lunes, marzo 27, 2006

Apuros

Creo haber comentado alguna vez que, entre los múltiples inconvenientes que tiene un quiosco, el más grave es la cantidad de horas que se han de pasar dentro sin posibilidad de abandono y, aunque uno suele llegar “comío y cagao” y el cuerpo se va acostumbrando a pasar con dos o tres meaditas al día, es imposible evitar pasar por algún apurillo de vez en cuando. Al principio, confiando en la bondad de la gente, cerraba la puertecita, ponía el cartel de “vuelvo enseguida” y me escapaba a Can Superwaiter a aliviar la vejiga. Dos minutos treinta y cinco segundos; cronometrado. Al volver me encontraba algún parroquiano esperando o un par de euros sueltos en el mostrador. Hasta que sucedió lo que tenía que suceder. Un día, al volver, había desaparecido el clasificador de monedas. Con las monedas dentro, claro. Como Pancho, que se fue a echar la primitiva y todavía lo están esperando.

A partir de ahí, a aguantar y esperar a que alguien me hiciera un relevo. Lo malo es cuando las tripas se declaran en guerrilla. Recuerdo un día, a principios de verano, que con el calorcillo se me empezó a soltar el vientre. Los gases luchaban por abrirse paso al exterior, el goteo de clientes no cesaba y cada vez que me movía para dar un cambio me entraba un sudor frío temiendo que en cualquier momento se produjera la explosión. Se despejó el panorama. Vista a la izquierda. Libre. Vista a la derecha. Libre. Le abrí la puerta y salió. De los queman, leche. Arrugué la nariz intentando preparar la pituitaria contra el impacto. Nada. El muy taimado se había dejado caer en paracaídas, rebotó contra el suelo y fue subiendo pegado al cuerpo. Cuando quise darme cuenta ya me lo había tragado: “aquí huele a muerto y yo sí he sido”. Para colmo por la derecha apareció la peluquera en busca de cambio. Casi tocaba el estribo cuando pasó una señora paseando el perro. Y qué perro. De aquellos que les cuelga el hocico y babean. El bicho se adelantó todo lo que le permitía la correa y entró en el quiosco. No sé si por costumbre o por mor del tufillo salió como alma que lleva el diablo. En su huída casi se lleva por delante a la peluquera.
- Vaya con el perro. Y el pestazo que echa. ¿Usted no lo oye?
- Y tanto –le contesté-. Huele a perros muertos. Lo mínimo que podía hacer su dueña es lavarlo de vez en cuando.

Salvado por la campana.

Seguramente esta noche mi cónyuge A/B me echará una bronca por escatológico pero “así sucedieron los hechos y así los hemos contado”.

domingo, marzo 26, 2006

Esos "locos bajitos"

Niños

"A menudo los hijos se nos parecen,
así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar"

Estas son las primeras estrofas de la canción que J.M.Serrat dedicó a los niños: a “esos locos bajitos” como él los llama.

Quiero unirme a “ese pequeño homenaje”, pero con la intención de aparcar las cosas que nos molestan de ellos (que siempre las hay) y dejarlos en el lugar que se merecen.

No en pocas ocasiones, hay gente que no es justa al juzgar el comportamiento de los niños. También es cierto que, cuando algunas personas se van haciendo mayores, en ocasiones se sienten un tanto agobiadas por la presencia de los pequeños que no paran un momento. Nunca se están quietos, no callan, no dejan de tocarlo todo... pero no debemos olvidar que también aportan muchas cosas positivas a nuestras vidas. Traen consigo la alegría, la despreocupación, el candor, la ingenuidad y muchos otros valores. Nos regalan en cada minuto todo eso tan valioso que el tiempo se encargará de arrebatarles, como siempre ha hecho y hará a lo largo de los siglos. No nos engañemos, señores, todos fuimos niños (aunque a veces haya a quien se le olvide) y todos, más o menos, añoramos en parte esa etapa de nuestras vidas.

¿Se han parado vds. a observar la sonrisa de un niño? Pues, fíjense! Los niños no sólo sonríen con los labios, sino que también lo hacen con los ojos y, en ocasiones, con el corazón. Es una expresión entrañable que no nos puede pasar inadvertida.

Y a todo esto, Vds. se preguntarán ¿Pero qué c.... hace una “quiosquera consorte” hablando de niños en un blog de quiosqueros? Pues, nada más fácil de entender. Desde mi puesto de observación (quiosco) trato muy de cerca ese colectivo menudo que son los niños (desde los que van en sus sillitas, y que ya tienen muy claro cuál es su papel, hasta los 11 ó 12 años) y puedo asegurarles que se merecen lo que he escrito y más.

Así que quiero decirles a todas esas personas que piensan que no quedan niños educados, considerados, sensatos, comprensivos y muchos otros adjetivos que puedan ensalzar su bondad, que los invito a que se pasen unos días por el quiosco a las horas de la salida de los colegios. Si lo hicieran, probablemente cambiarían su idea de lo que es un niño del siglo XXI.

Como ejemplo les diré que todos ellos esperan pacientemente su turno, saludan al llegar y se despiden con una sonrisa. Ah! y algunos, antes de marchar, dan las gracias. Ya lo ven, son “pequeños detalles” pero que dicen mucho en favor de las buenas costumbres y la educación. Desafortunadamente, no puedo decir lo mismo de todos los adultos. Ya sabemos que la vida siempre resulta complicada y que todos vamos con prisas pero lo cierto es que algunas personas, ya sea por ir absortas en sus pensamientos, problemas o cavilaciones, llegan al quiosco, toman la prensa, “sueltan” el € encima de cualquiera de los montones de periódicos y se van como han llegado: sin abrir boca ni echar una mirada de buen rollo al quiosquero. Inmediatamente, éste tendrá que bajar del quiosco y recoger el importe del periódico para evitarle molestias al próximo cliente. En el supuesto de que ése no sea de la misma "cofradía" y tire de su ejemplar sin importarle que la moneda que hay depositada sobre los periódicos salga rodando calle abajo.

¡Qué poco costaría dar los buenos días y entregar el dinero en la mano!

Y mi pregunta es: si somos capaces de educar bien a nuestros hijos ¿Por qué no practicamos también aquello que les estamos enseñando?

jueves, marzo 23, 2006

Alto el fuego

Sin duda que la gran noticia de ayer fue el alto el fuego permanente decretado por ETA, superando incluso al gol de Ronaldo en Zaragoza después de más de un mes de sequía. Que ETA o cualquier otro grupo aparque las escopetas invita al optimismo. Luego, “che sera, sera”.

Esta mañana me he levantado contento y no sé por qué. No tiene ninguna gracia salir de debajo de las cobijas a las 5 de la mañana. Mientras me preparo el desayuno (zumo de naranja, huevos con beicon, café con leche y tostadas con mantequilla –es mentira: zumo de tetrabrik, capuchino prefabricado, una conchita Codán y a escupir a la calle) escucho la radio pero a esa hora no se oyen más que gilipolleces, así que acabo apagándola y concentrándome en el menú. Otra cosa es cuando cojo el coche camino del trabajo: a las 6 o’clock sueltan a los parlanchines y empieza la diversión. En cada semáforo cambio de emisora: de la Ser a la Cope, de la Cope a Onda Cero, de Onda Cero a la Ser. Es un ejercicio provechoso: se fortalece el dedo índice y se aprende que un mismo hecho puede tener múltiples interpretaciones, todas ellas verdaderas aunque sean antagónicas. Os lo recomiendo. Eso sí: si en algún momento creéis que alguno de los locutores tiene razón, cambiad de emisora y no volváis a ella durante un tiempo.

A lo que iba. El tema de la mañana era el alto el fuego. He tenido la suerte de que no me enganchara ni un semáforo y desde la Ser me remitían a los comentarios que aparecen en El País. A las 6:05 aparcaba detrás del quiosco. Los periódicos no habían llegado. Perfecto. A montar la paradita con tranquilidad. Revistas del corazón, historia, economía, colecciones decorando la pared de enfrente… ¡Y los diarios sin llegar! Por fin, casi a las 7, y como puestos de acuerdo, han aparecido las dos distribuidoras y, cómo no, los clientes ávidos de noticias. Esturreo de periódicos. Servidor, que está informatizado, pasa todas las ventas por el ordenador pero ¿cómo coño voy a vender algo que viene en un albarán que aún no he introducido? Periódico al lector, euro al bolsillo y después haremos una venta genérica de “prensa”. Se despeja el panorama: los periódicos amontonados en la acera asemejan al Kilimanjaro y yo a Cantinflas porque del peso de los bolsillos los pantalones se me han bajado hasta el límite que permite la elasticidad de los tirantes. Intento poner un poco de orden y observo que la prensa viene panzuda y abundante. Vistazo al albarán: 132 Vanguardias, 88 Países, casi 60 Periódicos… Habitualmente recibo del orden de los 320 diarios. Hoy, 390. ETA vende.

A las 8 ya estoy hecho fango. Me animo cuando aparecen, también al unísono, SGEL y SADE. Otras dos montañas de revistas y coleccionables. Más clientes. Y encima quieren saber mi opinión sobre el alto el fuego. Debe ser porque estoy que echo chispas. A las 10,30 tengo el caos casi controlado. Distribarna. Marina con las promociones de fin de semana. Logística con más promociones. ¡A la mierda! Voy a tomarme un cortado.
- Tienes mala cara –me dicen cuando entro en la cafetería.
- Es que el alto el fuego me ha afectado; sin muertos se venden menos periódicos

Cuando concluye el día compruebo lo que ya sospechaba: he vendido los mismos periódicos de siempre, estoy hecho unos zorros y tengo gana de meterme en la cama. Decreto el toque de queda y me voy a mi casa.

Un ruego. Por el bien de nuestra salud, cuando se deba anunciar una noticia importante que lo hagan poco a poco. Los quiosqueros lo agradecerán.

lunes, marzo 20, 2006

Al sur de Granada

Con este título conozco dos publicaciones: un libro costumbrista de Gerald Brenan y una película basada en el citado libro. Al sur de Granada se desarrolla en la comarca de Las Alpujarras, concretamente en el pueblo de Yegen.

Las Alpujarras o La Alpujarra se extiende por las provincias de Granada y Almería, limitada al oeste por el tramo del río Guadalfeo que corre desde Órgiva a Motril, al norte por Sierra Nevada y el río Andarax, al este por una línea que iría desde Alhama hasta Roquetas de Mar y al sur por el Mediterráneo. El resto del río Guadalfeo y la Sierra de la Contraviesa dividen la comarca en lo que se conoce como Alpujarra Alta y Alpujarra Baja, siendo la Alpujarra Alta, asentada en las faldas del Mulhacén y Veleta, la que con más propiedad puede utilizar el nombre. Durante muchos años La Alpujarra ha sido una tierra ignorada y sus habitantes tachados de palurdos y “atrabucados” de modo que, sobre todo los de las tierras bajas, renegaban de su condición de alpujarreños. Con el advenimiento de la democracia empezaron a recuperarse antiguas tradiciones e inventarse otras de tal modo que ahora pueblos que nunca pertenecieron a la comarca, se apuntan a caballo ganador.

Hay discrepancias sobre la procedencia del nombre. La versión oficiosa dice que deriva de Abuxarra, la indómita. Mohamed, un marroquí de Salé (ciudad fundada por los moriscos expulsados de España), me decía que Alpujarra significa La Huerta de la Montaña. Esta definición me gusta porque es eso exactamente: un vergel. Nada que ver con la Andalucía tópica, calurosa y semidesértica. Los hielos de Sierra Nevada riegan sus bancales y, a medida que bajan, se van enriqueciendo hasta manar a borbotones por Vélez-Benaudalla y Albuñol.

Bien, llegamos a lo que en realidad quería relatar. Cada verano hago la ruta de La Alpujarra granadina con la excusa de comprarme un jamón en Trevélez y calculo el tiempo para llegar a Capileria a la hora del almuerzo y meterme entre pecho y espalda un Plato Alpujarreño en el Mesón Poqueira. Este plato es una de las tradiciones inventadas pero es un buen invento: huevo frito, rosco de morcilla y/o longaniza y loncha de jamón de Trevélez en lecho de papas a lo pobre. Se suele acompañar con una jarrita de barro rellena con vino de la costa para rematar con un tocinillo de cielo y una siesta a la sombra de un árbol. Con el turismo, lo de la siesta es imposible: todas las sombras andan ocupadas.
En uno de estos viajes descubrí Al Sur de Granada de Brenan y me lo compré. Empecé a leerlo aquella misma noche y no pasé de la página 20. Don Herardo, así lo llaman en Yegen, contaba que los alpujarreños eran una gente muy rara que se comían cruda la pata del cerdo y cuyo plato típico era la paella. Un pavo que, tras 20 años viviendo en La Alpujarra, no se entera de que pata de cerdo es jamón y que los platos típicos son las migas y el puchero con pringá no está capacitado para escribir nada que merezca la pena ser leído. A don Herardo lo invitarían a comer los vecinos y, ¡hombre!, las migas y el puchero son comidas para trabajadores del campo. Para darle de comer al inglés, el anfitrión mataría el conejo más hermoso del corral y le haría un arroz caldúo, nunca paella ya que, por entonces, en aquella zona se comía con cuchara.

Vayamos con la película. El País ofrece los jueves y viernes una colección de cine en español. Una de las películas fue Al Sur de Granada y me la compré, más que nada por ver si reconocía los lugares. Tampoco acabé de verla porque aquello podía ser La Alpujarra pero los personajes no se parecían en absoluto a los alpujarreños.
- Brenan llega a Yegen cuando se está celebrando el entierro de una jovencita acostada sobre unas maderas por encima del hoyo. Al terminar el páter su letanía las maderas se separan y angelito al cielo y chocolate a la barriga. Los alpujarreños no entierran ni han enterrado a sus muertos a pelo. Cuanto menos, si no les llega para el ataúd, al muerto lo meten en un cajón.
- Los personajes hablan con un acento andaluz indefinido que nada se parece a la jerga alpujarreña, rica en sonorísimas eses o en la carencia absoluta de ellas, amén de que hablan a puñaos.
- Al despedir a unos amigos de don Herardo montan una fiesta flamenca y, en otra escena, mientras unos trillan en la era, otros flamenquean. En La Alpujarra los únicos que cantan flamenco son los gitanos. Los autóctonos, a lo sumo, tararearán algún fandanguillo pero cuando se monta una fiesta trovan, en una parva cantan mulero y si hubiera que bailar lo harán con robos y mudanzas, nunca un zapateado. El trovo, hoy lo llaman fandango alpujarreño, es una cante simple que sólo necesita una guitarra o bandurria, un violín y dos trovaores y, por supuesto, un jamón o choto al ajillo y una garrafa de vino de la tierra. La música se repite sin parar mientras que los trovaores improvisan quintillas atacando el uno al otro hasta que acaban a piños o los músicos dejan de tocar porque el ambiente se esté calentando demasiado.

No vi más. ¿Por qué los guionistas no se documentan?

domingo, marzo 19, 2006

Mis respuestas

Respuesta a "4 cosillas"

dalr me ha pasado este MEME invitándome a participar.
Es la primera vez que recibo un MEME y, además, hasta este mediodía ni siquiera sabía de su existencia.
Ha sido el propio dalr quien me ha explicado en qué consiste el juego y me ha comunicado que tenía pendiente una invitación. Por lo que veo, en éste se nos pide que elijamos 4 cosas de un conjunto de categorías que varían de una versión a otra.
Me ha comentado también que, haciendo caso de un consejo previo, se ha tomado la libertad de modificar alguna de las preguntas .Así que ¡Vamos allá!

Cuatro trabajos que he tenido

- Auxiliar administrativa en una compañía de seguros (año 1963)

- Auxiliar de clínica en un ambulatorio de la Seguridad Social (año 1969)

- Secretaria en una empresa de servicios informáticos (años 1970 a 1972)

-Secretaria del Jefe del Departamento de Documentación en un Consorcio de la Administración Local y, posteriormente y tras unas oposiciones, funcionaria de la Generalitat en una biblioteca de estadística desde 1972 hasta hoy. Eso son 33 años y espero seguir ahí hasta el momento de mi jubilación.

Cuatro libros que he disfrutado recientemente

- Las vírgenes del paraíso de Bárbara Wood

- El enigma Vivaldi de Peter Harris

- El psicoanalista de John Katzemnbach

- Recordando el mañana de Jordi Marchador


Cuatro lugares en los que he vivido

- Barcelona ciudad
- Montgat
- Cubelles
- Aguadulce (Almeria)


Cuatro sitios en los que me gustaría estar ahora mismo

- En las Islas Mauricio

- En primera fila de platea del Teatro Bolshoi disfrutando de un ballet

- En un balneario en plena naturaleza, disfrutando de sus aguas termales y en espera de una sesión de masaje ¡Ah! y pendiente de recibir un tratamiento completo anti-estrés (duración mínima 3 semanas)

- En el aeropuerto de BCN, a punto de embarcar en un vuelo hacia San
Francisco (por ejemplo). Vacaciones pagadas, por supuesto. Mínimo 15 días.

Cuatro discos que he disfrutado recientemente

- The Beatles / 1962-1966 (carátula roja: yesterday, ticket to ride, girl, Eleanor Rigby...)

- ABBA “gold”

- Andrea Bocelli “Sentimento”

- Simon and Garfunkel “Greatest hits”

(Qué queréis, nací a mediados del siglo pasado)

Cuatro programas de TV que me encantan

- Todo tipo de documentales sobre la vida salvaje de los animales

- La nit al dia

- Algunas pelis de cine negro de 25 TV

- CSI (cuando me acuerdo de verlo y siempre que no esté cenando porque
meten cada escenita... que hay que echarle estómago).

Cuatro personajes a los que odio irracionalmente Me comentan que no valen
políticos. Espero que sí puedan entrar los banqueros.


Mario Conde (sobre todo por la gomina)

Alicia (la del país de las maravillas). La nena me resulta insoportable)

Batman (no sé por qué, pero me cae gordo)

La madrastra de “Blancanieves” (porque es muy, pero que muy mala)


Cuatro bloggers a los que les paso el muerto


- No tengo ni idea. Dejo este punto open. (Disculpad pero no conozco a nadie). Bueno, se lo podría pasar al quiosquero pero tal y como va de tiempo libre... pues mejor lo dejamos estar.

viernes, marzo 17, 2006

El Ejecutivo

La hora oficial de apertura del quiosco son las 6,30 a.m. Al principio, darl y yo llegábamos a las 6,25 e iniciábamos el montaje del chiringuito. Visto desde el lado del transeúnte, los diarios se sitúan a la derecha ocupando el estante desplegable, economía e historia en el mostrador, moda y revistas mensuales en el desplegable de la izquierda y las revistas del corazón en el mostrador superior. Detrás de mí están las revistas juveniles para que no me las manguen y en un rinconcito, semioculto, el putiferio: Tacones altos, Simplemente 18, 50 y más, Álbum lujuria, Hot video, Jóvenes y putas….

Todo iba bien hasta que observé que darl llegaba cada día hecho un zombi, tal era su falta de sueño (sobra de sueño, más bien). Así que, en vez de telefonearle a las 5,30 que era lo habitual, empecé a llamarlo a las 6,30 una vez llegado al quiosco. La consecuencia inmediata fue que, abriendo solo, se me acumulaban los periódicos, las revistas, el género nuevo y los clientes y, a partir de ahí, iba más de culo que San Patrás. Había que buscar una solución y, a uno que la neurona no le da para más, la única solución que se le ocurrió fue adelantar media hora el despertador y estar en el quiosco a las 6.

Todo bien. Montaba con tranquilidad y, como he dicho en alguna ocasión, mi primera venta era AS. Hasta que empezó a aparecer un nuevo cliente: traje a medida, corbata, pelo engominado, vamos como Mario Conde pero menos sexy. Llegaba a las 6,15 y se llevaba La Vanguardia, entraba en el coche que tenía aparcado en doble fila y se la empollaba. Los repartidores saben que no abro hasta las 6,30, así que muchas veces los periódicos no llegan a esta hora. De este modo, un día el Ejecutivo llegó antes que su Vanguardia. Chasqueado me pidió una recarga para el móvil. Mientras yo manipulaba el zapatófono, le echó un vistazo a la Sex Zone y pidió Penthouse. Hasta aquí todo normal pero a la semana siguiente, junto a La Vanguardia, se llevo Hot Video. Lo seguí con la mirada hasta el coche mientras pensaba: “Hay que andar muy salido para ponerse a ver revistas guarras a hora tan temprana. ¿No le habrá dicho nunca su madre o su abuela que con esas cosas se derrite el tuétano de los huesos?”.

A medida que fue pasando el tiempo la adquisición de revistas de putiferio se hizo más frecuente. Me explicó que vive fuera y viene temprano para evitar caravanas y que las revistas son para el vigilante del garaje donde deja el coche. Eso encajaba mejor con el individuo. Es más lógico que el vigilante de un garaje sea un obseso sexual y le encante pasarse el día mirando pendejos que un ejecutivo se meta en su coche para disfrutar de unas cuantas fotos de chismes pelones, abiertos cual flores marchitas.

La cuestión es que el putiferio empieza a serme rentable. Hay veces que tengo que rebuscar para tener material para el día siguiente. El otro día, sin ir más lejos, sólo tenía Club International English, en protestante, claro. Cuando llegó el Ejecutivo tuve que decirle que la única revista que quedaba estaba en inglés pero que los chominos salían en castellano. Se la llevó.

jueves, marzo 16, 2006

El catedrático

Un post en Dadanoias me ha permitido recordar uno de los mejores gags de una de mis películas preferidas. Mientras reía, me ha venido a la cabeza uno de los personajes más emblemáticos de los que pasan por el Quiosco: El Catedrático.

El Catedrático no es en realidad un cliente, pero forma parte de la fauna local. El Quiosquero ya os ha hablado de él en alguna ocasión cuando hacía referencia a lo que se cuece en el bar de Superwaiter. La cuestión es que el Catedrático sabe de todo. Bueno. Eso no es cierto. Lo más correcto sería decir que el Catedrático tiene y da opinión sobre todo.

Cualquier tema que salga, cualquier comentario inocente da pie a una encendida disertación. Y si nadie se arranca, él tiene temas a mano para dar y vender. Un día estaba obsesionado con un anuncio de cierta marca de aceite cuyas ventas, en su opinión, no justificaban una campaña de televisión. El hecho es que el amigo no tiene puta idea de lo que cuesta un anuncio, de las ventas de esa marca, de la incidencia de la publicidad en ventas, ni mucho menos de lo que significa imagen de marca, pero eso daba igual. El anuncio era una excusa para blanquear dinero. Hay que reconocerle al Catedrático que las teorías conspirativas tienen su gracia y que, cuando uno acusa a una multinacional de blanqueo de dinero tiene un 90% de probabilidades de acertar, pero la explicación no se aguantaba por ninguna parte como en vano pretendían hacerle ver los contertulios.

Cuando la conversación alcanzaba su tono más elevado, unos 300 decibelios, el Superwaiter soltó: "lo que dices es una idiotez, y si no pregúntale a ESE -ante mi sorpesa, me estaba señalando- que es profesor de marketing en la universidad".

Se hizo un silencio. Todos me miraban. Yo tragué como pude la media albóndiga que se me había atravesado en el gaznate y, con cara muy seria, empecé a explicar por encima y en lenguaje llano las ventajas de identificar una marca con un producto de calidad y su repercusión en las ventas de toda la gama de productos de la compañ... El Catedrático hizo caso omiso a lo que decía, se giró hacia otro tío y le preguntó que si había visto no sé qué anuncio. El otro, que aún no se había repuesto del repentino cambio de tema, apenas había abierto la boca para preguntarle que a qué venía eso ahora cuando el Catedrático ya había asimilado la respuesta y gritaba: "no, ¿verdad? pues entonces dejaos de profesores y leches porque ¡ni tú, ni ESTE -volvió a señalarme- tenéis ni puta idea de nada"!. Y se marchó.

Sigo sin entender muy bien que había pasado, pero estaba claro que el Catedrático se pasaba por el forrillo no sólo mis explicaciones sino mis supuestas referencias. Continuaron pasando los días y las discusiones peregrinas. Yo, como siempre, intervenía poco y casi siempre a petición del Superwaiter, pero mis palabras causaban en el Catedrático el mismo efecto que un rayo gamma en una hoja de papel. Lo traspasaban sin alterarlo.

Hasta aquel día. La conversación había empezado con un comentario cualquiera sobre la música que ponían en la radio. Consciente de que la música es la debilidad del Superwaiter, el Catedrático atacaba criticando "esta música moderna que no es música ni es nada". Creo recordar que decían no sé qué sobre la camisa negra de unos tíos que se llaman Juan cuando vi mi oportunidad. El Catedrático alzó la voz para reclamar atención y soltó:

- Ahora os voy a demostrar que no tenéis ni idea de música. Hay una música muy bonita, y además española, que seguro que no conocéis ninguno y es realmente buena. A ver, vosotros que tanto habláis... ¿Alguno ha escuchado alguna vez Zarzuela?

Como el que no quiere la cosa, dejé el tenedor y tras dar un lento sorbo a la cerveza le respondí.

- ¿Has visto Luisa Fernanda? La verdad es que el montaje que hizo José María Damunt en el Apolo hace un par de años era bastante flojo, pero hay una grabación con Plácido Domingo y Ainoha Arteta que es genial.

Y ataqué las patatas fritas.

El Catedrático se quedó unos segundos callado. Inmediatamente se repuso y dijo:

- Pero aparte de este señor, que es muy culto y debe ser una excepción, ninguno más ¿verdád? Pues no tenéis ni puta idea.

Y volvió a marcharse. Desde aquel día, nada ha sido lo mismo. Ahora el Catedrático me respeta. Cuando cualquiera hace un comentario, contraataca de inmediato. Pero mientras grita, busca mi aprobación con la mirada. Si ve que voy a intervenir, calla y escucha. Si el Suerwaiter quiere hacerlo callar, me pide la opinión. Yo, unas veces contesto y otras me escaqueo y los dejo discutir. Eso de ser tratado como una eminencia me resulta demasiado atractivo como para jugarme la fama apretando más de la cuenta. Y la gran lección que saco de todo esto es que la fama, la de verdad, llega cuando uno menos la busca y del modo más inesperado. Cuando se creía que era profesor de marketing en la universidad, pasaba de mi. Por el hecho de haber escuchado un par de discos, soy un genio. Curiosos principios los del Catedrático. Cada día me cae mejor.

miércoles, marzo 15, 2006

¿De qué va?

Tras el apoyo moral recibido y del sinfín de invitaciones animándome a contar mis aventuras, aquí estoy para lo que mandéis.

PavorCuando aterricé frente a nuestro flamante quiosco, después de una buena limpieza (porque nos lo traspasaron un tanto guarrete) descubrí que me encontraba frente a una vorágine de publicaciones de las que no había oído hablar en mi vida. Yo creía que en un quiosco se vendía prensa, "Hola", "Lecturas", "Tiempo", "Fotogramas" y algún que otro chicle. Pues bien, nada más lejos de la realidad. La cosa es mucho más compleja.

Así que, una que es muy avispada (y que sabe que el PC que hay en casa sirve para más cosas que hacer Solitarios o jugar a la Carta Blanca), decidió montar una relación de títulos en Excel para saber si teníamos o no aquello que nos pudieran pedir. Me pareció que decir: ”mire, no tengo puñetera idea de lo que me pide, así que vaya Vd. buscando porque lo que es yo estoy más pegada que un sello” no nos iba a hacer merecedores de una buena reputación en el mundo del quiosquero.

Tal como os decía, me puse manos a la obra apuntando en una libreta los más de 500 títulos que encontré. El bolígrafo echaba humo, los dedos se me dormían y esa fue ya la primera vez que me pregunté si no me habría equivocado de profesión- consorte (en mi caso pluriempleo compaginado con mi vida de funcionaria, ama de casa, mujer de gimnasio, recadera, secretaria del quiosquero etc.). Ni que decir tiene la noche de tecleo que me esperaba para poder partir de “algo” a la mañana siguiente.

Hice una cosa sencillita. Tres columnas: en una el título, en la otra el estoc y en la tercera el tema. Éste último salió de lo que me iban sugiriendo los títulos puesto que no disponía de tiempo para mirar contenidos ni a penas las portadas.

Así pues al día siguiente, y con unas ojeras terribles pero feliz con mis flamantes relaciones de títulos y temas ordenadas por alfabético, me lancé a la calle capaz de comerme el mundo.

Antes de seguir, quiero haceros una inocente pregunta: a alguien se le ha ocurrido pensar ¿Cuántos patinazos se pueden pegar en un solo día? Queridos... cuando se ejerce de quiosquera novata, el número puede resultar estremecedor.
.
¡Ajá! os he puesto la miel en los morretes ¿Eh?

Pues entro ya de lleno en mi primer día. Para despertar más vuestro interés, sólo os diré que esta aventura empezó, ni más ni menos, que un 2 de mayo. Confío en que esa fecha os recuerde hechos históricos que el paso del tiempo no haya podido borrar de vuestras mentes, al igual que tampoco creo que puedan olvidar fácilmente mis primeros clientes la expresión de “panoli” que debía de tener menda al hacerles la “pregunta del millón”.

A eso del mediodía, se acercó un joven con atuendo de “profesional del tocho” llevando en una mano un pedazo de bocata como un camión y en la otra un pequeño monedero. Al observar que el muchacho buscaba afanosamente “algo”, me brindé solícita a ayudarlo (siempre sabiendo que tenía mi baza en la mano: la lista de títulos).

Al preguntarle ¿Puedo ayudarte en algo? El joven pasó de mí y siguió la búsqueda sin levantar siquiera la cabeza. Yo, novata, insistí ¿Qué buscas? Es que verás, hemos cambiado un poco las cosas de sitio porque somos nuevos ¿Sabes? Hoy es nuestro primer día. .. Pero nada seguía sin contestar a mis preguntas. Por fin, y tras mi insistencia dijo: CLIMA, estoy buscando CLIMA.

Respiré tranquila, aquello prometía. Con el orgullo del que SABE lo que tiene entre manos, decidí que no hacía falta ni mirar la “chuleta”. Estaba claro: Clima=Meteorología, por lo tanto tenía que buscar entre las CIENTÍFICAS.


ClimaEn vista de que no aparecía la revista de marras, pero que aquel título me sonaba muchísimo, hojeé discretamente el listado y allí estaba. Quedaban dos ejemplares. Mientras pensaba “puñetera ¿dónde te habrás metido?” dejé caer la preguntita con una cierta despreocupación .¿De qué es? No hubo respuesta ¿Qué tema toca? Silencio mortal. Otra vez ¿Sobre qué trata la revista? El aire podía cortarse... Pero bueno, de qué va? Insistí en tono autoritario y entonces sin levantar la vista y casi en voz baja dijo: DE TÍAS...

martes, marzo 14, 2006

Levantar el ánimo

En el quiosco el martes suele ser un mal día. Normalmente el martes es el día que sigue al lunes y los lunes son duros. He de preparar las devoluciones de Marina Press, Atheneum y SADE y hacer recuento de los recortitos que hay que hacer a los periódicos cada vez que un cliente se lleva el mapa de Catalunya Poble a Poble, el CD de Mozart o cualquiera de las tropecientas promociones que ofrecen las editoriales. Para colmo el lunes es el día que más se vende, o sea, que los paquetes he de hacerlos a salto de mata. El martes, por tanto, llego fundido y, como para compensar, es un día de venta floja pasadas las 12 me hundo en la miseria: sueño, flojera, sentimiento de culpa por no adelantar otras faenas…

En esas estaba cuando ha llegado la Gallega, pie en el estribo, el móvil en una mano, un billete de 20 en la otra y una moneda de 2 euros en la… ¡coño! ¿dónde la llevaba? Cuando la gallega pone el pie en el estribo es que tiene gana de charla, monólogo, por supuesto.
- Vengo del dentista –me dice- que me ha tapado un bujero en este diente y limpiado dos caries aquí. Es un dotor muy bueno pero caro el jodío. Antes estaba un poquito más abajo pero ahora tengo que ir hasta más allá de la gasolinera y vengo resoplando. Es que no se puede llegar a vieja, estoy hecha una mierda. Mire, mire. Esto me lo hizo ayer el chino que tengo la muñeca hecha una porquería, la madre que la parió. Me pone unas, desas que se quedan pegadas, ¡ventosas!, y luego las quema. Yo creo que la marca no se me va en la vida. Pero con lo que el suraca no puede es con el dolor que tengo en la pierna que se me queda temblona, como la de los conejos cuando los desnucas que parece que les ha entrao el parquison ese. Donde me hizo una buena faena fue aquí –se señala el sobaco- que lo tenía lleno de sangre y pus y me llegaba hasta la te… el pecho. Me puso las ventosas y sacó un litro de churrimandanga; me dejó nueva. ¿Le queda algún Periódico del domingo? Es que los sábados lo compra el Manel y por la tarde nos lo da a nosotros y los domingos lo compra el tarugo que tengo en casa y luego se lo da al Manel. Este domingo leí que en Canarias se puede comprar un chino por 800 euros, u 8000, y el jodío del japonés no se lo cree y como el Manel tiró el periódico…
- Por 800 euros me compro un chino yo y, con un poco más, un buen látigo…
- No hace falta. Los chinos son muy trabajadores, no paran. Y cuestan poco de mantener: no comen más que arroz blanco.
- Y un poco de tres en uno para que no chirríen cuando hacen las reverencias.
- Ay, jefe –se ríe-, usted también es un jodío cachondo. Tres en uno. Lo mismo que me dijo el dotor.
- Venga, mujer, que con los dientes que le han dejado se va a meter usted hoy solomillo entre pecho y espalda…
- Lentejas, tengo lentejas. Desas pequeñitas que se hacen enseguida. Le pongo unas patatas cortadas pequeñas, un tomate, cebolla, un chorreón de aceite, chorizo, unas costillitas de gorrino que compro en el Sorli porque gorrino, lo que se dice gorrino, ya no se encuentra ni en el pueblo, y un puerro. Y el tarugo aquel seguro que no las come porque dice que no le gusta el puerro, me cagonlaleche,la madre que lo trajo. Bueno, póngame una recarga en el cacharro este que ayer estaba hablando y se me acabó el saldo. Y eso que lo tengo con el candado puesto. Y dos euros a la loto esa.
Me alarga el móvil y, en efecto, la imagen de un candado ocupa media pantalla

- Bueno, jefe, hasta otra. Ah, y dos zanahorias. También le pongo dos zanahorias.

lunes, marzo 13, 2006

Lección de historia

Esto de ser quiosquero es divertido si no fuera porque has de madrugar, tienes que montar cada mañana la paradita, los periódicos llegan de golpe y los clientes parece que se huelen que ya han llegado, los paquetes pesan un güevo y me tiemblan las rodillas cada vez que agarro un mazo de Vanguardias, no tengo tiempo de cuadrar las facturas y los pocos beneficios se van en “errores u manos”, has de preparar paquetes con el género sobrante que es, en el caso de revistas y colecciones, el 75% de lo que te traen, has de cerrar cagando leches y desmontar todo lo que se montó de madrugada y, encima, sales con la vejiga a punto de explosionar porque no has encontrado un alma caritativa que te haga un relevo para echar una meada en condiciones. Por lo demás, es divertido. En algún momento en que el público lo permite, alguien se te enrolla y tú le sigues la charrada sonriente mientras piensas “la madre que te parió, ahora que podía sentarme un ratillo”.

Sin ir más lejos, el lunes pasado se me acercó un señor alto, bien vestido pero informal, bigote a lo Pinochet y se me presentó como nuevo vecino.
- Eduardo Nosequé. Ehtoy interesado en saber el porqué de calle Bruc, si fuese tan amable…
- Viene de cuando nos invadieron los franceses. Dice la leyenda que cuando pasaban cerca de Montserrat, por un paraje que llaman Els Brucs, un chavalito empezó a tocar el tambor y el eco hizo pensar a los franceses que los atacaba todo un cuerpo del ejército y echaron a correr. Eso es lo que me han contado.
- Loh franseseh siempre huyyen. Es una leyyenda linda.
- Esta zona está relacionada con la Guerra de la Independencia. La calle siguiente, Girona, conmemora la heroicidad de los gerundenses frente al sitio de las tropas de Napoleón y la siguiente, la victoria española en la batalla de Bailén.
- Por sierto, me diheron que Napoleón al invadir España pretendía acabar con la monarquía y ehtender lah ideah de la revolusión fransesa.
- Puede ser. Aquí acabó con la monarquía de los Borbones haciendo que, tanto Carlos IV como Fernando VII, abdicaran en él. Pero nombró rey a su hermano José, Pepe Botella para los amigos, y a su propio hijo lo hizo coronar como rey de Roma. Muy antimonárquico no era.
- ¿Uhted es actor?
- No, un poco payaso sí. Hice teatro cuando jovencito.
- Eh que se le nota porque cuenta lah cosah con mucho énfasis. Y en realidad ¿cuándo puede desirse que comienza España como ehtado?
- En la escuela nos enseñaron que en 1492, año en el que se echó a los moros de Granada.
- Ehte, en 1492 hisieron uhtedes muchah cosah: conquihtar Granada, dehcubrir América…
- Echar a los judíos, implantar la Inquisición… Como le decía, no comparto la opinión de que fueran los Reyes Católicos quienes lograran la unidad de España como estado. De hecho, cuando Isabel muere, Fernando ha de volver a sus reinos de Aragón. Para mí, España empieza como estado unitario con Felipe V porque, hasta entonces, el rey firmaba como rey de las Españas, rey de Castilla, rey de León y la ristra de territorios que formaban su finca.
- Claaaro, por eso ayyá se dise que America eh obra de Cahtiyya. Ha sido un plaser hablar con uhted. Yya volveré otro día y continuaremoh la charla, me ha iluhtrado uhted bahtante.

Y el buen hombre se marchó pensando que soy un experto en cuestiones de historia.

viernes, marzo 10, 2006

Siempre hay una primera vez

¡Empezamos mal, pero que muy mal!

Mi primera intención fue presentarme, tal y como exigen las reglas de la más refinada educación y crianza a la antigua (como dicen las abuelas). Pero... mire usted por dónde... resulta que cuando voy a hacerlo mi querido vástago ya me ha presentado. ¡Y de qué manera! Tiene la desfachatez de decirles: “agárrense que vienen curvas”. Pero bueno! Esto qué es? Por lo visto, dlr no ha aprendido aún lo más elemental de las buenas maneras puesto que, eso de prejuzgar, no está nada bien.

Como hoy es mi estreno y me siento feliz de poder estar por primera vez entre Vds. perdonaré la intromisión de dlr y a partir de ahora, les daré la oportunidad de que sean ustedes, mis lectores, los que juzguen mis intervenciones.

Tal vez se pregunten por qué empiezo yo a escribir también? Pues no lo sé. Quizás sea por aquello de que no hay dos sin tres o, simplemente, por no quedarme atrás a la hora de sacar el máximo rendimiento a las nuevas tecnologías, optimizando de ese modo los recursos familiares. Sea por lo que sea, lo cierto es que aquí estoy y aquí me vais a tener (perdonad que os tutee pero me resulta más cómodo) siempre que pueda dedicaros unos minutos.

Me meto en “esto” consciente de que tanto el “quiosquero mayor” como su “acólito” me han puesto el listón muy alto. Aún así, soy valiente y espero dejar el pabellón femenino de la familia en un lugar digno ¡Faltaría más!

Bien, por hoy no voy a extenderme más. Ahora ya me conocéis. Sólo quiero deciros que espero que tanto el consorte como mi retoño no me “pisen” los artículos y pueda contaros algo de vez en cuando. De todas formas, pensándolo bien, creo que resultará más ameno que os cuente aquellas anécdotas no compartidas. Es decir, por ejemplo, lo que me ocurre cuando me quedo sola en el quiosco, mientras el quiosquero aprovecha mi presencia para ir a tomarse un cortadito y apoyar el trasero en el taburete de la cafetería. Es en ése, y sólo en ese momento, cuando empieza realmente la aventura.

Pero... eso es otra historia!

jueves, marzo 09, 2006

Demosgracia

Cuando decidí participar en Pies para quiosquero me prometí que no escribiría de política ni de nada que se relacionase pero las circunstancias hicieron que me viera envuelto en una huelga y en el follón de la venta de tabaco. Como consecuencia me metí un poco con los políticos.
Esta mañana, mientras colocaba los periódicos, me han llamado la atención dos noticias:
EL PERIÓDICO: Salut empieza a multar por la ley antitabaco.
LA RAZÓN: Las multas por rotular sólo en castellano se disparan en Cataluña.

Políticamente me eduqué durante la dictadura. Eran los tiempos de F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional) donde habías de aprenderte el Fuero del Trabajo, el Fuero de los Españoles y, más tarde, la Ley Orgánica. Me parece que fue en 5º curso cuando tuve un texto cuyo autor era D. Manuel Fraga Iribarne, a la sazón Ministro de Información y Turismo, o sea, el Goebel del régimen. Entonces no le di importancia pero ahora recuerdo bien el capítulo dedicado a la evolución del poder y a los distintos regímenes de gobierno.
- Al principio, el poder emanaba de Dios que lo delegaba en el rey y éste lo ejercía sobre el pueblo.
- Tras la revolución francesa, el poder seguía emanando de Dios que lo delegaba en el pueblo y éste, a su vez, lo delegaba en el rey para que lo ejerciera sobre el pueblo.
- En democracia, el poder emana del pueblo que elige a sus representantes para que vigilen que se cumplan las decisiones de la mayoría a la vez que se respetan los derechos de las minorías
En cuanto a la democracia, hablaba de los tres poderes:
- Legislativo: Redacta y aprueba las leyes
- Ejecutivo: Vigila que las leyes aprobadas se cumplan. En caso de carencia o necesidad puede promover proyectos de ley que, para su entrada en vigor, deberán ser aprobados por el legislativo.
- Judicial: Dictamina si la ley se cumple correctamente y, en caso negativo, aplica las sanciones o penas previstas.

Esto lo escribía Fraga. Y yo me lo creí.

No voy a entrar en analizar ESTA democracia. Por ahora. Sólo resaltar lo único que tienen en común las dos noticias del principio: multa.
Siguiendo la definición de democracia de Fraga, me hubiera gustado leer en El Periódico algo así: Salut vigila para que en los lugares públicos se respete el derecho de los no fumadores. Y en La Razón: Siguiendo la normativa vigente, la mayoría de comercios de Cataluña rotulan en catalán y castellano.

De la ley del tabaco ya hemos hablado. Nos centramos en la ley de normalización lingüística. No sé que artículo de la Constitución dice, y cito de memoria: Los españoles tienen el DEBER de conocer el castellano o español y los ciudadanos de las Comunidades Autónomas el DERECHO a conocer la lengua propia de la comunidad. En román paladino: Los españoles tienen que conocer, por huevos, el idioma común y, por uebos, el de su comunidad. En democracia, ¿no sería correcto decir que el estado tiene el deber de proporcionar los medios para que cualquier ciudadano pueda conocer la lengua que le plazca o, al menos, el castellano y la lengua propia de su comunidad? ¿No sería plausible que cualquier oficina del ESTADO, central, autonómico o local, facilitase impresos en el idioma habitual del ciudadano?
Si abres un bar puedes llamarlo Can Cisco o Paco's Bar, pero que no se te ocurra llamarlo Bar de Paco porque te juegas una multa.

Durante los primeros años de la dictadura, en las colas de racionamiento si alguien hablaba en catalán se jugaba que el guardia civil de turno le diera en la raspa con la hebilla de la correa. Con la ley de normalización el comerciante se juega, si no rotula en catalán, que la ley le dé con la hebilla de la correa en la cartera. Y la cartera la solemos llevar muy cerca del corazón. Aquellos imponían la ley a punta de pistola, estos la imponen a punta de estilográfica.
Y el colmo: El conseller Huguet dice que algunas denuncias son de consumidores que “van tomando conciencia”. Después de la guerra civil los ciudadanos que tomaban “conciencia” denunciaban a sus vecinos por rojos. Llevo muchos años en Catalunya y nunca tuve ningún problema con mis vecinos por no hablar en catalán. Ahora están tomando conciencia de que deben denunciarme.

Es vox populi que la ley de normalización ha sido un éxito porque los charnegos ya hablan catalán. Franco, a golpe de golpes, consiguió que hasta en el más recóndito pueblo de Catalunya se hablase en castellano. ¿No tuvimos bastante con 40 años?

Como dice el Letrado, otro de los parroquianos de Superwaiter, en España se folla poco pero se jode mucho.

Me estoy cabreando. No me gusta hablar de política.

Quiosquera consorte

El del quiosco es sin duda un negocio familiar. Básicamente porque el quiosco lo tiene un miembro de la familia pero a la hora de la verdad, pringamos todos.

Para demostrarlo, recojo las insistentes peticiones (cualquiera le dice que no...) de la Quiosquera Consorte y le doy paso en este blog que más que "Pies para quiosquero" debería llamarse "La familia quiosqueril al completo".

Ya está habilitada y presentada. Lo que suceda a partir de ahora no está en mis manos. Sólo un consejo, querido lector: agárrate que vienen curvas. No es nadie la Quiosquera cuando se pone a largar... Avisados estáis.

Y ya que este proyecto parece que se me ha ido definitivamente de las manos, abro una convocatoria. Quiosqueros que en el mundo sois. Si queréis escribir en Pies para quiosquero, mandadme un mail y estudiaremos vuestra propuesta.

Requisitos:

- Contrastada experiencia en el mundo del quiosco (delante o detrás del mostrador, como distribuidor, repartidor, reponedor, comprador, ojeador -elquemiraynocompra-, salteador o simplemte quioscador)

- Lengua afilada pero respetuosa con el medio ambiente y el buen sentido de nuestros lectores

- Que me caigáis bien o que me dé la gana publicaros

Dicho está. La quiosquera está presentada. La convocatoria de nuesvos quiosqueros abierta. Mis días como lider de opinión quiosqueril acabándose. Qué dura la vida del quiosquerito...

martes, marzo 07, 2006

Chispa


Chispa es pequeña, peluda, suave… Dejémonos de zarandajas. Chispa es una perrilla de 15 centímetros de envergadura, hocico de rata, pelo ralo color diarrea, desrabada y con patillas de alambre, o séase, una mierda de perro. Aparece puntualmente, enfundada en su abrigo de colorines, cada lunes, miércoles y viernes acompañando a su dueña. Dicen que los perros acaban pareciéndose a sus dueños. Yo creo que los dueños acaban pareciéndose a sus perros aunque, quizá, Dios los cría y ellos se juntan.

Chispa gasta la mala leche de los perros diminutos. Ladra con timbre de vicetiple y voz que apenas le sale del culo e, ipso facto, se esconde tras el cesto de las papas fritas. Por si las moscas.
Los días de lluvia llega motorizada conduciendo el carro de la compra; sólo se le ve el hocico. Como asiento utiliza la bolsa del pescado y como palanca de cambio la barra de pan. No acierto a adivinar qué usa de acelerador y freno.

Como decía, me visita tres veces por semana. Lunes: Pronto y Qué me dices. Miércoles: Semana, Lecturas y Diez minutos. Viernes: Sorpresa. Y empieza el show. Una 6/49 de 5 euros.
- ¿Me cobra La Vanguardia?
- ¡Oiga, me está atendiendo a mí!
Dos rascas de cada.
- Tilín, tilín.
- ¡Bestia, por aquí no se puede ir bicicleta!
Hágame la cuenta.
Pronto 1 euro, Qué me dices 1,20, 6/49 5 más y 12 de los rascas.
- Diecinueve veinte
- ¿Me lo han contado bien?
- ¿Me cobra La Vanguardia?
- ¿Oiga, espérese a que acabe yo!
- Doce de los rascas y 5 de la loto hacen 17, más el Pronto, 18 y Qué me dices, 19,20.
- ¡Aink, aink, aink!
- ¡Borrico, que me pisa la perrita! Es que una vez que la pisaron le rompieron una pata y me costó una fortuna.
- Aquí le dejo el euro del diario –lo deposita en el lugar predilecto de Mr. Diamond.
- ¡He! Qué poca paciencia tiene la gente.
- Diecinueve veinte
- Espere que me parece que aquí tengo un premio. Aparta, Chispa, que te pisan –tira de la correa, Chispa manotea en el aire y acaba depositada sobre el escaloncillo de acceso al quiosco.

La cola llega hasta el bar de Superwaiter. Sonrisas de comprensión, caras de impaciencia, clientes cabreados que sueltan el periódico y se largan. Y, mientras, Mamá Chispa se hurga los bolsillos hasta dar con una loto rapid arrugada. La cojo y la paso por el lector de códigos de barras. El lector no entiende la letra. Tecleo el número de 15 cifras y pulso aceptar. ¡Buuuhh, oooooohhhhhh! ¡Premio: un euro!
- Queda por 18,20.
Rebusca en el monedero. Un billete de 10, calderilla… Al final acaba largándome el billete de 20 euros y le doy el cambio.
- A casa, Chispa.
Y chispa, obediente, se aleja cruzando las patillas al andar.

La calle está vacía. Sobre Cinemanía se desperdigan ocho o diez euros que pacientemente recojo.

lunes, marzo 06, 2006

Derechos históricos

Tengo el sueño blindado. Quiero decir que, cuando me pongo a dormir, ya pueden hacer ruido a mi alrededor que yo seguiré roncando con timbre de contrabajo sin que me importe un pimiento que la televisión esté a todo gas, haya una discusión de tono subido o me bailen un zapateado. Para abrir la caja blindada de mi sueño necesito tres llaves: un radiodespertador que inicia la música a las 5 menos 5, un reloj de timbre estridente que retumba a las 5 en punto y la alarma del móvil que me deleita con una conocida musiquilla de Agustín Lara a las 5 y 5. El radiodespertador suena bajito y nunca lo oigo. El reloj es de esos que suenan cada 6 o 7 minutos pero a la primera le doy un manotazo y ya no se atreve a chistar. El móvil me costó caro, o sea, que lo trato con cariño. Cuando suena “tiriro, tirirorirorirí”, lo abro despacito, pulso suavemente la tecla “te calles, coño” y lo deposito con exquisita delicadeza sobre la mesita de noche. Y ya estoy sentado en la cama. Me levanto con el pie izquierdo y a funcionar.
Los sábados se repite la historia, sólo que una hora más tarde.

Miren por dónde, el pasado sábado oí el radiodespertador y ya me puse de mala leche: “El Consejo de Ministros de ayer viernes aprobó un decreto por el que se modifica la redacción del libro de familia y la partida de nacimiento. Donde antes ponía MARIDO ahora pondrá CONYUGE A, donde ponía MUJER pondrá CONYUGE B, donde ponía PADRE pondrá PROGENITOR A y donde ponía MADRE pondrá PROGENITOR B”. Esperaba con ansiedad el 19 de marzo por lo del regalito del día del padre pero va a ser que no porque, que yo sepa, el citado decreto no hace referencia al día del Progenitor A y, lo dicen los Evangelios, San José fue el padre (putativo, eso sí) de Jesús pero no su progenitor.

No tengo nada en contra de los matrimonios, digamos, atípicos. Es más, creo que tienen derecho a que se legalice su situación y, ¡coño!, hay que reconocer que se lo han currado. No lo tengo tan claro en cuanto a la adopción pero, como no hay precedentes, cualquier tesis que se defienda se apoyará en hipótesis falsas o no contrastadas. Pero no se puede desnudar a un santo para vestir otro. En mis cortas luces se me ocurre alguna solución intermedia. Podría, por ejemplo, haber dos modelos de libro de familia: uno que pusiera MARIDO-MUJER y otro que pusiera CONYUGE A-CONYUGE B o cualquier otro eufemismo. Y si esto se considerase discriminatorio, un sólo modelo en que figurase MARIDO-CONYUGE A/B, MUJER-CONYUGE B/A, PADRE-PROGENITOR A/B, MADRE-PROGENITOR B/A y el consabido “táchese lo que no proceda”.

Mientras tanto, creo que tengo el derecho histórico de que se me reconozca mi condición de marido y padre.

jueves, marzo 02, 2006

Eu non creo nas meigas...

...mais habernas hainas.

Harry PotterHace unos cuantos meses, en un pueblacho donde Cristo perdió la alpargata, pasé por un quiosco y, oh deformación profesional, estuve echándole un vistazo a sus expositores. Cómo están organizados, cuánto material traen de lo que más se vende, dónde meten los cartones, qué títulos tienen... Me sorprendió ver un ejemplar de una revista que nosotros no habíamos recibido nunca y, por el tipo de público que tenemos, daba la sensación de poderse vender bien. En la portada aparecía Harry Potter y, no recordando exáctamente el nombre, la bauticé como la revista de Harry Potter. Habida cuenta que hemos vendido a porrillo pegatinas, cromos, álbumes y demás cachivaches del gafotas de la varita, ¿por qué no una revista?.

El asunto es que a los dos días me olvidé del tema y ni busqué la editorial ni volví a acordarme más... hasta la semana pasada. Una alumna, que se había percatado del énfasis que pongo en alguna de mis clases en todo lo relacionado con "el fenómeno Harry Potter" (mi interés es básicamente científico, por supuesto), me preguntó por "la revista de Harry Potter". La había visto hacía tiempo pero no la encontraba en ningún quiosco. Quería saber si nosotros la recibíamos y cómo conseguirla.

Así que me armé de mis mejores dotes investigadoras y empecé a indagar. Se tataba de encontrar el nombre exacto de la revista, a partir de éste encontrar la editorial, llamarlos y conseguir el nombre de la distribuidora para, finalmente, pedir un par de ejemplares. Fácil.

Diaro de Magos y BrujasTras una búsqueda más complicada de lo esperado, acabé dando con el título real de la revista de marras. Se parecía bastante a mi primera impresión. "Revista de Harry Potter" = "Diario de Magos y Brujas". El "DE" lo había clavado, sí señor. Además, la revista estaba muy centrada en Potter, pero no hablaba sólo de eso. Lo que sí estaba claro es que no era de las revistas que van al estante de las esotéricas, sino al de las infantiles/juveniles (junto al Muy Junior, SuperPop y Amiga). La buena noticia es que tenía web: http://www.magosybrujas.com/. La mala, que en ella no había ni una mísera referencia a la editorial y lo único actualizado era un foro en el que la gente se quejaba de que la información más reciente era del número 11 cuando la revista ya iba por el 14 o 15. Pero al menos era algo.

Le comenté el asunto al Quiosquero y volví a olvidarlo. Pero aquella misma tarde el cabronazo ya tenía el nombre de la distribuidora: SGEL. ¿Que cómo lo hizo? Pues no fue magia, no... Fue teclear "magos y brujas" en el buscador del Kios (la aplicación para gestionar los stocks del quiosco) y bualá (no sé francés, qué pasa). Ahí estaban todos los datos. Ya sólo quedaba hablar con SGEL y... ¡Hablar con SGEL! ¡Pero si eso es más difícil que ver a Victoria Beckham en un mercadillo! Nuestra comunicación se reduce básicamente a mandarnos notitias insidiosas con los paquetes de revistas enviadas y devueltas y, por supuesto, a insultarnos por fax. Cómo quedaría nuestra imagen si le mandábamos algo así como...

"Dado que, como me indicaba en su último fax, los genios del almacén nunca se equivocan porque pesan los paquetes antes de mandarlos.., ¿me puede usted explicar cómo coño he recibido dos ejemplares de Vogue (kilo y medio cada uno) cuando en albarán sólo me consta uno? Por cierto, me mande dos ejemplares de la revista del Harry Potter que quiero echarle un vistazo".


VaritaComplicado. Pero la magia existe. Nos rodea. Y actúa mágicamente cuando uno menos se lo espera. Así que, cuando estábamos dándole vueltas al asunto de cómo pedir que nos mandaran la revista sin que pareciera que se lo pedimos, cuando la información obtenida en Internet nos hacía presagiar que la citada publicación había pasado a mejor vida, cuando en un año no habíamos recibido jamás la revistita de marras... hemos recibido cuatro ejemplares. ¡Del número 20 (marzo 2006)! Y es que las meigas, pese a no existir, están con nosotros. Cuando hacen aparecer entre los paquetes esa revista que buscábamos y jamás habíamos recibido, y también cuando hacen que la gente te pida una revista el día después de devolverla tras haberse pasado cuatro semanas muerta de asco en el mostrador. Las meigas existen. Y trabajan para las distribuidoras. Estamos apañaos.

miércoles, marzo 01, 2006

Eto'o y el racismo

Corría el minuto veintitantos de la segunda .parte en el partido Zaragoza-Barcelona cuando Eto’o se cansó se recibir insultos y gritos racistas por parte de un grupo de “aficionados” maños y decidió abandonar el campo. Árbitro y jugadores lograron convencerlo para que no lo hiciera y el partido continuó normalmente A partir de aquí, multa al Zaragoza (9000 euros, ¡je!) y muchas declaraciones y cartas de adhesión a Eto’o.

Llevo un par de días dándole vueltas al tema y no acababa de decidirme a escribir este artículo porque, quizás, no se interprete como yo quisiera. Está muy de moda hoy en día el considerar racismo y xenofobia cualquier opinión vertida sobre gentes de otro color, creencia o procedencia cuando, la mayoría de las veces, sólo es falta de educación o ganas de provocar.

Muchos de los que se dicen aficionados al fútbol ni tienen puñetera idea ni disfrutan viendo un partido. Son meramente forofos que lo único que les importa es ver ganar a su equipo aunque sea de penalti injusto en el último minuto. Y éste es el caso de los aficionados que insultaron a Eto’o: buscaban cabrearlo y lo consiguieron. ¿Racismo? A Rubén Cano le llamaban indio, a Shuster, nazi y, desde el banquillo del Atlético de Madrid, al Lobo Carrasco le preguntaban si sabía dónde estaba su mujer. Y estos dos últimos eran bastante blanquitos. El propio Rijkaard jugó en el Zaragoza y ninguno de los hinchas del equipo notó que es negro. Hace años, en el Granada jugaba un tal Fernández que había pasado por Espanyol y Barcelona, leñero donde los haya, y cuando dejaba a un contrario panza arriba todo el campo gritaba ¡ayyyy, ayyyy, ayyyy!

Racismo es otra cosa. El racismo entiende del color de la piel, no de la camiseta que la cubre. Cuando en el próximo Barcelona-Madrid alguien llame Macaco a Roberto Carlos ¿abandonará Eto’o el terreno de juego solidarizándose con su compañero y rival?

No juntemos churras con merinas ni confundamos el culo con las témporas.