¡Ya empezamos!
Un quiosco estándar en Barcelona mide, a ojo de mal cubero, 4,70 m de ancho y 2,90 de profundo cuando está desplegado. Lo del cubero es porque lo he medido contando las baldosas de la acera. El espacio interior pierde unos 70 cm. cuando se cierran las puertas abatibles que sirven de exposición a los periódicos. Todo el morro frontal es una gran exposición de revistas escalonada que finaliza en el mostrador. Total: 120 cm. La parte posterior la ocupan 4 filas de estanterías para revistas y dos repisas, de 30 cm. de profundidad, para lo que haga que falta. En resumen, entre la repisa posterior y el mostrador quedan 70 cm mal contados para el trasiego del quiosquero. Si en alguna ocasión, Salva y yo hemos de cruzarnos, uno de los dos ha de salir al descansillo para cederle el paso al otro, so pena de que nos quedemos atascados. La maravilla queda culminada por dos mordiscos laterales, en la parte posterior, de 60 X 80 cm. No sabemos si por ingenio del diseñador o por ingenio de las normas municipales. En el suelo, el mostrador retrocede 20 cm, con lo que el parqué se amplía. Debajo del mostrador y el gran expositor quedan un par de huecos que utilizamos para almacenar los paquetes de devolución, las revistas que estás por devolver y, en mi caso, las revistas mensuales que vienen con cartón y las infantiles. Estas dos últimas, suponiendo que el cartón no mida más de 50 cm. de altura porque los editores parece que han calculado que la altura idónea del cartón debe ser de 1 o 2 centímetros más.
Reviso el interior de mi quiosco.
Mostrador de izquierda a derecha. Máquina de tabaco, nevera minibar, loto rápid, chicle, maní, caramelo, un espacio libre de 40 cm para tener algún sitio donde dejar algún papel, puerta, teclado del ordenador, zapatófono de una compañía, mando a distancia de la máquina del tabaco, zapatófono de otra compañía, monitor de 14”, monstruito máquina loto Catalunya y minitorre del ordenado ¡Fiuuuu!
Bujeros bajo mostrador. Zona inaccesible (la que corresponde a los mordiscos laterales posteriores): Cubo para fregar o mear en caso de extrema necesidad, zafa y balletas de limpieza, botiquín, chubasqueros para cuando llueve, matabichos y cables, cables, cables…( ADSL, radio loto Catalunya, impresora, impresora de tiques, zapatófonos…). Zona accesible: Cajas para revistas caducadas y revistas encartonadas, además de otra caja para reservas que nunca me vendrán a recoger)
Repisas y otros huecos aprovechables: Revistas voluminosas que no caben en ningún expositor, promociones de los periódicos y otras fruslerían que no sé donde meter.
Altillos: Cartones, cartones, cartones… más cartones.
O séase, disponemos de un espacio de 300 X 90 cm2 = 2,7 m2 para movernos y acumular el resto de trastos sin ubicación determinada.
La cartoná ha empezado fuerte este año: 59 colecciones en 2 semanas. Y Vanguardia y Periódico lanzan sendas promociones: Vajilla de Vilguá la Vanguardia y Batería de cocina el Periódico. La Vanguardia hizo el reparto de platos el jueves (¡pobres! se las han de quitar de encima porque ocupan mucho espacio). El Periódico repartió el viernes. 8 cajas de 45X45X45 y 2 de 60X80X20 (más o menos)… para vender el domingo. Esto ya se parece a un Todo a 100. Y lo peor es que en ambas promociones me van a faltar unidades y mucha gente acabará cabreada.
Nosotros invertimos 21500€ en el almamóvil (bueno, el almamóvil lo compró Quiosquera que, en definitiva, es quien nos mantiene) y gran parte de la mercancía se pasea ufana por Barcelona pero ¿cómo se las arregla el quiosquero que no tenga un espacio adicional cercano? A mí no me salen los números.
Con el tiempo uno va ganando en experiencia, a la cartoná me refiero, y cada año hace inventos nuevos. Una de las innovaciones de la temporada ha consistido en separar del cartón lo que lleva pegado (minúsculo en relación al soporte) y así obtener una mejor estiba. Concretamente, a la colección Cantinflas le he sacado las películas, he puesto una fotocopia en su lugar para colocar en la calle y, tanto películas como cartones, ocupan el espacio justo. Claro que el quiosco es una especie de auto servicio. La gente “remena”, coge lo que le interesa y luego te dice:
- ¿Me podría quitar el cartón? No lo necesito.
- Yo tampoco –pienso.
- ¿Me daría una bolsa?
Ayer un cliente me entregó un cartón. Precisamente el de Cantinflas, el de la fotocopia.
- Póngame este. Y le quita el cartón.
Ni corto ni perezoso agarré el cartón, arranqué el fascículo y se lo di al cliente.
- Cuatro noventa y cinco.
- ¡Oiga que aquí no hay película!
- ¡Coño, es verdad! Como me lo ha dado tan convencido…
Volví a coger el cartón, le pegué nuevamente el fascículo y se lo di al individuo.
- Haga el favor de ponerlo donde estaba mientras yo busco las películas.
Lo puso… Y hasta me parece que se fue cabreado. Pero éste no coge un cartón de la pared de enfrente en su vida.
Reviso el interior de mi quiosco.
Mostrador de izquierda a derecha. Máquina de tabaco, nevera minibar, loto rápid, chicle, maní, caramelo, un espacio libre de 40 cm para tener algún sitio donde dejar algún papel, puerta, teclado del ordenador, zapatófono de una compañía, mando a distancia de la máquina del tabaco, zapatófono de otra compañía, monitor de 14”, monstruito máquina loto Catalunya y minitorre del ordenado ¡Fiuuuu!
Bujeros bajo mostrador. Zona inaccesible (la que corresponde a los mordiscos laterales posteriores): Cubo para fregar o mear en caso de extrema necesidad, zafa y balletas de limpieza, botiquín, chubasqueros para cuando llueve, matabichos y cables, cables, cables…( ADSL, radio loto Catalunya, impresora, impresora de tiques, zapatófonos…). Zona accesible: Cajas para revistas caducadas y revistas encartonadas, además de otra caja para reservas que nunca me vendrán a recoger)
Repisas y otros huecos aprovechables: Revistas voluminosas que no caben en ningún expositor, promociones de los periódicos y otras fruslerían que no sé donde meter.
Altillos: Cartones, cartones, cartones… más cartones.
O séase, disponemos de un espacio de 300 X 90 cm2 = 2,7 m2 para movernos y acumular el resto de trastos sin ubicación determinada.
La cartoná ha empezado fuerte este año: 59 colecciones en 2 semanas. Y Vanguardia y Periódico lanzan sendas promociones: Vajilla de Vilguá la Vanguardia y Batería de cocina el Periódico. La Vanguardia hizo el reparto de platos el jueves (¡pobres! se las han de quitar de encima porque ocupan mucho espacio). El Periódico repartió el viernes. 8 cajas de 45X45X45 y 2 de 60X80X20 (más o menos)… para vender el domingo. Esto ya se parece a un Todo a 100. Y lo peor es que en ambas promociones me van a faltar unidades y mucha gente acabará cabreada.
Nosotros invertimos 21500€ en el almamóvil (bueno, el almamóvil lo compró Quiosquera que, en definitiva, es quien nos mantiene) y gran parte de la mercancía se pasea ufana por Barcelona pero ¿cómo se las arregla el quiosquero que no tenga un espacio adicional cercano? A mí no me salen los números.
Con el tiempo uno va ganando en experiencia, a la cartoná me refiero, y cada año hace inventos nuevos. Una de las innovaciones de la temporada ha consistido en separar del cartón lo que lleva pegado (minúsculo en relación al soporte) y así obtener una mejor estiba. Concretamente, a la colección Cantinflas le he sacado las películas, he puesto una fotocopia en su lugar para colocar en la calle y, tanto películas como cartones, ocupan el espacio justo. Claro que el quiosco es una especie de auto servicio. La gente “remena”, coge lo que le interesa y luego te dice:
- ¿Me podría quitar el cartón? No lo necesito.
- Yo tampoco –pienso.
- ¿Me daría una bolsa?
Ayer un cliente me entregó un cartón. Precisamente el de Cantinflas, el de la fotocopia.
- Póngame este. Y le quita el cartón.
Ni corto ni perezoso agarré el cartón, arranqué el fascículo y se lo di al cliente.
- Cuatro noventa y cinco.
- ¡Oiga que aquí no hay película!
- ¡Coño, es verdad! Como me lo ha dado tan convencido…
Volví a coger el cartón, le pegué nuevamente el fascículo y se lo di al individuo.
- Haga el favor de ponerlo donde estaba mientras yo busco las películas.
Lo puso… Y hasta me parece que se fue cabreado. Pero éste no coge un cartón de la pared de enfrente en su vida.