros colegas? ¿Quizá cuando puse el blog y mi cara a disposición de los quiosqueros, cara (la mía) que vieron las distribuidoras y tomaron buena nota de ella?...

Estoy harto de ser humilde e ir por la vida asegurando a cada paso que no estoy en posesión de la verdad. Estoy harto de la modestia que trato de trasmitir en cada uno de mis escritos. Estoy harto de que quiosqueros que jamás se han mojado el culo me digan qué he de hacer y dónde debo estar. Estoy harto de que componentes de anteriores Juntas o allegados me digan que me he vendido; ¿saben ellos, quizá, a cuánto se paga la venta? Estoy harto de que se me juzgue por lo que la gente piensa que debo hacer y no se me juzgue por lo que realmente hago. Estoy harto de que se me insulte desde el anonimato mientras mi cara está a la vista de todos. Y estoy harto de que cada vez que tomo postura, una u otra facción me lapide.
Muchos que los que aquí tenéis acogida aunque sólo sepáis vomitar estiércol, jamás le llegaréis a Quiosquero a la suela de los zapatos en cuanto a ética. Ha bastado una convocatoria de elecciones para que TODOS, repito, TODOS (candidatura “oficial”, candidatura alternativa, ADI, ACAD y el sursum corda) hayan llamado a Quiosquero para arrimarlo a su sardina. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Y pacte con Dios o pacte con el Diablo, Antonio Linares (Quiosquero) siempre será un Señor.

No, I can’t.
Yes, you can.

lunes, enero 26, 2009

Las Siete Razones de Écija

A mediados de siglo no había luz eléctrica en Guarea. Ni arradios de pilas ni ná de ná. Por eso mi abuelo dedicaba sus ratos libres a la lectura y, por aquellos andurriales, el escritor admirado era Pedro Antonio de Alarcón. Mi tío Juan Romero era el experto en Alarcón y de su lectura sacó su vocabulario rico y extenso y el reconocimiento del resto de los aldeanos al utilizar un verbo fluido, cadencioso y florido. Mi abuelo presumía de “lo buen abogado que hubiera sido su hermano Juan de tener estudios”. Él era más modesto en gustos literarios y se dedicaba a la novela; como Marcial Lafuente Estefanía no había entrado aún en escena, leía autores más fáciles de entender como Valera, Pereda o Blasco Ibáñez. Y novelas de bandoleros…

En una ocasión me dejó para leer la vida “José María el Tempranillo” a raíz de una conversación sobre la jaca que montaba el afamado bandolero. Recuerdo en especial el capítulo donde el Tempranillo, acompañado de Juan Palomo, cabecilla de los Siete Niños de Écija, se para en una venta a comer. Resulta que antes han llegado unos caballeros y su séquito y el ventero no dispone de suficientes cucharas por lo que, dando prioridad a los caballeros, sirve a los bandoleros un guiso sin instrumento con el que ayudarse. Con la corteza del pan se hacen unas rudimentarias cucharas y van rebajando el plato como buenamente pueden. Los caballeros, en una mesa contigua, se ríen de los palurdos sin cuchara hasta que estos, hartos de la burla, se levantan trabuco en mano y retan a los señoritos a hacer con sus cucharas lo mismo que ellos van a hacer con las suyas. Juan Palomo y José María se comen sus cucharas de pan y obligan a los otros a que intenten hacer lo mismo con sus cucharas de madera.

Exactamente eso es lo que me ha hecho a mí La Razón.

En “Murphy de vacaciones” echaba las campanas al vuelo porque “El aspirador revolucionario con tecnología doble ciclón”, al precio de 99€, se recogía en el quiosco y, aplicado el porcentaje propio de las promociones, me iba a dejar un beneficio de la hostia. L. Mariano nos advertía desde la lejanía que “echásemos los garbanzos a remojar”. En el mejor de los casos 8,54 más IVA. Por más que busqué no di con la nota que me indicase que, en este caso, el porcentaje de descuento al quiosquero iba a ser diferente, por lo que deduje que Mariano debía de estar equivocado. Y yo tenía razón: Mariano estaba equivocado.
Ni 25… ni 20… ni 15… ni 10…
El descuento del aspirador de La Razón es del 7% en canal. M’esplico. Precio de facturación: 79,3707€; que sale de quitarle el 16% de IVA a 99€ (que es lo que paga el cliente) y aplicarle al resultado el 7% de descuento. Pero a esto hay que añadirle el 16% de IVA y el 4% de Recargo de equivalencia. Total 95,2448. Cada aspirador deja un beneficio de 3,7551€.

Como en diferentes ocasiones he relatado, mis clientes son poco dados a las promociones de cartillas pero en esta ocasión tenía una reserva, reserva que por motivos de defunción del coleccionista me llegó un poco tarde y Logística de Medios me envió una escueta nota de “agotado”. Por razones de humanidad y porque no he tenido riles de decirle a la viuda que se quedaba sin aspirador, he movido cielo y tierra hasta conseguirlo. Contento por el logro pero he gastado más dinero en llamadas de teléfono que beneficio me da el mentado aspirador.

Si tuviese a mi lado a José María el Tempranillo y a Juan Palomo, me acercaría al Consejo de Dirección de La Razón y les diría “Meteros el aspirador por el mismo sitio por el que yo me meto los 3 euros de beneficio”, al mismo tiempo que empezaba a bajarme los calzones.

Por la Sierra Morena
va una partía;
ar capitán le yaman
José María.

Nota: Ha finalizado el periodo de reflexión. Mañana (o pasado) hablamos de elecciones.

sábado, enero 24, 2009

Plataforma per la Llengua

He finalizado 2008 e iniciado 2009 de la misma forma que lo hice hace un año: de baja laboral y acudiendo a un centro de fisioterapia. Por razones obvias he elegido el centro cercano al quiosco de modo que, cuando acabo mis ejercicios de recuperación, me paso por el chiringuito por si hay alguna novedad o Salva está presionado por alguna necesidad fisiológica.

Era lunes y me encontraba a pie de quiosco, posición de estorbar lo menos posible, cuando se acercó un cliente.
- Bon dia –saluda-.
- Bon dia –le respondo-.
- Buenos días –remata Salva-.
- Perdón… -dice el cliente-, buenos días.
- ¿Perdón, por qué?
- Porque han puesto ustedes un cartel donde se dice que discriminan el catalán.
No sé de qué está hablando pero le sigo la corriente.
- Bueno, hombre. Eso es de mostrador adentro; de mostrador hacia fuera el cliente siempre tiene razón y hablamos en el idioma que se tercie.

Apenas se va echo un vistazo al lateral. En efecto, hay un cartelito, algo mayor de un folio, que a todo color anuncia:
AQUESTA EMPRESA DISCRIMINA EL CATALÀ. PLATAFORMA PER LA LLENGUA.

Como hoy todo se entiende como racismo o discriminación, paso al interior del quiosco y accedo a Internet.
http://www.rae.es
discriminar
1. tr. Seleccionar excluyendo.
2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
- En catalán no sé qué significa discriminar pero en castellano la frase estaría mal construida –me dirijo a Salva-.
En ese momento aparece el Sr. Lógic que escucha parte de la conversación.
- ¿A quién se discrimina aquí?
- Discutíamos el significado de discriminar.
- Separar… separar con un poco de mala intención creo yo.
- Hoy le he “discriminado” AVUI porque lo he separado de los demás diarios y lo he excluido de la segunda fila para ponerlo más a mano y así usted comprará su ejemplar con menor esfuerzo.
- No creo que sea ese tampoco el significado exacto.
- Es una exageración en positivo.
Le cuento el caso. Coincide conmigo en que el término discriminar, tal como está utilizado, debería referirse a personas.
- Aquesta empresa margina el català quizá fuese más correcto –concluye-.

Llego a casa y me siento ante el ordenador. El amigo Google me sitúa en la web de la Plataforma per la Llengua. En un vistazo superficial percibo un equipo emprendedor, preocupado por la difusión y defensa del idioma. No consigo imaginar a ninguno de sus componentes considerando mi quiosco como una empresa y, mucho menos, pegando en él un cartelito en plan coercitivo.
A mi espalda, en uno de los módulos que forman la librería que ocupa toda la pared, y, entre otros, se alinean la Gran Enciclopedia Catalana, El Pompeu Fabra y el Diccionari de la Llengua Catalana del Institut d’Estudis Catalans (primera edició). Elijo éste por ser el más actual y porque en mis tiempos de informático hice algunos programas para el IEC (Centre de Terminologia TERMCAT).
discriminar
1 1 v. tr. [LC] Marcar una distinció, diferenciar.
1 2 v. tr. [LC] Distingir, discernir.
2 tr. [LC] [SO] Donar un tracte d’inferioritat (a algú).

Respecto a las acepciones primera y segunda, ¡faltaría más que no supiéramos distinguirlo o diferenciarlo a estas alturas!
Respecto a la tercera acepción, Donar un tracte d’inferioritat (a algú), no dudamos de que el català tiene personalidad propia pero también entendemos que no puede ser discriminado en el sentido a que se refiere el cartel dado que, tal como el Diccionari indica, sólo se puede discriminar a “algú” (alguien), no a “qualsevol cosa” (algo).

El tema no tiene mayor importancia y constituiría una anécdota más de las muchas que ocurren en este quiosco si no fuera por lo sucedido unas semanas después. En otra de mis visitas al quiosco encuentro a Salva cabizbajo y son ya casi tres años los que llevamos juntos para no adivinar de inmediato que había tenido algún altercado.
- Señor Quiosquero, vino la Señora del Abrigo Largo y me pidió un rasca. Yo creo que quería uno de los verdes porque dijo vermel pero no la entendí y le dije si por favor me lo podía decir en castellano y pufff… cómo se puso. Dijo que no volvería más y que yo me estaba comiendo el pan de los catalanes.
- Ya hablaré yo con ella –trato de tranquilizarlo.
Al siguiente domingo empieza a aclararse la situación. La Señora del Abrigo Largo llega mientras Quiosquera está sola y pueden hablar.
- Le pedí al chico un rasca y ¡me dijo que le hablara en cristiano! No vendré nunca más a menos que esté alguno de ustedes dos (no sé si se refería a Quiosquera y a mí o a Quiosquera y Dalr).
- Es raro que le dijera eso porque el chico es bastante educado.
- Pues sí. Y cuando le dije que debería aprender catalán porque está comiendo gracias a los catalanes, me contestó que a él no le interesaba el catalán.
Recoge el cambio que le da Quiosquera y da media vuelta para irse.
- Es que no me cabe en la cabeza que Salva pudiera decir eso –insiste Quiosquera-. ¿No le diría que le hablase en castellano?
La Señora del Abrigo Largo se detiene en seco y cambia de color.
- ¡Ay! Pot ser sí... pero aun así, la contestación que me dio no fue correcta y comentándolo con otros vecinos piensan lo mismo. Así pueden perder ustedes muchos clientes.
- Lo malo es encontrar un chico catalán que acepte trabajar las horas que se trabajan en un quiosco y cobrando el sueldo que se paga en un quiosco –concluye Quiosquera-.

Vuelvo a hablar con Salva.
- No, señor Quiosquero. Ella me pidió el rasca verde… vermel, y como yo no sabía bien si era ese o no le dije que disculpase, que si podía hablarme en castellano y entonces ella se enfadó y me dijo que tenía que aprender catalán porque yo comía gracias a los catalanes y me comía su pan. Es verdad que yo le dije que no me interesaba el catalán en este momento pero en cuanto la vea le pido disculpas.
- A ver, Salva, tienes que tener más vista. Podías haber cogido un rasca cualquiera y, si no era ese, le dabas el otro. Tenemos que procurar no chocar con la gente; si la señora viene, te disculpas pero tampoco vayas a buscarla. Y otra cosa: comes gracias a tu trabajo aunque éste te lo haya proporcionado un catalán. Y tienes que estarme agradecido porque te he dado trabajo en la misma medida que yo debo estarte agradecido porque lo haces bien.

Entro en un tema resbaladizo sabiendo que se puede interpretar mal, pero creo en la libertad de expresión y en mi derecho a opinar.

Llegué a Barcelona a finales del mes septiembre de 1971 e inicié mis clases en la Universidad en los primeros días de octubre. Como no soy una lumbrera, he tenido que estar muy atento a las temas que me impartían si quería sacar algo en claro; por eso siempre procuré sentarme en las primeras filas. La primera lección del día era de la asignatura Geometría Lineal, a cargo del catedrático Sr. Teixidó. No me enteré de nada de lo que dijo y no fue por incapacidad de seguir sus razonamientos sino porque mi oído no estaba acostumbrado a su acento. Entendí mejor la clase de Cálculo Infinitesimal a cargo del señor Bobillo pero, al margen del acento, los alumnos preguntaban indistintamente en castellano o catalán y ambos profesores respondían en el idioma en el que eran requeridos. En los días siguientes comprobé que esa era la pauta en la Universidad de Barcelona y que me sería muy conveniente aprender catalán aunque sólo fuera para entender lo que me decían.
Fue a principios de 1972 cuando, en el estanco que había en la planta baja del edificio donde vivía mi novia, vi un cartelito que anunciaba clases de catalán subvencionadas por el Ayuntamiento de Barcelona, a la sazón presidido por Viola Sauret (creo). Eran dos días de clase a la semana por un precio de 20 duros el trimestre.
Reconozco que aprendí poco. Las clases se centraban en Gramática y Ortografía para personas que ya hablaban catalán y a mí la hora se me hacía muy larga. Aprendí que se dice bustia en vez de busó, sinqué en lugar de quintu, vestidor en vez de vestuari o que no es correcto decir mostruari porque, en realidad, la palabra correcta es mostrari. Poco más. El resto de lo que sé (que no es mucho) lo he aprendido en conversaciones familiares, viendo la tele o leyendo el diario porque en todas las empresas en las que trabajé predominaba el castellano. Pero hoy, en mi casa, en las reuniones con mis amigos, nos juntamos gentes de las que unos siempre hablan en castellano, otros lo hacen en catalán y otros utilizan uno u otro idioma según a quien se dirijan. Y nos entendemos todos.

Quiero decir que los más interesados en aprender catalán somos los que venimos de fuera aunque sólo sea por el hecho de no sentirnos diferentes y “discriminados”. Quiero decir que me parece muy loable que existan asociaciones, plataformas o gobiernos que se preocupen por el fomento de su lengua. Y quiero decir que rechazo y que siempre lucharé contra cualquier imposición que se me haga, sea o no de ley; es como yo entiendo la libertad y la democracia. Salva o yo aprenderemos catalán por convencimiento, por entender que nos es necesario para vivir en Catalunya y porque es algo que le debemos a los catalanes que nos acogieron. Pero no por güevos.
Si Plataforma per la Llengua nos lo facilita, es decir, me pone un tío que me venda los periódicos y no me robe, Salva asistirá a clase de catalán todos los días hasta que lo sepa correctamente. Es lo que quiso hacer el alcalde Viola con los barceloneses de 1972, que hablaban un catalán aprendido en la calle. Un catalán que le habían hurtado en los colegios y escuelas. Y algo parecido es lo que pretende Plataforma per la Llengua: hurtarme los clientes al “discriminar per motius lingüístics” (Gran Enciclopedia Catalana) a Quiosquero y a Salva.
Y una advertencia. Tal y como está el mundo del quiosco y tal como se prevé su futuro próximo es más que probable que lleguemos a echar de menos (en Barcelona) un dependiente de origen hispanoamericano porque la profesión de quiosquero va camino de ser un trabajo marginal al que sólo accederán moros, rumanos, chinos, paquistaníes… y, gracias a Dios, algún inmigrante que nos entienda aunque sea hablando castellano.

Por cierto. El citado cartel ya no ocupa el lateral del quiosco. Debe haberlo arrancado la Contra.

miércoles, enero 21, 2009

Lectura clara

Desde estas páginas nos quejamos a menudo de lo poco que las editoriales y distribuidoras tienen en cuenta las dificultades del quiosquero. Van a lo suyo y les importa un pimiento los problemas de los demás; por eso mismo deberíamos (debería yo) valorar cuando detectamos que un cambio, por insignificante que sea, ayuda a mejorar nuestra gestión o, simplemente, nos la hace más cómoda.

Pido disculpas a los editores de Lecturas por no haberles agradecido a tiempo el “pequeño” cambio introducido en su portada. A finales de octubre, en el post “Si lo sé, no me levanto”, describía cómo la solapilla del libreto de cocina de Arguiñano ocultaba el código de barras y cómo, aquella semana, con la revista retractilada por incluir la serie CSI, era imposible cazarlo con el escáner. Casualidad o no, a partir de la semana siguiente (o la otra), Lecturas ha cambiado la posición en que imprime el código de barras, de modo que queda totalmente accesible y a mí (a Salva) me va de maravilla.

La semana pasada fue Hola quien agradeció a Lecturas el que viniese acompañada de la revista Clara. En tales circunstancias, Lecturas es castigada al cuarto de los ratones y su espacio ocupado por otras publicaciones; como consecuencia, el domingo Hola ya se había acabado y, según me dijo Salva, el resto de revistas semanales llevaba camino de seguir el mismo camino. Sobrarán Lecturas en cambio. Y eso que me ha dado pena castigarla porque los editores han tenido la delicadeza de eliminar el código de barras de Clara (la que acompaña a Lecturas) impidiendo así errores adicionales. Entre trabajar bien y trabajar mal hay muy poca diferencia de esfuerzo y, sin embargo, las ventajas son sensibles. Y como todos navegamos en el mismo barco, lo lógico sería que nos ayudásemos unos a otros, sobre todo cuando la ayuda le cuesta poco al "buen samaritano".

Tal como ha hecho Lecturas.

jueves, enero 15, 2009

Puerta a los portes

El lunes es día de recepción de facturas. Todas las distribuidoras, salvo Sadibarna, nos envían este día su tarjeta de felicitación a la vez que dejan la cuenta temblando. Marina Press acaba de rebañarla el miércoles.

Esta semana, la factura de una de las distribuidoras adjuntaba un papelillo (documento) en el que me notificaba el rechazo de mis reclamaciones. Recibir el papelillo jode pero los motivos del rechazo son para partirse de risa si no fuera porque los cuartos que se juegan son los nuestros; por eso mismo lo suelo mirar con detenimiento.
- ¡Y una mierda! Estos tíos están zumbados. Yo no he reclamado nada de esto.

No están zumbados. El repartidor se ha equivocado y me ha dado los documentos de otro quiosquero. También han llegado los míos y no resisto la tentación de echar un vistazo a la factura impropia. Se me ponen de punta los tres pelos que me quedan en la coronilla.
Sobre un total de 356 euros de facturación (me estoy refiriendo a la suma de todos los albaranes de la semana, devoluciones aparte), hay un cargo de treinta y tantos en concepto SERVICIO.
Mi factura es dos veces y media superior y por las devoluciones que observo tanto en una como en otra, el porcentaje de ventas respecto al material recibido se sitúa sobre el 40%. O sea, que mi colega vende 178 euros brutos aproximadamente y obtiene un beneficio de 44,5 €. Más o menos para pagar los portes y las revistas que se le quedan fuera de plazo. Negocio redondo.

Es cierto que los quiosqueros no somos doctores en matemáticas, es cierto que para un quiosco 30 euros es mucho dinero, es cierto que mi colega tiene una papelería pero, salvo que todo el que entre a comprar un periódico o revista se lleve además un paquete de folios, unos cuantos bolígrafos y una caja de lápices de colores, el mentado colega está haciendo el canelo.

Hace ahora un año que nos vimos envueltos en la guerra de los portes y salimos trasquilados y, por supuesto, sin lana. Se nos ofreció portes gratuitos y muchos quiosqueros se apuntaron al carro. Oficialmente sabemos:
· Que se envió a Marina Press y Logística la lista de quiosqueros que dejaban de recibir las publicaciones a través de los servicios de reparto de estas empresas.
· Que Marina Press y Logística respondieron con sendas cartas en las que se advertía del riesgo que conllevaba la acción y amenazaba con renegociar los portes a los que volviesen con el rabo entre las piernas.
· Que, sobre el día de San Juan, se hizo un intento de recoger el género que debían recibir los quiosqueros firmantes y las distribuidoras se negaron a entregarlo.
· Que, días antes del inicio de vacaciones, los quiosqueros recibieron un comunicado de la Asociación informando de una misiva enviada a Marina Press y Logística, según el cual los servicios jurídicos del gremio deducían que, dado que las distribuidoras se habían negado a proporcionar el género requerido, los quiosqueros (léase Asociación) renunciaban a efectuar un reparto con sus propios medios e instaba a dichas distribuidoras a continuar con su reparto pero gratis tal como derivaba de su negativa a facilitar la autodistribución (creo que hemos cambiado de servicios jurídicos).

Y aquí se acaba la historia. Pero o se da puerta a los portes y a otras cuestiones que nos agobian o los portes y las otras cuestiones nos dan puerta a nosotros.
Quien tenga ojos para ver, que lea. Quien tenga entendederas para razonar, que nos eche una mano e invente algo.

viernes, enero 09, 2009

Santos Inocentes

La víspera de Reyes fue un día especialmente movido pero rentable. No me refiero a la venta, que los clientes andaban por el Corte Inglés ultimando sus compras, sino a lo positivo y beneficioso que me va a resultar el haber conseguido conectar con el ordenador del quiosco operando desde casa. Ya no tendré que maldecir la llegada de un cliente por haberme desconcentrado cuando estaba a punto de conseguir el cuadre de una factura.

Rezumando alegría me despatarré en el sofá para leer un capitulillo del libro que me traigo entre manos mientras con la oreja sana captaba las noticias del telediario. El cura, protagonista de mi libro, estaba a punto de culminar el crimen que había perpetrado, cuando me pareció oír algo interesante en la tele.
- ... 0,9 puntos en diciembre con lo que el IPC anual se establece en el 1,5%, la tasa más baja de los últimos 10 años...
- ¡¡¡Quiosqueraaa..!!!
- ¡Qué!
- Acaban de contar un chiste muy bueno: el IPC de 2008 es el 1,5%.
No le hizo gracia. Rezó en arameo y siguió con su trabajo de Reina Maga.

Franco, al morir, no dejó tres grandes problemas: político, social y económico. Para los que no estábamos al día, incluso los que leíamos Cambio 16 (el de entonces), el que más nos preocupaba era el problema económico pero la mayoría de la población estaba por resolver los problemas en el orden expuesto. Treinta y tantos años después falta un poquito para solucionar lo político, lo social no se arreglará nunca y el problema económico...

Los primeros años de la Transición nos llevaron al desastre económico que supuso una subida del IPC de un 26% (creo) en 1978. El desastre se había iniciado unos años antes pero los últimos gobiernos de Franco estaban más por la labor de situarse en buena posición para los tiempos que se avecinaban y Adolfo Suárez capeó como pudo el temporal económico mientras intentaba resolver el político. De aquellos años es la siguiente anectodilla.

No recuerdo bien si fue Barrera de Irimo o Villar Mir quien, siendo Ministro de Hacienda, anunció una subida del precio de la gasolina para que, dado el estallido de la crisis del petróleo, disuadiera a los españoles de sacar el coche a la calle. La medida debió surtir efecto porque, en efecto, los españoles disminuimos el consumo. A los seis meses (más o menos) de la puesta en marcha de la medida, el mismo Barrera de Irimo o Villar Mir anunciaba una nueva subida en base a que el descenso de consumo de carburantes había sido mayor del previsto y las arcas de estado habían dejado de ingresar mucho dinero. Con la nueva subida se pretendía nivelar el presupuesto.
Esta es España y sus políticos.

En los años setenta era costumbre que los convenios se firmasen con la aplicación a los sueldos del IPC anterior más (casi siempre) algunas décimas adicionales. Subir el 26% a los sueldos en 1979 hubiera sido la bancarrota pero el Gran Predistigitador que fue Suárez se inventó que los convenios se firmasen según la previsión del gobierno para el año, previsión que casi siempre (digo casi por si alguna vez se acertó) quedó corta. Si los que vivieron aquella época no han perdido la memoria, deberán recordar que, por entonces, en aquellos hogares donde trabajaban ambos cónyuges se vivía de puta madre. Hoy, en aquellos hogares donde no trabajan los dos cónyuges se vive de puta pena.

Pues bien, desde 1978 no he conocido un año tan malo económicamente como éste que acaba de fenecer... y resulta que el IPC sólo ha subido el 1,5%. ¿Cree alguien que si le suben el sueldo el 1,5 mantendrá su poder adquisitivo? Ya sé (y explican los periódicos) que 1,5 es lo que dan los cálculos aplicados a las variables “seleccionadas” y que la caída del precio de la vivienda ha sido importante pero, aun así, los números no me salen. Y al Alcalde de Barcelona tampoco, dado que ha aplicado una subida de casi un 7% a la tarjeta de transporte. A menos que el IPC político se calcule de forma diferente...

¿Somos los ciudadanos Santos Inocentes o tienen los políticos la cara más dura que el cemento armao?

sábado, enero 03, 2009

Los Reyes Magos de Marina Press

Éramos pocos...

Según me hacen saber, con el nuevo año llegan nuevos ataques a la estabilidad del quiosco. Por lo que parece, el enemigo se atrinchera en las panaderías de una conocida cadena de supermecados.

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